Tampoco acostumbro a ponerme medias de liga, pero hoy me lo pedían las piernas. Será que presentían que serían abiertas y puestas a prueba sus bisagras.
Iba a contestar lo de la silla, cuando lo preguntó tu boca, medio metro por encima de la mía, mis hombros a la altura de tus rodillas, y las mías a la de tus tobillos...pero tu satisfacción no me permitía vocalizar. Y la comodidad de la silla te impidió seguir preguntando.
La lluvia, que hasta ahora me ahogaba en melancolía, enerva ahora mis ánimos, los cabrea y los provoca, insultando la parte de odalisca que llevo dentro, desde que nos...visitamos. Porque si llueve, yo no me mojo. Y más que nunca añoro el verano, y en vez de series, me hice adicta a los "hombres del tiempo".
Hoy, la silla, la cama y yo, te echamos de menos, y tus manos frías serían celebradas, tu sonrisa mordisqueada y tu barba perfumada con mi olor. Eres grande, recio, suave, cálido, amable, acogedor, sensual, generoso y divertido. Y cambias el perfil de mi sonrisa, cuando no la provocas.
Espero que mañana no llueva.