jueves, 30 de marzo de 2023

CORAZÓN HIPOTECADO

             Jamás temí ser presa de mis palabras, porque cuentan el mismo discurso que mis ojos y mis manos, aunque bien es cierto  que pagué a veces el precio de contar demasiadas  verdades, como ahora, cuando la crisis mundial incrementa los costes de la vida, y me pilla con el corazón hipotecado.

             No soy desconfiada, probablemente por pereza emocional, pero en mi banco no me explican  el contrato, no me cuentan las condiciones, ni los intereses, ni las cuotas a pagar. Todo parece materia reservada, confidencial, protección de datos. 

             Cierto es que la verdad os hará libres, pero al parecer cotiza  bajo, y aunque entiendo el riesgo que supone para conservadores con hipoteca  a plazo fijo, en  tiempos convulsos, confío plenamente en el valor de mis activos y en su previsible progresión al  alza indefinida.

             
             Por eso necesito una propuesta clara, sin tapujos, con  previsión de perdidas y ganancias, porque ya me pesa la hipoteca.

miércoles, 8 de marzo de 2023

¿POR MÍ Y POR MIS COMPAÑERAS!

            Esta mañana escuchaba la radio camino al trabajo,  y como toca hoy, las historias, opiniones, alegatos, críticas y algunas estupideces argumentadas  acerca del Día de la Mujer me hicieron reflexionar.

            Siempre estuve de acuerdo con esta celebración, particularmente desde que se quitó la coletilla de mujer trabajadora, pero desde mi ingenua soberbia lo hacía por  defender a las demás mujeres, porque yo, aunque perjudicada como todas por el patriarcado, no estaba escapando tan mal. No se puede ser más tonta.

            Pensaba que mi trabajo era uno de los afortunados en los que la discriminación pasa de puntillas sólo porque mis compañeros suelen tratarme de tú a tú, y porque el sueldo estipulado no depende del sexo. En el SAS, bonita, porque en la privada se negocia...y sí hay diferencia, no vayas a rendir menos por embarazos, cuidado de hijos, de mayores, las reglas dolorosas...Curiosamente, el número de hombres directores de centro de salud, de jefes de servicio, etc, es mayor que el de mujeres, sobre todo ascendiendo en categorías profesionales.  Somos buenas como médicas, pero no para mandar. Luego recordé cómo los pacientes se fían más de un medico  mayor que de una médica de cualquier edad, y si hay un compañero enfermero en la consulta, su primer pensamiento es que la enfermera soy yo, y el médico él. Decenas de veces me ha pasado. Por no hablar de las "ventajas" del periodo de lactancia, las reducciones de jornada por cuidado del bebé, la no renovación de contrato si te pilla en ese periodo feliz...las delicias de la conciliación. Sentir culpa en el trabajo por no estar, y más culpa en casa por no estar.

              Me he pasado más media vida en pareja, y lo de ligar y conocer hombres y tener una vida sexual más variada, es algo reciente para mí, así que hasta mi divorcio no fui consciente de mi vulnerabilidad en un bar de copas, o del miedo  de volver sola,  o de llevar a un hombre a casa, aunque le conozca de bastante antes...la desventaja física que supone estar a merced de su ética o falta de ella. El escalofrío que recorre tu espalda cuando dices "no", y le pides que se vaya....hasta que cierras la puerta, porque eres consciente de que puede reaccionar mal a tu negativa.

              Tuve un matrimonio equitativo.  Parecido nivel de estudios, sueldos similares, orígenes paralelos...y parecida forma de ver la vida y sus roles, por lo que el divorcio no me supuso una pérdida económica, ni asimetría en las obligaciones para con nuestros hijos. Pero ¿ qué hubiera pasado si  mi trabajo hubiera sido diferente, si hubiera dependido de un mayor sueldo de él o  sido ama de casa? Porque mi madre trabajó toda su vida  de ama de casa, madre, cuidadora y todo lo que implica, pero el que se jubiló y cobra la pensión es mi padre. Por eso en mi divorcio, agradecí tanto el consejo sempiterno  de mi madre..."estudia y trabaja, para que nunca tengas que depender de ningún hombre, aunque sea bueno como tu padre". También me acordé de mi abuela, mucho menos moderada, que decía que "al hombre malo habría que ahorcarlo con las tripas del bueno"...Tela.

               Luego se me vino a la cabeza  la época en que el terrorismo masacraba  policías, guardias civiles, políticos y demás en España. El país se indignaba de corazón con cada atentado, con cada muerto. Era una tristeza colectiva, una empatía indiscutible con las víctimas y sus familias, con los padres que perdían a sus hijos y con  los huérfanos. El dolor  más cercano que recuerdo fueron los asesinatos  en  mi ciudad de Cariñanos y  el concejal Alberto Jiménez Becerril con su esposa Asun. Recuerdo sus nombres, después de más de veinte años. Pero no recuerdo el de la mujer asesinada por su pareja la semana pasada. No recuerdo el de ninguna de las once que llevamos  en poco más de dos meses. Y también fueron asesinadas por bestias que creían tener razón y derecho de matarlas, y también dejaron huérfanos y padres, madres, hermanos que las lloran. Pero la normalización de este goteo infame de muertes, la cuenta maldita que  no deja de aumentar, parece desmerecer que se pongan medidas para acabar con el infierno de tantas mujeres. "Porque son mujeres", que diría una amiga mía, que defiende que si a los hombres hubiera que revisarles los testículos con una máquina de tortura similar a un mamógrafo, ya se habría inventado un método  indoloro. Opino que lleva razón. 

               Afortunadamente el mensaje va calando. Las mujeres estamos interiorizando esa  igualdad innata, perdiendo el origen costal, negando que Eva se comiera la manzana, y que si parimos con dolor es porque fuimos los mamíferos más chulos de la evolución y nos dio por ponernos de pie. Nos estamos empoderando, y aunque queda mucho por hacer, mi hija tiene un concepto de sus feminidad con derechos mucho más denso y elocuente que el mío. Y lo que es mejor, mi hijo comparte el concepto y lo reconoce en todas las mujeres de su vida. Ese debería ser el camino, y nuestro empeño, educarles en esa igualdad, asumirla y extenderla al resto de mujeres del mundo, para que no las casen a la fuerza, no las mutilen para que no deseen a otro, ni las maten por no llevar velo, ni vendan su carne, y pisoteen su alma. Caminante, no hay camino....se hace camino al andar.

               Y todavía hay quien piensa que no es necesario el 8M...

               
               ¡Por mí y por mis compañeras!

domingo, 5 de marzo de 2023

GUARDANDO

            De repente deja de pensarlo, porque no es rival para sus prioridades, y renuncia a lo natural, al dictado de la piel, las miradas, al hilo rojo. 

            Un cerebro y un alma entregados, sordos y ciegos, no son nada frente a veintitantos calendarios, una almohada, su perfume, los votos por cumplir...su cuento escrito para final feliz, con príncipe, fantasmas, brujitas, abuelitas y lobos internos.

            Es feliz, o algo muy `parecido en su  acompañada soledad, por eso la sonrisa y el


universo entero no funcionan como cantos de sirena, aunque la intención de devorarle sea sólo a besos.

            Así que asumes que no vas a saber cómo termina el cuento, que las perdices no te las comerás tú, y que el colorín, no será tu colorado.  A veces los cuentos no acaban bien, y hay que guardarse el corazón.