jueves, 23 de noviembre de 2017

¡CUIDADO, MUNDO...!

         La mujer de la  que estoy perdidamente enamorada cumple hoy 14 años. Por este amor podrían acusarme, ciertamente, de asaltacunas, que la suya la abordé mil veces para besarla, acariciarla y achucharla, con y sin su consentimiento. 

          Lo de mujer son palabras grandes todavía, que aunque su cuerpo, sus andares y su comportamiento sugieran que lo es,  sigue y seguirá siendo mi niña. 

          Su vida, ahora, se me antoja una aventura diaria, a la que se enfrenta con dos ovarios, mucha sustancia gris y las armas que su padre y yo hemos intentado darle, y que empieza a manejar con destreza. ¡Cuidado, mundo, que viene Lucía...!

          Si es bonita por fuera, que lo es, y no porque lo diga yo, más bonita es por dentro, por eso no hay quien, conociéndola, pueda evitar quererla.

          Hoy vamos a celebrar su vida de forma oficial, aunque su padre, su hermano y yo, la celebramos a diario, y presumimos del privilegio de tenerla cerca. 

          Me toca pensar cómo hacerle entender cuánto la queremos, porque sabe que es mucho, pero no alcanza a comprender la dimensión del infinito.

          Feliz cumpleaños, mi  niña. 

lunes, 13 de noviembre de 2017

BESOS A TU RECUERDO

         

   El tiempo no nos cura de tu ausencia, pero cicatrizan de a poquito los desgarros que nos dejó en el alma.

              No puedo evitar el absurdo de escribirte en cada cumpleaños que no cumples, porque tu pérdida fue lo que me dio de bruces contra la canallada que supone que la vida se acabe con la muerte.


              Hoy hubieran sido 39, pero se quedaron en 33, y te sigo echando de menos. Las cosas por aquí han cambiado, y pasamos por  momentos difíciles. Seguro que contigo cerca habrían sido menos espinosos. 

              Sigo mandándole besos a tu recuerdo, Pandora...

martes, 31 de octubre de 2017

PERSONITA DE 10 AÑOS

                     Mi chico, mi niño pequeño, uno de los dos regalos que me dio la vida, cumple 10 años. Ya era un niño 10, pero ahora los cumple. El corazón no me cabe en el pecho de  cariño y de orgullo, aunque con una mijita de pena, porque esa personita   representa  la infancia en mi casa, y ya se nos escapa.

                     Los años que cumple su hermana nos acercan  a la vida adulta, y los que cumple él, nos alejan de la niñez, y esa puerta cuesta cerrarla, porque la estamos disfrutando de veras.

                     Pero los grises se van cuando lo miro. Mucho se tiene que torcer la cosa para que no sea un gran hombre. Por supuesto no hay, ni habrá, ninguno más guapo y apuesto que él, pero además es noble, inteligente, valiente, cariñoso, y divertido.  Me besa y me achucha con una ternura  y tanta verdad, que no dudo que será el hombre de mi vida, y que me voy a morir de celos cuando tenga novia. 

                     Con sólo 10 años, me da lecciones de  entereza y coraje, ante las pruebas que le ha puesto la vida, que ya han sido algunas. 

                     Este cumple va a ser distinto. El primero en que sus padres  ya no son pareja, pero tiene claro  que siempre vamos a estar juntos  para su hermana y para él, así cumpla 10 ó 70.  Sí, pretendemos estar en sus 70. Ojalá también sea consciente del tesoro que supone su sonrisa para nosotros, y de cuánto celebramos los momentos que nos regala, y las emociones que cuenta con  sus ojos.

                    Te queremos infinito, cariño. ¡Que la fuerza te acompañe...!


                     Lucía, Papá y Mamá.   

sábado, 30 de septiembre de 2017

EL PROCÉS

                        Desde que soy mayor, considero espinosas las conversaciones sobre política, y eludo aquellas en las que adivino diferencias importantes con mi interlocutor, porque me irrita la vehemencia con que algunos defienden sus posturas. Algunos. Yo no....Yo, ya no...Pero de vez en cuando reflexiono sobre temas puntuales, para quien me quiera leer. Hoy toca Cataluña.

                        Soy contraria al Procés. No a la independencia, ya sea catalana, vasca o lepera. Opino que el afán de independencia, la reivindicación de un pueblo que cree que son diferentes, ni mejores ni peores que el resto, pero que quieren  vivir y  gobernarse de forma autónoma por  razones de ideología, historia, economía o tradiciones, es legítima, del mismo modo que quienes reivindican  su derecho a vivir su orientación sexual o practicar su religión. Porque es legítimo querer vivir  según se piensa y siente. 

                        Claro que esta legitimidad se pierde cuando  se impone tu reivindicación a los demás, y se saltan normas y se hacen trampas, y se manipula. Por eso no respeto el Procés.  Una hoja de ruta  hacia la supuesta independencia, orquestada por aquellos que aprovechan una posición de poder obtenida por la mínima, para imponer su plan a la  sociedad catalana al completo. Y esa circunstancia lo empaña todo, y lo hace contrario a la razón y el derecho. Un derecho amparado en un marco legal común y aceptado, ese sí, por una mayoría. 

                        No digo con esto que nuestra Constitución y sus estatutos sean perfectos, nada más lejos de mi entender. Pero tampoco son inamovibles, y existen cauces adecuados para modificarlos. 

                        Señores independentistas, depongan sus papeletas y sus urnas ilegales. No se parapeten tras las ilusiones de una parte del pueblo que gobiernan, ni usen la ilusión de aquellos que les apoyan para crear cismas y clima de violencia en las calles, para poner entre la espada y la pared al ciudadano que no sabe si traspasar la línea.  Ni al poder judicial y a los cuerpos de todas las policías, porque en ambos entes hay diversidad de opiniones, y obligación de ejercer sus funciones, pese a aquellas.

                        Señores independentistas, dirijan sus esfuerzos a convencer a los catalanes de que su modelo territorial es mejor, de las ventajas de ser catalán y no español catalán. Sean capaces de imbuir sus ideas, que calen en el sentir de ese pueblo al que dicen que representan, para que en las próximas elecciones lo expresen y les otorguen una mayoría representativa con la que negociar y convencer, en el parlamento español, a suficientes fuerzas políticas afines  a sus ideas para ponerse manos a la obra y reformar la Constitución, obviamente obsoleta, de forma que se genere un marco legal en el que les sea posible  construir la Cataluña que  sueñan. Pero con la ley y el pueblo de su parte. Sin que a los demás, ni a ustedes, nos cueste  miedos, odios, ni rencores. 

                        Yo no pongo banderas en mi ventana, pero tampoco las quemo, ni me ofenden las esteladas. Mi lógica me dice que ningún independentismo es bueno, y que a  catalanes, vascos, gallegos, andaluces y murcianos, y al resto de españoles, nos irá mejor juntos, frente y con el resto del mundo. Pero tampoco me rasgo las vestiduras ante quienes reclaman secesión. El mundo da muchas  vueltas y ninguna ley es eterna. Pero en el siglo que vivimos, ya deberíamos haber aprendido lo que es democracia, que no es solo votar y hacer lo que dicte la mayoría, aunque sea tan ajustada.  Consigan una mayoría representativa, y trabajen con ella como directriz, para que nadie pueda dudar de la licitud de sus  decisiones.

                        Y termino avergonzándome de los contrarios. No seamos borregos, dejándonos llevar por los que de repente se  erigen adalides de la patria, de la unidad, y la defienden azuzándonos contra todo lo que huela a catalán. Vamos a dejarnos de chistes zafios, de boicots al cava y el fuet, y de hostigar a las fuerzas del orden al grito de "a por ellos", como si los catalanes fueran  merecedores de represión. Deberíamos haber despedido a nuestra policía con  pena, porque es una tragedia tener que desplazarlos por temor a los que son hermanos. Vamos a serenarnos y no dejarnos engañar por la ponzoña. Que no todas las desavenencias  acaban en divorcio, y nos queda la custodia compartida, y mil formas de convivencia más. 

                       
Ojalá mañana no pase nada de lo que nos tengamos que arrepentir, y volvamos a sentirnos orgullosos de ser un conjunto tan dispar.

sábado, 26 de agosto de 2017

EL SEXTO DE LOS SENTIDOS

                  "El sentido del humor debería ser el sexto de los sentidos"

                   Esta  frase  genial me ha llegado a través de un wassap, que contenía un archivo  de e-mail compartiendo un retwiteo en el que alguien comentaba una foto de Facebook.

                   Todo ello cuelga de la imagen  del siniestro yihaidista cordobés  que amenaza con matarnos a todos, acompañada de un pie de foto  en el que se parodia una imposible conversación del mismo, con toda la guasa  que  puede tener un andaluz ocurrente en un día bueno. 

                   Pues bien. La sarta de comentarios a favor y en contra, de buen tono y ofensivos, oportunos e inoportunos (siempre según mi criterio, claro) que acompañan al primero, dan mucho que pensar, pero me quedan claras dos cosas: 
                         - que la libertad de expresión es un privilegio  que tenemos la  suerte de disfrutar y la obligación de defender, aunque a veces  nos den ganas de cortar lenguas...
                         - que la frase que encabeza este texto es una verdad como un templo de grande.

                    El debate es jugoso. Si nos ponemos serios, un vídeo en el que un individuo, que por mucho que queramos no es ningún enfermo mental,  ni ningún payaso,  amenaza con matar a los nuestros, incluidos  tus hijos y los míos, y probablemente cuenta con medios para jodernos la vida a muchos, resulta un suceso espeluznante.  Nos amenaza de muerte, señores. Y no sabemos a quién le va a tocar, ni cuando. 

                    Si el energúmeno en cuestión hubiese hablado en francés, con acento de Borgoña, probablemente no nos hubiera hecho ninguna gracia. Pero el tipo aparece, precisamente,  como un "tipo" de carnaval de Cádiz, y hablando en andaluz. Le añades que tiene cara de no haberse comido un puchero, aunque sea sin pringá, en muchos años...y empiezas a verle la punta al chiste. Porque en esta bendita tierra tenemos la suerte  de haber aprendido a tragarnos las calamidades con carcajadas, a ponerle buena cara al mal tiempo, y a presumir, porque podemos, de  saber  salir p'alante.  Que con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas  tirabuzones. Que la madre de Boabdil (musulmana, no yihaidista), le echó la bronca al niño cuando perdió Granada, porque la pobre mujer sabía que aquí se vive de otra manera. Que el Betis "viva manque pierda". Y que hay que reírse los cataplines del puñetero cordobés, que habiéndose  criado aquí, va  y aparece en publico con esas patillas y esa planta de malaje, sabiendo como somos...

                     Entiendo que la prensa extranjera alucine con que respondamos con humor a una amenaza tan seria, pero es que a los ingleses, alemanes y el resto de hermanos europeos, no les da el sol de Al-Andalus, y se les atrofia la risa, que yo creo que es como la vitamina D, que necesita del sol para activarse. 

                     Lo que no puedo entender es  que la gente de aquí, los que debemos ser piña porque estamos en el mismo bando, el de los amenazados, busquemos la mala intención, la falta de respeto al dolor ajeno y la confrontación, en algo tan fundamental como ver el vaso, no medio, sino casi lleno. Que cuando se va a un entierro, "hay que beber vino, que si no el  tuyo va de camino"...y yo lo bebo, porque me lo decían mis abuelos, y porque me sirve para cambiar el paso.  Que la procesión va por dentro, y estamos acojonados, pero somos tan capaces de reírnos ahora para coger fuerzas, como de llorar luego a nuestros muertos, que probablemente llegarán, porque los malos son muchos.

                    Sugiero que nos relajemos un poco, que dejemos el estreñimiento y las malas babas, y si de paso desconcertamos a los monstruos (porque  cabrearlos más es imposible), pues eso que nos llevamos.  Al fin y al cabo, nosotros también  querríamos  recuperar Al-Andalus... 
¡Que se j....fastidien!  (Risas).

sábado, 15 de julio de 2017

29102

                          Veintinueve años, diez meses y dos días. Eso ha durado nuestra historia como pareja, que no es el final de nuestra historia. No es mal número para los tiempos que corren, y, aunque lo fuera, es el nuestro.

                          Lo que viene ahora  es el resto de la vida, con un vínculo indisoluble y férreo, mucho mayor que un matrimonio, una hipoteca, o un cariño eterno. Son dos personitas geniales, nuestro regalo al mundo. 

                         Asumo que la vida da muchas  vueltas, y las prioridades personales van a cambiar, que cuando los niños dejen de serlo y los necesitemos más que ellos a nosotros, la mano que ahora nos cogemos  para guiarlos a la par en la buena dirección, seguirá o no entrelazada, y vendrán gentes, y batallas, y hasta guerras de cada uno con  la vida, y que lo que ahora tenemos será un chicle en  la boca de las circunstancias, a expensas de la  erosión del tiempo y de la vida. Pero ten en cuenta que  la erosión no sólo destruye, y que a veces moldea maravillas.

                        Siempre nos quedarán ellos y estos  veintinueve años, diez meses y dos días. La tercera o cuarta parte de nuestra vida, y me siento afortunada de haberla  pasado contigo, con sus luces y con sus sombras, porque nos ha hecho personas dignas de ser conocidas y amadas. 

                       Por eso no imagino nada que me hiciera  dejar de respetarte, aunque se nos haya ido el amor, aunque se nos haya roto, y a pesar de la heridas mutuas. No tenemos la culpa de ser demasiado idealistas, ambiciosos, soberbios y hedonistas como para conformarnos con una  vida en común privada de ilusión. Sobre todo por cuánto la hemos disfrutado  mientras duró. Imposible seguir juntos sólo por cariño, por muy grande que sea, pero es lo que nos va a mantener uno al lado del otro, en paralelo, para ayudar a crecer a mini tú y mini yo.

                       Nos hemos bajado del tren  antes de chocar, antes de hacernos daño, porque no podemos permitirnos ser enemigos  y mirar a los niños a la cara. 

                        Si sale como planeamos, vamos a ser los divorciados más maravillosamente raros en mil millas a la redonda, y espero seguir teniéndote en mi vida cuando llevemos bastón. 

                        Mi corazón compungido y yo, te deseamos lo mejor en tu nuevo camino, porque todo lo bueno que te pase será para mi alegría, y para beneficio de nuestros  hijos. 

                        Besos mil, ex-marido.



P.D: Es lo más difícil que he escrito nunca.

miércoles, 14 de junio de 2017

MALAVENTURA

                   Nunca le gustaron los vientos, porque le desnudaban la cara, le descorrían la cortinilla de la frente con que se protegía del mundo, como los niños chicos, que se creen escondidos si se tapan la cabeza. Manías. Él lo sabía, y procuraba rutas con Eolo en contra, para verle la cara entera cuando paseaban la orilla del río, cogidos de la mano y los besos, hasta  olvidarse de lo que no fuera ellos. 

                  Quizás no sea tan aleatorio este asunto de las manías y las grimas. Quizás sean  pistas de la vida, avisos del devenir, ignoradas señales de "no pasar", que no acertamos ver, y solo algunos  perciben como premoniciones. Y son por ello tildados de adivinos,  videntes, chiflados...

                  Él nunca soportó a los niños. Le daban grima. Carecía por completo de instinto paternal, o necesidad de perpetuarse, y nunca le perdonó, aunque mintiera que sí, que se embarazase con trampas. 

                  Ella renegaba de los vientos, que nació en plena tramontana, y la criaron entre el levante y el terral, y hastiada de ellos,  se exilió voluntaria  al valle, lejos de playas, y de montes,  de enemigos que despejaran su cara.

                  La niña nunca consintió estar sola. Se desquiciaba y enrabietaba,  como poseída,  si no estaba con ella, consciente, acaso, del desapego paterno. 

                  Aquel funesto día,  se lucieron los hados. Una escapada con vocación romántica a un puerto de mar, les llevó de paseo al acantilado. El ocaso, casualmente, fue el fondo de la fotografía para la que él quiso que  posara sola, pese a la niña, y que ella  quiso que fuera  en el borde, pese a los vientos, borde del abismo al que la niña no consintió acercarse, pese a quedarse solísima a unos metros. 

                  Quiso la malaventura que un golpe de viento la empujara a la muerte. Quiso la desolación de saberse padre a solas, que él saltara, huyendo de su desgraciado sino. Quiso el pánico al destierro de su madre,  que la niña jamás volviera a pronunciar  palabra, que jamas saliese de su boca ni el más leve viento.

PRINCESA MORENA

                     Hace 12 años entró en nuestras vidas un cachito de carne muy preciado para nosotros. Fue la primera vez que pude llamar sobrina a una persona, y aunque no me corra por las venas, me salta en el corazón, que los sobrinos no tienen por qué llevar tus apellidos.

                     Verla nacer me costó una lesión en la mano, pero mereció la pena el privilegio de verle tan pronto la carita. 

                      Siempre ha sido mi princesa morena, que las niñas de mi casa son todas princesas, pero de las que no necesitan príncipe, sino que se construyen el castillo solas. Tiene un corazón que se le desparrama, y con su cerebro y su tesón,  llegará donde quiera. Y para colmo, sabe cantar, que es uno de los dones que más he envidiado siempre. 

                      Ya va para mujercita, que el tiempo corre como loco, y va a ser una delicia seguir viéndola crecer. 

                      Te quiero mucho, tesoro, aunque no te lo diga tanto como debiera. Feliz cumpleaños y mil besos.

sábado, 10 de junio de 2017

UN RUBIO EN MI VIDA

                             Confieso que hay un rubio en mi vida que me tiene loca. Se me ha colado en el corazón, y creo que es para siempre.

                             Lo tiene todo: es guapo, inteligente, divertido, deportista, y con un corazón tan grande que no le cabe en el pecho (tanto, que es bético....).

                             Durante años le perseguí con la única intención de besarle y que me quisiera como yo a él, pero huía de mí nada más verme. Menos mal que ha cambiado con los años, y quizás por mi lucha anterior, ahora me resultan tan tiernos y preciados sus besos.

                             Será una gran persona, por genes y por genio, y definitivamente, uno de los hombres de mi vida. Hoy hace  nueve años que le vi nacer, y todavía recuerdo la emoción. 

                             Se llama Mario. Es mi sobrino, y presumo de ser su tía. 

                             ¡Felicidades, petardo! 

jueves, 8 de junio de 2017

SE DICE PRONTO

         


                Hoy hace 30 años, que se dice pronto, de una de las mejores decisiones de mi vida: decirle que si a aquel larguirucho que empezaba a afeitarse, presumía de tupé y vacilaba de haber tenido novias...con 16 años...

                      Celebro que el azar te pusiera en mi vida. Celebro cada año como compañero, amigo, amante, y el mejor padre que pudiera imaginar para mis hijos. 

                      Los malos ratos no importan, ni los sueños condenados, ni lo que nos depare el mañana. Eso son trampas de la vida. Lo que cuenta es toda tu culpa en mis momentos felices, que han sido muchos.

                      Brindo por ti. Brindo por mí. Brindo por el azar, que te puso en mi vida. 

viernes, 26 de mayo de 2017

FRENTE AL MAR (BY THE SEA. Dir. Angelina Jolie)

                   Hace tiempo que no sonaba el teléfono de casa, el fijo. Realmente, lo mantiene porque le abarata la tarifa de la tele por cable, pero solo usa el móvil para  comunicarse, así que le costó recordar el número cuando  en la comisaría le pidieron uno para localizarla.

                   Le habían robado el bolso cuatro días atrás, con las tarjetas, la documentación, las llaves del trabajo, el móvil, una blusa que acababa de comprar...Todo menos las llaves de casa y el coche que estaban en el bolsillo, porque tenía la costumbre de no guardarlas nunca  junto a la documentación.


                   Fue incómodo apañarse esos cuatro días sin tarjetas, ni móvil, ni documentación, pero lo realmente  duro fue sobrevivir  sin el muñeco y las listas.

                   Se vistió en dos segundos y salió corriendo para llegar a la comisaría antes de que cerraran, porque la amable policía que la llamó le había dicho  que tenía su bolso con todo el contenido excepto el monedero y la blusa. Las llaves, el móvil, la documentación...pero lo único  que Sara preguntó  fue por  las listas y el muñeco.

                   Cuando se separó de Fernando , ambos lo pasaron mal, pero pactaron tratar de ser amigos, una pareja civilizada, separada sin rencores. Sara no llevaba bien la distancia, pero eran peor los encuentros, porque de vez en cuando, al tenerlo cerca, se le  olvidaba por qué leches habían terminado. Uno de esos días,  decidió hacer una lista de sus defectos, decepciones y diferencias irreconciliables, y llevarla siempre consigo. Y un muñeco de vudú. Igualito a Fernando, con su mismo pelo, sus gafas y su camisa favorita. Cada vez que sentía nostalgia o le asaltaba la absurda idea de una reconciliación, repasaba la lista, regodeándose en los ítems subrayados. Y clavaba chinchetas en el muñeco.

                   Los usaba poco, pero le tranquilizaba llevar aquellos fetiches encima. Igual era casualidad, pero desde que los tenía, Fernando  sufría cefaleas, diarreas y cólicos inexplicables y repentinos, que solían coincidir con sus menstruaciones.

                   Recuperó su bolso con la ansiedad  de una cocainómana enmonada, a punto de desesperar, porque en esos cuatro días había pensado más en él que en los seis meses previos. Los dos primeros, los soportó como pudo, pero el tercero tuvo que llamarlo para oír su voz, y él, encantador como siempre, la invitó a cenar hoy.

                   Pasó toda la noche en vela, arrepintiéndose de la llamada y buscando una excusa creíble para no acudir a la cita. Pero gracias a la poli, ya no iba a necesitarla: un  repaso rápido a la lista le dio más serenidad que los trankimazines a puñados de ayer. Buscó un alfiler de costura, de esos de la bola negra.  Calculó cuidadosamente sobre la espalda baja del muñeco, y le clavó la aguja hasta el fondo.

                   Habían quedado a las nueve. A las siete y media se metió en la ducha, sin prisas. Al salir sonó el teléfono. Era Fernando. Por lo visto estaba de reformas en su piso, y al mover unos muebles había sentido un dolor punzante en la nalga, y desde entonces no se podía mover del dolor. Su ciática, que no le molestaba desde hacía seis años, había vuelto. Sentía mucho no poder cenar con ella.

                   Sara terminó de ducharse, se puso mona, y se fue al cine a ver la versión original de "Frente al mar".

SE NOS VA DE LAS MANOS.

               Se nos va de las manos. La socialización de nuestros niños va por mal camino, y la raíz del problema está en nosotros, los padres, no me cabe duda. 

               El desconocimiento, la desidia, la falta de tiempo y el no ser conscientes de que estamos criando niños  que acceden sin filtro ni censura a un mundo de adultos, nos hace partícipes  involuntarios del aumento sin precedentes de la prevalencia del sadismo en la infancia. No es natural tanta violencia, física y psíquica, en las relaciones sociales de los niños. Ellos copian las conductas, no las inventan, y no somos capaces de evitar su acceso a situaciones que no entienden, pero asimilan como normales, y se habitúan a ello, y lo interiorizan. 

               Permitimos que vean los  informativos, los programas de cotilleo, las películas y series de zombies, guerras, donde aparecen mutilaciones y conductas violentas y abusivas, series de dibujos animados soeces,  con personajes que abanderan la mala educación, música  con letras sexistas, violentas, les incitamos a competir deportivamente sin deportividad, somos incapaces de controlar su navegación por las redes....Si nos preocupa exponerlos al sol de agosto a las tres de la tarde en la playa, y les llevamos gorra, camiseta, protector solar antibalas y chanclas ergonómicas, por qué les exponemos a semejante cantidad de información y estímulos descontrolados, si no tienen capacidad para discernir el bien del mal?


              Tengo un hijo cuyo carácter le hace especialmente vulnerable al acoso, y se me abren las carnes cada vez  que me planteo el tema. Es básicamente bueno, carente de mala intención o de idea de venganza, y muy sociable y divertido cuando se le abre la puerta, porque su timidez le impide llamar. Canijillo, listo y con gafas. El blanco perfecto. Sus cualidades, que deberían ser  positivas en un niño, hoy son debilidades, dificultades, casi discapacidades para  sobrevivir en el mundo de las relaciones infantiles. Mi niño va desarmado. 

               Suena tragicómico, ¿verdad?. Yo también dudé si exageraba cuando le expuse a su profesora que mi hijo estaba triste, que inventaba excusas para no ir a las clases de inglés, que antes le entusiasmaban, que no se quería apuntar a ningún deporte¡con 8 años!, que enfermaba cada vez que tenia que quedarse en el aula matinal para que  nosotros  pudiéramos acudir a nuestro trabajo, que jugaba solo en un patio  lleno de compañeros... Mi niño, el príncipe de la casa, adorado por su hermana y sus padres, un sonajero en la intimidad, alegre hasta la payasura, estaba  apagado, mohíno, apenas sonreía.  Obviamente, a estas alturas ya éramos conscientes  de que algo pasaba, pero a pesar de que podemos presumir en casa de la comunicación excelente y la confianza con nuestros hijos, no  fue capaz de pedir ayuda durante meses. 

                A base de mucho insistir y de argucias argumentales, conseguimos que, entre lágrimas de desconsuelo, confesase su problema: un grupo de compañeros se estaba pasando con él. Todavía me da reparo  decir que lo acosaban, porque me parece una palabra muy grande en la misma frase que "niños".  A ver, que no soy una pazguata, y que sé que los niños con mal comportamiento , incluso cínicos por naturaleza, existen,  los abusones de siempre, que yo también fui canija, empollona y con gafas....¿pero tantos?.

                 En el caso de mi hijo tuvimos suerte y no pasó de empujones, situaciones humillantes, exclusión y chantajes emocionales, y alguna vez, cogerlo del cuello. SÓLO eso, pobre mío.  Pero tuvimos suerte, digo, porque los "niños problema" eran compañeros suyos "de siempre", con familias normales, cercanas a nosotros, con los que se había llevado genial hasta entonces.  Suerte, digo, porque la reacción de su profesora, del colegio, y sobre todo de los padres de los susodichos niños, fue estupenda. En unas  semanas todo se normalizó y mi niño, poco a poco, a vuelto a ser él. 

                Me da grima hablar del tema, pero conozco casos en que no se ha solucionado igual, y pienso que hay que darle luz, y porque mi niño sigue siendo vulnerable.

                Esta reflexión me asalta cuando esta mañana  he leído una noticia acerca  de un juego sádico  de moda en los colegios, el  abecedario del diablo. Consiste en que la víctima debe recitar el abecedario y una palabra que empiece por cada letra,  mientras el verdugo le araña  el dorso de la mano con cualquier objeto, a cambio de incluirle en el grupo, o de ganarse el derecho a no ser  golpeado o insultado. Yo le he intentado, sin que nadie me haga daño, y he tardado  casi dos minutos, siendo licenciada y sin estrés. Imaginen a un niño de primaria, con bastante menos vocabulario, muerto de miedo, al que le están haciendo daño en la mano. Un arañazo mantenido durante minutos en una mano, puede causar lesiones bastante  serias. 


               ¿Da miedo, no? 

               ¿Cómo controlamos ésto? ¿Qué podemos hacer?  Los niños son niños, y por lo tanto  no responsables de sus actos, ni de lo que aprenden, ni de la información  que les damos o les negamos. Los profesores tampoco. Ellos son  nuestros colaboradores en la socialización y el aprendizaje de nuestros niños, pero la educación, los valores  y el comportamiento, son responsabilidad nuestra. Por supuesto que hay niños muy difíciles, pero no todos los niños acosadores tienen problemas  psiquiátricos, ni de adaptación. Puede ser cualquiera. La prueba  está en mi propio caso: cuando los padres de los niños supieron del comportamiento de sus hijos, insospechable  hasta entonces, les faltó tiempo para corregirlo, disculparse, y hacer ver a sus hijos el daño que hacían al mío. 

                Tampoco hay que fustigarse. Los padres somos responsables, pero no dioses, y no podemos conocer  el comportamiento real de nuestros niños fuera de nuestra vista. Del mismo modo que yo no  supe ver que mi hijo estaba mal, cuando le causaba tanto dolor, ellos no fueron conscientes de un comportamiento de sus hijos que no les causaba ningún problema. 

                Criamos niños en mundo de adultos, expuestos a información  sin censura, y sin la capacidad de  razonamiento que dan la edad y la experiencia, sin haber aprendido aún  a distinguir el bien del mal,  y sin conocer los límites de lo correcto, y el niño que no los conoce, no los puede respetar, como el que conduce sin haber pisado la autoescuela.. 

               Pensemos, padres, que estamos criando  la humanidad del mañana, y, personalmente, creo que podemos hacerlo mejor. 

               A ver si se desnubla el día  y se me ocurre algo más divertido... ¡que es viernes!

viernes, 7 de abril de 2017

QUERER PARA ADENTRO

         
           Que difícil se me antoja querer para adentro, queriendo querer para afuera.

               Ahogar los te quiero y frenar los besos, abrazar con ternura, solo con ternura, sin calentar la carne, no por falta de ganas, sino porque el gato escaldado, hasta del agua fría huye, y queman los silencios donde antes  ardía la risa. 

               Que tensa la calma tras la tempestad, esta constante improvisación del alma, en espera del veredicto, de la capitulación, mientras el sueño de que ésto sea una  pesadilla de la que me vas a despertar, como siempre, se rinde ante la conformidad de saber que todo  pasa, que todo cura, que de todo se puede partir hacia delante, y que la única forma de volver a ser, es tener una memoria espléndida y bien cuidada. 

              No siento pena ni nostalgia, sino una incertidumbre amarga, una incredulidad poco hecha, no cruda, un espasmito del yo. Un no saber que va a pasar con los ahorros de mi alma cuando liberen este corralito. 

              Que difícil se me antoja, lo de querer para adentro, acostumbrada a querer para afuera

domingo, 2 de abril de 2017

CALMA

                         A veces confundimos  ser feliz con estar en calma, y, verdaderamente, es complicado discernirlas, sobre todo si manejas esa herramienta que te da la madurez para acrisolar las situaciones. 

                        Para mi la diferencia está en el brillo. La calma es suave, sedosa o  aterciopelada, con bajorrelieves que prestan sensación de solidez, de rozamiento, de ritmo sosegado y de cosecha.  La felicidad es rutilante. Destellos en los ojos, en la  piel, en la sonrisa con dientes, mientras la calma sonríe con los labios, no con la boca entera.

                       Además, la calma, para serlo, necesita de tormenta previa. Se puede ser feliz sin haber sentido la desgracia, por mucho que los agoreros digan que no. Pero para sentir que estás en calma, tienes que haber pasado por las turbulencias. 

                      Se puede sentir  felicidad en medio de la tormenta, pero no infortunio si estás en calma. En eso, la felicidad es más frívola que la calma, que tiene ciertas normas. 

                      Es importante la calma. Es tan reconfortante y alimenta tanto cuando la sientes, que te hace crecer a lo alto, eleva tus miras, tus esperanzas, perfila tus sueños y ambiciones. La felicidad te hace disfrutar, sentir, vibrar...pero no reconforta. Puede incluso generar inquietudes insospechadas, según de donde llegue.

                     La calma se conquista a base de pelearla. La felicidad te toca...o no. Juega contigo al escondite y a veces se burla de tus buenas intenciones. Sin embargo, la calma suele llevarlas de la mano y jamás aparece si te guían las maldades para con nadie.

                    Está bien esto de la calma, y está bien  la felicidad. Y está bien la vida, y el pasar de los años, y las gentes que te sueltan o te aprietan.

                    Está bien elevar los sueños, porque así es más fácil perseguirlos.

miércoles, 29 de marzo de 2017

LO INEXORABLE?




                        Estoy conociendo a una persona especial. Llevo toda la vida cruzándome con ella, pero hasta ahora no se alinearon los  astros para que nos acercásemos tanto.  Es una mujer que empieza a asimilar sus dimensiones, su lugar en el mundo, con  prudencia y tensón obligados, consecuencia del terremoto del que acaba de salvarse. El temblor que acabó con su casa, la dejó casi en coma, y enfermó del alma  durante demasiado tiempo. Ya no, ya pasó, ya se está dando el alta. 

                         Resulta que no es tan fuerte, ni tan infalible como pensaba. Resulta que venía gastando mal su sentido del humor, que derrochaba en vanalidades, y no para enfrentar los bofetones de la vida. Resulta que es verdad que lo bonito, lo grande, lo lleva por dentro, y todavía no ha nacido quien lo haya visto del todo. Que puede ser princesa, madre, puta, samaritana, ingeniera de la vida, artista, mentirosa, amante, esposa, amiga, bruja, hermana de alguna amiga y amiga de la hermana...capaz de sacar los ojos a quien sea por sus trocitos de ser y de bajar los brazos y la bandera, de perder la guerra y todas las batallas, con tal de seguir con vida. 

                          Porque aunque amputada, sigue p'alante. Porque cuando se ha secado las lágrimas, le quedan los ojos rojos y el corazón más chico, pero porque está encogido. Lo importante es seguir, que ya encontrará la forma de volver a derramarse en besos, en  risas y en gritos, de furia y de placer, que de todo guarda.

                          Nos hemos acercado en la cuarentena. Paseamos por los mismos cafés y  bulevares, yo buscando mi sonrisa y ella recuperando sus fuerzas. Nos puso de amigas darnos cuenta de que las dos nos enamoramos de hombres de pocas palabras, pero brutalmente sinceras, de los que se enamoran de mujeres con demasiadas, como nosotras. Ese tipo de hombre que se calla los te quiero que no le hierven, que no te busca si no te echa de menos, ni te abandona cuando estás enferma, pero que tampoco sabe ocultar su pena por no sentir, su disgusto por la vida a medio gas. 

                         Hemos conocido a nuestros hombres temblando de amor del bueno entre nuestras sábanas, y no nos hizo falta besar cien sapos para reconocerlos como irrepetibles en nuestras vidas. Por eso discutimos a diario,  sobre  si seguir esperando a que encuentren el momento de despedirse, pensando, ingenuos, que puede haber un momento adecuado, o pedirles que no demoren, que el tiempo que pasemos acostumbrándonos a una vida descafeinada nos hará comunes. Y ni nosotras, ni él, somos comunes. 

                         Ya no peno. Ahora espero, cogida de la mano de ésta, mi persona especial, que me la aprieta con cada beso que, a fuerza de ser sincero, lleva la firma del amigo que más pueda querernos nunca, pero no del amante que necesitamos para no dudar de que vivimos la vida correcta. A ver cuando se deciden a volar, que a nosotras también se nos desgastan los corazones,  y se nos secan los labios esperando lo inexorable.

domingo, 26 de marzo de 2017

UNO DE MIS TESOROS

                 Si 20 años no es nada, cinco deben ser una nimiedad, lo que explica que nos siga doliendo tanto tu ausencia.

                Duele diferente, con el tinte de la eternidad asumida, como una cicatriz que nos recuerda la herida que fue, con cada cambio de estación o terremoto en el calendario, como la fecha de hoy.

                Por aquí estamos bien. Tu madre demostrando de dónde sacaste la fuerza, tus hermanos, los cuatro, venerando tu memoria, y tus sobrinos haciéndose mayores, cada uno a su estilo. Los habrías disfrutado mucho, son buenos en esencia y cariñosos a rabiar, y están entrando en esa edad en la que las titas como tú se hacen fundamentales.  

               En casa, además, tenemos el recordatorio constante de tus genes. Lucía tiene gestos y actitudes tan tuyas, que nos miramos entre nosotros y no hace falta decir nada. 

               Si es cierto que nadie muere del todo mientras se le recuerde, estarás con nosotros mucho tiempo, cielo.  Desearía creer que existe un más allá, para mandarte el beso con más fe. Mientras, se lo doy a tu recuerdo, uno de mis tesoros. 

martes, 14 de febrero de 2017

NUNCA DIGAS NUNCA JAMÁS

               Qué razón tenía quien avisó: " nunca digas nunca jamás...." 

               Yo, que llevo años despotricando contra el día de los  enamorados, y acumulo siglos de condena al purgatorio por ignorar al santo...hoy vuelvo a celebrarlo. Con todos sus peregiles, aunque creo que eso era para San Pancracio.

               Esta mañana, como casi todas, le desperté con un beso. Bueno, varios, que hoy le ha costado...Cuando abrió los ojos, me dijo: "Buenos días. Te quiero, amor de mi vida."

               Después de la adecuada repuesta en forma de achuchones, y besos, y risas, desayunamos juntos, y hemos planeado una cena romántica, con velas y mantel de visitas,  y comida en forma de corazones. 

               Es fascinante cómo  el amor de un hombrecito de nueve años te puede cambiar el día. Y la vida. 

domingo, 5 de febrero de 2017

ARMISTICIO

           He firmado un armisticio con la vida. 

           Me ha costado desprenderme de mi beligerancia, pero es lo único sensato que me queda por hacer, si quiero conservar lo que queda de mis tropas, que no son pocas, pero con las fuerzas diezmadas, y demasiados frentes abiertos. Las retiro antes de que sea tarde, para dedicarlas a recuperar las condiciones por las que mis tierras eran amables, prósperas y salubres. 

            El empecinamiento de la vida en plantarme batalla,  me ha llevado a comprender que de nada sirve ganar una guerra cuando el botín es un territorio yermo y arrasado, que me será hostil de por vida. Si anhelo un vergel, no puedo destruirlo para conquistarlo.. 

            Retiro, pues, mis tropas. Las cuidaré, sanaré sus heridas y las proveeré de los mejores alimentos y bálsamos. No recuperarán su antiguo esplendor, pero la baza de un soldado viejo es su experiencia, que compensará el defecto de su fortaleza de antaño. 

            Cuando mi ahora cansado ejército se recomponga, cumplido el plazo del armisticio, ya decidiremos, la vida y yo, si seguimos en guerra o acordamos su fin. 

            A casa, pues, soldadesca.




ARMISTICIO:  Acuerdo que firman dos o más países en guerra cuando deciden dejar de combatir durante cierto tiempo con el fin de discutir una posible paz