miércoles, 13 de noviembre de 2019

SERÁ NOVIEMBRE...

          Será noviembre, será la edad, será lo puercamente bonita que puede ser la vida a pesar de todo... el caso es que como cada año, llevo días acordándome de ti más de lo habitual. 


           Serán los besos que me dan tus sobrinos, y tú no  puedes darle a tu madre. Será tu risa floja, que a veces  escucho en extraños, que robaron las carcajadas que no usaste. Serán las ganas de contarte tantas cosas que querrías celebrar conmigo. 

           Es curioso que el tiempo, que no cura nada, pero  te enseña a aceptar las derrotas, ha transformado el dolor punzante de los primeros otoños sin ti en una melancolía agridulce, en un lamento mudo, en rendición ante la puñetera muerte que te robó de nosotros. 

            Sigo hablando de cuando en cuando con  tu recuerdo. Estos días te he contado lo bien que se lo pasa Lucía en el instituto, lo largo que tiene el pelo, lo bien que  le sienta la ropa y los gestos que heredó de ti. Y que le brillan los ojos, la sonrisa y los pensamientos. También te hablé del estirón de Daniel, de que la piel ya no le huele a niño pequeño, y que apunta maneras de hombre bueno y cariñoso. Te habría querido mucho, a juzgar por la ternura que le provoca tu recuerdo. Y tú te habrías enamorado de los dos.

             Yo estoy bien. Muy bien, de hecho. Dicen que la verdad nos hace libres, y aunque no la conocí como esperaba, cortó los hilos que me sujetaban a la incertidumbre de creerme loca.  La fe ciega fue mi kriptonita. Ahora sé de mi razón y  vuelvo a celebrar lo puercamente bonita que puede ser la vida, a pesar de todo. 

              Y echo de menos  no poder compartirlo contigo.....

              Hoy deberías soplar 41 velas en  la tarta de galletas de tu madre. El corazón nos llora un  poquito, y los que te quisimos, nos miramos con ternura al recordarte. 

             
Besos mil, cariño.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

EL VENTILADOR

         

            Mi marido, mi ventilador y yo. Nadie más en la habitación, como en todo el verano. De hecho, hoy hay lleno absoluto, porque lo habitual es que el trío me lo monte con el trasto...y mis manos. El tercero de hoy suele estar en discordia, o sea, durmiendo en el sofá, o de guardia. Es lo que tiene vivir con un galeno, y haber vendido nuestras almas a la rutina, a cambio de una supuesta paz conyugal sobrevalorada.

            Hoy, como digo, somos tres, y a mí me ha tocado en medio. Al de las aspas ha sido fácil ponerlo a tono. Sé dónde tocarle, y responde con una caricia susurrante, una brisa con cierto tono de sensualidad, que  se pasea por mi cuerpo de arriba a abajo, rítmico,  que me toca como le parece. La parte de su aliento que pasa por encima de mí llega al tercero, sin discordia hoy, que dormita desde hace rato, boca arriba, totalmente...frito. ¿Estará soñando? Soy incapaz de imaginar con qué o con quién. Cómo hemos cambiado....

             Sigue siendo atractivo. Sus patas de gallo son de las de reír, de las que favorecen a los hombres maduros, y tiene las canas justas para no parecer mayor de lo que es, sobre todo cuando se deja la barbita de dos días, que lo desaliña un poco, como cuando teníamos ventitantos. Pero reconozco que para el sexo, es mejor cuando se afeita, que tengo los muslos sensibles.  Sigue siendo alto, como me gustan los hombres, y delgado sin canijuras, que se mantiene en forma. Sus manos son bonitas, cuidadas, hábiles. Supongo que entrenadas en tocar gente. Me pregunto si todos los médicos  saben tocar  tan bien. ¿Y las médicas? Se lo tengo que preguntar un día que ya estemos peleados. Duerme en calzoncillos, como siempre, aunque ya son pocas las veces que despierta sin ellos. Hace años que no usamos pijamas, pero antes por pragmatismo, y ahora por costumbre.

                Por alguna razón, sospecho que relacionada con las cervecitas de la cena, me empieza a sobrar el sujetador. Parece que al ventilador le ha gustado porque apenas me lo quito, su soplido es como más intenso en esa zona. O son mis hormonas. El caso es que mis pezones agradecen la caricia con un saludo descarado. Instintivamente me giro hacia el dormilón. Parece que sonríe, con una expresión entre  paz y guasa, como cuando te empieza a hacer efecto la maría... y lo hace con la cara y la entrepierna. O la cerveza le afecta como a mí, o está soñando con alguna. Dudo que conmigo. Pero sea quien sea, me está haciendo un favor, calentando la comida para mí....Desde que me giré, el ventilador se ha centrado en mis piernas y en mis nalgas, y como uso tanga, la caricia llega un poco más allá. Definitivamente  tengo ganas. La duda es despertarlo, o apañarme con el aspado.

                 Le toco la mano. Ni se cosca. Empiezo a acariciar su brazo con  mi pelo. Huele muy bien, como siempre, pero parece que hoy se ha puesto más feromonas. Llego al hombro y se lo beso, suave, hacia el cuello. Si ahora se despierta enfadado, van a ser semanas de sofá. Pero sigue obnubilado y se ha vuelto hacia mí, con la boca entreabierta. Voy besando su cara, prudente, que no debe ser agradable despertarse con una lengua enredada en la tuya. Como ya me he colocado bastante cerca, mi mano se posa en su muslo, y lo acaricio despacio, suave, siguiendo el ritmo y la dirección del ventilador. Ahora somos dos contra uno, y su cuerpo empieza a reaccionar. Lo confirmo metiendo los dedos por debajo de su calzoncillo...Debe ser el punto gatillo de su subconsciente porque medio abre los ojos, sujetando mi muñeca para que no la mueva de donde está, mientras ronronea encantado con la sorpresiva sorpresa. Cuando toma conciencia  de lo que  pasa, empieza en uno contra uno, y el ventilador pasa a ser vouyeur colaborador. 

                  Está claro que el sexo es como montar en bicicleta, que no se olvida aunque practiques poco, y a nosotros se nos daba muy bien. En pocos minutos las piernas se enredan, los cuerpos  se humedecen, y las bocas hablan sin palabras, que son las únicas que ahora podrían fastidiarlo todo. Después de un rato, se da cuenta de que no estamos solos, y decide invitar al ventilador  a que juegue con nosotros.  Me coloca de rodillas, con las piernas abiertas, ofreciendole mi cuerpo mientras él, a mi espalda, manipula mis bajos y los suyos, que une y desune a su antojo, después de una entrada triunfal.

                  Como es lógico, el evento(si, evento, de eventual , inusual, extraordinario...) termina bien. Muy bien. Y después de un buen rato, el único que conserva  fuerzas para seguir es el ventilador. Claro que es bastante más joven que nosotros, y eso se nota...

                  Nos despertamos abrazados, porque  de repente hace calor. Se ve que al soplador no le ha sentado bien que lo ignoremos, y se ha fundido algún cable. Los celosos no deben hacer tríos. Se queman. 

                  Un día de estos le preguntaré lo de las manos de l@s medic@s. Si yo trabajase con él, íbamos a tener más que palabras, eso seguro. Menos mal que soy su mujer y no tengo que tocarme pensándolo.



Nota de autor: la tensión sexual no resuelta genera relatos oníricos a partir del comentario más absurdo. 

              

lunes, 29 de julio de 2019

HOMBRES BUENOS

               Resulta que existen hombres buenos. Yo lo sospechaba, porque traté con algunos, pero el mundo se empeña en decir que los hombres son malos. Sobre todo para las mujeres. 

               De pequeña, el malo era el hombre del saco, los niños los que te tiraban de las trenzas y los padres  los que reñían en serio. Al crecer tenías que tener cuidado con los chicos, porque todos eran malos en potencia, y sólo querían lo que querían.  Por lo visto no había mujeres del saco, como la que mató al pescaito Gabriel, ni las niñas te tiraban del pelo si perdían a la comba, ni las chicas queríamos que los chicos se nos acercaran, porque no teníamos hormonas y la pureza del corazón nos invadía los genitales.

                 De mayor, no te fíes de los jefes ni los compañeros, que a la mínima, te dejan sin bragas, y además se aúpan entre ellos,  relegándote siempre a puestos  inferiores.  No te fíes de ninguno. Registra su móvil, sus mensajes, su cartera, que seguro que encuentras algo, porque no hay uno bueno. A la única mujer que tienen ley es a la madre, y  no todos. Busca una buena abogada si te divorcias, porque te van a dejar con una mano delante y otra detrás. No te acuestes con cualquiera, y menos en la primera cita, porque después no vuelven, y se lo cuentan a todo dios para colgarse las medallitas. Porque las jefas y las compañeras no te ponen zancadillas, claro, vamos todas como hermanas, ayudándonos a prosperar... y nuestros móviles son poco menos que las sagradas escrituras, intachables, y en nuestro bolso no habrá nunca una llave o un condón de más. Tampoco  tenemos madre, y al divorciarnos, ponemos el interés  familiar por encima del nuestro, siempre. Y por supuesto, si nos acostamos con alguien, es por amor, con idea de futura relación. 

                 Pues resulta que no, que hay hombres buenos y mujeres malas. Que las niñas también  dan palizas, y hacen bulling, amparándose precisamente en la presunción de inocencia por ser niñas. Y las mujeres también matan niños para hacer daño, por venganza. Y envenenan la relación de sus hijos  con los padres por el mismo motivo. Y a las adolescentes se les calienta el ánimo tanto como a ellos, y también tocan y quieren ser tocadas. Y hay tantos jefes honestos como cabritos, y tantas jefas honestas como víboras. Que no todo compañero es un potencial acosador, y que para que los médicos y enfermeros  se tiren a sus compañeras en las guardias, nosotras también tenemos que estar por la labor. Y también salimos  de caza  cuando queremos sexo,  usamos sus cuerpos y si te he visto no  me acuerdo. 

                 Claro que hay hombres buenos y mujeres malas. Yo he tenido tiempo y suerte de cruzarme con todos ellos. 

                 Toda esta parrafada viene a cuento porque  ya  fastidia escuchar las críticas a las feministas. Hablo de las  feministas, no de radicalización y odio, que esas son pocas, pero se les da mucha publicidad, porque conviene al machismo presentar a los hombres como victimas. Y a las feministas como nazis que criminalizan a los hombres en general, por el mero hecho de llevarla colgando. Ya cansa oír que el feminismo no es necesario en el siglo XXI, porque tenemos los mismos derechos 

                 La condición de ser buen@  o mal@ no va en los cromosomas sexuales. Y no todos los hombres violan o maltratan. Pero tampoco todas las mujeres queremos la custodia para dejar al ex en  bragas, ni todas somos  putas, ni denunciamos en falso. Va en la educación y el alma de cada cual, y, desgraciadamente,  llevamos milenios educando para y por los hombres.  La impronta que eso ha dejado en nuestra sociedad  va a tardar  todavía muchos años en  despintarse, y hasta que llegue ese momento, el feminismo, las feministas son, somos,  necesarias. Porque nadie respeta  una norma que no conoce, y  la sociedad, hasta hace muy poco, no conocía que el valor de una mujer es exactamente igual al de un hombre.

                 Hasta que esa igualdad de hecho, no de derecho, sea una realidad, el feminismo debe ser la norma, y la discriminación  positiva, necesaria en  temas  puntuales, porque si bien es cierto que habrá  hombres que paguen el pato, millones de mujeres lo llevan pagando siglos. Se trata de justicia histórica. Entonces, y sólo entonces, tendrá sentido la palabra feminazi.

jueves, 25 de julio de 2019

PRÓLOGO

               PRÓLOGO


               
               Cuando las circunstancias familiares impiden su fórmula habitual, se apañan en el piso compartido de él. Falta un metro de cama,  sobran grados de temperatura, que el ventilador de cuarto de soltero no da abasto ante sus ganas de divorciados, y casi siempre les falta algo de tiempo para el último. Ganas todavía no. 

               El azar quiso que ella hoy tuviese excusa para dormir fuera, y los cohabitantes de él no lleguen hasta mediodía...de mañana, así que después del aquitepilloaquitemato inevitable después de tantos días, y desprendida la sal epidérmica en la ducha, cayeron acurrucados, como si fueran pareja, poniéndose al día de las nimiedades de sus respectivas vidas, nada rutinarias, por cierto. Él cambia a su antojo  la banda sonora con los"okgoogle" y ella se sigue dejando sorprender por la música, las pelis, las ocurrencias y el sentido del humor que sale de su  inquietante cabeza. Y las manos, que la acarician con la eficiencia de quien se fija en los detalles. Hace meses que no la sorprendían para bien. Es el amante más suave, cómodo y entretenido que ha tenido desde...tiempo.  Cuando lea ésto, abusará de la sonrisita traviesa que le achina los ojos,  pero que le sienta bien  y suele terminar en beso de colegas de los que se tocan.

               Aprovechando que la perspectiva desde los ojos de él no le permite ver los de ella, recostada la cara en su hombro,  los cierra  para descansar un rato, sólo unos minutos, jugando a enredarle los rizos del pecho para no dormirse del todo, mientras  la pone al día de las diferencias que supone el esfuerzo de los actores porno en el rodaje de una peli respecto a una sesión de fotos. Ahí hay tema.

               La caricia de una pluma, o a saber qué, en el hombro izquierdo, la hace volver del sueño. Sigue en la misma postura, pero falta él. Se remueve para intentar despertarse mientras siente que algo tira suavemente de sus muñecas abriéndole los brazos de par en par. El sopor no le deja resistir y las piernas también parecen abrirse y estirarse siguiendo la sutil invitación de los grilletes de sus tobillos. Es todo tan suave que parece que ha sido ella la que se ha desperezado para quedarse boca arriba, con los miembros cual aspas de molino, sujetos a las cuatro esquinitas que tiene su cama, con los cuatro angelitos que se la guardan. Angelitos malos, claro, de los que tienen sexo. El ruido del ventilador a su izquierda le recuerda dónde estaba, y cuando empieza a entender qué pasa, el antifaz que le coloca  impide que llegue a abrir los ojos, y se le escapa una risita tonta, que su colega de los que la tocan le remeda.

               Se acerca. A horcajadas sobre ella, pero sin rozarla. Está todo lo expuesta que se puede estar al cuerpo  y las ganas de él, cómoda pero firmemente sujeta y cegada. La temperatura perfecta, la música de su lista de Spotify especial bondage, primera lección, y el tono  con el que él le cuenta que ahora está a su disposición y que va a sentir placer, lo quiera o no, le impiden cerrar la sonrisa.

               Está más desnuda que nunca,  y a su entrepierna le faltan manos para tirar de la de él.

               La noche promete. 




               CAPÍTULO 1


                                                       CENSURADO

jueves, 23 de mayo de 2019

ORTEGA SI, ORTEGA NO

           Cuando yo era más joven,
hace un par de años, y consecuentemente más inexperta e imprudente, solía emitir juicios de valor sin ton ni son, algunas veces acertados, y casi nunca exentos de  polémica por mis razonamientos. Me sirvieron para cribar mi agenda en función de las reacciones suscitadas. No la cribaba yo, se bajaban o se subían ell@s al tren...


            Ahora que soy mayor,  mis excentricidades han crecido conmigo, y al contrario que la mayoría de mis coetáneos, en vez de hacerme conservadora, estoy virando a la izquierda. Pero las canas deben estar interfiriendo con sus prudentes raíces en mi conciencia, y suelo  analizar mis opiniones largo tiempo antes de  posicionarme. 

            La vez más reciente ha sido con la polémica de las donaciones de Ortega.

            Cuando  leí la postura podemista, me indignó. Desde que este muchacho (con dos carreras, un expediente académico encomiable y un recorrido político  interesante, que confunde la sencillez con las camisas de saldo) criticó sin tapujos  el gesto del dueño de Inditex (empresa en la que suelo vestirme, dicho sea de paso....) donando millones en equipos de diagnostico y tratamiento para la sanidad pública, me estupefacté. Algo no me cuadraba, como casi siempre que surge este tipo de polémicas. 

             Como médico de la sanidad pública, conozco de primera mano la necesidad del material y la escasez de recursos a los que tenemos acceso. Tengo pacientes en lista de espera para procesos diagnósticos y de tratamiento a los que me da vergüenza mirar a la cara.  También  vivo de cerca la calamidad en la que viven los enfermos que padecen enfermedades raras, y los dependientes que no reciben ayudas. Y, como casi todos, he padecido la crueldad con que el cáncer te arrebata a un ser muy querido.  Pero el problema de la sanidad pública no es  monetario, sino la falta de personal y los ladrones de guante blanco. Se cierran plantas y quirófanos para ahorrar en contratos, y se infrautilizan los servicios y aparataje, por falta de personal que los ponga en marcha. 

            Ante tanta calamidad e impotencia, el gesto de un señor "del pueblo", hecho a si mismo, capaz de levantar de la casi nada un impero industrial como el que posee, con un historial digno del mejor  "sueño americano", resulta endemoniadamente loable. Para cada enfermo y sus familiares, será este donativo un gesto digno de subirle a los altares. Lo entiendo visceralmente. 

             Pero mi recientemente adquirida prudencia  me  lleva a cuestionarme , una vez más, las razones de Iglesias (irónico apellido, ¿que no?), cosa que siempre me pasa cuando le escucho decir algo que aparentemente  puede ser una burrada, y no me concuerda con el concepto que tengo de su cerebro. (Buen concepto, aclaro). Y he seguido leyendo, y escuchando opiniones de todos los colores. Y aunque ni loca devolvería lo donado (a caballo regalado  no le mires el diente, y menos si el caballo salva vidas), si entiendo y COMPARTO la opinión de que  esas donaciones no son éticas. Y las decisiones políticas, la administración de justicia y el gobierno, no deben regirse por otras normas que la ética. La visceralidad no puede ser motor de la sociedad, y aunque la humanidad, generosidad y clemencia deben acompañar cada decisión que la ataña, es lícito, a mi entender, rechazar esas donaciones. 

             Si este señor está preocupado por la sanidad pública, y su enorme corazón y bondadosas intenciones, de las que no dudo, le llevan a preocuparse por la salud de sus conciudadanos, en lugar de donar caprichosamente una parte de lo que le sobra (por muy honradamente que lo haya conseguido, pero le sobra a espuertas....), debería invertir más en fabricar sus productos en España, creando puestos de trabajo dignos, a costa de disminuir sus pingües beneficios, pero posibilitando  que cientos, o miles de  españoles, tuvieran un sueldo con el que cotizar a una seguridad social viable, para que ese  obrero pueda disponer de medios, y que su familia sea debidamente atendida en caso de necesidad. Pero este generoso empresario prefiere fabricar en países asiáticos, con mano de obra que trabaja en condiciones infames, para multiplicar sus beneficios.  Pues no me parece ético. 

             Por no hablar de el entramado administrativo y las triquiñuelas empleadas para minimizar  el pago de impuestos.... Claro que todos intentamos pagar menos. Yo misma he mandado revisar mi declaración a ver si puedo ahorrarme 100 euros. Pero dudo que con lo que le pago, mi asesor  se funda el seso para encontrar la forma. En cualquier caso, serían 100 euros. De mi sueldo. Apañao, pero que me da para vivir sin apuros, no más. Que la ropa me la compro en Zara, porque no puedo permitirme otro comercio más justo. 

             Pero a diferencia del montante de mi sueldo, las cifras que  maneja este señor  marean. Renunciar a las triquiñuelas esquiva-impuestos, contribuyendo  más a las arcas  públicas, estaría dando una lección de generosidad sin precedentes y mucho más justa socialmente. Las limosnas  limpian conciencias. La contribución social no se ejerce con donativos, sino pagando los correspondientes impuestos. 

             Por supuesto que podría no hacer nada. Quedarse con todo lo conseguido y que os den, españolitos. Pero un gesto no puede deslumbarnos. Es como dar un euro al mendigo de la puerta, cuando  entramos a un restaurante  a gastarnos 300  en comer. El que pueda hacerlo...

             No done, señor Ortega. Invierta en España. Usted sabe mejor que muchos cómo  levantar empresas, y este país adolece de ellas. Haga que futuras generaciones hablen de las empresas que creó Ortega, que este pueblo es agradecido, y hasta a Franco le agradece los pantanos....olvidando lo demás.

             Entiendo que esta opinión volverá a remodelar mi agenda, pero soy mayorcita para que me preocupe. Espero que alguien se plantee preguntas y respuestas, sean o no las mías.

             Nos vemos en Hacienda.


P.D: Me declaro Garzonista, no Pablista, y cuestiono cada palabra de este señor. Su inteligencia no le hace poseedor de la razón. Y si, me aprovecho de los precios de Inditex. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. No me enorgullece, pero tengo mis bajos fondos, y  poseo  fondos bajos. Si hubiera infierno, terminaría allí sin duda. 

domingo, 19 de mayo de 2019

AHÍ LO DEJO

     
      Igual fue la luna llena. Si es que lo estaba.

            No sé si culpar a  lo que quedase en tus labios del cabernet o la temperatura exacta de tus dedos bajo mi blusa. Es crucial  la temperatura. La amplitud de tus brazos, el olor de tu camisa. El ritmo ondulado con el que me besas, invadiéndome sin avasallar. La forma en que angulas tu calibre exacto, para que el tamaño importe. La presión oportuna, el tiempo necesario y las veces precisas. Tus piernas, aún más duras sin pantalón.

            Las caricias ajustadas al guión de la película que interpreto en mi cabeza. 

            No sé qué habrá sido, pero como vuelvas a hacerlo, tendré que hablarle de ti a mis amigas. 

            Ahí lo dejo...

viernes, 17 de mayo de 2019

ACHUCHONES TE DEBO

             


               Setenta y cuatro años  muy bien llevados, madre. 

               Dice el dicho, valga la redundancia, que si quieres saber como será  tu mujer de mayor, te fijes en tu suegra. Si eso es así, te voy a empezar a usar como reclamo ante mis futuribles.

               Con casi tres cuartos de siglo, y  muy cerca yo del medio, a menudo aparece un gesto  o un rasgo tuyo cuando me miro al espejo, o me parece escucharte cuando les hablo a mis hijos, y cada vez soy más consciente de tu valía, del papel que has jugado, y aún juegas, en nuestra familia, porque no te dejamos jubilarte. Es más, en vez de dejarte descansar, te hemos ascendido a abuela. Abusamos de tu tiempo y disponibilidad, y tú nos lo castigas con besos.

                Los achuchones  que no puedo darte hoy, por  cosas de la vida, te los guardo para la próxima ocasión, y aunque  sé por experiencia que las madres no necesitamos  que se nos agradezca, a los hijos  se nos olvida a menudo deciros cuanto  os queremos, y lo afortunados que somos los que tenemos una madre como tú. 

                Te quiero, vieji. Sigue cumpliendo muchos, aunque sólo sea por capricho mio. 

                Besos mil. 

domingo, 24 de febrero de 2019

CAMBIO DE PREGUNTAS

         Cuando crees que tienes todas las respuestas, va la vida y te cambia las preguntas, que igual puede verse como una faena, pero  ese quiebro en las circunstancias, genera vías, abre puertas que dan a otras habitaciones y pasillos,  con ascensores que suben y bajan, a veces vacíos, otras llenos...te desperezan las ilusiones, aunque te cueste un cachito de alma, y terminas olvidando, por fin, las verdades absolutas. Desaparecen de tu capachito emocional vocablos como nunca, siempre, todo y nada.

           Mi preguntas ya han cambiado. Es más, ante eran tipo test y ahora me las pide razonadas. Se ve que la ilusa vida  confía en mi experiencia y mi intelecto, pero si se pone chula, más chula me pongo yo. Y ahí ando, contestando las que me sé.

           De lo que ya pasó, tengo todas las respuestas menos una, la difícil, la del millón, la que me habría facilitado el camino a la reconciliación con todo y conmigo, porque anhelo paz, honestidad, palabras para seguir escribiendo bonito después de mi punto y aparte. Inventar un principio de amistad a lo Casablanca, de cariño sin peros, de mano siempre abierta. Un futuro coalescente sin intersecciones, de agua y aceite, pero sin salpicar.

            Y aunque no soy de tirar la toalla hasta que está deshecha, estoy dejándola caer. ¿Qué más da ya?...todo está quemado a base de dolor y rencores. No se puede reanimar al enterrado, aunque lo sepultasen vivo.

            La soberbia adultera los conceptos, aunque por experiencia, dura experiencia, sé que reconocer las faltas no implica arrepentirse de ellas, pero restablece el orden en las circunvoluciones de la materia gris, que revueltas aprisionan la amígdala y la atrofian. La amígdala de arriba(*), no las anginas...esas todavía se me hacen un nudo de cuando en cuando.

             Pudo ser  ejemplar. Pudo ser distinto a todos. Pudimos hacerlo mejor que nadie, porque teníamos la escalera de color...pero te sigues guardando  cartas en la manga. Siempre hacías trampas al poker, no sé de qué me extraño. Así que me planto. No va más. Me cansé de tirar piedras contra tu muro. Que se publiquen mis capitulaciones, tú ganas.


(*): Amígdala encefálica, estructura del cerebro en la que radican las emociones.

lunes, 7 de enero de 2019

CARTAS

                   Hoy  he vuelto a releer cartas que alguna vez escribí. Cartas importantes, llenas de mensajes de dentro, de casquería y  mieles de las que hay que vomitar de cuando en cuando, para que no se te pudran.  

                   Guardo varias hermosas, llenas de sentimientos blancos, que cayeron en saco roto, porque su destinatario no supo valorarlo, o no tuvo el momento de quererme, y otras cuyas respuestas recuerdo llenas de besos, de calor y de sonrisas. Unas por otras, como la vida.


                   Fuera como fuera, son mi manera de abrazar, despedirme, o de llamar a las puertas. 
Lástima que no estén de moda. 

                   Hay una en particular, que he releído varias veces en estos meses, por su importancia en mi vida.  Me sirvió de terapia para expulsar mis demonios, para pintar la casilla de salida, desnudarme y podar mi alma en medio del crudo invierno que viví, con la esperanza de que brotasen rosas. Cada vez que vuelvo a ella, la sensación es diferente, conforme comparo mi estado de entonces con el del momento de leerla. 

                   Esta vez
me ha conmovido especialmente, al ser consciente de que la sangría que me supuso, y sigo hablando del alma, alivió parte de mis males, y empiezo a admirar los redaños que saqué de no sé donde para salir del agujero donde la escribí. Le he dado a aquella Silvia los besos y los abrazos que no tuvo, y un empujoncito hacia arriba a la que escribe hoy, que sigue por buen camino, despacito y con buena letra. 

                   Y he aceptado al fin que hay cartas escritas para no tener respuesta, y  respuestas que dejan de esperarse cuando entiendes el poco valor que te otorga quien te la debe. 

                    Tengo que volver a escribir cartas blancas....