miércoles, 13 de noviembre de 2019

SERÁ NOVIEMBRE...

          Será noviembre, será la edad, será lo puercamente bonita que puede ser la vida a pesar de todo... el caso es que como cada año, llevo días acordándome de ti más de lo habitual. 


           Serán los besos que me dan tus sobrinos, y tú no  puedes darle a tu madre. Será tu risa floja, que a veces  escucho en extraños, que robaron las carcajadas que no usaste. Serán las ganas de contarte tantas cosas que querrías celebrar conmigo. 

           Es curioso que el tiempo, que no cura nada, pero  te enseña a aceptar las derrotas, ha transformado el dolor punzante de los primeros otoños sin ti en una melancolía agridulce, en un lamento mudo, en rendición ante la puñetera muerte que te robó de nosotros. 

            Sigo hablando de cuando en cuando con  tu recuerdo. Estos días te he contado lo bien que se lo pasa Lucía en el instituto, lo largo que tiene el pelo, lo bien que  le sienta la ropa y los gestos que heredó de ti. Y que le brillan los ojos, la sonrisa y los pensamientos. También te hablé del estirón de Daniel, de que la piel ya no le huele a niño pequeño, y que apunta maneras de hombre bueno y cariñoso. Te habría querido mucho, a juzgar por la ternura que le provoca tu recuerdo. Y tú te habrías enamorado de los dos.

             Yo estoy bien. Muy bien, de hecho. Dicen que la verdad nos hace libres, y aunque no la conocí como esperaba, cortó los hilos que me sujetaban a la incertidumbre de creerme loca.  La fe ciega fue mi kriptonita. Ahora sé de mi razón y  vuelvo a celebrar lo puercamente bonita que puede ser la vida, a pesar de todo. 

              Y echo de menos  no poder compartirlo contigo.....

              Hoy deberías soplar 41 velas en  la tarta de galletas de tu madre. El corazón nos llora un  poquito, y los que te quisimos, nos miramos con ternura al recordarte. 

             
Besos mil, cariño.