domingo, 24 de febrero de 2019

CAMBIO DE PREGUNTAS

         Cuando crees que tienes todas las respuestas, va la vida y te cambia las preguntas, que igual puede verse como una faena, pero  ese quiebro en las circunstancias, genera vías, abre puertas que dan a otras habitaciones y pasillos,  con ascensores que suben y bajan, a veces vacíos, otras llenos...te desperezan las ilusiones, aunque te cueste un cachito de alma, y terminas olvidando, por fin, las verdades absolutas. Desaparecen de tu capachito emocional vocablos como nunca, siempre, todo y nada.

           Mi preguntas ya han cambiado. Es más, ante eran tipo test y ahora me las pide razonadas. Se ve que la ilusa vida  confía en mi experiencia y mi intelecto, pero si se pone chula, más chula me pongo yo. Y ahí ando, contestando las que me sé.

           De lo que ya pasó, tengo todas las respuestas menos una, la difícil, la del millón, la que me habría facilitado el camino a la reconciliación con todo y conmigo, porque anhelo paz, honestidad, palabras para seguir escribiendo bonito después de mi punto y aparte. Inventar un principio de amistad a lo Casablanca, de cariño sin peros, de mano siempre abierta. Un futuro coalescente sin intersecciones, de agua y aceite, pero sin salpicar.

            Y aunque no soy de tirar la toalla hasta que está deshecha, estoy dejándola caer. ¿Qué más da ya?...todo está quemado a base de dolor y rencores. No se puede reanimar al enterrado, aunque lo sepultasen vivo.

            La soberbia adultera los conceptos, aunque por experiencia, dura experiencia, sé que reconocer las faltas no implica arrepentirse de ellas, pero restablece el orden en las circunvoluciones de la materia gris, que revueltas aprisionan la amígdala y la atrofian. La amígdala de arriba(*), no las anginas...esas todavía se me hacen un nudo de cuando en cuando.

             Pudo ser  ejemplar. Pudo ser distinto a todos. Pudimos hacerlo mejor que nadie, porque teníamos la escalera de color...pero te sigues guardando  cartas en la manga. Siempre hacías trampas al poker, no sé de qué me extraño. Así que me planto. No va más. Me cansé de tirar piedras contra tu muro. Que se publiquen mis capitulaciones, tú ganas.


(*): Amígdala encefálica, estructura del cerebro en la que radican las emociones.