lunes, 31 de octubre de 2016

TODAVÍA NO LO SABE

           Hoy cumple 9 años el Príncipe. El de verdad, el de mi casa, el que me arregla el mundo con un abrazo. Sus cumpleaños son la medida en que a mi familia se nos aleja la infancia,  y a la satisfacción de verlo crecer, se le une una mijita de nostalgia. Cosas de la vida. 

            Es un niño esencialmente bueno. Inteligente, cariñoso, tirando a muy guapo, y divertido,  muy divertido cuando supera su timidez. Esta última y una sensibilidad a veces excesiva, le hacen vulnerable en el mundo loco que nos ha tocado vivir. Pero aquí estamos su padre y yo,  y su hermana,  para comernos vivo al que ose pensar en hacerle daño, y para ayudarle a usar sus armas,  siempre en defensa, porque lo de ofender no le sale. Solo le hace falta creerse lo grande que es. 

             Este año ha sido duro para él, y por ende, durísimo para nosotros. Jamás estuvo malito, y por estadística,  tocaba. Ya ha pasado el terror de que algo malo pudiera pasarle, y lo único que puedo decir es que no le deseo a nadie  semejante situación. Qué fuerte  es mi niño...

             Esta mañana se ha metido en mi cama a las siete y media, cantándose cumpleaños feliz, intentando abarcar a papá y mamá con la misma fuerza. El calorcito de su cuerpo, su piel excepcionalmente suave y todavía oliendo a niño, convalidan doscientas horas de spa.

             Es  adorable y va a ser un gran hombre. Él todavía no lo sabe, pero yo sí.

             Feliz cumpleaños, cariño.

lunes, 10 de octubre de 2016

SUSPENSA

                   La inteligencia emocional es un concepto definido por Mayer como una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual.   


                    
                         Si en la vida hay alguna reválida con examen de  de Inteligencia Emocional, lo suspendo seguro, porque recientemente he llegado a la conclusión, yo solita, de que mis emociones no son inteligentes. En esa asignatura, soy analfabeta. 

                       Cuando atraviesas momentos  malos o regulares,  empiezas a  escuchar consejos, a leer libros mas o menos filosóficos,  con mensaje, artículos de autoayuda de gente  formada....y a pensar. 

                       Mi conclusión es que soy medio ingenua, medio obsoleta y medio salvaje.  Socioemocionalmente torpe, y frágil de espíritu. Resulta que soy de las pocas personas que no se dan cuenta de que ser feliz tiene solo un secreto: no dejarte llevar por las emociones intensas. O las reprimes, o las suavizas, para que no te hagan daño. 

                       Todas las instrucciones y consejos llevan a lo mismo: controla la ira,  no comentes tus sentimientos a nadie, para que no te hagan daño, no esperes nada de nadie, para que no te defrauden, aparta de ti a la gente tóxica(¿humanos tóxicos?), quédate con la única cosa buena del día, aunque el resto haya sido un desastre, come ligero, no cometas excesos,  duerme, no te obsesiones con el trabajo, las cosas buenas no cuestan dinero,  disfruta del amanecer, si tu amor se va, no sería el tuyo, si tu amigo te traiciona, no era tan amigo, si tu jefe es insoportable, no le eches cuenta, que tendrá hemorroides, el pobre.....

                         Vamos, que para ser feliz hay que meterse en una burbuja, interaccionar poco, y centrarse en el mundo interior de cada cual, que debe ser algo fantástico. Y si interaccionas, que sea emocionalmente  anestesiado, para no sufrir. 

                         Pues suspendo en todo. Soy de contar lo que me pasa (tengo un blog para eso, no digo más), y mis amigos están al tanto de cómo y donde estoy por las fotos del Facebook. Incluso los tóxicos, que son esos que tienen más problemas que tú, y vienen y te los cuentan, y te involucran todo lo que pueden en sus  marrones, porque a lo mejor  no tienen ni idea de como  gestionarlos (no habrán leído a Paulo  Coelho).

                         Cuando me fastidian, me mosqueo, y chillo, y soy desagradable contestando, por lo que recibo respuestas igual de desagradables o más. Así que mi agresión, me es devuelta, como  explican todas las guías de karma, budismo y similares. Aquello de donde las dan, las toman, pero en filosófico.

                        Si un amigo me deja tirada, me duele, mucho, porque resulta que si doy cariño y lealtad,  espero lo mismo, y si no me lo dan, me decepciono. Pero no puedo evitar esperar cosas de los demás. No soy Teresa de Calcuta. La frustración no hay que evitarla, hay que aprender a superarla.

                        Y si el amor se fuera o fuese, sería como si me arrancaran o arrancasen un trozo del alma. La que yo le doy,  a cambio de un trozo de la suya. Es que no sé querer de otra forma. 

                        No puedo, pero sobre todo, no quiero, dejar de ser una salvaje que se deja dominar por las emociones. Las bajadas en la montaña rusa  dan más vértigo cuanto más alto has llegado. Y aunque soy muy de llorar cuando pierdo,  también sonrío a destajo cuando gano. 

                        Así que, a menos que alguien me inspire, seguiré suspendiendo inteligencia emocional.