¡Ay, Mayca, qué impropio de ti, marcharte sin despedirte...! Obviamente, te llevaron a traición.
No tuvimos ocasión de ser amigas con mayúsculas, pero si lo suficiente como para extrañar tu presencia, que me falten tus sonrisas y tus gestos de cariño.
Pienso que el éxito en la vida es que los que te rodean se alegren de verte, y que les moleste tu ausencia. Tú triunfaste conmigo, y con muchos otros.
Hoy no estaré en tu funeral, a mi pesar, porque mis hijos me reclaman sonrisas. Sé que es una razón válida para ti, que presumías de los tuyos con aquel brillo en los ojos. Pero he guardado un rato largo para honrar tu recuerdo, y soltar algunas lágrimas por el cariño con que me trataste siempre, y las risas que compartimos.
Gracias, Mayca, por los momentos. Merecías mucho más tiempo.
Descansa en paz.
sábado, 20 de diciembre de 2014
jueves, 18 de diciembre de 2014
A FALTA DE PAN...
Tu risa nunca suena tan bien como cuando ríes a milímetros de mi boca y es culpa mía.
Oirla alimenta mis reservas de endorfinas, y provocarla es un privilegio. Eso, y tus manos en mi cintura, palmo arriba o abajo, o ambos, que tus ganas se recreen en el final de mi espalda...
Porque a veces, un abrazo con complementos, puede ser un placebo eficaz contra el hambre de besos y caricias, que sólo saciamos con la horizontalidad.
Pero a falta de pan...
Oirla alimenta mis reservas de endorfinas, y provocarla es un privilegio. Eso, y tus manos en mi cintura, palmo arriba o abajo, o ambos, que tus ganas se recreen en el final de mi espalda...
Porque a veces, un abrazo con complementos, puede ser un placebo eficaz contra el hambre de besos y caricias, que sólo saciamos con la horizontalidad.
Pero a falta de pan...
sábado, 22 de noviembre de 2014
PURO EGOÍSMO
Hoy tenemos una muchachita que nos tiene locos, enamorados. Creo que tiene algún defecto, pero no está demostrado, y será culpa o de su padre o mía.
Anda medio loca, preparando su cumpleaños. Para ella son algo especial, y empieza a planearlos meses antes. Mañana me pondrá la casa patas arriba, riendo sin sentido con sus amigas, dando pábulo a su ilusión y sus cosas de niña...y yo empezaré a tener nostalgia de estos cumpleaños en casa, con tartas, globos, disfraces y amiguitas, que pronto celebrará por su cuenta.
Esta niña, nuestra niña, mi niña, ha sido un regalo por lo buena que debí ser en otra vida. Casi no ha hecho falta educarla, y lo único que ha requerido son besos y abrazos, que devolvía con creces, y amplificaba con los ojos más dulces que se puedan tener.
Para mi sesgada mirada de madre, es preciosa con absolutismo, y apunta maneras de mujer bonita. Pero es que por dentro es espectacular.
Algo tendremos que ver su padre y yo, porque compendia lo mejor de cada uno. A veces me sorprende con sus razonamientos, con sus llamadas de atención sobre algo que pasa o hacemos que no le gusta, con sus críticas constructivas. Es sensata y sensible, como su padre. Puede pasar horas pensando en las musarañas...y me encanta, porque es de las pocas cosas que heredó de mi, y porque la imaginación es un seguro contra el aburrimiento que pueda acarrearle la vida, y le dará herramientas para salir de apuros.
Debo resultar empalagosa hablando de mi Princesa, pero mirarla y abrazarla es uno de mis lujos diarios.
Mañana seré más suya que nunca. A su servicio, a su antojo. Presta a ayudarla con su fiesta, que ya dirige ella, y a conseguir que le duela la cara de tanto sonreír. Parece generosidad materna, pero es puro egoísmo, porque verla sonreír a ella es mi placer.
martes, 18 de noviembre de 2014
BUFANDAS
Soy tan feliz que no sé qué voy a inventar mañana para seguir siéndolo. Tanto, que me duelen los días buscando lo que me falta, sin estar segura de añorar algo.
Te quiero tanto, y valoro tanto tu forma de quererme, que no sé que más pedirte, y te exijo caprichos absurdos, de los que me arrepiento al instante. No quiero empañar lo nuestro. Me parece tan sólido que roza la irrealidad, y en lugar de disfrutar de su placidez, busco grietas donde no las hay.
Gasto horas pensando qué hacer con mis ratos vacíos, redondeando la estupidez. Me puede la inercia del no ser, del no hacer. He perdido la fuerza, el impulso. He empezado decenas de bufandas y no he terminado ninguna, y a punto está de llegar el invierno.
Estoy desorientada. Vamos en un carro de dos caballos, y el mio no me hace caso. Camino contigo, pero no a tu paso, y cuando oteas vigilando la ruta, pienso que miras para otro lado, porque no quieres mirar conmigo. Siento que ves las piedras de tu lado del camino, pero no los baches del mio.
He caído en el egoísmo, en la certeza de ser el ombligo de tu mundo, y de algunos más. Pero mis complejos no se vencen desde fuera, ni con tiritas y cada cierto tiempo se me clavan en los talones del alma, y sacan lo peor de mí.
Ahora mismo, no tengo muy claro lo que digo, pero tengo una tormenta de ideas malas en mi cabeza y, triste, la única forma que encuentro de aliviar la presión, es escribirlo. Nuevamente, has sido tú el que supo abrirme una puerta para que no explote. ¿Podrás creer que he intentado llorar y no me sale? Con lo que yo he sido...
Me gusta tanto que tú y yo no seamos uno, que he llegado a sentir que lo somos. Y ahora me da vértigo aflojar la mano que me das. Como si alguna vez me la hubieras soltado....!
Quiero dormir. Quiero dejar de pensar. Quiero terminar las bufandas.
Te quiero tanto, y valoro tanto tu forma de quererme, que no sé que más pedirte, y te exijo caprichos absurdos, de los que me arrepiento al instante. No quiero empañar lo nuestro. Me parece tan sólido que roza la irrealidad, y en lugar de disfrutar de su placidez, busco grietas donde no las hay.
Gasto horas pensando qué hacer con mis ratos vacíos, redondeando la estupidez. Me puede la inercia del no ser, del no hacer. He perdido la fuerza, el impulso. He empezado decenas de bufandas y no he terminado ninguna, y a punto está de llegar el invierno.
Estoy desorientada. Vamos en un carro de dos caballos, y el mio no me hace caso. Camino contigo, pero no a tu paso, y cuando oteas vigilando la ruta, pienso que miras para otro lado, porque no quieres mirar conmigo. Siento que ves las piedras de tu lado del camino, pero no los baches del mio.
He caído en el egoísmo, en la certeza de ser el ombligo de tu mundo, y de algunos más. Pero mis complejos no se vencen desde fuera, ni con tiritas y cada cierto tiempo se me clavan en los talones del alma, y sacan lo peor de mí.
Ahora mismo, no tengo muy claro lo que digo, pero tengo una tormenta de ideas malas en mi cabeza y, triste, la única forma que encuentro de aliviar la presión, es escribirlo. Nuevamente, has sido tú el que supo abrirme una puerta para que no explote. ¿Podrás creer que he intentado llorar y no me sale? Con lo que yo he sido...
Me gusta tanto que tú y yo no seamos uno, que he llegado a sentir que lo somos. Y ahora me da vértigo aflojar la mano que me das. Como si alguna vez me la hubieras soltado....!
Quiero dormir. Quiero dejar de pensar. Quiero terminar las bufandas.
viernes, 14 de noviembre de 2014
LÁPIDAS EN EL CALENDARIO
Ayer, habrías cumplido 36, si siguieras cumpliendo años.
No quise escribir, ni pensar. Quise que fuera un día como los demás. Y como lo era, también me acordé de ti.
Si siguieras cumpliendo años, ayer, habría cambiado mi guardia, y habría estado de mejor humor, como todos los que te extrañamos. Habría sido un día especial. Habría escrito sobre el brillo de tus ojos, sobre tu sonrisa, o tu última pavada. Me habría encantado escribir tu vida en estos dos últimos años.
Por eso, ayer, lo evité, porque no quiero que los 13 de noviembre sean tu no cumpleaños, porque me pone de mal humor, y me entristece la piel. No quiero lápidas en el calendario, ante las que poner flores cuando toca. Porque aquí toca recordarte todos los días.
Seguimos mandando besos a tu recuerdo.
No quise escribir, ni pensar. Quise que fuera un día como los demás. Y como lo era, también me acordé de ti.
Si siguieras cumpliendo años, ayer, habría cambiado mi guardia, y habría estado de mejor humor, como todos los que te extrañamos. Habría sido un día especial. Habría escrito sobre el brillo de tus ojos, sobre tu sonrisa, o tu última pavada. Me habría encantado escribir tu vida en estos dos últimos años.
Por eso, ayer, lo evité, porque no quiero que los 13 de noviembre sean tu no cumpleaños, porque me pone de mal humor, y me entristece la piel. No quiero lápidas en el calendario, ante las que poner flores cuando toca. Porque aquí toca recordarte todos los días.
Seguimos mandando besos a tu recuerdo.
martes, 11 de noviembre de 2014
¿POR QUÉ ME RÍO?
¿Por qué me río?
Me río porque es la secuencia lógica de la sonrisa que tu vuelta ha tatuado en mi cara.
Me río porque me sonrojas, me desnudas con los ojos, y tus besos me arañan de nuevo.
Me río porque me basta lo que me estás dando, aunque no deje de pensar en la locura de celebrar tu cuerpo.
Me río... me río por tu culpa.
martes, 4 de noviembre de 2014
PRESCINDIBLES
Anoche dormiste poco, igual que yo, y hoy, mis ojeras protestan la ausencia de tus brazos. El otoño, que ha venido de golpe, como tus besos, melancoliza las horas. Si fuera posible escaparse del mundo, hacernos invisibles y prescindibles, dedicaría el día a abrazar tu cansancio, dejando fuera el viento y las nubes.
Es día de tibiezas, de suavidades, de aplazar las pasiones para disfrutar placeres más serenos. Día de baño de espuma, caliente, muy caliente, en silencio. Ni siquiera lo invadiría, para no empañar tu reposo. Me dedicaré a lavar tu cuerpo con suavidad, lentamente, a masajear tu cabeza, susurrando y sacando, con las yemas de mis dedos, los gritos acumulados en tus sentidos.
Bajaría por tus hombros y tu cuello, resbalando mis manos, arriba y abajo, suavizando con caricias las marcas que te dejan tus particulares guerras. ¿Puedes oler la sensualidad? ¿Puedes oír el silencio?
Se te va a enfriar el té. Deja que la yerbabuena y las esencias enmascaren las palabras bruscas, los ruidos, las disputas. Disfruta siendo, durante unas horas, el centro de mi universo. Déjate cuidar.
Sal ahora del baño, para que te seque, que nadie como yo va a recorrer cada centímetro de tu piel, confortando con toallas lo que luego será mi cena.
Deberías dormir, ahora...Las sábanas que preparé, te esperan en penumbra, oliendo a limpio, a nube, a sueño. Deja que te cubra, que te acomode las almohadas, que te susurre que todo va bien, que yo me encargo de la vida mientras velo tu siesta. Ni te darás cuenta de que me deslizo, desnuda y tibia, entre las mismas sábanas, para calentar tu cama sin tocarte siquiera. Para mirar tus ojos cerrados, tu boca entreabierta, tu respirar sereno.
Mi duermevela se despabila de cuando en cuando, y te sonríe aunque no lo veas, vigilando que ni el frío, ni el calor, perturben tu descanso. Por si sueñas conmigo....
Ya es tarde, y la noche, que en noviembre se adelanta a las ganas de cena, ha cambiado las luces otoñales que se colaban por las cortinas, por una negrura soporífera, que no me deja adivinar tus bordes... Enciendo una luz suave, que tiñe la pared de color caldera, y proyecta en ella la sombra de tus hombros. Ya te he respetado bastante, ya debes estar repuesto.
Llevo tanto tiempo entre tus sábanas, sin rozarte, que somos isotermos, dos animales de sangre caliente, de pieles calientes. Me acerco a tu espalda y acoplo mis caderas a la curva de tus nalgas, y mis rodillas se pliegan en el hueco de tus piernas. Me apoyo en mi brazo derecho, abrazando tu cintura con el izquierdo, para acercar mis pechos a tu espalda, dejando mi boca cerca de tu cuello, respirando entre tus hombros, olisqueando tu nuca.
¡Qué olor el tuyo...! Lo reconocería entre todos los perfumes de la tierra, con sus matices. Porque siendo el mismo, no hueles igual tras las orejas que en el ombligo, ni huelen tus brazos como tu pecho, ni tus ingles...
La punta de mi nariz, lo único frío que me queda, traiciona mi estrategia, y me delata cuando roza el trasero de tu oreja. Te mueves, apenas te desperezas con la cabeza, como buscándome en tu retaguardia.
Besos tiernos, cálidos, cortos, suaves, largos...voy mostrando el catálogo sobre tu espalda, mientras mis manos comprueban que tus nalgas y tus muslos siguen ahí. Te encanta que te acaricie, que te toque...Es una suerte, porque no sé dejar de hacerlo.
Ya remoloneaste bastante. Te das la vuelta y me suspiras, estirándote, mientras aprietas mi cuerpo, antes cobertor, y ahora muñeco entre tus brazos. Fuera de la manta, el frío, y dentro, tu piel suave, tu fortaleza tensándose a marcha lenta , enjaulándome.
Sonríen tus ojos y tus manos dan las buenas tardes a mis caderas, empujándolas a colocarse sobre las tuyas. Me cambias de sitio como quien cambia un vaso. Pero con dulzura diabetogénica, suave. Se saludan nuestros labios, los brazos, los pechos...Se abrazan las cinturas y tu erección se cuela entre mis piernas, como declaración de intenciones. Beso tu cara, tu cuello, tus hombros (mi refugio espiritual perpetuo). Recibes mis besos y me los devuelves empapados, meciendo mi boca con la tuya. Mientras practicamos este lenguaje, las manos van a lo suyo. Las tuyas pasean entre mis muslos y mi espalda, y parecen no creerse la anatomía de mi vulva, de tanto como insisten en ella. Las mías te pasan revista, ávidas de acariciar lo que han disfrutado mis ojos desde que llegaste.
Hace calor. Apoyo mis manos en las canas suaves de tu pecho, y me incorporo apartando las mantas para contemplar tu desnudo imponente. La parte menos relajada de tí parece llamar a la puerta de mis entrañas, que están deseando abrirse para ella. Por fin dentro, suspiro. Comienza la danza de los vientres, ahora tú, ahora yo, acompasando envites y filigranas , ayudando a nuestras ganas con las manos, los labios y toda parte de nuestros cuerpos que quiera participar.
No se cuanto tiempo llevamos así, pero toda yo estoy de fiesta y te celebro derramándome por mis piernas, ya cansadas de buscar tu placer y el mio. Decides que ya está bien de vainillas, y me tumbas. Mi espalda agradece la sábana fría, y cuando amarras mis manos con tu izquierda, y vuelves a meterte en mí, clavo mis ojos en los tuyos, como te gusta, para terminar de gemir juntos, extenuados, con un cansancio que nada tiene que ver con el del primer renglón.
Para todo esto está hoy el día... Claro que no somos invisibles, ni prescindibles. Pero si un día encuentras un hueco en la agenda, nos conjuramos, y lo hacemos.
Aunque nos tengamos que saltar el baño y la siesta...
Es día de tibiezas, de suavidades, de aplazar las pasiones para disfrutar placeres más serenos. Día de baño de espuma, caliente, muy caliente, en silencio. Ni siquiera lo invadiría, para no empañar tu reposo. Me dedicaré a lavar tu cuerpo con suavidad, lentamente, a masajear tu cabeza, susurrando y sacando, con las yemas de mis dedos, los gritos acumulados en tus sentidos.
Bajaría por tus hombros y tu cuello, resbalando mis manos, arriba y abajo, suavizando con caricias las marcas que te dejan tus particulares guerras. ¿Puedes oler la sensualidad? ¿Puedes oír el silencio?
Se te va a enfriar el té. Deja que la yerbabuena y las esencias enmascaren las palabras bruscas, los ruidos, las disputas. Disfruta siendo, durante unas horas, el centro de mi universo. Déjate cuidar.
Sal ahora del baño, para que te seque, que nadie como yo va a recorrer cada centímetro de tu piel, confortando con toallas lo que luego será mi cena.
Deberías dormir, ahora...Las sábanas que preparé, te esperan en penumbra, oliendo a limpio, a nube, a sueño. Deja que te cubra, que te acomode las almohadas, que te susurre que todo va bien, que yo me encargo de la vida mientras velo tu siesta. Ni te darás cuenta de que me deslizo, desnuda y tibia, entre las mismas sábanas, para calentar tu cama sin tocarte siquiera. Para mirar tus ojos cerrados, tu boca entreabierta, tu respirar sereno.
Mi duermevela se despabila de cuando en cuando, y te sonríe aunque no lo veas, vigilando que ni el frío, ni el calor, perturben tu descanso. Por si sueñas conmigo....
Ya es tarde, y la noche, que en noviembre se adelanta a las ganas de cena, ha cambiado las luces otoñales que se colaban por las cortinas, por una negrura soporífera, que no me deja adivinar tus bordes... Enciendo una luz suave, que tiñe la pared de color caldera, y proyecta en ella la sombra de tus hombros. Ya te he respetado bastante, ya debes estar repuesto.
Llevo tanto tiempo entre tus sábanas, sin rozarte, que somos isotermos, dos animales de sangre caliente, de pieles calientes. Me acerco a tu espalda y acoplo mis caderas a la curva de tus nalgas, y mis rodillas se pliegan en el hueco de tus piernas. Me apoyo en mi brazo derecho, abrazando tu cintura con el izquierdo, para acercar mis pechos a tu espalda, dejando mi boca cerca de tu cuello, respirando entre tus hombros, olisqueando tu nuca.
¡Qué olor el tuyo...! Lo reconocería entre todos los perfumes de la tierra, con sus matices. Porque siendo el mismo, no hueles igual tras las orejas que en el ombligo, ni huelen tus brazos como tu pecho, ni tus ingles...
La punta de mi nariz, lo único frío que me queda, traiciona mi estrategia, y me delata cuando roza el trasero de tu oreja. Te mueves, apenas te desperezas con la cabeza, como buscándome en tu retaguardia.
Besos tiernos, cálidos, cortos, suaves, largos...voy mostrando el catálogo sobre tu espalda, mientras mis manos comprueban que tus nalgas y tus muslos siguen ahí. Te encanta que te acaricie, que te toque...Es una suerte, porque no sé dejar de hacerlo.
Ya remoloneaste bastante. Te das la vuelta y me suspiras, estirándote, mientras aprietas mi cuerpo, antes cobertor, y ahora muñeco entre tus brazos. Fuera de la manta, el frío, y dentro, tu piel suave, tu fortaleza tensándose a marcha lenta , enjaulándome.
Sonríen tus ojos y tus manos dan las buenas tardes a mis caderas, empujándolas a colocarse sobre las tuyas. Me cambias de sitio como quien cambia un vaso. Pero con dulzura diabetogénica, suave. Se saludan nuestros labios, los brazos, los pechos...Se abrazan las cinturas y tu erección se cuela entre mis piernas, como declaración de intenciones. Beso tu cara, tu cuello, tus hombros (mi refugio espiritual perpetuo). Recibes mis besos y me los devuelves empapados, meciendo mi boca con la tuya. Mientras practicamos este lenguaje, las manos van a lo suyo. Las tuyas pasean entre mis muslos y mi espalda, y parecen no creerse la anatomía de mi vulva, de tanto como insisten en ella. Las mías te pasan revista, ávidas de acariciar lo que han disfrutado mis ojos desde que llegaste.
Hace calor. Apoyo mis manos en las canas suaves de tu pecho, y me incorporo apartando las mantas para contemplar tu desnudo imponente. La parte menos relajada de tí parece llamar a la puerta de mis entrañas, que están deseando abrirse para ella. Por fin dentro, suspiro. Comienza la danza de los vientres, ahora tú, ahora yo, acompasando envites y filigranas , ayudando a nuestras ganas con las manos, los labios y toda parte de nuestros cuerpos que quiera participar.
No se cuanto tiempo llevamos así, pero toda yo estoy de fiesta y te celebro derramándome por mis piernas, ya cansadas de buscar tu placer y el mio. Decides que ya está bien de vainillas, y me tumbas. Mi espalda agradece la sábana fría, y cuando amarras mis manos con tu izquierda, y vuelves a meterte en mí, clavo mis ojos en los tuyos, como te gusta, para terminar de gemir juntos, extenuados, con un cansancio que nada tiene que ver con el del primer renglón.
Para todo esto está hoy el día... Claro que no somos invisibles, ni prescindibles. Pero si un día encuentras un hueco en la agenda, nos conjuramos, y lo hacemos.
Aunque nos tengamos que saltar el baño y la siesta...
sábado, 1 de noviembre de 2014
CONVERSACIONES INCONVERSADAS
Hay conversaciones en mi cabeza que nunca tendré contigo. Ni con él, ni con ella. Ni con todas las personas que viven en mi vida, ni los personajes de mi mundo. Las circunstancias, la pertinencia, el tiempo y las mareas, lo impiden. Pero yo las pienso, y a veces las hablo mientras conduzco, o en sueños. Enriquecen mis pulsiones y aclaran mis dudas. Es como poner ideas en negro sobre blanco, dándoles matices de realidad. El método Stalisnavski aplicado a la vida. Además, como contestáis lo que yo decido, dosifico alegrías y disgustos, me hiero y me complazco a mi libre albedrío. Igual me emborracho de endorfinas, que me harto de llorar. Tal es el realismo de mis pláticas. Como el chiste del martillo...
Hoy toca hablarte a ti, mi eterna asignatura pendiente. Algún día tendré que ponerte nombre, pero lo bueno de los universos paralelos es que no precisan de papeles, ni documentación. Puedes ser un sin nombre.
Lo que te acabo de decir es cierto: lo que más me gustó de ayer fue volver a hablar contigo. De nuevo me sentí casi cómoda entre confidencias, y tus brazos fueron un poquito mi sofá. Mi cabeza disfrutó de tu hombro, y tus caricias tiernas, las de después de las refriegas, fueron sonrisas para mi piel. Y hubo algunos besos de los buenos.
Pero en unas horas no se recuperan meses de frialdad extrema, y a veces, me callé comentarios que prejuzgué inapropiados. Poco a poco. Danos tiempo. Cúmpleme, como un hombre que se viste por los pies, con lo único que te he pedido: no vuelvas a cerrar la puerta. Yo, a cambio, prometo no barrerte la casa, ni ordenar tus cajones, ni elegir tus sentimientos.
Tampoco estuvo mal el sexo, no? Mejorable, mucho, pero yo no estaba muy suelta que digamos, porque, sinceramente, pensaba que no iba a funcionar. Mi autoestima pasa por horas bajas, y eso amarga los desnudos. Últimamente no tuve indicios de que tengas pensamientos impuros hacia mi persona y sé que lo de Berlín no fue por la calefacción, aunque nunca lo hemos hablado... De hecho, creo que nunca ha sido como en Viena.
Espero que reconozcas que nos falta rodaje. Práctica. Frecuencia. Tampoco ayuda el escenario, las prisas... Aunque el sexo contigo siempre peca de celeridad, de impaciencia, parco en preliminares. No es necesario hacer el amor para un polvo vainilla, no? Para jugar. De hecho, te pones muy serio. No pareces tú, Mr. Hyde.
Espero que reconozcas que nos falta rodaje. Práctica. Frecuencia. Tampoco ayuda el escenario, las prisas... Aunque el sexo contigo siempre peca de celeridad, de impaciencia, parco en preliminares. No es necesario hacer el amor para un polvo vainilla, no? Para jugar. De hecho, te pones muy serio. No pareces tú, Mr. Hyde.
Y te aseguro que yo puedo ser muy buena. La falsa modestia sobra en esto, y la poligamia no mejora la maestría. Tiene más mérito mantener el interés y las ganas muchos años en la misma pareja, que saltar de una a otra cama según te aburres. Pero, claro, te faltan tablas, mundo, confianza en otros escenarios. Me quedo con la sensación, casi siempre, de haber suspendido contigo. De que soy capaz de subirte al cielo y te dejo en una nube baja.
El problema es que mi ego piensa que te sientes más cómodo en el platonismo.
El problema es que mi ego piensa que te sientes más cómodo en el platonismo.
Pero esto lo dejaremos para otra conversación inconversada, que ya he llegado. Es lo bueno de trabajar lejos, que te hablas por el camino. Si te hace un café, o un beso, regálamelos.
Besos mil.
7 HALLOWEENS
Ayer se cumplieron 7 años de mi peormejor Halloween, una fiesta que no significaba nada para mí hasta entonces.
Mi terror duró apenas una hora, pero el recuerdo es vívido, casi un holograma, e intuyo que no lo olvidaré nunca: un misterioso ser luchaba por escapar de mi vientre, empujando en todas las direcciones, como intentando rasgar las paredes de mi cuerpo, costase lo que costase, causándome dolores que jamás imaginé, casi insoportables.
Recuerdo la sensación de pánico, de miedo con mayúsculas, que paralizaba mis entendederas y desataba mis gritos. La certeza de peligro inminente, de que algo no iba bien, y de que me iba el corazón en ello. Varios desconocidos con máscaras y uniformes me hablaban, me tocaban, me daban órdenes y me clavaban agujas. Me subieron a una especie de potro de tortura, mientras mi marido trataba de ayudarme, de liberarme de aquel angustioso dolor, de consolarme...pero su miedo era igual o mayor que el mío.
De repente, aquel ser brotó de mis entrañas, consiguió deslizarse fuera, cubierto de sangre, mucosidades, y líquidos corporales varios. Temblaba, lloraba, y le colgaba del vientre una especie de tripa asquerosa. Uno de mis verdugos me lo puso encima. Un pequeño monstruito rubio, cuya cercanía me provocó un plácido llanto de felicidad que borró todos y cada uno de los dolores padecidos, y que, hasta ese momento, sólo había sentido al nacer su hermana. Horror de Halloween, con final feliz.
Ayer, Daniel, mi príncipe de todos los colores, cumplió 7 añazos. Los disfrutó como solo los niños hacen, con todas las ganas, con toda la sonrisa y con toda alegría. Va dejando atrás su timidez, poco a poco, y ya nos deja disfrutar sus emociones. Y se emociona mucho.
Solo puedo dar gracias a la vida por un hijo como él. Tiene fallos, como todo el mundo, heredados de mí. Pero se encarga de que su padre, su hermana y yo, tengamos razones a diario para quererlo con todas nuestras fuerzas, y de que sepamos que él nos adora a los tres.
Ojalá se le cumplan la mayoría de sus sueños, porque si de mayor resulta la mitad de bueno que de niño, va a ser un gran hombre.
Amén.
viernes, 24 de octubre de 2014
SÁBANAS SIN ARRUGAR
Las sábanas blancas del hotel, no se han arrugado en tu mitad de la cama. Y no es porque hiciera frio y te me hayas pegado, ni porque nuestros empeños amorosos hayan sido más tranquilos de lo habitual. Esta vez están desoladamente lisas las sábanas, porque tú no viniste conmigo.
Así que me he desnudado, sin metáforas, para escribirte sobre ellas, para arrugarlas y castigar tu ausencia. Pero me ha salido el tiro por la culata, porque serpentear mi desnudez por las sábanas, me agudiza la abstinencia de tus manos, que hoy no me acarician, ni se pierden por mis rincones, ni tiran de mis tobillos para acercarme al borde, ni sujetan las mias para que te deje hacerme...cosquillas...y lo demás.
Esta noche, los cuadrantes de plumas servirán para incorporarme mientras leo mi novela de mayores, pero no para recostar mi espalda en el ángulo que mejor acerca nuestros...labios.
Lástima de ganas desperdiciadas, de piel esperándote, de calorcito. Lástima de seis metros cuadrados de sábanas, tres de ellos vírgenes.
Habrá que vengar esta afrenta de la vida. Te viene bien mañana, en nuestra cama? Pues nos vemos en la estación. No hace falta que traigas flores.
Buenas noches....
Así que me he desnudado, sin metáforas, para escribirte sobre ellas, para arrugarlas y castigar tu ausencia. Pero me ha salido el tiro por la culata, porque serpentear mi desnudez por las sábanas, me agudiza la abstinencia de tus manos, que hoy no me acarician, ni se pierden por mis rincones, ni tiran de mis tobillos para acercarme al borde, ni sujetan las mias para que te deje hacerme...cosquillas...y lo demás.
Esta noche, los cuadrantes de plumas servirán para incorporarme mientras leo mi novela de mayores, pero no para recostar mi espalda en el ángulo que mejor acerca nuestros...labios.
Lástima de ganas desperdiciadas, de piel esperándote, de calorcito. Lástima de seis metros cuadrados de sábanas, tres de ellos vírgenes.
Habrá que vengar esta afrenta de la vida. Te viene bien mañana, en nuestra cama? Pues nos vemos en la estación. No hace falta que traigas flores.
Buenas noches....
domingo, 19 de octubre de 2014
VESTIDA DE OTOÑO
A veces una se siente plena, llena de gracia, satisfecha del rumbo que van tomando las cosas. Otras no. Otras, sientes que tendrías que haberte mordido la lengua, o dado un puñetazo sobre la mesa. Pero las palabras y el valor no acuden a la boca cuando una precisa, sino cuando les viene en gana, como el llanto y la risa.
Es bueno que pase así, que no podamos controlar las emociones, ni la situación, ni el tempo, que la vida nos maneje casi a su antojo, o a capricho de los demás. Porque llorar, reír, aborrecer y querer con locura, son los detalles inmensos que nos diferencian de los árboles y los autómatas. Lo que nos hace sanar o enfermar. El alma, creo que le llaman...
Mi alma, o lo que sea, está bailando, haciendo equilibrios con su propia paz, y se ha vestido de principios de otoño, que es esa época, no tan triste como dicen, en que las luces de la tarde se hacen cobrizas, como el sentir de los años que llevo en mi cuenta, embellece los abrazos y los besos, y suaviza la crudeza de los arañazos del corazón. Satisfecha del recorrido y hambrienta, esperando el segundo plato y el postre.
Igual que ningún azul es tan bello como el del fin del día de mi playa en el verano, tampoco hay atardecer como el del otoño en las hojas caducas.
Claro que todavía me invaden, a veces, sin avisar, tormentas primaverales que desordenan mi conciencia. Se ve que no acabo de madurar...afortunadamente.
Es bueno que pase así, que no podamos controlar las emociones, ni la situación, ni el tempo, que la vida nos maneje casi a su antojo, o a capricho de los demás. Porque llorar, reír, aborrecer y querer con locura, son los detalles inmensos que nos diferencian de los árboles y los autómatas. Lo que nos hace sanar o enfermar. El alma, creo que le llaman...
Mi alma, o lo que sea, está bailando, haciendo equilibrios con su propia paz, y se ha vestido de principios de otoño, que es esa época, no tan triste como dicen, en que las luces de la tarde se hacen cobrizas, como el sentir de los años que llevo en mi cuenta, embellece los abrazos y los besos, y suaviza la crudeza de los arañazos del corazón. Satisfecha del recorrido y hambrienta, esperando el segundo plato y el postre.
Igual que ningún azul es tan bello como el del fin del día de mi playa en el verano, tampoco hay atardecer como el del otoño en las hojas caducas.
Claro que todavía me invaden, a veces, sin avisar, tormentas primaverales que desordenan mi conciencia. Se ve que no acabo de madurar...afortunadamente.
miércoles, 15 de octubre de 2014
POPURRÍ
Mi padre, al que como todos los hijos, casi nunca le digo cuanto me importan sus opiniones y su cariño incondicional, tiene algunas manías. La mayoría encantadoras, porque yo las estoy heredando. Una de ellas es que no soporta hablar de la muerte ni nada relacionado con ella, y yo heredé un sucedáneo: no me gusta escribir sobre temas desagradables.
Es por ello que tengo este rincón de mis cosas un poco abandonado, porque el mundo, en general, se ha puesto desagradable. Y como el mio particular, va bien, gracias a la providencia, el azar, o la inercia del universo, me da casi vergüenza escribir sobre ello.
Pero hoy tengo apetencia de teclas y un popurrí de opiniones que escupir a base de letras. Ahí lo llevas....
Consulta catalana. Nunca he visto el nacionalismo catalán como una amenaza. Quizás porque no percibo una violencia desbocada, o porque me parece propio de catalanes reivindicar su idiosincrasia. A ver, los catalanes son diferentes, dicho en el buen sentido, con el máximo respeto. Porque también lo son los gallegos, vascos, castellanos y, sobre todo, los andaluces. Pero esto, señores, es bueno. Los hechos diferenciales son los que hacen atractivo el conjunto. Su historia, sus reivindicaciones y sus porqués, apenas los conozco, porque no doy abasto. Pero me da vergüenza ajena el señor Mas, cuyo apellido es casi tan inapropiado como el Mato de la ministra de Sanidad. Este individuo ha echo de Menos a Cataluña. Ha truncado la imagen de región emprendedora, moderna, de carácter e idiosincrasia, de oportunidades y la ha transformado en un escenario de titiriteros, de rumbo perdido, de inconsistencias. La independencia, si de verdad es la aspiración de la mayoría de catalanes, se consigue por otras vías. No se impone, se convence. No se incumplen leyes, se cambian. No se hace teatro, se gobierna pensando en la voluntad de su pueblo. Y no pasaría nada, porque forma parte del proceso histórico. Perdimos Cuba,y aquí estamos. Si renunciamos al ron, podemos renunciar al espetec. Pero por ahora, Cataluña es una parte de España. Si quieren cambiarlo, cambien España, que el alicatado y la mano de pintura, nos hace falta a todos.
Podemos. Me parece un fenómeno social digno de estudio. Lleguen a donde lleguen, ya han hecho historia. Han sido el David del Goliat que es la política española, y han hecho tambaleara los "grandes". Ellos y las protestas populares que han conseguido detener proyectos legislativos abusivos y ejecuciones de desalojos, injusticias sociales y soberbias de empoderados, han resucitado la esperanza de que el poder siga residiendo en el pueblo. Y que las urnas volverán a ser el arma más poderosa, si las usamos con criterio. Echo de menos declaraciones en cuanto a problemas como el Ébola y las tarjetas opacas, pero parece ser parte de su estrategia: no entrar en el circo mediático. Esto no lo comparto, porque en el término medio está la perfección, y alguna declaración de intenciones o de opinión al respecto, me parece pertinente. Y me gusta la coleta de Pablo, que también tiene apellido inapropiado. Pero Pedro es más guapo. Con los Picapiedra me pasaba igual.
Gallardón. Qué decir. Su dimisión ha sido una gran noticia a nivel personal. El ex-ministro de Injusticia con vocación de Torquemada ha dejado de ser una amenaza. Pero reconozco que es el único de su gobierno que no ha retrocedido nunca en sus ideas, y que, en contra de todo pronóstico, ha dimitido. A ver si no lo echamos de menos, que el sustituto aún no ha movido ficha.
Pantoja. Yo no creo en los gafes, pero lo de esta mujer es para meditar. Al margen de que te guste más o menos lo que hace como artista, tiene el mérito de haber llegado muy alto partiendo de una familia humilde, de una parte humilde de Triana. Pero se le olvidó que la tierra es para el que la trabaja. Que los impuestos son para bien común y no propio, y que el dinero no cae de los árboles. Que si aparece en tu casa sin que lo hayas sudado, ni comprado lotería, es que no es tuyo. No vale decir que la engañaron. No es creíble que no supiera, igual que no es creíble que no supiera la Infanta, y se admita que un anciano al que su banco le presenta un papel, tenga que saber lo que firma...Si usted ha robado, usted debe devolverlo, e ir a la cárcel, como todo españolito. Y me parece vergonzante que se hagan colectas para evitarle la pena a una señora que posee propiedades a cuenta de los impuestos de los marbellíes. Habría sido más digno y rentable ir a la cárcel sin protestar, cumplir su pena con la cabeza alta, como ella acostumbra, y llenar luego los teatros y las audiencias televisivas contando y cantando su experiencia carcelaria, convertida en "la presa de España", como en su momento fue "la viuda". Y conste que la considero la única aspirante digna a competir con la Jurado. Competir, no ganar...
Papa Francisco. Ojalá no lo maten, porque significa, para mí, la vuelta de la ética a la Iglesia. Me quito el sombrero.
Tarjetas opacas....Qué difícil debe ser tener un cheque a fondo perdido en tu mano y no gastarlo. Pero cuando ese fondo perdido sale del esfuerzo de todos, es como comerse un jamón de pata negra delante de un hambriento. La realidad siempre supera a la ficción, y pocos cerdos sin escrúpulos he visto en las películas de mafiosos, que superen a los que nos atañen. Pero que alguien me explique qué pintan en los consejos de administración de un banco representantes de partidos políticos. Es como poner al lobo vigilando a las ovejas. Igual de absurdo que el hecho de que los partidos que gobiernan designen a su conveniencia a los jueces de los altos tribunales, cuando el Poder Ejecutivo y el Judicial son, teóricamente, independientes.
Y el Ébola. La evidencia de la sinrazón humana. Durante años ha sido una amenaza larvada, que como estaba en África, no era importante, como tantas otras fallas del continente excluido. Teorías de la conspiración aparte, la seriedad del tema se está trivializando terroríficamente. Le hemos tenido más miedo a una potencial guerra bacteriológica, que a una epidemia real. Yo confío en la racionalidad residual de la especie, y en reductos inteligentes que sabrán imponer su forma de atajar la expansión del virus. Si no, al menos, en el miedo a la muerte como motor de la evolución humana, el espíritu de supervivencia.
Desde el punto de vista más doméstico, jamás entenderé por qué se importó el virus a España. Por mucho que intenten justificarlo, no se repatrió a un enfermo: se importó un virus mortal, dentro de una persona que merece todos mis respetos, pero que debió ser tratada en el lugar al que fue voluntariamente a trabajar, asumiendo los riesgos de su puesto. Se debieron trasladar allí todos los medios disponibles para tratarlo, por supuesto, pero no presumir que éramos capaces de custodiar una bomba de relojería. De hecho, no entiendo que los misioneros aceptaran venir a España sabiendo, de primera mano, el riesgo potencial que suponían. Y sin embargo, a la auxiliar que se contagió cuidándoles, si le exige que asuma la responsabilidad de su contagio y, más aún, se le culpabiliza de ello. Teresa, señores, no trajo el Ébola a España. Tampoco entró camuflado en un violento inmigrante muerto de hambre y de miedo que se salta la valla de Melilla, o llega en patera. El Ébola lo han traído ustedes, en avión medicalizado y con todos los honores. En estos días, me toca ponerme el traje antiébola, como parte de las prácticas del curso que nos han dado a los sanitarios. Si ya me parece complicado hacerlo sin riesgo, estando tranquila entre compañeros, no quiero imaginar la tensión que supone seguir una interminable secuencia de pasos protocolizados para salir de un envoltorio en el que has estado encerrada horas, aguantando calor, sudor, incomodidad para moverte y utilizar el instrumental propio de tu oficio, y en tensión constante porque estás tocando la muerte. Salir de ese traje con la templanza suficiente para no cometer errores, como apartarte automáticamente el cabello o el sudor de la cara, me parece fuera de mi alcance. Y del de Teresa.
Respeto a los animales. Mucho, aunque no los quiero en mi casa. No entiendo por qué en los países más afectados por el Ébola no se sacrifica a los animales, y nosotros no le damos a una mascota el beneficio de la cuarentena. Pero si existe la duda razonable de que una persona se pueda contagiar, lo siento por el perro, el gato, el caballo o el canario. No voy a entrar en el juego de criticar las manifestaciones a favor del perro, comparándolas con nuestra indolencia ante la muerte en la calle de niños afectados. Ya se ha dicho bastante.
Y por hoy, ya vale. Entenderé cualquier desacuerdo y crítica, porque, de hecho, es la intención. Aunque me encanta cuando alguien me da la razón...
Es por ello que tengo este rincón de mis cosas un poco abandonado, porque el mundo, en general, se ha puesto desagradable. Y como el mio particular, va bien, gracias a la providencia, el azar, o la inercia del universo, me da casi vergüenza escribir sobre ello.
Pero hoy tengo apetencia de teclas y un popurrí de opiniones que escupir a base de letras. Ahí lo llevas....
Consulta catalana. Nunca he visto el nacionalismo catalán como una amenaza. Quizás porque no percibo una violencia desbocada, o porque me parece propio de catalanes reivindicar su idiosincrasia. A ver, los catalanes son diferentes, dicho en el buen sentido, con el máximo respeto. Porque también lo son los gallegos, vascos, castellanos y, sobre todo, los andaluces. Pero esto, señores, es bueno. Los hechos diferenciales son los que hacen atractivo el conjunto. Su historia, sus reivindicaciones y sus porqués, apenas los conozco, porque no doy abasto. Pero me da vergüenza ajena el señor Mas, cuyo apellido es casi tan inapropiado como el Mato de la ministra de Sanidad. Este individuo ha echo de Menos a Cataluña. Ha truncado la imagen de región emprendedora, moderna, de carácter e idiosincrasia, de oportunidades y la ha transformado en un escenario de titiriteros, de rumbo perdido, de inconsistencias. La independencia, si de verdad es la aspiración de la mayoría de catalanes, se consigue por otras vías. No se impone, se convence. No se incumplen leyes, se cambian. No se hace teatro, se gobierna pensando en la voluntad de su pueblo. Y no pasaría nada, porque forma parte del proceso histórico. Perdimos Cuba,y aquí estamos. Si renunciamos al ron, podemos renunciar al espetec. Pero por ahora, Cataluña es una parte de España. Si quieren cambiarlo, cambien España, que el alicatado y la mano de pintura, nos hace falta a todos.
Podemos. Me parece un fenómeno social digno de estudio. Lleguen a donde lleguen, ya han hecho historia. Han sido el David del Goliat que es la política española, y han hecho tambaleara los "grandes". Ellos y las protestas populares que han conseguido detener proyectos legislativos abusivos y ejecuciones de desalojos, injusticias sociales y soberbias de empoderados, han resucitado la esperanza de que el poder siga residiendo en el pueblo. Y que las urnas volverán a ser el arma más poderosa, si las usamos con criterio. Echo de menos declaraciones en cuanto a problemas como el Ébola y las tarjetas opacas, pero parece ser parte de su estrategia: no entrar en el circo mediático. Esto no lo comparto, porque en el término medio está la perfección, y alguna declaración de intenciones o de opinión al respecto, me parece pertinente. Y me gusta la coleta de Pablo, que también tiene apellido inapropiado. Pero Pedro es más guapo. Con los Picapiedra me pasaba igual.
Gallardón. Qué decir. Su dimisión ha sido una gran noticia a nivel personal. El ex-ministro de Injusticia con vocación de Torquemada ha dejado de ser una amenaza. Pero reconozco que es el único de su gobierno que no ha retrocedido nunca en sus ideas, y que, en contra de todo pronóstico, ha dimitido. A ver si no lo echamos de menos, que el sustituto aún no ha movido ficha.
Pantoja. Yo no creo en los gafes, pero lo de esta mujer es para meditar. Al margen de que te guste más o menos lo que hace como artista, tiene el mérito de haber llegado muy alto partiendo de una familia humilde, de una parte humilde de Triana. Pero se le olvidó que la tierra es para el que la trabaja. Que los impuestos son para bien común y no propio, y que el dinero no cae de los árboles. Que si aparece en tu casa sin que lo hayas sudado, ni comprado lotería, es que no es tuyo. No vale decir que la engañaron. No es creíble que no supiera, igual que no es creíble que no supiera la Infanta, y se admita que un anciano al que su banco le presenta un papel, tenga que saber lo que firma...Si usted ha robado, usted debe devolverlo, e ir a la cárcel, como todo españolito. Y me parece vergonzante que se hagan colectas para evitarle la pena a una señora que posee propiedades a cuenta de los impuestos de los marbellíes. Habría sido más digno y rentable ir a la cárcel sin protestar, cumplir su pena con la cabeza alta, como ella acostumbra, y llenar luego los teatros y las audiencias televisivas contando y cantando su experiencia carcelaria, convertida en "la presa de España", como en su momento fue "la viuda". Y conste que la considero la única aspirante digna a competir con la Jurado. Competir, no ganar...
Papa Francisco. Ojalá no lo maten, porque significa, para mí, la vuelta de la ética a la Iglesia. Me quito el sombrero.
Tarjetas opacas....Qué difícil debe ser tener un cheque a fondo perdido en tu mano y no gastarlo. Pero cuando ese fondo perdido sale del esfuerzo de todos, es como comerse un jamón de pata negra delante de un hambriento. La realidad siempre supera a la ficción, y pocos cerdos sin escrúpulos he visto en las películas de mafiosos, que superen a los que nos atañen. Pero que alguien me explique qué pintan en los consejos de administración de un banco representantes de partidos políticos. Es como poner al lobo vigilando a las ovejas. Igual de absurdo que el hecho de que los partidos que gobiernan designen a su conveniencia a los jueces de los altos tribunales, cuando el Poder Ejecutivo y el Judicial son, teóricamente, independientes.
Y el Ébola. La evidencia de la sinrazón humana. Durante años ha sido una amenaza larvada, que como estaba en África, no era importante, como tantas otras fallas del continente excluido. Teorías de la conspiración aparte, la seriedad del tema se está trivializando terroríficamente. Le hemos tenido más miedo a una potencial guerra bacteriológica, que a una epidemia real. Yo confío en la racionalidad residual de la especie, y en reductos inteligentes que sabrán imponer su forma de atajar la expansión del virus. Si no, al menos, en el miedo a la muerte como motor de la evolución humana, el espíritu de supervivencia.
Desde el punto de vista más doméstico, jamás entenderé por qué se importó el virus a España. Por mucho que intenten justificarlo, no se repatrió a un enfermo: se importó un virus mortal, dentro de una persona que merece todos mis respetos, pero que debió ser tratada en el lugar al que fue voluntariamente a trabajar, asumiendo los riesgos de su puesto. Se debieron trasladar allí todos los medios disponibles para tratarlo, por supuesto, pero no presumir que éramos capaces de custodiar una bomba de relojería. De hecho, no entiendo que los misioneros aceptaran venir a España sabiendo, de primera mano, el riesgo potencial que suponían. Y sin embargo, a la auxiliar que se contagió cuidándoles, si le exige que asuma la responsabilidad de su contagio y, más aún, se le culpabiliza de ello. Teresa, señores, no trajo el Ébola a España. Tampoco entró camuflado en un violento inmigrante muerto de hambre y de miedo que se salta la valla de Melilla, o llega en patera. El Ébola lo han traído ustedes, en avión medicalizado y con todos los honores. En estos días, me toca ponerme el traje antiébola, como parte de las prácticas del curso que nos han dado a los sanitarios. Si ya me parece complicado hacerlo sin riesgo, estando tranquila entre compañeros, no quiero imaginar la tensión que supone seguir una interminable secuencia de pasos protocolizados para salir de un envoltorio en el que has estado encerrada horas, aguantando calor, sudor, incomodidad para moverte y utilizar el instrumental propio de tu oficio, y en tensión constante porque estás tocando la muerte. Salir de ese traje con la templanza suficiente para no cometer errores, como apartarte automáticamente el cabello o el sudor de la cara, me parece fuera de mi alcance. Y del de Teresa.
Respeto a los animales. Mucho, aunque no los quiero en mi casa. No entiendo por qué en los países más afectados por el Ébola no se sacrifica a los animales, y nosotros no le damos a una mascota el beneficio de la cuarentena. Pero si existe la duda razonable de que una persona se pueda contagiar, lo siento por el perro, el gato, el caballo o el canario. No voy a entrar en el juego de criticar las manifestaciones a favor del perro, comparándolas con nuestra indolencia ante la muerte en la calle de niños afectados. Ya se ha dicho bastante.
Y por hoy, ya vale. Entenderé cualquier desacuerdo y crítica, porque, de hecho, es la intención. Aunque me encanta cuando alguien me da la razón...
miércoles, 17 de septiembre de 2014
OTRA CARTA
Querido Tú:
Esta carta, que siempre pienso que será la última, pretende asomarse al recuerdo de lo que fuimos. No hace falta que me acompañes en la visita. Te libero de mí. Me basto para mantener el recuerdo de lo que soñé ser contigo.
Ya claudiqué. Ya no espero nada. Asumí que no me quieres como necesito. Que te bastaron aquellos cuantos momentos, y que no piensas volver, ni siquiera a despedirte.
Ha sido un parto duro, pero de todo se aprende, hasta de las desilusiones. Me retiro de ti para seguir sintiendo lo que nunca sabrás, lo que no te contaré más, lo que se queda conmigo, no sé hasta cuando, ni eso importa ahora.
Me quedo también con la duda de ti, sin saber cuándo dejaste de quererme, aunque fuera a tu manera, ni por qué. No sabré qué beso fue el último, o cuándo dejé de importarte, ni en qué momento decidiste torturarme con tu indiferencia y tus negativas.
Lo que fue nuestro, asemeja a una de esas historias que empiezo a escribir y dejo abandonadas sin saber terminarlas, y que nadie lee nunca salvo yo. Esas que guardo secretamente, como hacías tú con mis cartas y mis declaraciones de alma. Si es que las conservas. Si es que las leíste. Si no se fueron en el cajón de los trastos de tu última limpieza.
No quiero que pienses, ni por un momento, que comprendo tu actitud, o que acepto tus formas. Sólo asumo que hice un mar de la gota que me diste, y que me he ahogado en él, sin que tu amagaras rescatarme.
Me quedo con el Tú que repartes para todos, con la sonrisa que no me pertenece, con el hombre incompleto, al le falta la parte que yo conocí. Voy a seguir adelante sin intentar entenderte, porque no sé de que forma rogarte ya. Te he enseñado todas mis cartas y he humillado todas mis torres. Me has robado hasta el consuelo de un punto final.
Tanto, que no sé como despedir esta carta...
Besos, Yo.
Esta carta, que siempre pienso que será la última, pretende asomarse al recuerdo de lo que fuimos. No hace falta que me acompañes en la visita. Te libero de mí. Me basto para mantener el recuerdo de lo que soñé ser contigo.
Ya claudiqué. Ya no espero nada. Asumí que no me quieres como necesito. Que te bastaron aquellos cuantos momentos, y que no piensas volver, ni siquiera a despedirte.
Ha sido un parto duro, pero de todo se aprende, hasta de las desilusiones. Me retiro de ti para seguir sintiendo lo que nunca sabrás, lo que no te contaré más, lo que se queda conmigo, no sé hasta cuando, ni eso importa ahora.
Me quedo también con la duda de ti, sin saber cuándo dejaste de quererme, aunque fuera a tu manera, ni por qué. No sabré qué beso fue el último, o cuándo dejé de importarte, ni en qué momento decidiste torturarme con tu indiferencia y tus negativas.
Lo que fue nuestro, asemeja a una de esas historias que empiezo a escribir y dejo abandonadas sin saber terminarlas, y que nadie lee nunca salvo yo. Esas que guardo secretamente, como hacías tú con mis cartas y mis declaraciones de alma. Si es que las conservas. Si es que las leíste. Si no se fueron en el cajón de los trastos de tu última limpieza.
No quiero que pienses, ni por un momento, que comprendo tu actitud, o que acepto tus formas. Sólo asumo que hice un mar de la gota que me diste, y que me he ahogado en él, sin que tu amagaras rescatarme.
Me quedo con el Tú que repartes para todos, con la sonrisa que no me pertenece, con el hombre incompleto, al le falta la parte que yo conocí. Voy a seguir adelante sin intentar entenderte, porque no sé de que forma rogarte ya. Te he enseñado todas mis cartas y he humillado todas mis torres. Me has robado hasta el consuelo de un punto final.
Tanto, que no sé como despedir esta carta...
Besos, Yo.
jueves, 4 de septiembre de 2014
PON UN CALVO EN TU VIDA
Por motivos personales, me estoy convirtiendo en admiradora acérrima de los calvos. De los calvos guapos y afeitados, como el mío. Que con pelo, cualquiera puede ser guapo. Es cuestión de taparse más o menos la cara...pero para ser guapo alopécico, hay que tener algo especial.
La calvicie masculina me es familiar desde pequeña. Tengo el privilegio de un padre despobladete, y un abuelo como bola de billar. Aparte de tios, hermano, amigos de la familia...y con toda probabilidad, por genética, mi niño rubito y ensortijado, terminará siendo un guapísimo calvo.
De papá, no recuerdo que lo haya vivido con demasiada preocupación, más allá de las acostumbradas bromas. Pero mi abuelo lo llevaba regular. Era fiel a su gorra en invierno y en verano, y se peinó a lo Anasagasti durante años. No claudicó hasta los setenta y pico largos. Y porque la artrosis no le dejaba peinarse ya. Claro que vivió en una época en la que ser calvo no era cool. Ahora, mi abuelo habría triunfado: alto, guapérrimo, con los ojos verdes y calvo...un pibón!.
Y eso que de jovencita me gustaban los melenas. Me dió por el heavy, y lo más de lo más era la pelambrera de Jon Bon Jovi, más conocido como Dios. También influía lo que hay de cuero cabelludo hacia abajo. De hecho, sigue ocupando mis rincones oníricos...
Mis amigos eran más guays con melena, y hasta mi novio de entonces (ahora mi calvo), llegó a dejársela, antes de la maldita mili, responsable de que la perdiera. A algo había que echarle la culpa...
Desde entonces ha venido luciendo una progresiva calvicie, con más o menos alegría, acortando cada vez más su longitud capilar. Hasta que resolvió afeitarse los restos de su antes precioso pelo.
Reconozco que tardó en hacerlo porque yo se lo pedía, que me parecía una macarrada lo del afeitado. Pero gracias a quien sea, nunca me hace caso, y se rasuró.
Desde entonces, los dos somos más felices. Él, porque está más cómodo y se gusta más. Yo, porque está más guapo y es una gozada acariciarle la cabeza en cualquier circunstancia y con cualquier parte de mi cuerpo. Y la encantadora barbita de dos días con la que me sabe hacer cosquillas, ahora es una cabeza entera. Y a mayor superficie, mayor placer. Digo, más cosquillas.
Además, no deja pelos en el baño, no gasta en peluquerías, lacas, ni gominas, y no se preocupa por las canas. Y doy fe de que los topicazos sobre los apetitos y capacidades de los calvos son rigurosamente ciertos. De hecho, lo recomiendo a mis amigas: pon un calvo en tu vida. Siempre que no sea el mío. Y las que me han hecho caso, me dan la razón. Aviso de que engancha. En este punto se me viene a la memoria la frase lapidaria de una amiga, a la que su abuela, sabia mujer, recomendaba que no publicitara las virtudes de su marido: "al burro no hay que venderlo, que se le puede antojar a otra"... O algo así.
En fín que estoy deseando que Jon Bon Jovi se decida a afeitarse, para volver a ser perfecto. Al fin y al cabo, las cabezas rasuradas están casi de moda, y con el tiempo suficiente....todos calvos.
La calvicie masculina me es familiar desde pequeña. Tengo el privilegio de un padre despobladete, y un abuelo como bola de billar. Aparte de tios, hermano, amigos de la familia...y con toda probabilidad, por genética, mi niño rubito y ensortijado, terminará siendo un guapísimo calvo.
De papá, no recuerdo que lo haya vivido con demasiada preocupación, más allá de las acostumbradas bromas. Pero mi abuelo lo llevaba regular. Era fiel a su gorra en invierno y en verano, y se peinó a lo Anasagasti durante años. No claudicó hasta los setenta y pico largos. Y porque la artrosis no le dejaba peinarse ya. Claro que vivió en una época en la que ser calvo no era cool. Ahora, mi abuelo habría triunfado: alto, guapérrimo, con los ojos verdes y calvo...un pibón!.
Y eso que de jovencita me gustaban los melenas. Me dió por el heavy, y lo más de lo más era la pelambrera de Jon Bon Jovi, más conocido como Dios. También influía lo que hay de cuero cabelludo hacia abajo. De hecho, sigue ocupando mis rincones oníricos...
Mis amigos eran más guays con melena, y hasta mi novio de entonces (ahora mi calvo), llegó a dejársela, antes de la maldita mili, responsable de que la perdiera. A algo había que echarle la culpa...
Desde entonces ha venido luciendo una progresiva calvicie, con más o menos alegría, acortando cada vez más su longitud capilar. Hasta que resolvió afeitarse los restos de su antes precioso pelo.
Reconozco que tardó en hacerlo porque yo se lo pedía, que me parecía una macarrada lo del afeitado. Pero gracias a quien sea, nunca me hace caso, y se rasuró.
Desde entonces, los dos somos más felices. Él, porque está más cómodo y se gusta más. Yo, porque está más guapo y es una gozada acariciarle la cabeza en cualquier circunstancia y con cualquier parte de mi cuerpo. Y la encantadora barbita de dos días con la que me sabe hacer cosquillas, ahora es una cabeza entera. Y a mayor superficie, mayor placer. Digo, más cosquillas.
Además, no deja pelos en el baño, no gasta en peluquerías, lacas, ni gominas, y no se preocupa por las canas. Y doy fe de que los topicazos sobre los apetitos y capacidades de los calvos son rigurosamente ciertos. De hecho, lo recomiendo a mis amigas: pon un calvo en tu vida. Siempre que no sea el mío. Y las que me han hecho caso, me dan la razón. Aviso de que engancha. En este punto se me viene a la memoria la frase lapidaria de una amiga, a la que su abuela, sabia mujer, recomendaba que no publicitara las virtudes de su marido: "al burro no hay que venderlo, que se le puede antojar a otra"... O algo así.
En fín que estoy deseando que Jon Bon Jovi se decida a afeitarse, para volver a ser perfecto. Al fin y al cabo, las cabezas rasuradas están casi de moda, y con el tiempo suficiente....todos calvos.
domingo, 31 de agosto de 2014
ABRAZOS MUDOS
Hay miradas que matan, caricias envenenadas, besos de Judas. Y abrazos mudos.
Hay cariños limpios, amores eternos, y quereres secretos. Todo cabe en el universo de las relaciones, entre animales mínimamente racionales.
Lo intolerable es jugar con el corazón del otro, cambiar las reglas del juego al son de las mareas propias, y culpar al destino, las circustancias, o la forma de ser, para justificar egoístamente las cobardías o los caprichos.
Ni en el amor, ni en la amistad, puede haber intermitencias. Puede doler, pero no hacer daño. Debe ser palpable, mostrado, porque los sentimientos que no se enseñan, se mueren.
Racanear los besos es despreciarlos, es asesinar el cariño, arrasar los sueños.
Y los abrazos mudos son un torniquete egoísta, que sólo alivia a quien lo da, pero no detiene la hemorragia del que lo recibe. Basta de abrazos mudos, que se desangra. Y sabes cómo salvarle.
Hay cariños limpios, amores eternos, y quereres secretos. Todo cabe en el universo de las relaciones, entre animales mínimamente racionales.
Lo intolerable es jugar con el corazón del otro, cambiar las reglas del juego al son de las mareas propias, y culpar al destino, las circustancias, o la forma de ser, para justificar egoístamente las cobardías o los caprichos.
Ni en el amor, ni en la amistad, puede haber intermitencias. Puede doler, pero no hacer daño. Debe ser palpable, mostrado, porque los sentimientos que no se enseñan, se mueren.
Racanear los besos es despreciarlos, es asesinar el cariño, arrasar los sueños.
Y los abrazos mudos son un torniquete egoísta, que sólo alivia a quien lo da, pero no detiene la hemorragia del que lo recibe. Basta de abrazos mudos, que se desangra. Y sabes cómo salvarle.
miércoles, 27 de agosto de 2014
GANANDO PARTIDAS
Cuentan ya más de cuarenta calendarios, y se les nota en la comanda: ensalada tibia de berros, tartar de atún, solomillo de ternera al punto para ella, y lomo alto de novillo, poco hecho, para él, acompañando con un Viña Alberdi del 2001, por los buenos recuerdos.
Se citaron a las tres, por culpa de los benditos trabajos, en un restaurante recomendado por ese amigo que conoce el local de moda del momento, donde disfrutar del buen yantar. Uno de esos sitios modernos sin estridencias, con manteles de un azul profundo, servilletas de papel que no lo aparentan, y vajilla blanca con platos en forma de platos. Las mejores mesas están junto a grandes ventanales sin cortinajes, con vistas a una pradera de casitas con jardín, con sus piscinas y sus tejados con veleta, pero escogieron una menos luminosa, que no restase intimidad a sus miradas. Resulta pequeña, pero es de agradecer, para susurrarse a chorros.
Llevan días planeando encontrarse a solas. Nada especial que decirse, salvo contárselo todo. Nada especial, salvo sus vidas, salvo los detalles de la parte de sus días que no comparten, porque se quieren en régimen de separación de obligaciones.
Se contemplan, más que mirarse. Evalúan los detalles, estudian los matices, como quien disfruta un cuadro, o una foto antigua. Actualizan el mapa de sus caras, y se ponen al día de sus quehaceres, sus pareceres y de sus placeres.
Entre risas y confidencias, vuelven a sentir la magia de saberse cómplices, de maquinar un plan para dos, y ejecutarlo con todo el descaro posible, compartiendo mesa y mantel en público, sabedores de que después vendrán las sábanas privadas.
Ella vuelve a encandilarse con la mueca sutil de su sonrisa cuando la mira por dentro, y él sigue fascinado por las curvas que protagonizaban sus sueños de veinteañero. Coqueteando, se cuentan travesuras malvadas, y se cuelgan medallas de corazones ajenos a los que mantienen en vilo. Juegan a sentir celos donde nunca cupieron, porque no se pertenecen. No hay dueños.
Sin zapato, ella juega a buscarle los tobillos bajo el pantalón y él le dibuja garabatos en la palma de la mano, simulando las caricias que promete.
Ya les brillan los ojos a los postres, así que se saltan el café, para no posponer la fiesta de sus pieles, que suele ser prodigiosa con las luces cálidas de la sobremesa.
Se palpa el romance al mirarlos. Pero lo realmente conmovedor y excitante es que llevan más de veinte años jugando a seducirse. Y ganando las partidas.
Se citaron a las tres, por culpa de los benditos trabajos, en un restaurante recomendado por ese amigo que conoce el local de moda del momento, donde disfrutar del buen yantar. Uno de esos sitios modernos sin estridencias, con manteles de un azul profundo, servilletas de papel que no lo aparentan, y vajilla blanca con platos en forma de platos. Las mejores mesas están junto a grandes ventanales sin cortinajes, con vistas a una pradera de casitas con jardín, con sus piscinas y sus tejados con veleta, pero escogieron una menos luminosa, que no restase intimidad a sus miradas. Resulta pequeña, pero es de agradecer, para susurrarse a chorros.
Llevan días planeando encontrarse a solas. Nada especial que decirse, salvo contárselo todo. Nada especial, salvo sus vidas, salvo los detalles de la parte de sus días que no comparten, porque se quieren en régimen de separación de obligaciones.
Se contemplan, más que mirarse. Evalúan los detalles, estudian los matices, como quien disfruta un cuadro, o una foto antigua. Actualizan el mapa de sus caras, y se ponen al día de sus quehaceres, sus pareceres y de sus placeres.
Entre risas y confidencias, vuelven a sentir la magia de saberse cómplices, de maquinar un plan para dos, y ejecutarlo con todo el descaro posible, compartiendo mesa y mantel en público, sabedores de que después vendrán las sábanas privadas.
Ella vuelve a encandilarse con la mueca sutil de su sonrisa cuando la mira por dentro, y él sigue fascinado por las curvas que protagonizaban sus sueños de veinteañero. Coqueteando, se cuentan travesuras malvadas, y se cuelgan medallas de corazones ajenos a los que mantienen en vilo. Juegan a sentir celos donde nunca cupieron, porque no se pertenecen. No hay dueños.
Sin zapato, ella juega a buscarle los tobillos bajo el pantalón y él le dibuja garabatos en la palma de la mano, simulando las caricias que promete.
Ya les brillan los ojos a los postres, así que se saltan el café, para no posponer la fiesta de sus pieles, que suele ser prodigiosa con las luces cálidas de la sobremesa.
Se palpa el romance al mirarlos. Pero lo realmente conmovedor y excitante es que llevan más de veinte años jugando a seducirse. Y ganando las partidas.
jueves, 21 de agosto de 2014
PERFECTA
Cariño, he de admitir, pese a mi orondo ego, y por su culpa, que no soy perfecta.
No puedo ofrecerte unos bellos ojos verdes, ni una melena sensual, derramada sobre un cutis de alabastro, ni una sonrisa de nácar entre labios sedosos.
No soy tan alta, ni tan delgada como quisiera, y mis curvas ya no provocan derrapes.
Descuido mis manos y aborrezco mis pies, y a veces, aplazo demasiado lo de colorear mis canas.
Me falta elegancia, y ternura, y me sobra mal genio.
Sé que debería aprender a cocinar, y a planchar bien las camisas. Apenas doblo las toallas, y mis cajones son un desastre.
Me gusta ir de cañas, sobre todo contigo, y entre comprar los muebles que nos faltan y escaparnos el fin de semana...seguiremos sin muebles. Soy manirrota, consiento a los niños y los achucho cada vez que puedo. Como a ti.
Y lo peor de todo, es que a veces no soy capaz de esperar a que me desnudes, y me arranco yo la ropa. Sin recato, ni moral.
Por eso, cariño, soy perfecta para ti. Porque no soportarías a una mujer que hiciera bien todas esas cosas...
No puedo ofrecerte unos bellos ojos verdes, ni una melena sensual, derramada sobre un cutis de alabastro, ni una sonrisa de nácar entre labios sedosos.
No soy tan alta, ni tan delgada como quisiera, y mis curvas ya no provocan derrapes.
Descuido mis manos y aborrezco mis pies, y a veces, aplazo demasiado lo de colorear mis canas.
Me falta elegancia, y ternura, y me sobra mal genio.
Sé que debería aprender a cocinar, y a planchar bien las camisas. Apenas doblo las toallas, y mis cajones son un desastre.
Me gusta ir de cañas, sobre todo contigo, y entre comprar los muebles que nos faltan y escaparnos el fin de semana...seguiremos sin muebles. Soy manirrota, consiento a los niños y los achucho cada vez que puedo. Como a ti.
Y lo peor de todo, es que a veces no soy capaz de esperar a que me desnudes, y me arranco yo la ropa. Sin recato, ni moral.
Por eso, cariño, soy perfecta para ti. Porque no soportarías a una mujer que hiciera bien todas esas cosas...
miércoles, 20 de agosto de 2014
SILBATOS Y CORTINAS ANTIVIOLADORES
No, mire usted, no...Llevar un silbato, o sentarnos al lado del conductor del autobús, no evita violaciones. Al violador le da exactamente igual. Le disuade tanto como al cazador ver a la liebre cerca de la madriguera.
El tema es demasiado serio y sangrante para permitir torpezas, de forma y de fondo, por parte de las autoridades, al hablar de ello. De cualquier ideología y época, por supuesto.
Los consejos que evitan violaciones, son los mismos que evitan otro tipo de agresión o de víctima. No pueden, ni deben ser sexistas, ni culpabilizar a las mujeres, responsabilizar a nuestra conducta, nuestra actitud, o nuestro aspecto de semejante salvajada.
Aunque una mujer fuera desnuda por la calle, aunque lleve horas coqueteando, ningún hombre tiene derecho a tocarla si ella dice no. Claro que, un hombre, una persona, no lo haría. Lo hacen las bestias, los animales.
Que cerremos las cortinas, que cuidemos el escote o el largo de las faldas de nuestras hijas, que llevemos bragas reforzadas con púas, o nos vistamos con burkas, no evita las violaciones.
Son de agradecer consejos como evitar sitios solitarios de noche, o mirar alrededor antes de meterse en el coche, en un aparcamiento solitario. Eso lo hago yo, y mi marido, mi padre y mi vecino, porque es tan sensato como no viajar hoy a Liberia o a Gaza.
Pero la única forma de prevenir violaciones, es que ningún hombre se crea con derecho a usar a las mujeres, y eso se consigue con políticas de igualdad y con educación, por parte de las autoridades. De cualquier ideología o época, repito.
Si no viésemos a gitanos y negros como distintos, no los trataríamos como lacra o amenaza. Si los hombre ven como iguales a las mujeres, no cabe relación de superioridad, de dominio. No se creen con derecho a golpear, a poseer, a violar.
Por supuesto que hay dementes, tarados, enfermos mentales que violan por falta de control de impulsos. Pero como dijo el infame alcalde malagueño, en España se producen miles de violaciones al año, y no hay tantos violadores dementes. La tarada es esta sociedad.
Que varios hombres lleguen a ponerse de acuerdo para usar, vejar y agredir a una mujer de la forma más humillante y dolorosa, es algo muy serio. Por no hablar del vouyerismo sádico que alimenta la difusión de semejantes grabaciones en redes sociales.
La violación es un crimen atroz. Cierto que no arrebata la vida de la mujer, pero asesina su integridad, su autoestima, y mutila su relación con el sexo. A veces no deja huellas físicas, pero siempre desgarra el alma.
Aterra imaginar el pánico, la impotencia, el dolor y la humillación por la que pasan esas mujeres, que les sigue torturando después, tanto si denuncian como si lo callan. Hasta el punto de que algunas no lo superan nunca, sobre todo si no pueden pedir ayuda. Y ninguna lo olvida jamás.
Una violación es un acto tan cruel que se usa como arma de guerra. Es una prueba de la irracionalidad humana, pesadilla de las mujeres y de los hombres que las quieren.
Obviamente es un tema que despierta discrepancias, matices y discusión, y no voy yo a encontrar la solución a corto plazo, pero pongamos nuestro granito de arena, protegiendo a nuestras hijas, empezando por hacerles comprender, a ellas y a ellos, lo iguales que somos. Vamos a respetarnos de una vez.
El tema es demasiado serio y sangrante para permitir torpezas, de forma y de fondo, por parte de las autoridades, al hablar de ello. De cualquier ideología y época, por supuesto.
Los consejos que evitan violaciones, son los mismos que evitan otro tipo de agresión o de víctima. No pueden, ni deben ser sexistas, ni culpabilizar a las mujeres, responsabilizar a nuestra conducta, nuestra actitud, o nuestro aspecto de semejante salvajada.
Aunque una mujer fuera desnuda por la calle, aunque lleve horas coqueteando, ningún hombre tiene derecho a tocarla si ella dice no. Claro que, un hombre, una persona, no lo haría. Lo hacen las bestias, los animales.
Que cerremos las cortinas, que cuidemos el escote o el largo de las faldas de nuestras hijas, que llevemos bragas reforzadas con púas, o nos vistamos con burkas, no evita las violaciones.
Son de agradecer consejos como evitar sitios solitarios de noche, o mirar alrededor antes de meterse en el coche, en un aparcamiento solitario. Eso lo hago yo, y mi marido, mi padre y mi vecino, porque es tan sensato como no viajar hoy a Liberia o a Gaza.
Pero la única forma de prevenir violaciones, es que ningún hombre se crea con derecho a usar a las mujeres, y eso se consigue con políticas de igualdad y con educación, por parte de las autoridades. De cualquier ideología o época, repito.
Si no viésemos a gitanos y negros como distintos, no los trataríamos como lacra o amenaza. Si los hombre ven como iguales a las mujeres, no cabe relación de superioridad, de dominio. No se creen con derecho a golpear, a poseer, a violar.
Por supuesto que hay dementes, tarados, enfermos mentales que violan por falta de control de impulsos. Pero como dijo el infame alcalde malagueño, en España se producen miles de violaciones al año, y no hay tantos violadores dementes. La tarada es esta sociedad.
Que varios hombres lleguen a ponerse de acuerdo para usar, vejar y agredir a una mujer de la forma más humillante y dolorosa, es algo muy serio. Por no hablar del vouyerismo sádico que alimenta la difusión de semejantes grabaciones en redes sociales.
La violación es un crimen atroz. Cierto que no arrebata la vida de la mujer, pero asesina su integridad, su autoestima, y mutila su relación con el sexo. A veces no deja huellas físicas, pero siempre desgarra el alma.
Aterra imaginar el pánico, la impotencia, el dolor y la humillación por la que pasan esas mujeres, que les sigue torturando después, tanto si denuncian como si lo callan. Hasta el punto de que algunas no lo superan nunca, sobre todo si no pueden pedir ayuda. Y ninguna lo olvida jamás.
Una violación es un acto tan cruel que se usa como arma de guerra. Es una prueba de la irracionalidad humana, pesadilla de las mujeres y de los hombres que las quieren.
Obviamente es un tema que despierta discrepancias, matices y discusión, y no voy yo a encontrar la solución a corto plazo, pero pongamos nuestro granito de arena, protegiendo a nuestras hijas, empezando por hacerles comprender, a ellas y a ellos, lo iguales que somos. Vamos a respetarnos de una vez.
domingo, 17 de agosto de 2014
LA VIDA LADRONA
No me voy, sigo aquí. Nunca me fui de mi casa, que es tu abrazo. La tengo, quizás, algo descuidada, y no barro con frecuencia los rincones, ni perfumo las toallas, pero es que la vida me roba la vida, y no me alcanzan las horas del día para los planes que brotan de mis ganas.
Mi color favorito sigue siendo el de tu piel en la penumbra; mi perfume, el que me dejas en las sábanas; mi música, tu risa cuando es culpa mía.
Una parte insignificante de mí, vagabundea siempre, porque así me quieres, libre. Mas el resto, vive en tu abrazo, que es mi casa mientras quieras tú.
La vida nos roba la vida, pero no va a poder contigo y conmigo. Claro que, eso tú ya lo sabes...
Mi color favorito sigue siendo el de tu piel en la penumbra; mi perfume, el que me dejas en las sábanas; mi música, tu risa cuando es culpa mía.
Una parte insignificante de mí, vagabundea siempre, porque así me quieres, libre. Mas el resto, vive en tu abrazo, que es mi casa mientras quieras tú.
La vida nos roba la vida, pero no va a poder contigo y conmigo. Claro que, eso tú ya lo sabes...
domingo, 10 de agosto de 2014
A VER CÓMO LE EXPLICO...
No suelo dejar que mis hijos vean los telediarios, porque sus imágenes a veces son más duras que las películas de mayores, pero tampoco les puedo tener en una burbuja, y de vez en cuando, ven alguno.
Hace días, mi hija, de casi once años, quedó impresionada con un reportaje sobre la guerra en Palestina, referido a la muerte de muchos niños. No entendía que en las guerras mueran aquellos que no son soldados.
Me hizo un montón de preguntas, con muchos porqués, y me di cuenta de lo poco que sé sobre el conflicto entre Palestina e Israel. Leer noticias no me sirvió para aclararme, así que me puse manos a la obra tirando de historia...y en eso ando, escribiendo lo que he entendido, para sacar conclusiones que explicarle.
Había una vez un territorio, que hoy se disputan Israel y Palestina, localizado entre Asia y Africa, entre el Mediterraneo y el río Jordan. Estratégicamente es un premio gordo, pero en la práctica es poco más que algunas regiones medio fértiles y desiertos. Vamos que la Tierra Prometida no es precisamente un vergel...y menos como la están dejando.
Se sabe que los primeros que la habitaron llegaron hace 90.000 años desde África, pero no fue hasta hace 40.000 que se estableció una población permanente. Hacia el 4.000 a.c., existían ya ciudades grandes, como Gezar y Jericó, y en torno al 2.000 a.c., la habitaban pueblos de lenguas semíticas, que dieron lugar a fenicios, hebreos y cananeos. Más tarde, los filisteos se asentaron en la costa.
Total, que en torno al 1.000 a.c, por la zona pululaban fenicios, dedicados al comercio en el Mediterráneo, los filisteos en la costa, los cananeos en las ciudades del interior, y los hebreos, que eran tribus de campesinos y pastores. Esa es la época en la que, según la Biblia, Egipto esclavizó a los hebreos, y cuando fueron liberados por Moisés, agruparon sus tribus en un reino que llegó a conquistar Jerusalén, haciéndose fuerte bajo el mando del rey Saúl, y posteriormente David y Salomón.
Todos ellos os suenan de las pelis.
Una parte de aquel reino fue conquistada por los Babilonios, que en el 587 a.c. deportaron a los judíos en lo que fue la primera Diáspora (que es cuando un grupo de población con características definidas, es expulsada de su territorio hacia otro, en el que coexisten con la población indígena, pero conservando su cultura, religión y rasgos). Luego, los Persas conquistan Babilonia en el 579 a.c. y permiten a los judíos volver a su región, entrando en conflicto con los residentes, hasta afianzarse como autoridad en Jerusalén.
Pues todavía dura el mosqueo...
Que yo entiendo que si a los judíos les prometieron una tierra, la pidan. Pero que después de tantos siglos, podrían haber llegado a un acuerdo, ¿no? Que nosotros, a otra escala, pero también nos tragamos los recortes...
Pues la cosa sigue, porque luego llegó Alejandro Magno, y se sucedieron guerras varias, hasta que en el 63 a.c., Pompeyo de Roma conquista Jerusalén, dejando que durante un tiempo la gobierne Herodes y luego la hace provincia romana (esto os suena de las pelis esas en las que nace un niño que luego se hace melenas de izquierdas, como Pablo Iglesias, y que lo matan en una cruz....Pablito, atento...que te llamas Iglesias, pero....).
Los judíos, mosqueados por la ocupación romana, se revelan en el 70 y el 135 d.c, dando lugar a sendas diásporas y a la fusión de Judea con otras provincias romanas, formando Syria Palestina, que cuando los romanos dividen el Imperio, queda en el lado de oriente, hasta el 636 d.c., en que la conquistan los árabes y comienza el periodo en que Jerusalén es musulmana.
Y empiezan entonces las Cruzadas, porque los cristianos también se tenían que meter en todo, y del 1099 al 1187, Jerusalén es Cristiana, hasta que la reconquista el sultán Saladino (el malo de "El reino de los cielos"), y posteriormente los Mamelucos egipcios y los turcos Otomanos en 1516. Estos se quedaron Palestina durante cuatro siglos, en los que fue habitada por cristianos y musulmanes, y una pequeña proporción de judíos, muy influyente, a pesar de minoritarios. Al final de este periodo aparecen las corrientes del pensamiento sionista, que defendían el derecho de Israel a formar una nación con territorio propio.
Hasta aquí, es fácil. Lo complicado empieza con la Primera Guerra Mundial. En 1914, el imperio Otomano decide meterse en la guerra. Gran Bretaña, de vocación lianta, ve entonces en el movimiento sionista un aliado contra los Otomanos y se declara abiertamente afín a la causa del pueblo judío. Así que, cuando vencen a los Otomanos, se quedan gobernando la región, en forma de Mandato de la Sociedad de Naciones, durante 30 años, en los cuales se permitió la inmigración judía hacia Palestina de forma masiva, que a través de sociedades prosionistas, compraron tierras para construir viviendas, escuelas y hospitales para los judíos recién llegados, en el afán de formar una nación judía. Pero en Palestina.
Los árabes, mucho menos organizados, y sin un plan ambicioso como el judío, fueron perdiendo terreno e influencia, y la región fue ganando en enfrentamientos y hostilidad. Por aquello de que "de la calle vendrá, y de mi casa me echará"....
En 1929, la matanza de Hebrón fue el colmo de los enfrentamientos previos, provocando que los británicos reconsiderasen la situación, y decidieran limitar el numero de judíos que podían volver a Palestina, mosqueándolos, claro. Pero la cosa quedó en eso, hasta que llegó Hitler. El que faltaba.
El antisemitismo declarado en Alemania y Rumanía incrementó exponencialmente la llegada de judíos a Palestina, provocando la Revuelta Árabe del 1936, que se intentó resolver por una Comisión internacional que dedujo, listos ellos, que judíos y musulmanes no podían convivir, y que habría que dividir la zona en dos estados. Pero igual que le pasó a Salomón, las partes no estaban de acuerdo, y las dos querían el niño entero...
Los británicos, viendo la que iba a liar Hitler, pensaron que sería bueno llevarse bien con los musulmanes, así que, semanas antes de la Segunda Guerra Mundial, firmaron el Libro Blanco, que determinaba que en el plazo de diez años, Palestina se convertiría en una nación independiente de la Sociedad de Naciones, gobernada en común por árabes y judíos, pero limitando la inmigración judía a 75.000 anuales, previa autorización árabe, lo que en la práctica suponía cerrar la fronteras a los que huían desde Europa.
Cuando, además, el líder árabe palestino se alió con Hitler, mandando incluso tropas para que se unieran a las SS, la causa palestina quedó obviamente relacionada con el régimen nazi.
El impedimento por parte de las autoridades palestinas, con ayuda de los británicos, para que los judíos se refugiaran allí, huyendo del holocausto, confirmó la creencia de los judíos de que solo estarían a salvo en un estado propio, que comenzaron a fraguar comprando y fabricando armas, con las que se enfrentaron durante años, a palestinos y británicos, hasta que, en 1947, Naciones Unidas aprobó en Plan de Partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío, de distribución absurda y desorganizada, con territorios del mismo bando incomunicados entre sí, y con Jerusalén separada de las dos, en un reducto bajo el mandato de Naciones Unidas.
Los judíos aceptaron, pero los árabes no. Así que, al día siguiente de irse los británicos, cuando Israel se declara, en 1948, estado independiente, los países árabes circundantes (Libano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto) se unen a Palestina y declaran la guerra a Israel.
Lo que sigue ya es una maraña indescifrable para mí, un enredo de intereses de diferentes países que implican alianzas económicas y estratégicas de lo más enrevesado, con guerras, atentados, resoluciones de la ONU, conquistas y desconquistas, con ejércitos desiguales, unas veces de un bando y otras de otro, complicadas con disidencias dentro de las propias alianzas. En fin, todo lo que el hombre es capaz de hacer mal, en el mismo embrollo.
Tanto palestinos como judíos han sido ofendidos y atacados durante siglos. Ambos bandos han cometido atrocidades, y han ideado formas de guerra y terror fuera de toda lógica. Han rechazado una tras otra las soluciones de paz surgidas de las inútiles y torpes intervenciones internacionales, que no han solucionado el conflicto, porque nunca les ha convenido a todos.
Personalmente pienso que esto no tendrá fin hasta que uno de los dos aniquile hasta el ultimo de los habitantes del otro, demostrando lo irracional de nuestra especie; dejamos que dos de nuestros hermanos se devoren, porque igual nos quedamos un trozo de la herencia, sin ver que el que gane nos puede llevar por delante a los demás.
A todo esto, la razón esgrimida por radicales de ambos bandos es el mandato divino de dos libros, el Corán y la Torah, que siguen las leyes de dos dioses, y que, perdonen la blasfemia, pero se parecen demasiado a la Biblia de los cristianos, que también han masacrado lo suyo en nombre de Dios.
El mundo se sigue moviendo al son de religiones monoteístas, regidas por libros sagrados, que a mí cada vez se me parecen más, sobre todo en sus errores.
A ver si soy capaz de explicarle tooooodo esto a mi niña, y de paso la convenzo de que siga viviendo atea...
Obviamente también le diré que lo que hace ahora Israel con los palestinos es una masacre, que una guerra lo es cuando se enfrentan dos ejércitos, y Palestina no lo tiene. Que matar niños, como ella vio en la tele, es un holocausto asimilable al que sufrieron ellos. Que no tengo noción de ningún pueblo cuyas víctimas, hayan sido tan reconocidas, lloradas y sentidas como las suyas, y que ninguno ha visto tan respetado su dolor, como el judío por las víctimas del holocausto. Pero lo que hacen ahora los desmerece. Deshonran a sus muertos.
A ver si soy capaz de explicárselo.
Hace días, mi hija, de casi once años, quedó impresionada con un reportaje sobre la guerra en Palestina, referido a la muerte de muchos niños. No entendía que en las guerras mueran aquellos que no son soldados.
Me hizo un montón de preguntas, con muchos porqués, y me di cuenta de lo poco que sé sobre el conflicto entre Palestina e Israel. Leer noticias no me sirvió para aclararme, así que me puse manos a la obra tirando de historia...y en eso ando, escribiendo lo que he entendido, para sacar conclusiones que explicarle.
Había una vez un territorio, que hoy se disputan Israel y Palestina, localizado entre Asia y Africa, entre el Mediterraneo y el río Jordan. Estratégicamente es un premio gordo, pero en la práctica es poco más que algunas regiones medio fértiles y desiertos. Vamos que la Tierra Prometida no es precisamente un vergel...y menos como la están dejando.
Se sabe que los primeros que la habitaron llegaron hace 90.000 años desde África, pero no fue hasta hace 40.000 que se estableció una población permanente. Hacia el 4.000 a.c., existían ya ciudades grandes, como Gezar y Jericó, y en torno al 2.000 a.c., la habitaban pueblos de lenguas semíticas, que dieron lugar a fenicios, hebreos y cananeos. Más tarde, los filisteos se asentaron en la costa.
Total, que en torno al 1.000 a.c, por la zona pululaban fenicios, dedicados al comercio en el Mediterráneo, los filisteos en la costa, los cananeos en las ciudades del interior, y los hebreos, que eran tribus de campesinos y pastores. Esa es la época en la que, según la Biblia, Egipto esclavizó a los hebreos, y cuando fueron liberados por Moisés, agruparon sus tribus en un reino que llegó a conquistar Jerusalén, haciéndose fuerte bajo el mando del rey Saúl, y posteriormente David y Salomón.
Todos ellos os suenan de las pelis.
Una parte de aquel reino fue conquistada por los Babilonios, que en el 587 a.c. deportaron a los judíos en lo que fue la primera Diáspora (que es cuando un grupo de población con características definidas, es expulsada de su territorio hacia otro, en el que coexisten con la población indígena, pero conservando su cultura, religión y rasgos). Luego, los Persas conquistan Babilonia en el 579 a.c. y permiten a los judíos volver a su región, entrando en conflicto con los residentes, hasta afianzarse como autoridad en Jerusalén.
Pues todavía dura el mosqueo...
Que yo entiendo que si a los judíos les prometieron una tierra, la pidan. Pero que después de tantos siglos, podrían haber llegado a un acuerdo, ¿no? Que nosotros, a otra escala, pero también nos tragamos los recortes...
Pues la cosa sigue, porque luego llegó Alejandro Magno, y se sucedieron guerras varias, hasta que en el 63 a.c., Pompeyo de Roma conquista Jerusalén, dejando que durante un tiempo la gobierne Herodes y luego la hace provincia romana (esto os suena de las pelis esas en las que nace un niño que luego se hace melenas de izquierdas, como Pablo Iglesias, y que lo matan en una cruz....Pablito, atento...que te llamas Iglesias, pero....).
Los judíos, mosqueados por la ocupación romana, se revelan en el 70 y el 135 d.c, dando lugar a sendas diásporas y a la fusión de Judea con otras provincias romanas, formando Syria Palestina, que cuando los romanos dividen el Imperio, queda en el lado de oriente, hasta el 636 d.c., en que la conquistan los árabes y comienza el periodo en que Jerusalén es musulmana.
Y empiezan entonces las Cruzadas, porque los cristianos también se tenían que meter en todo, y del 1099 al 1187, Jerusalén es Cristiana, hasta que la reconquista el sultán Saladino (el malo de "El reino de los cielos"), y posteriormente los Mamelucos egipcios y los turcos Otomanos en 1516. Estos se quedaron Palestina durante cuatro siglos, en los que fue habitada por cristianos y musulmanes, y una pequeña proporción de judíos, muy influyente, a pesar de minoritarios. Al final de este periodo aparecen las corrientes del pensamiento sionista, que defendían el derecho de Israel a formar una nación con territorio propio.
Hasta aquí, es fácil. Lo complicado empieza con la Primera Guerra Mundial. En 1914, el imperio Otomano decide meterse en la guerra. Gran Bretaña, de vocación lianta, ve entonces en el movimiento sionista un aliado contra los Otomanos y se declara abiertamente afín a la causa del pueblo judío. Así que, cuando vencen a los Otomanos, se quedan gobernando la región, en forma de Mandato de la Sociedad de Naciones, durante 30 años, en los cuales se permitió la inmigración judía hacia Palestina de forma masiva, que a través de sociedades prosionistas, compraron tierras para construir viviendas, escuelas y hospitales para los judíos recién llegados, en el afán de formar una nación judía. Pero en Palestina.
Los árabes, mucho menos organizados, y sin un plan ambicioso como el judío, fueron perdiendo terreno e influencia, y la región fue ganando en enfrentamientos y hostilidad. Por aquello de que "de la calle vendrá, y de mi casa me echará"....
En 1929, la matanza de Hebrón fue el colmo de los enfrentamientos previos, provocando que los británicos reconsiderasen la situación, y decidieran limitar el numero de judíos que podían volver a Palestina, mosqueándolos, claro. Pero la cosa quedó en eso, hasta que llegó Hitler. El que faltaba.
El antisemitismo declarado en Alemania y Rumanía incrementó exponencialmente la llegada de judíos a Palestina, provocando la Revuelta Árabe del 1936, que se intentó resolver por una Comisión internacional que dedujo, listos ellos, que judíos y musulmanes no podían convivir, y que habría que dividir la zona en dos estados. Pero igual que le pasó a Salomón, las partes no estaban de acuerdo, y las dos querían el niño entero...
Los británicos, viendo la que iba a liar Hitler, pensaron que sería bueno llevarse bien con los musulmanes, así que, semanas antes de la Segunda Guerra Mundial, firmaron el Libro Blanco, que determinaba que en el plazo de diez años, Palestina se convertiría en una nación independiente de la Sociedad de Naciones, gobernada en común por árabes y judíos, pero limitando la inmigración judía a 75.000 anuales, previa autorización árabe, lo que en la práctica suponía cerrar la fronteras a los que huían desde Europa.
Cuando, además, el líder árabe palestino se alió con Hitler, mandando incluso tropas para que se unieran a las SS, la causa palestina quedó obviamente relacionada con el régimen nazi.
El impedimento por parte de las autoridades palestinas, con ayuda de los británicos, para que los judíos se refugiaran allí, huyendo del holocausto, confirmó la creencia de los judíos de que solo estarían a salvo en un estado propio, que comenzaron a fraguar comprando y fabricando armas, con las que se enfrentaron durante años, a palestinos y británicos, hasta que, en 1947, Naciones Unidas aprobó en Plan de Partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío, de distribución absurda y desorganizada, con territorios del mismo bando incomunicados entre sí, y con Jerusalén separada de las dos, en un reducto bajo el mandato de Naciones Unidas.
Los judíos aceptaron, pero los árabes no. Así que, al día siguiente de irse los británicos, cuando Israel se declara, en 1948, estado independiente, los países árabes circundantes (Libano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto) se unen a Palestina y declaran la guerra a Israel.
Lo que sigue ya es una maraña indescifrable para mí, un enredo de intereses de diferentes países que implican alianzas económicas y estratégicas de lo más enrevesado, con guerras, atentados, resoluciones de la ONU, conquistas y desconquistas, con ejércitos desiguales, unas veces de un bando y otras de otro, complicadas con disidencias dentro de las propias alianzas. En fin, todo lo que el hombre es capaz de hacer mal, en el mismo embrollo.
Tanto palestinos como judíos han sido ofendidos y atacados durante siglos. Ambos bandos han cometido atrocidades, y han ideado formas de guerra y terror fuera de toda lógica. Han rechazado una tras otra las soluciones de paz surgidas de las inútiles y torpes intervenciones internacionales, que no han solucionado el conflicto, porque nunca les ha convenido a todos.
Personalmente pienso que esto no tendrá fin hasta que uno de los dos aniquile hasta el ultimo de los habitantes del otro, demostrando lo irracional de nuestra especie; dejamos que dos de nuestros hermanos se devoren, porque igual nos quedamos un trozo de la herencia, sin ver que el que gane nos puede llevar por delante a los demás.
A todo esto, la razón esgrimida por radicales de ambos bandos es el mandato divino de dos libros, el Corán y la Torah, que siguen las leyes de dos dioses, y que, perdonen la blasfemia, pero se parecen demasiado a la Biblia de los cristianos, que también han masacrado lo suyo en nombre de Dios.
El mundo se sigue moviendo al son de religiones monoteístas, regidas por libros sagrados, que a mí cada vez se me parecen más, sobre todo en sus errores.
A ver si soy capaz de explicarle tooooodo esto a mi niña, y de paso la convenzo de que siga viviendo atea...
Obviamente también le diré que lo que hace ahora Israel con los palestinos es una masacre, que una guerra lo es cuando se enfrentan dos ejércitos, y Palestina no lo tiene. Que matar niños, como ella vio en la tele, es un holocausto asimilable al que sufrieron ellos. Que no tengo noción de ningún pueblo cuyas víctimas, hayan sido tan reconocidas, lloradas y sentidas como las suyas, y que ninguno ha visto tan respetado su dolor, como el judío por las víctimas del holocausto. Pero lo que hacen ahora los desmerece. Deshonran a sus muertos.
A ver si soy capaz de explicárselo.