viernes, 24 de octubre de 2014

SÁBANAS SIN ARRUGAR

                     Las sábanas blancas del hotel, no se han arrugado en tu mitad de la cama. Y no es porque hiciera frio y te me hayas pegado, ni porque nuestros empeños amorosos hayan sido más tranquilos de lo habitual. Esta vez están desoladamente lisas las sábanas, porque tú no viniste conmigo.

                     Así que me he desnudado, sin metáforas, para escribirte sobre ellas, para arrugarlas y castigar tu ausencia. Pero me ha salido el tiro por la culata, porque serpentear mi desnudez por las sábanas, me agudiza la abstinencia de tus manos, que hoy no me acarician, ni se pierden por mis rincones, ni tiran de mis tobillos para acercarme al borde, ni sujetan las mias para que te deje hacerme...cosquillas...y lo demás.

                     Esta noche, los cuadrantes de plumas servirán para incorporarme mientras leo mi novela de mayores, pero no para recostar mi espalda en el ángulo que mejor acerca nuestros...labios.

                    Lástima de ganas desperdiciadas, de piel esperándote, de calorcito. Lástima de seis metros cuadrados de sábanas, tres de ellos vírgenes.

                   Habrá que vengar esta afrenta de la vida. Te viene bien mañana, en nuestra cama? Pues nos vemos en la estación. No hace falta que traigas flores.

                   Buenas noches....

domingo, 19 de octubre de 2014

VESTIDA DE OTOÑO

                          A veces una se siente plena, llena de gracia, satisfecha del rumbo que van tomando las cosas. Otras no. Otras, sientes que tendrías que haberte mordido la lengua, o dado un puñetazo sobre la mesa. Pero las palabras y el valor no acuden a la boca cuando una precisa, sino cuando les viene en gana, como el llanto y la risa. 

                          Es bueno que pase así, que no podamos controlar las emociones, ni la situación, ni el tempo, que la vida nos maneje casi a su antojo, o a capricho de los demás. Porque llorar, reír, aborrecer y querer con locura, son los detalles inmensos que nos diferencian de los árboles y los autómatas. Lo que nos hace sanar o enfermar. El alma, creo que le llaman...

                         Mi alma, o lo que sea, está bailando, haciendo equilibrios con su propia paz, y se ha vestido de principios de otoño, que es esa época, no tan triste como dicen, en que las luces de la tarde se hacen cobrizas, como el sentir de los años que llevo en mi cuenta, embellece los abrazos y los besos, y suaviza la crudeza de los arañazos del corazón. Satisfecha del recorrido y hambrienta, esperando el segundo plato y el postre. 

                        Igual que ningún azul es tan bello como el del fin del día de mi playa en el verano, tampoco hay atardecer como el del otoño en las hojas caducas. 

                        Claro que todavía me invaden, a veces, sin avisar, tormentas primaverales que desordenan  mi conciencia. Se ve que no acabo de madurar...afortunadamente.

miércoles, 15 de octubre de 2014

POPURRÍ

              Mi padre, al que como todos los hijos, casi nunca le digo cuanto me importan sus opiniones y su cariño incondicional, tiene algunas manías. La mayoría encantadoras, porque yo las estoy heredando.  Una de ellas es que no soporta hablar de la muerte ni nada relacionado con ella, y yo heredé un sucedáneo: no me gusta escribir  sobre temas desagradables. 

              Es por ello que tengo  este rincón de mis cosas un poco abandonado, porque el mundo, en general, se ha puesto desagradable. Y como el mio particular, va bien, gracias a la providencia, el azar, o la inercia del universo, me da casi vergüenza escribir sobre ello.

              Pero hoy tengo apetencia de teclas y un popurrí de opiniones que escupir a base de letras. Ahí lo llevas....

              Consulta catalana. Nunca he visto el nacionalismo catalán como una amenaza. Quizás porque no percibo una violencia desbocada, o porque me parece propio de catalanes reivindicar su idiosincrasia. A ver, los catalanes son diferentes, dicho en el buen sentido, con el máximo respeto. Porque también lo son  los gallegos, vascos,  castellanos y, sobre todo, los andaluces. Pero esto, señores, es bueno. Los hechos diferenciales son los que hacen atractivo el conjunto. Su historia, sus reivindicaciones y sus porqués,  apenas los conozco, porque  no doy abasto. Pero me da vergüenza ajena el señor Mas, cuyo apellido es casi tan inapropiado como el Mato de la ministra de Sanidad. Este individuo ha echo de Menos a Cataluña. Ha truncado la imagen de  región emprendedora,  moderna, de carácter e idiosincrasia, de oportunidades y la ha transformado en un escenario de titiriteros, de rumbo perdido, de inconsistencias. La independencia,  si de verdad es la aspiración de la mayoría de catalanes, se consigue por otras vías.  No se impone,  se convence. No se  incumplen leyes, se cambian. No se hace teatro,  se gobierna pensando en la voluntad de su pueblo. Y no pasaría nada, porque forma parte del proceso histórico. Perdimos Cuba,y aquí estamos. Si renunciamos al ron, podemos renunciar al espetec. Pero por ahora, Cataluña es una parte de España. Si quieren cambiarlo, cambien España, que el alicatado y la mano de pintura,  nos hace falta a todos.

               Podemos. Me parece un fenómeno social digno de estudio. Lleguen a donde lleguen, ya han hecho historia. Han sido el David del Goliat que es la política española, y han hecho tambaleara los "grandes". Ellos y las  protestas populares que han conseguido detener proyectos legislativos abusivos y ejecuciones de desalojos, injusticias sociales y soberbias de empoderados, han resucitado la esperanza de que el poder siga residiendo en el pueblo. Y que las urnas volverán a ser  el arma más poderosa, si las usamos con criterio. Echo de menos declaraciones  en cuanto a problemas como el Ébola y las tarjetas opacas, pero parece ser parte de su estrategia: no entrar en el circo mediático. Esto no lo comparto, porque en el término medio está la perfección,  y alguna declaración  de intenciones o de opinión al respecto, me parece pertinente. Y me gusta la coleta de Pablo, que también tiene apellido inapropiado. Pero Pedro es más guapo. Con los Picapiedra me pasaba igual.

               Gallardón. Qué decir. Su dimisión ha sido una gran noticia a nivel personal. El ex-ministro de Injusticia con vocación de Torquemada ha dejado de ser una amenaza. Pero reconozco que es el único de su gobierno que no ha retrocedido nunca en sus ideas, y que,  en contra de todo pronóstico, ha dimitido. A ver si no lo echamos de menos, que el sustituto aún no ha movido  ficha.

               Pantoja. Yo no creo en los gafes, pero lo de esta mujer es para  meditar. Al margen de que  te guste más o menos lo que hace como artista, tiene el mérito de haber llegado muy alto partiendo de una familia humilde, de una parte humilde de Triana. Pero se le olvidó que la tierra es para el que la trabaja. Que los impuestos son para bien común y no propio,  y que el dinero no cae de los árboles. Que si aparece en tu casa sin que lo hayas sudado, ni comprado lotería, es que no es tuyo. No vale decir que la engañaron. No es creíble que no supiera, igual que no es creíble que no supiera la Infanta, y se admita que un anciano al que su banco le presenta un papel, tenga que saber lo que firma...Si usted ha robado, usted debe devolverlo, e ir a la cárcel, como todo españolito. Y me parece vergonzante que se hagan colectas para evitarle la pena a una señora que posee  propiedades a cuenta de los impuestos de los marbellíes. Habría sido más digno y rentable ir a la cárcel sin protestar, cumplir su pena con la cabeza alta, como ella acostumbra, y llenar luego los teatros y las audiencias televisivas contando y cantando su experiencia carcelaria, convertida en "la presa de España",  como en su momento fue "la viuda". Y conste que la considero la única aspirante digna a competir con la Jurado. Competir, no ganar...

               Papa Francisco. Ojalá no lo maten, porque significa, para mí, la vuelta de la ética a la Iglesia. Me quito el sombrero.

               Tarjetas opacas....Qué difícil debe ser tener  un cheque a fondo perdido en tu mano y no gastarlo. Pero cuando ese fondo perdido sale del esfuerzo de todos, es como comerse un jamón de pata negra delante de un hambriento. La realidad siempre supera a la ficción,  y pocos cerdos sin escrúpulos he visto en las películas de mafiosos, que superen a los que nos atañen. Pero que alguien me explique qué pintan en los consejos de administración de un banco representantes de partidos políticos. Es como poner al lobo vigilando a las ovejas. Igual de absurdo que el hecho de que los partidos que gobiernan designen a su conveniencia a los jueces de los altos tribunales, cuando el Poder Ejecutivo y el Judicial  son, teóricamente,  independientes.

               Y el Ébola. La evidencia de la sinrazón humana. Durante años ha sido una amenaza larvada, que como estaba en África,  no era importante, como tantas otras fallas del continente excluido. Teorías de la conspiración aparte, la seriedad del tema se está trivializando terroríficamente. Le hemos tenido más miedo a una potencial guerra bacteriológica, que a una epidemia real. Yo confío en la racionalidad residual de la especie, y en reductos inteligentes que sabrán imponer su forma de atajar la expansión del virus. Si no, al menos, en el miedo a la muerte como motor de la evolución humana, el espíritu de supervivencia. 
Desde el punto de vista más doméstico, jamás entenderé por qué se importó el virus a España. Por mucho que intenten justificarlo,  no se repatrió a un enfermo: se importó un virus mortal, dentro de una persona  que merece todos mis respetos, pero que debió ser tratada en el lugar al que  fue voluntariamente a trabajar, asumiendo los riesgos de su puesto. Se debieron trasladar allí todos los medios disponibles para tratarlo, por supuesto,  pero no presumir que éramos capaces de custodiar una bomba de relojería. De hecho, no entiendo que los misioneros aceptaran venir a España sabiendo, de primera mano, el riesgo potencial que suponían. Y sin embargo, a la auxiliar que se contagió cuidándoles, si le exige que asuma la responsabilidad de su contagio y, más aún, se le culpabiliza de ello. Teresa, señores,  no trajo el Ébola a España. Tampoco entró  camuflado en un violento inmigrante muerto de hambre y de miedo que se salta la valla de Melilla, o llega en patera. El Ébola lo han traído ustedes, en avión medicalizado y con todos los honores.  En estos días, me toca ponerme el traje antiébola, como parte de las prácticas del curso que nos han dado a los sanitarios. Si ya me parece complicado hacerlo sin riesgo, estando tranquila entre compañeros,  no quiero imaginar la tensión que supone seguir una interminable secuencia de pasos protocolizados para salir de un envoltorio en el que has estado encerrada horas, aguantando calor, sudor, incomodidad para moverte y utilizar el instrumental propio de tu oficio, y en tensión constante porque estás tocando la muerte. Salir de ese traje con la templanza suficiente para no cometer errores, como apartarte automáticamente el cabello o el sudor de la cara, me parece fuera de mi alcance. Y del de Teresa. 

                Respeto a los animales. Mucho, aunque no los quiero en mi casa. No entiendo por qué en los países más afectados por el Ébola no se sacrifica a los animales, y nosotros no le damos a una mascota el beneficio de la cuarentena. Pero si existe la duda razonable de que una persona se pueda contagiar,  lo siento por el perro, el gato, el caballo o el canario. No voy a entrar en el juego de criticar las manifestaciones a favor del perro, comparándolas con nuestra indolencia ante la muerte en la calle de niños afectados. Ya se ha dicho bastante.

               Y por hoy, ya vale.  Entenderé cualquier desacuerdo y crítica, porque, de hecho, es la intención. Aunque me encanta cuando alguien me da la razón...