¿Recuerdas la sensación de llegar diez minutos más tarde del toque de queda...queriendo?
¿Y la de comerte un helado de más, o una copa de más, cuando quieres
entrar en un vestido de la 38 para la boda de la semana que viene?
¿Pagar la cuenta sonriendo al camarero, cuando has comprobado que no te cobró la botella de vino?
¿Poner la colcha sabiendo que no has estirado bien las sábanas...?
¿Responder al saludo de alguien en la calle , con la misma efusividad, sin tener ni idea de quién es?
¿Sabes lo que se siente cuando sonríes a quien no debieras, o coqueteas con alguien que te supone libre? ¿ O contestando un mensaje subido de tono de un amigo, que lo disfraza de broma inocente? ¿O dejándote seducir por un compañero más joven?
¿Conoces la sensación de besar en pecado, de acariciar a escondidas, de dar lo que no debes? ¿De dejar que te acaricien unos pies que no son tuyos, por debajo de una mesa en público? ¿Que te metan la mano en el bolsillo posterior del pantalón...y sea Él?
¿Contestar desde la cama a la llamada de una amiga, y no poder evitar que se de cuenta de que todavía jadeas...?
¿Y la de amar profundamente a esos hombres, sin limites, ni condiciones, compartiendo la lealtad más absoluta...sabiendo que igual no compartís la fidelidad?
¿Sabes la satisfacción que supone escribir textos provocadores, pensando en la reacción que suscitarán en quienes sabes que los leen...?
¿No?...¡Claro! Yo tampoco.
sábado, 31 de agosto de 2013
jueves, 29 de agosto de 2013
VIERNES DE LA IRA
Mañana hace dos semanas que se vivía en Egipto el Viernes de la Ira. Parece el título de una película, pero fue peor. Fue el lema de la convocatoria con que se llamaba a los fieles a manifestarse, tras la oración, eso si, en protesta por una masacre cometida por el gobierno.
¿Cómo se puede llamar al rezo en la misma frase en la que se reclama venganza?
No es cierto que el dinero llame al dinero, pero la sangre si que llama a la sangre. Y en Egipto se va a derramar mucha. Como en Palestina, en Libia, y en Siria. La región que antaño fuera cuna de culturas milenarias, se pudre a merced de la irracionalidad humana.
Y esto no es cosa de moros, señores, ni de países lejanos. Esto no es religión. Ningún musulmán de bien empuña un arma contra nadie, porque no es eso lo que le dicta el Corán. Tampoco la Biblia, ni la Torá.
Esta ira convulsiva y enrevesada, es vomitada por cerebros humanos, que interpretan y modifican lo sagrado, para manipular a los pueblos, para gobernar el fanatismo al servicio de poderes fatuos.
En este mundo, cada vez mas encogido, globalizamos la violencia y la ira, pero no la sensatez, ni la cordura.
Cada muerte, cada mutilado, las lágrimas de cada padre, o esposo, son fruto de nuestra incapacidad. Somos la única especie con poder e instinto autodestructivo, y lo vamos a demostrar.
No soy catastrofista, pero el fanatismo me aterra. Y un Viernes 13 me parece un chiste al lado de un Viernes de la Ira.
¿Cómo se puede llamar al rezo en la misma frase en la que se reclama venganza?
No es cierto que el dinero llame al dinero, pero la sangre si que llama a la sangre. Y en Egipto se va a derramar mucha. Como en Palestina, en Libia, y en Siria. La región que antaño fuera cuna de culturas milenarias, se pudre a merced de la irracionalidad humana.
Y esto no es cosa de moros, señores, ni de países lejanos. Esto no es religión. Ningún musulmán de bien empuña un arma contra nadie, porque no es eso lo que le dicta el Corán. Tampoco la Biblia, ni la Torá.
Esta ira convulsiva y enrevesada, es vomitada por cerebros humanos, que interpretan y modifican lo sagrado, para manipular a los pueblos, para gobernar el fanatismo al servicio de poderes fatuos.
En este mundo, cada vez mas encogido, globalizamos la violencia y la ira, pero no la sensatez, ni la cordura.
Cada muerte, cada mutilado, las lágrimas de cada padre, o esposo, son fruto de nuestra incapacidad. Somos la única especie con poder e instinto autodestructivo, y lo vamos a demostrar.
No soy catastrofista, pero el fanatismo me aterra. Y un Viernes 13 me parece un chiste al lado de un Viernes de la Ira.
COMPOSTURA
A veces, la madurez te duele porque te falta.
Te ves, o te hacen verte, como una cría, incapaz de mantener la compostura debida ante una frustración.
Te sientes avergonzada, chiquita, triste. Quisieras borrar el tiempo.
Te prometes que no volverá a pasar, que tus tormentas no seguirán lloviendo fuera. Y esperas el abrazo de quien conoce tus borrascas, que sin absolución, no hay paz.
Pero no llega. Y la queja vuelve a ser parte del error, y la pescadilla se muerde la cola, y sigues empañando el espejo donde quisieras verte a la altura. A su altura.
El tiempo pasa muy despacio, y llueve toda la siesta. Dentro y fuera de tu cabeza. Y tienes un nudito en la garganta, como a los siete años.
Te ves, o te hacen verte, como una cría, incapaz de mantener la compostura debida ante una frustración.
Te sientes avergonzada, chiquita, triste. Quisieras borrar el tiempo.
Te prometes que no volverá a pasar, que tus tormentas no seguirán lloviendo fuera. Y esperas el abrazo de quien conoce tus borrascas, que sin absolución, no hay paz.
Pero no llega. Y la queja vuelve a ser parte del error, y la pescadilla se muerde la cola, y sigues empañando el espejo donde quisieras verte a la altura. A su altura.
El tiempo pasa muy despacio, y llueve toda la siesta. Dentro y fuera de tu cabeza. Y tienes un nudito en la garganta, como a los siete años.
miércoles, 28 de agosto de 2013
PRIVILEGIO VS DERECHO
Hace días que le vengo dando vueltas a OTRA desafortunada declaración del representante del tejido empresarial español. Si, ese. El que tiene cara de lo que es, y además lo ladra.
Huelga comentar que me parece indigno como representante de tanto empresario noble y honesto como existe en este país.
Intento controlar mis impulsos, y pongo distancia, a veces, entre lo que me enerva y lo que escribo a propósito de, pero en este caso, el tiempo no ha paliado mi indignación.
Vamos a ver, mentecato...la diferencia entre trabajador eventual e indefinido, no es que los segundos disfruten de PRIVILEGIOS... es que acumulan DERECHOS adquiridos, que aún no alcanzamos los eventuales. Pero un especimen masculino grande de capra común, como usted, no puede entenderlo.
El trabajo digno, es un derecho, pero individuos como usted, lo han convertido en privilegio.
La educacion, la salud y la vivienda digna, son derechos, pero individuos como usted, los han convertido en privilegios.
Usted mismo, tiene derecho a expresar sus ideas y a luchar por ellas. Pero tiene el privilegio de que todavía no le hayan partido la cara por ello.
Usted, que tuvo el privilegio de que se le brindaran oportunidades para medrar y amasar fortuna, le niega a otros el derecho a un sueldo digno.
No olvide, por si acaso, que en la cárcel tambien confunden derechos y privilegios, y que la vida da muchas vueltas...
Amén.
P.D: Según la R.A.E, Privilegio es la exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia, y Derecho es lo
justo, legítimo.
Huelga comentar que me parece indigno como representante de tanto empresario noble y honesto como existe en este país.
Intento controlar mis impulsos, y pongo distancia, a veces, entre lo que me enerva y lo que escribo a propósito de, pero en este caso, el tiempo no ha paliado mi indignación.
Vamos a ver, mentecato...la diferencia entre trabajador eventual e indefinido, no es que los segundos disfruten de PRIVILEGIOS... es que acumulan DERECHOS adquiridos, que aún no alcanzamos los eventuales. Pero un especimen masculino grande de capra común, como usted, no puede entenderlo.
El trabajo digno, es un derecho, pero individuos como usted, lo han convertido en privilegio.
La educacion, la salud y la vivienda digna, son derechos, pero individuos como usted, los han convertido en privilegios.
Usted mismo, tiene derecho a expresar sus ideas y a luchar por ellas. Pero tiene el privilegio de que todavía no le hayan partido la cara por ello.
Usted, que tuvo el privilegio de que se le brindaran oportunidades para medrar y amasar fortuna, le niega a otros el derecho a un sueldo digno.
No olvide, por si acaso, que en la cárcel tambien confunden derechos y privilegios, y que la vida da muchas vueltas...
Amén.
P.D: Según la R.A.E, Privilegio es la exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia, y Derecho es lo
justo, legítimo.
viernes, 23 de agosto de 2013
DEJARME CIEGA
Con los ojos te acaricio, te beso, te susurro. Leo de los tuyos lo que me cuentas, y que sólo sabemos tú y yo.
Hoy se metieron bajo tu camisa, y pasearon tu torso, como lo hacían mis manos la última vez. Llegaron a los bolsillos de tu pantalón, buscando como colarse. Pero había demasiada gente. Otra vez será. Porque a mis ojos no puedes vetarles la entrada, como al resto de mis ganas, que a ellos les da lo mismo que tú no las sientas.
Sueño con tu regreso, en una habitación al final del mundo, con que dejes la dieta y vuelvas a comerme, aunque sea con los ojos...
Pero prefieres dejarme ciega.
miércoles, 21 de agosto de 2013
PENUMBRA JUSTA
Tres días sin tocarnos clamaba clemencia, cura urgente de besos, de las que despiertan a los vecinos. Era un lujo irse temprano a la cama para no dormir, sin tener que aplazar las ganas,según capricho del sueño de los niños. Que no hay forma más doméstica de apagarse...
Empecé a desnudarme en el sofá, y seguí por las escaleras, como si tuviera prisa, simplemente porque no suelo poder hacerlo.
Mientras él baja las luces, hasta la penumbra justa en la que nos deseamos más, yo veo como me mira, arrodillada al borde de la cama, esperándole con los brazos y el cuerpo entreabiertos.
Sus ojos despiertan mis pechos, que le devuelven la mirada. Desliza las uñas de todos sus dedos sobre mi nuca, hasta los hombros, y llegando a las rodillas, me susurra cuánto le excita lo que ve.
Un amante al que le gustas es fantástico, pero si está enamorado de tu cuerpo, es otro mundo. Otro nivel. Otras reglas.
Cuando ha erizado toda mi piel, y le reclaman entre mis piernas, me tumbo, y le tumbo, para disfrutar de su cuerpo, que no pesa, que me acaricia en cada movimiento, y que acota mi mundo. Conoce mis ganas y mis vaivenes tanto como yo, y de veras que parece disfrutar más con mis placeres, que buscando el suyo. Coinciden su generosidad y mi egoísmo, así que me me regala razones para seguir buscándole cada noche.
Hay un fallo en los cuerpos que se aman, y es que tendemos a cerrar los ojos, cuando podemos contemplar el del otro desde perspectivas inusuales.
Mordisquearle las orejas, con su espalda en mi vientre, viendo sus piernas desde donde las ve él.
Mirar sus pies desde su ombligo, mientras sus labios curiosean entre mis nalgas.
Observar como su cuerpo se esconde y sale del mio, mientras huelo el vello de su pecho.
Recrearme en la...¡¡CRACK!! ¡vaya por dios!¡Se rompió el somier!
Empecé a desnudarme en el sofá, y seguí por las escaleras, como si tuviera prisa, simplemente porque no suelo poder hacerlo.
Mientras él baja las luces, hasta la penumbra justa en la que nos deseamos más, yo veo como me mira, arrodillada al borde de la cama, esperándole con los brazos y el cuerpo entreabiertos.
Sus ojos despiertan mis pechos, que le devuelven la mirada. Desliza las uñas de todos sus dedos sobre mi nuca, hasta los hombros, y llegando a las rodillas, me susurra cuánto le excita lo que ve.
Un amante al que le gustas es fantástico, pero si está enamorado de tu cuerpo, es otro mundo. Otro nivel. Otras reglas.
Cuando ha erizado toda mi piel, y le reclaman entre mis piernas, me tumbo, y le tumbo, para disfrutar de su cuerpo, que no pesa, que me acaricia en cada movimiento, y que acota mi mundo. Conoce mis ganas y mis vaivenes tanto como yo, y de veras que parece disfrutar más con mis placeres, que buscando el suyo. Coinciden su generosidad y mi egoísmo, así que me me regala razones para seguir buscándole cada noche.
Hay un fallo en los cuerpos que se aman, y es que tendemos a cerrar los ojos, cuando podemos contemplar el del otro desde perspectivas inusuales.
Mordisquearle las orejas, con su espalda en mi vientre, viendo sus piernas desde donde las ve él.
Mirar sus pies desde su ombligo, mientras sus labios curiosean entre mis nalgas.
Observar como su cuerpo se esconde y sale del mio, mientras huelo el vello de su pecho.
Recrearme en la...¡¡CRACK!! ¡vaya por dios!¡Se rompió el somier!
martes, 20 de agosto de 2013
AMOR CANALLA
Lo que pasa cuando se cruzan una ingenua sin voluntad y un amor canalla, es que ella le regala un beso, en una improvisada emboscada, y se cuenta a sí misma que el beso se lo ha robado él.
Es un beso mínimo, chiquito, casi inocente, si no viniera de un ser sin alma vista, sin vísceras. Pero capaz de prender los sueños desoñados.
Y vuelve a esperar que mañana la bese con ganas, que la mire a los ojos, y le recuerde por qué merece la pena.
Otra vez se romperá poquito a poco, maldiciendo su debilidad, como quien se fuma un cigarro tras días de empeño, jurándose por enésima vez que será el último.
Pero no es fácil abandonar a los amores canallas.
Es un beso mínimo, chiquito, casi inocente, si no viniera de un ser sin alma vista, sin vísceras. Pero capaz de prender los sueños desoñados.
Y vuelve a esperar que mañana la bese con ganas, que la mire a los ojos, y le recuerde por qué merece la pena.
Otra vez se romperá poquito a poco, maldiciendo su debilidad, como quien se fuma un cigarro tras días de empeño, jurándose por enésima vez que será el último.
Pero no es fácil abandonar a los amores canallas.
domingo, 18 de agosto de 2013
PARA ESO TE PAGO
Cuando haces guardias en un servicio de Urgencias, te expones, por un módico sueldo, a situaciones verdaderamente peculiares.
No cambio mi profesión por ninguna. Me encante ser Médico, pero a pesar de los sueldazos que cobramos, los fantásticos horarios y lo respetados que estamos por la sociedad, tenemos derecho al pataleo. Digo yo.
Y mi pataleo de hoy es algo parecido a las clases de Barrio Sésamo. Quiero explicarles la diferencia entre Urgencia y no Urgencia. Para evitar que algún día, un compañero, o yo misma, les mande a hacer puñetas, o no sea capaz de dar pie con bolo cuando su padre de usted acuda a un Centro Sanitario con un infarto, porque lleve 20 horas sin dormir, atendiendo a ciudadanos con Prisas, en lugar de Urgencias.
Les aseguro que ocurre. En la mayoría de las guardias nos pasamos largas horas atendiendo banalidades, que van consumiendo nuestro capacidad cerebral por falta de descanso. Ninguna persona puede pensar y tomar decisiones 15 ó 20 horas seguidas, con pleno rendimiento. Y de mi lucidez y agilidad mental puede depender que el señor que llegue con un infarto, se salve o no. Así de claro.
Obviamente la Administración no debiera permitir semejantes turnos de trabajo. Pero también podríamos mejorar el uso que hacemos de un servicio público.
Si a nadie se le ocurre llamar a los bomberos porque se nos ha quemado el pollo, ni a la policía porque nuestros hijos se pelean, vamos a dejar de avisar a los Servicios de Urgencias por chorradas, por favor...
Un dolor en el pecho que aparece de forma brusca con un esfuerzo, con sensación de ahogo, sudoración y palidez, que parece que a uno se le va la vida....es una urgencia. Un dolor en el pecho, que aparece hace dos semanas, que me permite trabajar, pero no jugar al tenis, y que no se me ha quitado con un paracetamol que me dio mi cuñada hace dos días....no es urgencia. Es prisa, porque he pedido cita para mi médico, y me la dan dentro de tres días. Y yo quiero que me vean hoy, porque este fin de semana tengo partido.
Un niño de seis meses, que sin motivo aparente presenta fiebre de 39 y medio, y llora sin consuelo, es una urgencia, y es lógico que sus padres lo traigan a las tres de la mañana. Un niño de seis meses, con 38 de fiebre, que ha sido visto por su Pediatra esta mañana, que le ha diagnosticado otitis y le ha prescrito antibiótico y antitérmicos, y que a las tres de la mañana vuelve a tener fiebre...no es Urgencia. Es que queremos que se nos cure el mismo día y no entendemos que las enfermedades son un proceso sujeto a evolución temporal. El hijo enfermo es una patata caliente, y la responsabilidad es del Médico, no de los padres.
Una señora alérgica a las picaduras de insecto, a la que le pica una avispa, y se le hincha la cara como un monstruo, y tiene dificultad para respirar, es una urgencia. Una señora que no es alérgica y sufre una picadura de polilla en el abdomen a las 5 de la mañana, no debe acudir a un servicio de urgencias por si la carcoma le hace un agujero en la barriga.
Un asmático que sufre de madrugada una crisis que no puede solucionar con su tratamiento habitual, es una urgencia. Una chica que sale de fiesta, y cuando va para su casa recuerda que ha tosido varias veces desde que entró en la discoteca, no es una urgencia.
Los cuatro son casos reales, atendidos por mí. Lo único que tienen en común es que una vez atendidos, con corrección, pero sin amabilidad, y se les hace notar que su motivo de consulta no es urgente, todos contestaron: "para eso te pago".
Y piensas en las horas que pasas lejos de tu casa, y el sacrificio que dedicaste a conseguir ser Médico, para tener que aguantar que un energúmeno ignorante confunda un Servicio de Urgencias con el puticlub de la esquina.
Sólo espero que el día en que de verdad su salud corra peligro, se den cuenta de para qué nos paga el Estado.
No cambio mi profesión por ninguna. Me encante ser Médico, pero a pesar de los sueldazos que cobramos, los fantásticos horarios y lo respetados que estamos por la sociedad, tenemos derecho al pataleo. Digo yo.
Y mi pataleo de hoy es algo parecido a las clases de Barrio Sésamo. Quiero explicarles la diferencia entre Urgencia y no Urgencia. Para evitar que algún día, un compañero, o yo misma, les mande a hacer puñetas, o no sea capaz de dar pie con bolo cuando su padre de usted acuda a un Centro Sanitario con un infarto, porque lleve 20 horas sin dormir, atendiendo a ciudadanos con Prisas, en lugar de Urgencias.
Les aseguro que ocurre. En la mayoría de las guardias nos pasamos largas horas atendiendo banalidades, que van consumiendo nuestro capacidad cerebral por falta de descanso. Ninguna persona puede pensar y tomar decisiones 15 ó 20 horas seguidas, con pleno rendimiento. Y de mi lucidez y agilidad mental puede depender que el señor que llegue con un infarto, se salve o no. Así de claro.
Obviamente la Administración no debiera permitir semejantes turnos de trabajo. Pero también podríamos mejorar el uso que hacemos de un servicio público.
Si a nadie se le ocurre llamar a los bomberos porque se nos ha quemado el pollo, ni a la policía porque nuestros hijos se pelean, vamos a dejar de avisar a los Servicios de Urgencias por chorradas, por favor...
Un dolor en el pecho que aparece de forma brusca con un esfuerzo, con sensación de ahogo, sudoración y palidez, que parece que a uno se le va la vida....es una urgencia. Un dolor en el pecho, que aparece hace dos semanas, que me permite trabajar, pero no jugar al tenis, y que no se me ha quitado con un paracetamol que me dio mi cuñada hace dos días....no es urgencia. Es prisa, porque he pedido cita para mi médico, y me la dan dentro de tres días. Y yo quiero que me vean hoy, porque este fin de semana tengo partido.
Un niño de seis meses, que sin motivo aparente presenta fiebre de 39 y medio, y llora sin consuelo, es una urgencia, y es lógico que sus padres lo traigan a las tres de la mañana. Un niño de seis meses, con 38 de fiebre, que ha sido visto por su Pediatra esta mañana, que le ha diagnosticado otitis y le ha prescrito antibiótico y antitérmicos, y que a las tres de la mañana vuelve a tener fiebre...no es Urgencia. Es que queremos que se nos cure el mismo día y no entendemos que las enfermedades son un proceso sujeto a evolución temporal. El hijo enfermo es una patata caliente, y la responsabilidad es del Médico, no de los padres.
Una señora alérgica a las picaduras de insecto, a la que le pica una avispa, y se le hincha la cara como un monstruo, y tiene dificultad para respirar, es una urgencia. Una señora que no es alérgica y sufre una picadura de polilla en el abdomen a las 5 de la mañana, no debe acudir a un servicio de urgencias por si la carcoma le hace un agujero en la barriga.
Un asmático que sufre de madrugada una crisis que no puede solucionar con su tratamiento habitual, es una urgencia. Una chica que sale de fiesta, y cuando va para su casa recuerda que ha tosido varias veces desde que entró en la discoteca, no es una urgencia.
Los cuatro son casos reales, atendidos por mí. Lo único que tienen en común es que una vez atendidos, con corrección, pero sin amabilidad, y se les hace notar que su motivo de consulta no es urgente, todos contestaron: "para eso te pago".
Y piensas en las horas que pasas lejos de tu casa, y el sacrificio que dedicaste a conseguir ser Médico, para tener que aguantar que un energúmeno ignorante confunda un Servicio de Urgencias con el puticlub de la esquina.
Sólo espero que el día en que de verdad su salud corra peligro, se den cuenta de para qué nos paga el Estado.
jueves, 15 de agosto de 2013
ORGASMINE
El Síndrome de Malfo, es una forma groserísima de referirse al estado biopsicosocial consecuente al déficit de sexo satisfactorio, bien sea por su calidad, cantidad, o frecuencia (variantes etiológicas).
Epidemiología: Afecta a adultos de cualquier género, raza, opción sexual, tendencia política y edad, aunque en mayores de 70, la intensidad de los síntomas es menor, y la tolerancia a los mismos mejora.
Clínica: Irritabilidad, tristeza, cara de acelga, déficit de concentración, aislamiento social, hipersalivación paroxística, picores, dolores migratorios e inexplicables (del hombro derecho a la rodilla izquierda, a través del omóplato y que se mete en el estómago, como un calambre sordo...) Frecuentes cambios de humor, nula ilusión por la vida, falta de empatía hacia las personas sexualmente activas. Esto último puede ser síntoma y/o causa del padecimiento.
Evolución: El individuo se convierte, básicamente en un ser cansino, malaje, hiperfrecuentador en la consulta de Atención Primaria y socialmente mal adaptado. Pejigueras, se les denomina.
Tratamiento: La mala noticia es que la prevalencia es alta, y que se ha detectado un repunte epidémico, probablemente relacionado con la crisis (no tenemos cuerpo pa ná...)
La buena noticia es que tiene solución: ha llegado a mis manos el resultado de un ensayo clínico para el que no fue necesario buscar voluntarios, porque colapsaron las oficinas de inscripción a las pocas horas de la convocatoria. Dicho ensayo demuestra la eficacia de ORGASMINE 500 en la erradicación absoluta del problema.
Posología: La dosis recomendada es de una aplicación cada 24 horas, con una pauta de inicio (dosis de ataque) de 2 ó 3 cada 24 horas, preferiblemente un fin de semana en hotelito con encanto, hasta que remita la intensidad de los síntomas, para ajustar posteriormente la dosis según necesidad.
En periodos prolongados de estrés, se puede espaciar la dosis, a 1 cada 48 horas. Pero advirtiendo que la constancia es fundamental para mantener el resultado, y , sobre todo, del peligro de efecto rebote si se abandona el tratamiento de forma brusca.
Modo de administración: Preferiblemente en pareja, con una o más personas humanas, según hábitos. No obstante, se han objetivado buenos resultados mediante autoadministración, ya sea manual, o con instrumental adecuado.
Efectos secundarios: Cansancio, agujetas, erosiones en la piel y escoceduras, sonrisa boba, aumento del brillo del pelo y los ojos. La piel se suaviza (salvo zonas sobreexpuestas, que se pueden inflamar) y aumenta el interés por la depilación.
Colateralmente, mejora el estreñimiento, la presión arterial, la acidez de estómago y el mal sabor de boca.
Al tratarse de terapia natural, no precisa prescripción, ni vigilancia médica, pero sí deben asegurarse de no situarlo al alcance de los niños.
Dados los resultados beneficiosos para la salud del individuo y la sociedad que lo soporta, ruego a mis compañeros galenos, y a la gente de bien, le den la mayor difusión posible. Eso sí, prudentemente, porque el individuo al que se le recomienda puede reaccionar de forma imprevisible, al interpretarlo como una crítica perniciosa.
Fomentemos, pues, la salud para todos, que más vale prevenir...
Epidemiología: Afecta a adultos de cualquier género, raza, opción sexual, tendencia política y edad, aunque en mayores de 70, la intensidad de los síntomas es menor, y la tolerancia a los mismos mejora.
Clínica: Irritabilidad, tristeza, cara de acelga, déficit de concentración, aislamiento social, hipersalivación paroxística, picores, dolores migratorios e inexplicables (del hombro derecho a la rodilla izquierda, a través del omóplato y que se mete en el estómago, como un calambre sordo...) Frecuentes cambios de humor, nula ilusión por la vida, falta de empatía hacia las personas sexualmente activas. Esto último puede ser síntoma y/o causa del padecimiento.
Evolución: El individuo se convierte, básicamente en un ser cansino, malaje, hiperfrecuentador en la consulta de Atención Primaria y socialmente mal adaptado. Pejigueras, se les denomina.
Tratamiento: La mala noticia es que la prevalencia es alta, y que se ha detectado un repunte epidémico, probablemente relacionado con la crisis (no tenemos cuerpo pa ná...)
La buena noticia es que tiene solución: ha llegado a mis manos el resultado de un ensayo clínico para el que no fue necesario buscar voluntarios, porque colapsaron las oficinas de inscripción a las pocas horas de la convocatoria. Dicho ensayo demuestra la eficacia de ORGASMINE 500 en la erradicación absoluta del problema.
Posología: La dosis recomendada es de una aplicación cada 24 horas, con una pauta de inicio (dosis de ataque) de 2 ó 3 cada 24 horas, preferiblemente un fin de semana en hotelito con encanto, hasta que remita la intensidad de los síntomas, para ajustar posteriormente la dosis según necesidad.
En periodos prolongados de estrés, se puede espaciar la dosis, a 1 cada 48 horas. Pero advirtiendo que la constancia es fundamental para mantener el resultado, y , sobre todo, del peligro de efecto rebote si se abandona el tratamiento de forma brusca.
Modo de administración: Preferiblemente en pareja, con una o más personas humanas, según hábitos. No obstante, se han objetivado buenos resultados mediante autoadministración, ya sea manual, o con instrumental adecuado.
Efectos secundarios: Cansancio, agujetas, erosiones en la piel y escoceduras, sonrisa boba, aumento del brillo del pelo y los ojos. La piel se suaviza (salvo zonas sobreexpuestas, que se pueden inflamar) y aumenta el interés por la depilación.
Colateralmente, mejora el estreñimiento, la presión arterial, la acidez de estómago y el mal sabor de boca.
Al tratarse de terapia natural, no precisa prescripción, ni vigilancia médica, pero sí deben asegurarse de no situarlo al alcance de los niños.
Dados los resultados beneficiosos para la salud del individuo y la sociedad que lo soporta, ruego a mis compañeros galenos, y a la gente de bien, le den la mayor difusión posible. Eso sí, prudentemente, porque el individuo al que se le recomienda puede reaccionar de forma imprevisible, al interpretarlo como una crítica perniciosa.
Fomentemos, pues, la salud para todos, que más vale prevenir...
martes, 13 de agosto de 2013
UNA TARDE A GRITOS
Te estoy pidiendo a gritos una tarde de lirios, o de rosas, o de cardos, para quitarte los miedos.
Te lo gritan mis ojos, mis manos y hasta mis andares, que se van tras tus huellas buscando la esquina donde tropezar contigo.
Tu voluntad de granito, de la que carezco, parece haber sepultado tus palabras, junto al mar de intenciones que me guardabas.
No lo entiendo, porque soy demasiado visceral para contenerme, y sueño despierta los deseos que no me cumples. Que ya no sonrío por lo que me des, sino por lo que sueño que me haces.
Mil veces me prometí dejar mi vicio, mi adicción. Inútil, como ves. Siempre caigo en la tentación de fumarme alguna de tus sonrisas, o un beso en la mejilla como el de ayer. Pero ya le he puesto fecha a los parches de nicotina de tus labios.
Me echas, cariño. Me sacas de ti, me apartas. Y hasta el más fiel de los perros abandona a su amo bajo una lluvia de palos.
Te estoy pidiendo a gritos una tarde, para quitarle los miedos, y darle dignidad a mis súplicas.
Te lo gritan mis ojos, mis manos y hasta mis andares, que se van tras tus huellas buscando la esquina donde tropezar contigo.
Tu voluntad de granito, de la que carezco, parece haber sepultado tus palabras, junto al mar de intenciones que me guardabas.
No lo entiendo, porque soy demasiado visceral para contenerme, y sueño despierta los deseos que no me cumples. Que ya no sonrío por lo que me des, sino por lo que sueño que me haces.
Mil veces me prometí dejar mi vicio, mi adicción. Inútil, como ves. Siempre caigo en la tentación de fumarme alguna de tus sonrisas, o un beso en la mejilla como el de ayer. Pero ya le he puesto fecha a los parches de nicotina de tus labios.
Me echas, cariño. Me sacas de ti, me apartas. Y hasta el más fiel de los perros abandona a su amo bajo una lluvia de palos.
Te estoy pidiendo a gritos una tarde, para quitarle los miedos, y darle dignidad a mis súplicas.
QUE TE HAN PILLAO, MIARMA...
Imaginen la cara de Houdini, el mago escapista, si alguien demostrara que las cuerdas con que se ataba estaban trucadas....La cara de Cervantes, si algún fulano hubiese descubierto que el Quijote lo escribió su prima....La de Casanova, si le pilla in fraganti un esposo cornudo....La de usted, si su jefe le encuentra bicheando en Booking en la oficina...La de sus padres, aquella vez que entró sin avisar en su habitación, un sábado por la noche...
Ahora, traten de encontrar algún parecido entre esas caras y la de Rajoy cuando le hablan de Bárcenas y de la contabilidad B. Aún teniendo en cuenta que la imagen esté alterada por el brillo de la tele de plasma, yo no soy capaz de encontrar similitudes. Quizás porque el resto de personajes no carecían del pundonor y la ética necesarios para expresar vergüenza, o arrepentimiento.
No piensen que arremeto contra él por mis ideas. Que también. Pero no es el único. En este santo país en el que nos apuntamos todos al carro que más corre, tenemos varios ejemplos notables de personajes que se burlan de la sociedad, escudándose en un zafio "no se nada" o "no es lo que parece". Griñan, Arenas, la Infanta Cristina e Isabel Pantoja, entre otros, ponen cara de Mariano.
Creo en la presunción de inocencia, y procuro respetarla. Pero también creo en el derecho de los ciudadanos a no ser burlados, y no hay mayor dignidad en un gobernante que la de respetar a sus gobernados. La mentira y la ocultación, son contrarias a ese respeto debido.
Mariano, que te han pillao, miarma...
Incluso aunque las evidencias resulten ser un ultraje, resultado de una urdidumbre conspirativa, el hecho de no haber sabido nada de lo que ocurría ante sus narices, debería ser motivo para abandonar. El desconocimiento de la ley no excluye su cumplimiento y el desconocimiento de los hechos puede eximir de responsabilidad penal, pero no debiera hacerlo de responsabilidad política. Que a todos se nos exige un mínimo de habilidades en nuestro trabajo. Y usted tiene un puesto muy gordo... Un poquito de dignidad...
P.D: Le riño a Mariano, pero también va por los demás...bribon@s...
Ahora, traten de encontrar algún parecido entre esas caras y la de Rajoy cuando le hablan de Bárcenas y de la contabilidad B. Aún teniendo en cuenta que la imagen esté alterada por el brillo de la tele de plasma, yo no soy capaz de encontrar similitudes. Quizás porque el resto de personajes no carecían del pundonor y la ética necesarios para expresar vergüenza, o arrepentimiento.
No piensen que arremeto contra él por mis ideas. Que también. Pero no es el único. En este santo país en el que nos apuntamos todos al carro que más corre, tenemos varios ejemplos notables de personajes que se burlan de la sociedad, escudándose en un zafio "no se nada" o "no es lo que parece". Griñan, Arenas, la Infanta Cristina e Isabel Pantoja, entre otros, ponen cara de Mariano.
Creo en la presunción de inocencia, y procuro respetarla. Pero también creo en el derecho de los ciudadanos a no ser burlados, y no hay mayor dignidad en un gobernante que la de respetar a sus gobernados. La mentira y la ocultación, son contrarias a ese respeto debido.
Mariano, que te han pillao, miarma...
Incluso aunque las evidencias resulten ser un ultraje, resultado de una urdidumbre conspirativa, el hecho de no haber sabido nada de lo que ocurría ante sus narices, debería ser motivo para abandonar. El desconocimiento de la ley no excluye su cumplimiento y el desconocimiento de los hechos puede eximir de responsabilidad penal, pero no debiera hacerlo de responsabilidad política. Que a todos se nos exige un mínimo de habilidades en nuestro trabajo. Y usted tiene un puesto muy gordo... Un poquito de dignidad...
P.D: Le riño a Mariano, pero también va por los demás...bribon@s...
martes, 6 de agosto de 2013
ENCHILADAS
Lo único bueno de volver de vacaciones es el placer de reencontrarte con tus cosas. Tus olores, tus colores, tu cama....Nosotros llegamos anoche.
Papá se fué al trabajo hace rato, pero a los niños y a mí, aún nos quedan unos días de vagancia. Me encanta verles dormidos. Besarles la espaldita desnuda, esa piel suave, con olor a niño, que distingues entre miles. Una especie de feromona materno-filial.
Apenas me da tiempo de abrir las ventanas, cuando los siento bajar las escaleras, frotándose los ojos para alejar la pereza, con prisa por jugar, por desordenar sus cuartos y sus rincones. Parece que septiembre les fuera a sorprender sin haber jugado a todo.
Dejo abierto el tiempo justo para que se vaya el olor a cerrado, porque el agosto hispalense, hace que desde temprano se desfenestre por los ventanales un calor casi sólido. La flama, la caló....
La penosa alacena vacía, no guarda más que cereales, previsiblemente rancios, sin leche, y unas bolsitas de té. Y en mi barrio no hay "teledesayuno", así que tendré que armarme con tirantas y abanico, y acercarme al desavío de la esquina, a comprar algo decente que ofrecerle a mis cachorritos. Está en la calle de atrás, a cincuenta metros. Puedo dejarlos solos unos minutos, y les evito el calor, y tener que vestirse, pobrecitos.
Mi niña ya tiene 10 años, y el pequeñajo 6, y son de confianza: no abren ni el frigorífico sin pedir permiso. Aún así, les apunto el numero de mi móvil, por si acaso...(¡Exagerada...!) " No os movais del sofá, ni abrais la puerta, que traigo llave...quedaos viendo los dibus, que ahora vengo...que si, mamá, qué pesada...trae palmeras de chocolate, porfa...vale...."
Cierro la puerta, pero no echo la llave. Me da miedo desde un caso que conocí, en que unas hermanas quedaron atrapadas en un incendio, porque les habían cerrado con llave y no pudieron abrir desde dentro. La mater-pater-nidad nos vuelve terríblemente miedos@s.
Al volver la esquina, se oye el escape libre de una moto. Puñeteros niñatos del averno, que no respetan el silencio, ni las calles peatonales. Hasta que atropellen a alguien, y se lie.
De pronto, resbalo con un regalito canino (otra puñetería urbana, los dueños maleducados de perros que defecan en vía pública), y pierdo el equilibrio, yendo a dar mi cabeza, no tan dura como dicen, en el adoquín del parterre. Y todo se oscurece.
Inconsciente, tirada en el suelo de una calle peatonal, desierta por vacaciones...¡vaya mierda, nunca mejor dicho...! No puedo moverme. Los miembros no responden a las órdenes de mi cerebro.
No pasa nadie a quien pedir ayuda, pero vuelve el de la moto. Si es que no se puede maldecir....Es un chaval malencarado, de unos dieciseis, con camiseta naranja fosforito, sin mangas, y pantalón a medio caer para que se vea el elástico de Kalbin Clein...Uno más del rebaño.
Se acerca, y sin bajarse, me mira y me sacude el hombro, con un respetuoso "¡Oye, tú....¿qué ase?...!"...Mi falta de respuesta le anima a acercarse...coger mi bolso y largarse. Tal cual.
No me lo puedo creer: se larga, y me deja con la cabeza sangrando a chorros. Siempre sangramos menos de lo que creemos, pero la sangre es muy escandalosa. Igual mi charco no llega a los diez litros...
Me invade el pánico de bruces. Hace unos minutos encaraba un día plácido y familiar, y ahora, me derramo en plena calle, se me escapa la vida por un roto en la cabeza, por culpa de una caca perruna.
Siempre me gustaron más los gatos.
¡Y mis niños, solos en casa! ¡Por favor, que venga alguien!
Grito, golpeo, pataleo. Pero nadie lo ve, ni lo oye, porque la desesperación no sale de mi garganta, de mi comatoso cuerpo inerme. Muriendo a veinte metros de mi casa, mientras mis hijos esperan el desayuno.
¡Dios, están solos! ¡Nadie sabe que están solos!
Un nudo de alambre de espinos se atraviesa en mi garganta, mientras por mi cabeza pasan enchufes, escaleras, grifos, incendios...Me desmayo de angustia, dentro de mi inconsciencia.
Me despierta una punzada en el oído. Un ladrido. Un cagador de aceras me olisquea y ladra. Es un faldero de esos pequeños, a los que ridiculizan con lacitos en la cabeza. Y tiene collar, así que no debe venir solo.
Aparece su dueña. Una de esas abuelas con bastón, que se tambalea a paso de tortuga, e inexplicablemente, no cae. Me crecen los enanos. Siglo y medio después, llega hasta mí. Me hinca el bastón en el costado, mientras farfulla algo y me hace preguntas. ¿Que más le da quien soy? ¿Es médico? ¡No!. ¡Pues busque ayuda! ¡Que mis hijos están solos!
El cabronazo, con perdón, de la moto, se ha llevado mi móvil: mi nexo con ellos, el cable del que tirar si necesitan algo. Seguro que están bien, pero ha pasado mucho rato. Estarán asustados, pensando que les dejé solos. Mis niños....
La viejita ha debido hacer algo, porque empieza a llegar gente. Ciudadanos asustados, que no saben qué hacer conmigo, y me rodean, medio para darme sombra, medio para curiosear. Pero de buena fe. Una señora me quita el zapato pringado de excremento, queriendo aliviarme de alguna forma. Qué cosas tan raras hacemos, y tan cargadas de sentido...
De pronto los veo en esquina. Van en chanclas, con la camiseta de anoche, manchada de tomate de la cena, medio peinados y cogidos de la mano, con la carita blanca de miedo. Esa que aterroriza a los padres tanto como la de dolor. El pequeño con las lágrimas en el balcón del ojo, y la hermanaza mayor le dice que tranquilo, que no pasa nada, que habrá mucha cola en la tienda. Si no coge el teléfono es porque lo llevará muy bajito. ¿Ves?, hay un montón de gente ahí también. Mejor nos volvemos, que viene una ambulancia, y mamá dice que los niños no debemos mirar los accidentes, que hay gente rota.
Desaparecen tras la esquina, sin haberme visto. Están a tres o cuatro metros de casa. ¿¿Y la puerta?? No tienen llave. ¿¿La habrán dejado abierta?? ¿¿Y si les entra alguien?? ¿¿Y si se han quedado fuera?? Su padre no llega hasta las cuatro, y los vecinos no están. Si se sientan en el porche, no los verá nadie y les abrasará el calor. O quizás los vea quien no deba...¡¡El de la moto!! En mi bolso está la llave y la documentación, así que puede encontrar la casa...¡¡y a ellos!!
¡Socorro! ¿Ninguno de ustedes me conoce?¿Cómo puede ser? Malditas modernuras, que nos aislan de los vecinos por salvaguardar nuestra intimidad. Toma intimidad. Muere en la calle, pero íntimamente, porque nadie sabe quien eres.
Me clavan tubos, agujas y cables. Me sujetan. ¡Dejadme! ¡Tengo que ir con ellos!
No me asfixia la falta de aire, sino la mirada de desamparo de mis hijos, que me ha parado el corazón. Me muero, si, pero de miedo, y de angustia por ellos. ¡¡Que alguien les diga que estoy aquí, que no pasa nada!!
Que no piensen que les he dejado solos...
Por favor...
Alguien...
He debido gritar, porque mi marido ha encendido la luz, y me agita con cara de asombro, sacándome de la pesadilla a sacudidas, entre lágrimas y sudor helado...
No vuelvo a cenar enchiladas.
Papá se fué al trabajo hace rato, pero a los niños y a mí, aún nos quedan unos días de vagancia. Me encanta verles dormidos. Besarles la espaldita desnuda, esa piel suave, con olor a niño, que distingues entre miles. Una especie de feromona materno-filial.
Apenas me da tiempo de abrir las ventanas, cuando los siento bajar las escaleras, frotándose los ojos para alejar la pereza, con prisa por jugar, por desordenar sus cuartos y sus rincones. Parece que septiembre les fuera a sorprender sin haber jugado a todo.
Dejo abierto el tiempo justo para que se vaya el olor a cerrado, porque el agosto hispalense, hace que desde temprano se desfenestre por los ventanales un calor casi sólido. La flama, la caló....
La penosa alacena vacía, no guarda más que cereales, previsiblemente rancios, sin leche, y unas bolsitas de té. Y en mi barrio no hay "teledesayuno", así que tendré que armarme con tirantas y abanico, y acercarme al desavío de la esquina, a comprar algo decente que ofrecerle a mis cachorritos. Está en la calle de atrás, a cincuenta metros. Puedo dejarlos solos unos minutos, y les evito el calor, y tener que vestirse, pobrecitos.
Mi niña ya tiene 10 años, y el pequeñajo 6, y son de confianza: no abren ni el frigorífico sin pedir permiso. Aún así, les apunto el numero de mi móvil, por si acaso...(¡Exagerada...!) " No os movais del sofá, ni abrais la puerta, que traigo llave...quedaos viendo los dibus, que ahora vengo...que si, mamá, qué pesada...trae palmeras de chocolate, porfa...vale...."
Cierro la puerta, pero no echo la llave. Me da miedo desde un caso que conocí, en que unas hermanas quedaron atrapadas en un incendio, porque les habían cerrado con llave y no pudieron abrir desde dentro. La mater-pater-nidad nos vuelve terríblemente miedos@s.
Al volver la esquina, se oye el escape libre de una moto. Puñeteros niñatos del averno, que no respetan el silencio, ni las calles peatonales. Hasta que atropellen a alguien, y se lie.
De pronto, resbalo con un regalito canino (otra puñetería urbana, los dueños maleducados de perros que defecan en vía pública), y pierdo el equilibrio, yendo a dar mi cabeza, no tan dura como dicen, en el adoquín del parterre. Y todo se oscurece.
Inconsciente, tirada en el suelo de una calle peatonal, desierta por vacaciones...¡vaya mierda, nunca mejor dicho...! No puedo moverme. Los miembros no responden a las órdenes de mi cerebro.
No pasa nadie a quien pedir ayuda, pero vuelve el de la moto. Si es que no se puede maldecir....Es un chaval malencarado, de unos dieciseis, con camiseta naranja fosforito, sin mangas, y pantalón a medio caer para que se vea el elástico de Kalbin Clein...Uno más del rebaño.
Se acerca, y sin bajarse, me mira y me sacude el hombro, con un respetuoso "¡Oye, tú....¿qué ase?...!"...Mi falta de respuesta le anima a acercarse...coger mi bolso y largarse. Tal cual.
No me lo puedo creer: se larga, y me deja con la cabeza sangrando a chorros. Siempre sangramos menos de lo que creemos, pero la sangre es muy escandalosa. Igual mi charco no llega a los diez litros...
Me invade el pánico de bruces. Hace unos minutos encaraba un día plácido y familiar, y ahora, me derramo en plena calle, se me escapa la vida por un roto en la cabeza, por culpa de una caca perruna.
Siempre me gustaron más los gatos.
¡Y mis niños, solos en casa! ¡Por favor, que venga alguien!
Grito, golpeo, pataleo. Pero nadie lo ve, ni lo oye, porque la desesperación no sale de mi garganta, de mi comatoso cuerpo inerme. Muriendo a veinte metros de mi casa, mientras mis hijos esperan el desayuno.
¡Dios, están solos! ¡Nadie sabe que están solos!
Un nudo de alambre de espinos se atraviesa en mi garganta, mientras por mi cabeza pasan enchufes, escaleras, grifos, incendios...Me desmayo de angustia, dentro de mi inconsciencia.
Me despierta una punzada en el oído. Un ladrido. Un cagador de aceras me olisquea y ladra. Es un faldero de esos pequeños, a los que ridiculizan con lacitos en la cabeza. Y tiene collar, así que no debe venir solo.
Aparece su dueña. Una de esas abuelas con bastón, que se tambalea a paso de tortuga, e inexplicablemente, no cae. Me crecen los enanos. Siglo y medio después, llega hasta mí. Me hinca el bastón en el costado, mientras farfulla algo y me hace preguntas. ¿Que más le da quien soy? ¿Es médico? ¡No!. ¡Pues busque ayuda! ¡Que mis hijos están solos!
El cabronazo, con perdón, de la moto, se ha llevado mi móvil: mi nexo con ellos, el cable del que tirar si necesitan algo. Seguro que están bien, pero ha pasado mucho rato. Estarán asustados, pensando que les dejé solos. Mis niños....
La viejita ha debido hacer algo, porque empieza a llegar gente. Ciudadanos asustados, que no saben qué hacer conmigo, y me rodean, medio para darme sombra, medio para curiosear. Pero de buena fe. Una señora me quita el zapato pringado de excremento, queriendo aliviarme de alguna forma. Qué cosas tan raras hacemos, y tan cargadas de sentido...
De pronto los veo en esquina. Van en chanclas, con la camiseta de anoche, manchada de tomate de la cena, medio peinados y cogidos de la mano, con la carita blanca de miedo. Esa que aterroriza a los padres tanto como la de dolor. El pequeño con las lágrimas en el balcón del ojo, y la hermanaza mayor le dice que tranquilo, que no pasa nada, que habrá mucha cola en la tienda. Si no coge el teléfono es porque lo llevará muy bajito. ¿Ves?, hay un montón de gente ahí también. Mejor nos volvemos, que viene una ambulancia, y mamá dice que los niños no debemos mirar los accidentes, que hay gente rota.
Desaparecen tras la esquina, sin haberme visto. Están a tres o cuatro metros de casa. ¿¿Y la puerta?? No tienen llave. ¿¿La habrán dejado abierta?? ¿¿Y si les entra alguien?? ¿¿Y si se han quedado fuera?? Su padre no llega hasta las cuatro, y los vecinos no están. Si se sientan en el porche, no los verá nadie y les abrasará el calor. O quizás los vea quien no deba...¡¡El de la moto!! En mi bolso está la llave y la documentación, así que puede encontrar la casa...¡¡y a ellos!!
¡Socorro! ¿Ninguno de ustedes me conoce?¿Cómo puede ser? Malditas modernuras, que nos aislan de los vecinos por salvaguardar nuestra intimidad. Toma intimidad. Muere en la calle, pero íntimamente, porque nadie sabe quien eres.
Me clavan tubos, agujas y cables. Me sujetan. ¡Dejadme! ¡Tengo que ir con ellos!
No me asfixia la falta de aire, sino la mirada de desamparo de mis hijos, que me ha parado el corazón. Me muero, si, pero de miedo, y de angustia por ellos. ¡¡Que alguien les diga que estoy aquí, que no pasa nada!!
Que no piensen que les he dejado solos...
Por favor...
Alguien...
He debido gritar, porque mi marido ha encendido la luz, y me agita con cara de asombro, sacándome de la pesadilla a sacudidas, entre lágrimas y sudor helado...
No vuelvo a cenar enchiladas.