viernes, 27 de septiembre de 2013

GOTAS EN LA CARA

        Llueve.

        El apagón diario al atardecer, se alía con  el toldo de nubarrones grises, y aceleran  la llegada de esta noche.

        Las gotas atemperadas por los restos de verano, no  resultan frías en mis pies desnudos, sobre las baldosas del patio, mirando al cielo en camisón, como quien no se cree lo que le están  haciendo las  nubes.

        Callaron los pájaros. Suena  el crepitar de las gotas en el jazmín, el romero, y las rosas. En el techo de la pérgola, y en el laurel.

        Huele a tierra mojada, que siempre me sabe a nuevo. Es un olor con volumen, que se puede mascar, como el del puchero, la dama de noche, o las carnes de los bebés.

        Mi ducha naturista raya la excentricidad, a juzgar por la cara que mi vecina intenta ocultar tras el visillo.

        Será mejor que entre. Ya tengo bastantes  gotas  para disimular las que asoman a mis ojos.

        Relámpago. Un...dos....tres....Trueno.

        Mañana será otro día, pero hoy la tormenta de fuera no puede con la de dentro.

jueves, 26 de septiembre de 2013

ASTENIA OTOÑAL

             El otoño asoma  de nuevo. De nuevo, no, de otra vez... que las cuatro estaciones se repiten con la misma cadencia, pero el otoño parece la más rutinaria.

             Y no es una estación, sino un estado. Un letargo. Un bajón. 

             La Primavera es  tiempo de cambio, de transición a lo bueno, de encalar, de prepararse, de enseñar los colores...y a la gente le provoca astenia.  Sin embargo el Otoño, que es tiempo de cerrar, de guardar, de recoger y de sacar los marrones y los grises, ¿no provoca astenia otoñal? A mí sí.

             Nos vestimos de otoño por fuera y por dentro, para  dejar atrás los días largos, las risas  de playa y de parque, el sol. Meternos sin ganas en la rutina, en las tardes que duran apenas  el final de la mañana. El frío al salir de la ducha y los arboles haciendo streptease. La ropa que tarda en secarse, las mangas largas.

            Lo único bueno del otoño son las mandarinas y la luz cobriza de los atardeceres.

domingo, 22 de septiembre de 2013

PARA QUEDARTE LO

               Que un hombre te diga un día que te quiere, está bien. Que te lo diga a diario, está muy bien.

               Que el mismo hombre te haga sonreír todos los días está bien. Que te haga sonreír varias veces al día, está muy bien.

               El colmo es que cada vez que te haga el amor, te convenza de que eres la diosa de su cama, que se agarre a  tu cintura como si no hubiera otra en el mundo, y que te canse a besos sin hartarte. El colmo del colmo, es que su cama sea la tuya.

               Si ese hombre es tan inteligente como para reconocer tu valía sin depender de ti, convivir con tus errores, y no esconder los suyos...ese hombre, es para quedarte...lo.


                Si, ya...¿qué me vas a contar...?




P.D: La foto se ha colado. Yo pensaba en otro...

sábado, 21 de septiembre de 2013

LA VIDA BASADA EN LA EVIDENCIA

                   La Medicina basada en la evidencia es un método para tomar decisiones en la práctica médica diaria. Se trata de decidir entre las alternativas  diagnósticas o terapéuticas de que disponemos, apoyándonos en las conclusiones de estudios realizados al respecto, pero teniendo en cuenta que cumplan unos requisitos mínimos de rigor científico y  estadístico.

                 Se puede estar más o menos de acuerdo, y  practicarla con  diferentes grados de rigor, que la Medicina no es una ciencia exacta, y tiene mucho de Humanismo. Pero son decisiones con criterio.

                 Desde mi punto de vista, lo único que puedo afirmar es que me he equivocado menos cuando mis decisiones se han basado en la evidencia.

                 Igual que en la vida. Si practicase la Vida basada en la evidencia, mis frustraciones estarían bajo mínimos.  Cuarenta y tantos, y todavía no me entero....

                 Suelo esperar de la gente más de lo razonable, y no desconfiar hasta que me han tirado tres piedras. No es que yo sea un alma cándida, ni gran persona, pero  no sé preguntar antes de abrir la puerta, y encuentro excusas para los fallos de cualquier amigo. Demasiadas veces.


                Mi propósito de  Año Nuevo empieza mañana: no voy a buscar a quien no  parece necesitarme, no voy a implicarme en guerras que no son mías, y si desprecias mi mano, no voy a ofrecértela de nuevo. Una de las pocas cosas que no me gusta de Cristo es que ponía  la otra mejilla.

                No vuelvo a organizar encuentros para gente que está deseando verse, pero nunca ve la ocasión. No, porque luego no vienen. No vuelvo a cambiar mi turno porque a fulanito se le ve triste y necesita una tarde libre.  No, porque luego le da igual mi  estado. No voy a disimular que me cae bien tu chica, porque cuando ella te confiese que no le gusto, dejarás de  venir a casa.  No voy a escribirte, porque no contestas, ni siquiera  un acuse de recibo. No voy a buscar una habitación en el fin del mundo, porque no quieres estar en mi cama.

                Quiero mimar mis afectos, devolver con creces lo que recibo a quien me lo da, y no desperdiciar  desvelos con quien desprecia mi cariño.
                
                Si me necesitas alrededor,  búscame un hueco para que me acomode cerca de ti. Si me quieres, dame el beso diario que me ate a tu sonrisa. Con ganas, porque te apetece, no cada mil años,  y por compasión.

                 Voy a ser egoísta, voy a gestionar mis abrazos en base a la evidencia. El campo para el que lo trabaja, y el cariño para quien lo demuestra.

                 La Vida, basada en la evidencia.

sábado, 14 de septiembre de 2013

GRACIAS, ANNIE.

               Eleanor Roosevelt. Eva Perón. Winnie Mandela. Hillary  Clinton. Carla Bruni. Jacqueline Kennedy. Cristina Fernández de Kirchner. 

               Y Ana Botella. Annie Bottle, para la posteridad.

               No digo que  las demás sean mujeres intachables, pero ella, que pudo pasar a la historia como la  esposa del Presidente Ansar y/o la peor alcaldesa de Madrid, ha manchado su hoja de servicios olímpicamente, en unos minutos, dando pruebas al mundo entero del nivel de inglés de los españoles. 

              Si, seamos sinceros. Que una vez superado el bochorno, todos nos hemos mofado, yo la primera.  Y del inglés del COU no he pasado... Que parece que ahora todos somos bilingües porque  digamos feisbuc, hagamos chequin en los hoteles y usemos un esmartfon. Que nos sepamos entera cómo se pronuncia la letra de una canción de  Sting,  no significa necesariamente que sepamos lo que dice...

              Ciertamente, en comparación con, por ejemplo, el resto de Europa, nuestra capacidad políglota deja  mucho que desear.  Pero eso  lo arreglamos entre todos, a base de colegios bilingües, academias, y cursos de inglés en mil palabras. Y en nada de tiempo, hasta los toros  en inglés. Morante of the Town,  Little Gipsy of Triana, Ralph Way, Very Thin of Córdoba, The Caliph, Víctor Harbour...Mis conocimientos de tauromaquia son reveladores. Creo que algunos  siguen matando...

              Lo que quiero decir, es que cada uno se apaña como puede cuando sale al extranjero farfullando inglisch, y que la definición de nivel medio hablado y escrito es muy laxa. Pero lo hacemos en plan doméstico, apechugando cada uno con nuestras vergüenzas  propias. 

              Esta señora ha hecho mucha pupa.  Ha ensayado durante dos semanas, confesado por ella, un esperpento de  discurso en el que la ejecución del mismo ha llegado a  ofuscar el patético contenido. En la Plaza Mayor se comen bocatas de calamares, pero que levante la mano el que se haya tomado un relaxing café con leche... Con lo que debe costar allí un café, cualquiera se relaja. Por citar un detallito.

              Nuestro Presi, Rajoy, tuvo el pundonor de cagarla en español. Debió usar el plasma, le habría  rebajado la tensión...Pero ella no. Ella tenía que sorprender al mundo.

             No me extraña que Letizia  terminara riñendo. ¡Para uno que nos iba a dejar en buen lugar (Felipe VII, el Preparao), los niños no se callan!

             Pero seamos positivos: Annie  ha proporcionado argumento para miles de  vídeos en YouTube, mensajitos sarcásticos en las redes sociales, letras para el carnaval de Cádiz. Ha convencido a los madrileños para no votarla nunca más, y probablemente el COI la tuvo en cuenta para no darnos las Olimpiadas. A ver si son decentes, y se gastan lo que tenían presupuestado en tapar agujeros, y no me refiero a los que perforan el suelo de Madrid. Por compensar a los votantes, digo.

             Pero, sobre todo, Annie ha conseguido que comprendamos la importancia de la educación, y que saber idiomas (saber, no tener noción) es fundamental en un mundo global como el que disfrutamos. 

             Gracias, Annie.

jueves, 12 de septiembre de 2013

SALIR DE LA CÓMODA

              El problema de fingir los sentimientos es que terminas sintiendo lo fingido. Como las mentiras repetidas, que se convierten en verdad.  Aunque, bien pensado, según la calidad del sentimiento, esa puede ser la solución al problema.

              Explico-me: cuando alguien finge indiferencia hacia quien ama, ocurre que, por lo acostumbrado, el disimulo cala en el alma, y se bajan escalones en el cariño, cuando no se termina por dejar de  querer. Y si el ocultamiento es imposición de las mareas, igual cicatriza la quemadura. O no. Qué sé yo.

              Claro que,  si el sentir fingido es de otra calidad, como amistad, simpatía o amor... mantener la mascarada  deber resultar  cansado, complejo, doloroso y hasta grotesco.

              En cierto modo, el fingimiento se parece a la soledad, porque te perjudica cuando es impuesta.  A veces, uno te lleva a la otra , y viceversa.

              Suena paradójico, pero a pesar de lo que cansa, fingimos asiduamente por comodidad. Por no levantar la liebre, por no decir lo que pensamos y evitar el enfrentamiento, o la pérdida, que la sinceridad repele impredeciblemente algunas simpatías. 

              La adolescente de la que provengo, se jactaba de sincera, alardeando con insutilezas de ir con la verdad por delante, de  cotizar en transparencia y no transigir con las medias tintas. Murió. La sinceridad le fue amputando amigos, hasta el fallo multiorgánico. 

              La madurez te lima las aristas, entre ellas, la simpleza de pensamiento, y aprendes que toda actitud puede encontrar una justificación en tu vida. Es cuestión circunstancial,  y esconderse, como correr, no es de cobardes. 

            Claro que, de cuando en cuando, la muchachita entusiasta resurge de sus cenizas, tropezando con los  engaños  y los disimulos, pidiendo a gritos que la saque de la cómoda. 

            Cualquier día, se me escapa...

domingo, 8 de septiembre de 2013

LA PUERTA ABIERTA

               Estoy pensando, que  parte de la culpa de que lo nuestro siga  siendo, es  tu capacidad para quererme de tantas formas distintas

             Has amado mi cuerpo en todos sus estados, y mi vida en todas mis locuras. Y planeas seguir haciéndolo.  

             Tú planeas bendiciones, y yo bendigo tus planes.

             Hay veces que amas tanto lo que siento y pienso, mi forma de conducirme, que si saliéramos de la cama pensaría que tu amor es platónico.  Afortunadamente, salimos sólo lo preciso, porque tu maestría  en horizontal, me hace llegar a recodos insospechados para mis entendederas.

            Respetas los espacios que te vedo. No rasgas tus vestiduras ante la idea de que se me antoje aprender en libros que no sean tuyos, comer en platos  fuera de tu mesa. La puerta siempre abierta, para que no me entren ganas de irme.

            La libertad que le brindas a mi cuerpo y mi mente es, precisamente, la cadena que amarra mi voluntad a tus  besos, porque lo poco bueno o malo que soy, se hizo contigo. Porque tu impronta preña mi vida de ganas, de momentos, de recuerdos. Porque no eres mi media naranja, que ni tú ni yo somos  mitades de nada. Porque no somos uno en cuerpo y alma, sino dos que se dan el alma con el cuerpo.

             Porque escaparme contigo sigue siendo un regalo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

JUST OLDER

                          Hoy hace 42 años que mis padres me trajeron al mundo. Espero que nadie los odie por ello.

                         Yo soy de celebrar los cumpleaños, porque celebrar los cumpledías se me antoja excesivo.  Pienso que cada aniversario debería ser como un Día de Acción de Gracias individual. Gracias a la vida...(que me ha dado tanto...).

                        Respeto a los cascarrabias que no  lo hacen, pero es que yo tengo mucho que celebrar. 

                        Por de pronto, cumplo 42, y aparento...42. No me falta un peregil: mis canitas coloreadas, mis arruguitas de expresión, mis redondeces con tendencia a la caída libre, y algunas incipientes blanduras, fruto de mi alergia al ejercicio. Correr es de cobardes, y la bicicleta es hacer trampas. Hay que añadir un  poquito de presbicia,  mi mijita de colesterol y alguna lumbalgia esporádica, que sirve de entrenamiento para futuros achaques. Y....¡ya está! Como dice una canción de Dios, no soy old, sino just older....

                       He aprendido a ser egoísta, a decir lo que pienso cuando es conveniente, intentando no hacer daño a nadie,  y le voy pillando el punto a lo de apechugar con mis errores. 

                       Para contar mis verdaderos amigos, me hace falta una mano y parte de la otra, y en el facebook tengo 186. 

                       Los dos soles que tengo por hijos, me enamoran cada día, y son mi verdadera religión. Tengo cuatro padres, los mios y los de mi marido, y por tanto, cuatro hermanos, aunque una ya no tenga cuerpo. Todos tirando, gracias...

                       Y en la lista de mujeres deseables de mi marido, sigo estando después de la Bellucci, pero delante de la mayoría restante. Me vale.  Porque sé que cada día se levanta con ganas de  vivir la vida conmigo.

                      Amén de mis secretos,  mis fantasías y mis universos paralelos, que redondean mis días y son fuente de la graficorrea con la que me entretengo, y a veces,  torturo a los que me regaláis vuestro tiempo leyendo este blog.

                     Gracias. No digo más.  Ni menos.


P.D: Si alguno piensa regalarme algo, que sea un abrazo, o un ratito de compañía. Cotizan alto en mis valores. 





jueves, 5 de septiembre de 2013

MUCHO QUE PERDER

          Hay una faceta de la Atención Primaria, que nos empaña algunos días. Se trata de la indefensión a la que nos exponemos ante un usuario agresivo, cuando no violento.

          Es un tema trillado, pero que escuece, por la impotencia y frustración que nos genera.

         Está mañana, un yonqui cualquiera nos ha insultado, amenazado, e intimidado a un compañero y a mí. Exigía dosis de metadona que no le correspondían. No es raro que vendan sus dosis y reclamen más en sus centros de salud, inventando robos o pérdidas, o simplemente agrediendo al personal sanitario, física o verbalmente. 

           El sentido común reprime tus ganas de contestar a los insultos, y hasta propinarle un pescozón. O una paliza, siendo sincera.

          Aguantas el chaparrón de improperios y bravuconadas, y esperas a que llegue la autoridad competente, intentando que la bronca no vaya a más, porque sabes que se trata de un desgraciado sin alma, porque se la robaron la droga y la vida, que lo único que arriesga es la libertad, que le importa un bledo, porque la cárcel es su domicilio intermitente desde hace años. Sus actos y palabras surgen de un cerebro podrido, impredecible, y plantarle cara resulta temerario.

         Pero no se equivoquen. La podredumbre no les resta conocimiento sobre lo que hacen. Estos energúmenos son plenamente conscientes de sus actos, pero les da igual ocho que ochenta. Su noción del bien y el mal permanece intacta.

           Suelo ser bastante tolerante con los drogadictos, que bastante desgracia tienen. Pero un adicto incluido en el Programa de Desintoxicación, que se revuelve contra el sistema que le tiende la mano, pierde mi respeto. 

          Ese programa implica dedicación y esfuerzo de muchos profesionales, formados y sensibles ante las necesidades de una población especial, concienciados de la importancia de su labor, que suele dar buenos resultados. 

          Pero les toca remangarse a diario y lidiar con situaciones desagradables y hasta peligrosas, esquivando las mentiras y los chantajes de algunos de sus pacientes, porque tutelan la administración de una pastilla que les esclaviza para que salgan de su otra cárcel: la droga.

           Cuesta considerarles enfermos cuando, a diez centímetros de tu cara, con el rostro desencajado por la rabia, te amenazan y te insultan, escudados en la impunidad que les otorga su supuesta osadía.

            Confunden osadía con la pobreza absoluta: no tienen nada que perder. Al menos, nada que merezca la pena. 

            Yo si. Nosotros si.

            Y en eso andamos. Haciendo de nuestro miedo la armadura que nos protege, que nos impide perder los estribos.

martes, 3 de septiembre de 2013

GIGANTE CON PIES DE BARRO

                   Ayer, veía casi sin ver un reportaje en la tele. Me llamó la atención la queja de un señor de sesenta y tantos, americano, cocinero, diabético, que se quejaba  de carecer de tratamiento y asistencia médica, porque no podía pagarse un seguro. No me pareció una barbaridad, porque las pelis nos tienen acostumbrados a que  en el país de las oportunidades pasan estas cosas.
Pero...¿sólo por allí?

                   Si hace 3 ó 4 años  nos  insinúan que  pudiera pasar algo parecido en España, nos hubiéramos reído. Hubiéramos sacado pecho por nuestro sistema sanitario, nuestra sacrosanta y absoluta cobertura  universal. 

                   Esa que  permitió que mi padre, electricista, fuera operado de urgencias por uno de los mejores cirujanos de Andalucía, cuando se cortó accidentalmente los tendones de una mano. Un sistema sanitario que permitió que su hija fuera  operada de estrabismo,  a los siete años, con todas las garantías, y sin coste inmediato para su bolsillo, salvo la muñeca que me trajo al despertar de la anestesia. Un sistema con el que he contado durante mis embarazos y mis partos, disponiendo de pruebas diagnósticas  y seguimiento de excelente calidad, y medios de asistencia en los partos,  que me hubieran costado un pastón en la privada.

                   El mismo sistema que pone al servicio de la ciudadanía equipos de emergencia las 24 horas de todos los días del año, que atienden infartos, accidentes, y cualquier otra incidencia, sin pedir previamente la póliza del seguro.

                  Pero presumimos de un gigante con pies de barro, que empieza a resquebrajarse.

                  No voy a entrar en culpas, porque no soy objetiva. Pero si en consecuencias, porque lidio a diario con ellas.

                  Ha dejado de ser anécdota de consulta de barrio marginal, que los pacientes soliciten que les recetes medicamentos baratos, o que prefieran tratamientos financiados a otros más efectivos, que no lo están. O que pidan que te saltes las normas, y le prescribas a nombre de un familiar pensionista. 

                  Igualmente, pacientes que precisan reposo, rechazan la baja laboral, con consecuencias sobre la evolución de su problema.

                     No les cuesta nada la consulta, ni el diagnóstico, pero no pueden pagarse el tratamiento.

                    Por no hablar de los inmigrantes sin derecho a tarjeta sanitaria, algunos de los cuales importan  infecciones ya controladas en nuestro entorno. Suponen, involuntariamente, aparte de su drama personal, un foco de enfermedad e insalubridad, que se queda al margen de los programas  de prevención y sanidad. Hablando en plata, pueden contagiar a los privilegiados que nacimos en el sitio con derechos.

                  Pues resulta que  el sistema tiene límites. Que no es un pozo sin fondo y que se muestra famélico, casi terminal. Y que, o ponemos todos  de nuestra parte, o quizás un día, la enfermedad de  tu hijo  no tenga solución por falta de medios. 

                 Suena pesimista, pero  hoy es uno de esos días en que no te dejas el trabajo en la consulta, y te lo llevas a casa.

  

lunes, 2 de septiembre de 2013

¿QUÉ TE CUESTA?

               ¿Qué trabajo te cuesta, hombre? Con lo fácil que es hacerla sonreír...

               ¿Acaso te pidió alguna vez la luna? No, porque ya tiene una. ¿Te pidió que la lleves al paraíso? No, porque ya ha ido. ¿Te pidió todo el tiempo del mundo? No, porque sabe que no es suyo tu calendario. Ni siquiera tu reloj.

              ¿Qué trabajo te cuesta, hombre, hacerla sonreír? Si tienes la llave de esa sonrisa, que tanto piropeaste. Cualquiera de las taitantas que le tienes contadas.

              Si vale con que la mires como antes, con que la sorprendas robándole un beso, con que la abraces de tanto en tanto. Con responder a sus mensajes, o hacerle ver, al menos, que quieres recibirlos. Que la necesitas un poquito.

             
             Si ya ni quiere soñar con que vuelvas a desearla...¿qué trabajo te cuesta hacerla sonreír, para que no se vaya...?