Hoy ha sido día de conciencias. El cáncer de mama es una de las causas agraciadas con el apoyo firme de la sociedad, que ha sabido valorar la importancia demostrada de que el pronóstico depende de un diagnóstico temprano, aunque no sea una regla matemática, como todo en Medicina.
Otra razón, sin duda, de este apoyo unánime es la tragedia que supone que tamaña enfermedad te arrebate una madre, hija o hermana. Ciertamente, pienso que el papel de las mujeres en las familias, que en multitud de ocasiones perjudica nuestra individualidad, nos favorece en este tema, porque el miedo a perdernos aumenta la sensibilización ante un problema predominantemente femenino, sin olvidar que los hombres también tienen mamas, y sus mamas también tienen cánceres.
Reaccionamos cuando nos atacan donde duele, y las mujeres dolemos mucho en esta sociedad, todavía tan de hombres.
No creo que quede nada original por decir sobre el cáncer de mama, sobre prevenir y detectar a tiempo, y la lucha que supone para enferm@s y familiares, pero sé lo que duele perder una hermana por culpa de este asesino silencioso, y no quería dejar pasar el día sin recordarle al mundo que la sigo echando de menos cada día. Hoy, mi lazo rosa han sido el pañuelo de flores que heredé de ella, y estas letras, que le dedico salpicadas de suspiros, alguna lágrima.
Besos mil, estés dónde estés.
lunes, 19 de octubre de 2015
viernes, 16 de octubre de 2015
ESTAR EN FORMA
Hay que ver lo difícil que se ha puesto estar en forma...
Me ha llegado el momento de enfrentarme a la evidencia de que el sedentarismo y el yantar antojadizo me van a llevar por mal camino, porque mis padres me han proporcionado unos ciertos modales y una carrera con la que ganarme la vida, pero también una nefasta propensión a la hipercolesterolemia. Sabido es que todo lo rico de comer tiene colesterol, y que la mejor forma de combatirlo es el ejercicio regular. Por eso el colesterol es un problema, porque me gusta comer, y no tolero el ejercicio. Me hace sudar, y sudar me parece algo asqueroso, deleznable, justificable sólo a consecuencia del oficio de cada cual, o de placeres que lo compensen. No encuentro otra razón lógica para sudar.
Lo de hacer dieta lo tengo fácil. Cierto es queme gusta comer, pero tampoco soy de chacinas, ni de dulces. Mi criptonita son los helados, y en invierno resulta más fácil esquivarlos. Además, mi cocinero practica la dieta mediterránea y gusta de cuidarse, así que el punto uno, resuelto.
Pero el punto dos....Ejercicio aeróbico regular, al menos tres veces por semana. Vale. Parece sencillo. Ja! Mi cocinero-entrenador (ahora coach) ha intentado varias veces que me apunte a un gimnasio. El pobre no se entera de que no pienso aguantar el miasma aromático de otros, y que yo necesito dos horas para ir al gimnasio(ahora gym), porque aparte de los 30 minutos máximo de deporte, necesito tres cuartos de hora para ducharme, cambiarme y llegar (que no me parece bien ir sudada al gimnasio) y otros tres cuartos para ducharme y arreglarme después de sudar. Inoperable, carezco de tiempo suficiente.
Su segundo intento fue preguntarle a su monitor por una rutina para mí (antes tabla de ejercicios) fácil, corta y efectiva, vamos, para vagas. Así que llevo unas cuantas semanas practicando un hit training de nueve minutos en la bici estática en la buhardilla, que no es más que una forma de pedalear combinando las intensidades, que te hace sudar como una cerda en nueve minutos. Y duele. Reconozco que hace efecto, pero me da una pereza cambiarme para sudar nueve minutos....
Su tercer intento ha sido regalarme por mi cumple un iPod chulísimo, con una especie de brazalete para llevarlo en el brazo....mientras haces ejercicio. Para que no me aburra. En un principio, no supe cómo tomármelo...pero ha resultado ser una gran idea, porque escuchando música, me aburro menos.
Por aquello de la vena científica, traté de buscar información, para no fastidiar mi anquilosado esqueleto exagerando la intensidad del ejercicio, y no fuera a ser que la descarga de endorfinas que por lo visto genera el deporte...fuera a provocarme un subidón con consecuencias sobre mi maltrecho estado mental, o mi tarjeta de crédito, y generarme una bipolaridad irreversible, que yo soy muy sensible a las drogas.
La madre del cordero. Tras varias horas tratando de cribar páginas con cierta seriedad, resulta que las opciones de ejercicio aeróbico son infinitas. Running, fitness, spinning, interval training, hit training, jogging, aquagym, crossing, zumba....Además, hay cantidad de páginas en las que te pautan el tiempo, la intensidad y el ritmo del ejercicio, las pruebas médicas previas, y hasta la velocidad del viento, y alineación de los planetas adecuado para cada individuo. ¡La leche! (de soja, que las vacas también son malas ahora...).
Me pillé un diccionario, y cuando me enteré de lo que era cada cosa me decidí por....salir a andar. Por el parque, con mis botines y mis leggins (las mallas de toda la vida) y una camiseta vieja. A loco, sin analítica previa, ni resonancia del psoas, ni ná....
Bueno, pues tampoco vale.
Tengo la suerte de tener al lado de casa un parque enorme, de esos que son un pinar grande, y le han puesto en medio un lago con patos y muchos senderos y banquitos, ideal para hacer deporte, celebrar cumpleaños y pic-nics de fin de semana cuando no hay ganas de coger el coche.
Pues me calzo mis botines, casi nuevos, porque me los compré hace varios años , no recuerdo para qué, mis culotes de ciclista y mi sujetador deportivo, regalos de mi personal coach, una camiseta vieja para taparme el culo, que todavía no está para enseñar, y mi iPod. Cuando llegué al parque, me sentí como Bridges Jones en la escena en que aparece disfrazada de conejita playboy en una fiesta formal...Desentonaba hasta con los pinos.
O sea(con acento pijo), es que no eres nadie si no llevas unas zapatillas de running (no botines del Carrefour), con amortiguación de la pisada, camiseta fosforescente antitranspiración, calcetines a juego con el coletero, auriculares de casco grande, para hacer pesas con la cabeza, riñonera con bebida isotónica y algún strep en las piernas o los antebrazos (las tiras esas que te pegan los fisios para las tendinitis...). Casi me vuelvo para casa. Pero recordé que soy una mujer madura, con carácter e ideas propias, y seguí paseando mi facha hortera. Ea. Una hora. Andando, que correr es de cobardes.
Cierto es que cuando llevas un rato, te integras, te dejas llevar por el oxígeno que te entra, y, por qué no, por la maldad interna, y empiezas a observar la tipología de la fauna deportista...y resulta que no estás tan mal. Hay de todo. Me crucé con grupitos de varones fornidos, a los que se les nota que practican desde hace tiempo, frikis paliduchos a los que apetece preguntarle si les pasa algo, porque parecen desfallecer mientras corren más despacio de lo que yo camino, güenorras que ni sudan, ni se despeinan, que parecen vestidas de Prada, y que una mataría con la mirada, abueletes haciendo flexiones, parejitas que se paran más de lo debido....y los exagerados. Los ves venir de frente, con la cara desencajada, sudando a chorros, corriendo como si les persiguiera un zombi, y gimiendo cual peli porno exagerada. Dan ganas de llamar al 112.
La cosa es que me ha gustado la sensación, y llevo tres días practicando el walking. Ya se me van pasando las agujetas y siento un interés inusitado por los catálogos del Decatlhon. Ya mismo publico los pasos en Facebook...jejeje.
Me ha llegado el momento de enfrentarme a la evidencia de que el sedentarismo y el yantar antojadizo me van a llevar por mal camino, porque mis padres me han proporcionado unos ciertos modales y una carrera con la que ganarme la vida, pero también una nefasta propensión a la hipercolesterolemia. Sabido es que todo lo rico de comer tiene colesterol, y que la mejor forma de combatirlo es el ejercicio regular. Por eso el colesterol es un problema, porque me gusta comer, y no tolero el ejercicio. Me hace sudar, y sudar me parece algo asqueroso, deleznable, justificable sólo a consecuencia del oficio de cada cual, o de placeres que lo compensen. No encuentro otra razón lógica para sudar.
Lo de hacer dieta lo tengo fácil. Cierto es queme gusta comer, pero tampoco soy de chacinas, ni de dulces. Mi criptonita son los helados, y en invierno resulta más fácil esquivarlos. Además, mi cocinero practica la dieta mediterránea y gusta de cuidarse, así que el punto uno, resuelto.
Pero el punto dos....Ejercicio aeróbico regular, al menos tres veces por semana. Vale. Parece sencillo. Ja! Mi cocinero-entrenador (ahora coach) ha intentado varias veces que me apunte a un gimnasio. El pobre no se entera de que no pienso aguantar el miasma aromático de otros, y que yo necesito dos horas para ir al gimnasio(ahora gym), porque aparte de los 30 minutos máximo de deporte, necesito tres cuartos de hora para ducharme, cambiarme y llegar (que no me parece bien ir sudada al gimnasio) y otros tres cuartos para ducharme y arreglarme después de sudar. Inoperable, carezco de tiempo suficiente.
Su segundo intento fue preguntarle a su monitor por una rutina para mí (antes tabla de ejercicios) fácil, corta y efectiva, vamos, para vagas. Así que llevo unas cuantas semanas practicando un hit training de nueve minutos en la bici estática en la buhardilla, que no es más que una forma de pedalear combinando las intensidades, que te hace sudar como una cerda en nueve minutos. Y duele. Reconozco que hace efecto, pero me da una pereza cambiarme para sudar nueve minutos....
Su tercer intento ha sido regalarme por mi cumple un iPod chulísimo, con una especie de brazalete para llevarlo en el brazo....mientras haces ejercicio. Para que no me aburra. En un principio, no supe cómo tomármelo...pero ha resultado ser una gran idea, porque escuchando música, me aburro menos.
Por aquello de la vena científica, traté de buscar información, para no fastidiar mi anquilosado esqueleto exagerando la intensidad del ejercicio, y no fuera a ser que la descarga de endorfinas que por lo visto genera el deporte...fuera a provocarme un subidón con consecuencias sobre mi maltrecho estado mental, o mi tarjeta de crédito, y generarme una bipolaridad irreversible, que yo soy muy sensible a las drogas.
La madre del cordero. Tras varias horas tratando de cribar páginas con cierta seriedad, resulta que las opciones de ejercicio aeróbico son infinitas. Running, fitness, spinning, interval training, hit training, jogging, aquagym, crossing, zumba....Además, hay cantidad de páginas en las que te pautan el tiempo, la intensidad y el ritmo del ejercicio, las pruebas médicas previas, y hasta la velocidad del viento, y alineación de los planetas adecuado para cada individuo. ¡La leche! (de soja, que las vacas también son malas ahora...).
Me pillé un diccionario, y cuando me enteré de lo que era cada cosa me decidí por....salir a andar. Por el parque, con mis botines y mis leggins (las mallas de toda la vida) y una camiseta vieja. A loco, sin analítica previa, ni resonancia del psoas, ni ná....
Bueno, pues tampoco vale.
Tengo la suerte de tener al lado de casa un parque enorme, de esos que son un pinar grande, y le han puesto en medio un lago con patos y muchos senderos y banquitos, ideal para hacer deporte, celebrar cumpleaños y pic-nics de fin de semana cuando no hay ganas de coger el coche.
Pues me calzo mis botines, casi nuevos, porque me los compré hace varios años , no recuerdo para qué, mis culotes de ciclista y mi sujetador deportivo, regalos de mi personal coach, una camiseta vieja para taparme el culo, que todavía no está para enseñar, y mi iPod. Cuando llegué al parque, me sentí como Bridges Jones en la escena en que aparece disfrazada de conejita playboy en una fiesta formal...Desentonaba hasta con los pinos.
O sea(con acento pijo), es que no eres nadie si no llevas unas zapatillas de running (no botines del Carrefour), con amortiguación de la pisada, camiseta fosforescente antitranspiración, calcetines a juego con el coletero, auriculares de casco grande, para hacer pesas con la cabeza, riñonera con bebida isotónica y algún strep en las piernas o los antebrazos (las tiras esas que te pegan los fisios para las tendinitis...). Casi me vuelvo para casa. Pero recordé que soy una mujer madura, con carácter e ideas propias, y seguí paseando mi facha hortera. Ea. Una hora. Andando, que correr es de cobardes.
Cierto es que cuando llevas un rato, te integras, te dejas llevar por el oxígeno que te entra, y, por qué no, por la maldad interna, y empiezas a observar la tipología de la fauna deportista...y resulta que no estás tan mal. Hay de todo. Me crucé con grupitos de varones fornidos, a los que se les nota que practican desde hace tiempo, frikis paliduchos a los que apetece preguntarle si les pasa algo, porque parecen desfallecer mientras corren más despacio de lo que yo camino, güenorras que ni sudan, ni se despeinan, que parecen vestidas de Prada, y que una mataría con la mirada, abueletes haciendo flexiones, parejitas que se paran más de lo debido....y los exagerados. Los ves venir de frente, con la cara desencajada, sudando a chorros, corriendo como si les persiguiera un zombi, y gimiendo cual peli porno exagerada. Dan ganas de llamar al 112.
La cosa es que me ha gustado la sensación, y llevo tres días practicando el walking. Ya se me van pasando las agujetas y siento un interés inusitado por los catálogos del Decatlhon. Ya mismo publico los pasos en Facebook...jejeje.
jueves, 15 de octubre de 2015
UNA VARITA MÁGICA
Busco la varita mágica que traduzca mis sentimientos a palabras de tu idioma, que te aclare la dirección de mi mirada, y sincronice nuestras ansias, para que no dudemos nunca de las intenciones, las ganas, ni las intensidades.
Quiero encerrarte en una habitación en el fin del mundo, o en algún refugio cercano, para desnudarte despacito, besándote cada esquina, y grabar en mi retina cada centímetro de tu cuerpo, por si decides irte después, hacerme un escapulario con tu recuerdo.
Voy a desnudarme despacito, destapando cada palmo de mi piel, para que veas como se transforma mi cuerpo cuando lo miras tú, y mi alma cuando me besas, para que decidas no irte, que no me gustan los escapularios...
Me confieso y reconozco torpe, visceral, irritante y terca. Cometo errores de los muy grandes. He puesto mis necesidades por encima de las tuyas, y me he equivocado. Mucho. Pero estoy segura de que quererte no es un error.
No puedo arreglarlo ya, pero te pido que no me sueltes la mano, para seguir paseando juntos.
Dame un rato más para recordarte por qué me quieres. Un rato, o toda la vida. Tú decides.
Quiero encerrarte en una habitación en el fin del mundo, o en algún refugio cercano, para desnudarte despacito, besándote cada esquina, y grabar en mi retina cada centímetro de tu cuerpo, por si decides irte después, hacerme un escapulario con tu recuerdo.
Voy a desnudarme despacito, destapando cada palmo de mi piel, para que veas como se transforma mi cuerpo cuando lo miras tú, y mi alma cuando me besas, para que decidas no irte, que no me gustan los escapularios...
Me confieso y reconozco torpe, visceral, irritante y terca. Cometo errores de los muy grandes. He puesto mis necesidades por encima de las tuyas, y me he equivocado. Mucho. Pero estoy segura de que quererte no es un error.
No puedo arreglarlo ya, pero te pido que no me sueltes la mano, para seguir paseando juntos.
Dame un rato más para recordarte por qué me quieres. Un rato, o toda la vida. Tú decides.