Hoy, 16 años después tenemos en casa un adolescente con melenas, que se viste como quiere y usa anillos y colgantes de dragones y serpientes. Los dos últimos años han sido complicados, como su embarazo, pero esta vez era él quien llevaba la carga, y quien ha sabido parir un hombre estupendo. Es inteligente, reflexivo, sensato, cariñoso y con un sentido de humor que me vuelve loca.
Es muy querible mi niño. Que aunque yo ya le llegue sólo al hombro, y sea él quien me coge ahora en brazos, siempre será mi niño. Hace que me sienta querida y respetada como madre, y me emocionan sus confidencias. Se preocupa por mí y por mi felicidad, y me da abrazos terapéuticos y calmantes que aclaran todas mis dudas.
Hoy no puedo más que estar orgullosa de ser su madre, de compartir ese orgullo con su padre y su hermana mayor, y celebrar la suerte de tenerlo. Feliz cumpleaños, cariño, aunque deberían felicitarnos a nosotros.