sábado, 26 de agosto de 2017

EL SEXTO DE LOS SENTIDOS

                  "El sentido del humor debería ser el sexto de los sentidos"

                   Esta  frase  genial me ha llegado a través de un wassap, que contenía un archivo  de e-mail compartiendo un retwiteo en el que alguien comentaba una foto de Facebook.

                   Todo ello cuelga de la imagen  del siniestro yihaidista cordobés  que amenaza con matarnos a todos, acompañada de un pie de foto  en el que se parodia una imposible conversación del mismo, con toda la guasa  que  puede tener un andaluz ocurrente en un día bueno. 

                   Pues bien. La sarta de comentarios a favor y en contra, de buen tono y ofensivos, oportunos e inoportunos (siempre según mi criterio, claro) que acompañan al primero, dan mucho que pensar, pero me quedan claras dos cosas: 
                         - que la libertad de expresión es un privilegio  que tenemos la  suerte de disfrutar y la obligación de defender, aunque a veces  nos den ganas de cortar lenguas...
                         - que la frase que encabeza este texto es una verdad como un templo de grande.

                    El debate es jugoso. Si nos ponemos serios, un vídeo en el que un individuo, que por mucho que queramos no es ningún enfermo mental,  ni ningún payaso,  amenaza con matar a los nuestros, incluidos  tus hijos y los míos, y probablemente cuenta con medios para jodernos la vida a muchos, resulta un suceso espeluznante.  Nos amenaza de muerte, señores. Y no sabemos a quién le va a tocar, ni cuando. 

                    Si el energúmeno en cuestión hubiese hablado en francés, con acento de Borgoña, probablemente no nos hubiera hecho ninguna gracia. Pero el tipo aparece, precisamente,  como un "tipo" de carnaval de Cádiz, y hablando en andaluz. Le añades que tiene cara de no haberse comido un puchero, aunque sea sin pringá, en muchos años...y empiezas a verle la punta al chiste. Porque en esta bendita tierra tenemos la suerte  de haber aprendido a tragarnos las calamidades con carcajadas, a ponerle buena cara al mal tiempo, y a presumir, porque podemos, de  saber  salir p'alante.  Que con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas  tirabuzones. Que la madre de Boabdil (musulmana, no yihaidista), le echó la bronca al niño cuando perdió Granada, porque la pobre mujer sabía que aquí se vive de otra manera. Que el Betis "viva manque pierda". Y que hay que reírse los cataplines del puñetero cordobés, que habiéndose  criado aquí, va  y aparece en publico con esas patillas y esa planta de malaje, sabiendo como somos...

                     Entiendo que la prensa extranjera alucine con que respondamos con humor a una amenaza tan seria, pero es que a los ingleses, alemanes y el resto de hermanos europeos, no les da el sol de Al-Andalus, y se les atrofia la risa, que yo creo que es como la vitamina D, que necesita del sol para activarse. 

                     Lo que no puedo entender es  que la gente de aquí, los que debemos ser piña porque estamos en el mismo bando, el de los amenazados, busquemos la mala intención, la falta de respeto al dolor ajeno y la confrontación, en algo tan fundamental como ver el vaso, no medio, sino casi lleno. Que cuando se va a un entierro, "hay que beber vino, que si no el  tuyo va de camino"...y yo lo bebo, porque me lo decían mis abuelos, y porque me sirve para cambiar el paso.  Que la procesión va por dentro, y estamos acojonados, pero somos tan capaces de reírnos ahora para coger fuerzas, como de llorar luego a nuestros muertos, que probablemente llegarán, porque los malos son muchos.

                    Sugiero que nos relajemos un poco, que dejemos el estreñimiento y las malas babas, y si de paso desconcertamos a los monstruos (porque  cabrearlos más es imposible), pues eso que nos llevamos.  Al fin y al cabo, nosotros también  querríamos  recuperar Al-Andalus... 
¡Que se j....fastidien!  (Risas).