Que la piel duele si no la tocan, que se secan las fuentes de la alegría, y que el que calla otorga.
No voy a pararme. No voy a esperar. Ya me perdoné hace tiempo, y me di la absolución eterna, que a querer bien no hubo quien me gane. No voy a rendir la plaza, pero tampoco la cierro.
Espero no haberme equivocado contigo, ni con tus circunstancias. Quizá era en otra vida.
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