jueves, 8 de marzo de 2018

8M: MIS RAZONES.

                  Hoy es, sin duda, un Día de la Mujer  especial. La convocatoria de huelga feminista a nivel internacional ha renovado la perspectiva con la que lo tratamos. Ha cambiado la pregunta, que ya no es la de ¿por qué un día de la mujer?,  sino ¿por qué la huelga....?  Para la primera  hace tiempo que encontré respuesta: sigue siendo una ventaja, en cualquier punto de este inhumano planeta, nacer siendo hombre, y mientras mi hija nazca en desventaja respecto a mi hijo, habrá necesidad de un Día de la Mujer.

                  Para la segunda he encontrado respuesta hoy, cuando una compañera al oírme quejarme de que me haya tocado trabajar como servicios mínimos,  me ha preguntado qué sentido tiene una huelga de mujeres. Le di por respuesta la misma de antes, y justifiqué que la movilización social masiva es una forma de poner en valor lo que pensamos, y bla, bla, bla...Luego vino la meditación y el preguntarme por qué decidí secundar la huelga. Estas son mis razones: 

                 - Por mí, que con 46 años aún no soy consciente de mis propios micromachismos, de mis renuncias a derechos y necesidades camufladas de responsabilidad y amor a la familia, de mis complejos de género, de las rémoras sexistas que mantengo a pesar de vivir en la cara buena del mundo.

                 - Por la memoria de mis abuelas, mujeres valientes donde las haya, que trabajaron igual o más que mis abuelos, pero  no se iban al final del  día a la cantina, y nadie les preparaba la cena, ni les lavaba la ropa, ni les cuidaba los hijos, como a ellos. 

                 - Por mi madre, ama de casa porque nació en la época en que las mujeres aprendían que ser ama de casa,  con marido e hijos, era la mejor opción para todos, incluso para ellas. Y para agradecerle que me hiciera entender que yo tenía otras opciones. 

                 - Por mi suegra, que compartió la suerte de mi madre, y supo educar hijos capaces de tratar a las mujeres casi de tú a tú,  y de ser compañeros de vida más que razonables, aunque mejorables en cuanto a lo que a igualdad se refiere. 

                 - Por mi hija, a la que deseo igualdad de derechos y oportunidades, que la libertad de pensamiento e ilusión,  ya nos encargamos de proporcionársela su padre (el mejorable), y yo (la de las rémoras). 

                 - Por mi hijo, del que espero aprenda a ver  a las mujeres con la misma lente que a los hombres, y a tratarlos sin distingos. 

                 - Por las amas de casa de hoy, cuya elección no entiendo, pero respeto, y para las que reclamo que, además de compartir el sueldo del marido, compartan sus derechos (protección y valoración social, vacaciones, jubilación...), ya que son las artífices y el apoyo logístico para que sus  maridos realicen sus trabajos sin necesidad de conciliación familiar.

                 - Por las mujeres con burka y el resto de oprimidas por cualquier religión.

                 - Por María Magdalena, que no pudo ser San Pedro porque no era Magdaleno.

                 - Por cada trabajadora que cobra menos que su compañero. 

                 - Por cada niña sometida a la ablación genital. 

                 - Por cada prostituta, por cada mujer vendida como carne, por cada esclava. 

                 -Por cada asesinada, apaleada, golpeada, insultada o anulada por su pareja, esos supuestos hombres que supuestamente las aman.

                 - Por cada niña abandonada por sus padres porque no fue el ansiado varón. 

                 - Por cada mujer que nace, no vive, se reproduce a la fuerza y muere, en la cara mala del mundo. 

                 - Por cada barbaridad que tenemos que escuchar  a nuestro paso, si lucimos más atractivas de lo que la entrepierna de algún animal soporta. Conste que me refiero a las groserías, que defiendo mi derecho a demostrarle con la mirada o con halagos respetuosos  a un hombre que me gusta, y que él me lo pueda expresar del mismo modo. 

                - Por cada víctima de una "manada", y el escarnio posterior que le regala la sociedad, y por mi derecho a ser libre de volver sola de noche a casa, sin tener que ser valiente por ello. 

                - Por cada "quiero, pero no me dejan" porque soy mujer.

                - Por cada apellido  paterno  antes que el materno, sin consenso previo. 

                - Por cada custodia no compartida, o compartida pero no ejercida. 

                - Por cada antepasada condenada por saberse igual a los hombres, y defender su certeza, quemadas algunas en la hoguera, que intentar ser mujer libre era signo de brujería.

                - Porque tuvo que ser Eva la de la manzana, y no Adán. 

                - Porque todos los dioses imperantes llevan barba, y no tetas. 

                - Por cada uniforme de niña con falda, en lugar de pantalón como sus compañeros. 

                - Por cada juguete de niña o niño. 

                - Por las veces que atendiendo a un paciente con un compañero médico,  asumen que yo soy la enfermera y él el doctor, porque hay trabajos de hombres y trabajos de mujeres. 

                - Por las mujeres que no sienten necesidad de ser madres, esposas, parejas o medias naranjas, y son juzgadas por ello. 

                - Por las escritoras que tuvieron que publicar firmando con pseudónimos. 

                - Por las primogénitas que no heredan, por no ser varón. 

                - Por las deportistas anónimas, que ganan campeonatos y ligas que parecen inferiores,  porque hay deportes que  no son de mujeres. Va por ti, Irati.

                - Por los "yo ayudo mucho a mi mujer", los "¡mujer tenías que ser!", y los "detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer". 

                - Por cada camarero que, sin preguntar, le ofrece la prueba del vino y la cuenta a él, y no a mí.

                - Por todas las razones y mujeres que se me olvidan hoy. 

                Y para terminar, porque si el año que viene se convoca otra manifestación como la de hoy, algún hombre se preocupe de que yo, y el resto de mujeres que le importen, podamos estar allí, en lugar de  escribiendo ésto desde mi casa, mientras cuido de mis hijos.