sábado, 25 de enero de 2014

DEJARÁS QUE ME VAYA

            Dejarás que me vaya con el lamento no haberme abierto tu corazón, cuando yo  te abrí el mio como un libro.

            Dejarás que haga como que te olvido, sin haberme dado el beso que merezco.

            Dejarás de soñarme, para que ni siquiera en los dominios de Morfeo me pertenezcas.

            ¿No entiendes que no quiero nada que no sea mio? ¿No entiendes que no carezco de nada, excepto de ti? ¿No entiendes que no sirve  que me quieras si me lastimas? ¿No ves lo fácil que sería vivir lo excepcional de este imposible? 

            Cuando dos almas capaces de quererse sin pertenecerse se encuentran, lo lógico es esconderse de los demás, no el uno del otro. 

            No vas a conseguir que te olvide, porque no elegí quererte. Pero si me amas, no entiendo cómo soportas hacerme tanto daño.

            Dejarás que me vaya con el lamento...Dejarás que me  vaya.

UN MIÉRCOLES CUALQUIERA

             Hay quien piensa que las fantasías sexuales son una entelequia del mundo  de lo irreal, algo que sirve para mantener despierta el alma, pero con un tinte de peligro, de tabú. Algo de lo que se puede hablar, pero no hacer, porque son peligrosas, porque chocan con la confortable realidad. 

             Mentira cochina. 

             Puede ser peligroso, frustrante o incluso absurdo, pretender realizar fantasías como hacerlo con un ángel con cuerpo de Adonis,  con el ídolo de tu juventud, o secuestrada por una tribu de superdotados. Puede ser comprometido intentar esa en que lo haces con un bombero, o con tu amigo, o con el del butano (por cierto, cuando alguna conozca un butanero fantaseable, que haga fotos...). Incluso puede ser ilegal lo de hacerlo en un probador, un parque, o un ascensor. Vale. Pero hay fantasías más caseras, más domésticas, que son realizables y no dejan secuelas. 

            Yo tenía una. Había pensado varias veces en sorprender lascivamente a mi marido en su despacho. Supongo que el morbo de lo desconocido, porque nunca lo había visto metido en faena (laboralmente hablando, claro...). Pues ya está hecho. 

             Este miércoles, me puse mona y me presenté en el despacho a la hora del desayuno (para no interrumpirle, que el curro es sagrado). Pillé dos cafés, y con el escote por el ombligo le di los buenos días. Su cara de asombro valió la pena, pero cuando cerré el pestillo fue de antología. 

             No sé si fue la sorpresa, el morbo, o el sillón del despacho, pero ya tengo otra fantasía tachada de la lista, y unas medias rotas. 


            La consecuencia es que vamos a pedir que el descanso del desayuno dure media hora en lugar de 20 minutos, por lo menos los miércoles, que es su día de teletrabajo...

         


jueves, 16 de enero de 2014

DESAMOR POR DESUSO

               Los débiles de voluntad, los tontos de corazón, somos tan infantiles  y narcisistas, que disfutamos sabiendo que hacemos falta. Sobre todo, si hay amor de por medio. (No confundir con  la amistad, por muy profunda que sea, porque hace daño. Pero ese es otro tema...)

               Reconforta sentirse necesitado. Olvidamos a menudo regalar los oidos  de quien queremos en nuestra vida, argumentando alegremente que ya sabe de nuestro cariño. Pero no se trata de saber, sino de sentir.

               Igual que queremos con más ganas cuando nos sentimos queridos, dejamos de buscar a quien no demuestra extrañarnos. Se llama desamor por desuso.

               Esta niñería  de reconocerse amado, debe ser un reflejo arcaico del sentir de los débiles, que nos deja  indefensos ante la frialdad de quienes, capaces de dominar sus impulsos, no  precisan besar, ni querer susurrando. Son capaces de añorar de lejos y en silencio.
 
              Yo he tratado de evolucionar, pero no me sale, porque no tengo vocación. 

              Yo prefiero querer a sonrisas, a besos, a revolcones. Quiero arrugas en mis ojos, pero no de  escudriñar buscando los de nadie, sino de reírnos juntos, de besar hasta que  me duela la cara.

              Necesito saber que escuchan lo que digo, que leen lo que escribo, que miran por dónde ando. Hacer falta de cerca,  no  alrededor.

             Quiero acabar las conversaciones amputadas, a poder ser, sentado en el mismo sofá, o sin ropa estorbando. Quiero mensajes contestados.

           Necesito romper los silencios terribles, que ya siento desesperar mis ánimos aguardando una limosna.

domingo, 12 de enero de 2014

DISCIPLINA DE VOTO

             Disciplina de voto: mecanismo usado por los partidos políticos para mofarse de la voluntad del pueblo, instaurando leyes  con las que no están de acuerdo ni los suyos.

             Es la vuelta de tuerca de las listas  electorales cerradas. No basta con que mi voto  parlamentarice a individuos de los que no  sé nada, ordenados en una lista a capricho y conveniencia de quien los propone, y que  viven de la solvencia política de los que la encabezan.  Además, esos mismos  parlamentarios, no pueden votar en conciencia, sino que son meros pulsadores del botoncito, a la orden del que les manda. 

            Triste, muy triste.

            Un país como el nuestro, resultado de mezclar pueblos de singular grandeza (Tartessos, Fenicios, Romanos, Árabes, Judíos....), con antepasados capaces de llegar a América, de descubrir la  penicilina y la fregona, y de escribir el Quijote, debería ser algo más que una masa aborregada.  Debería exportar iniciativa, en lugar de desidia.

            A ver si en el pleno que vote la cabezonada de Gallardón, conocida como nueva Ley del Aborto, los parlamentarios se dan cuenta de que en el Hemiciclo, representan al pueblo, y no a su partido.  Y deben votar lo que su conciencia les dicte que es mejor para el pueblo, y no lo que el confesor de mi ministro favorito le haya impuesto de penitencia.

           Si ese día se  rompe la disciplina de voto y se aprueba esa  nefasta ley, patalearé desde mi  madriguera, sin más remedio que acatar la voluntad de la mayoría. Pero si se aprueba por unanimidad, amordazando la opinión de algún parlamentario, en favor de la disciplina de partido, será una ley doblemente vergonzante. 

           No me atrevo a esperar que no se apruebe, pero estaría genial que me taparan la boca con semejante sorpresa....Por dar ideas...

sábado, 11 de enero de 2014

NO ES LO MISMO

            No es lo mismo besar que dar besos.

            Besando  regalas  esquirlas del alma, y  derramas en su  boca los alientos de  tu adentro.

            Acompasas la caricia de los labios con la del corazón, y cierras los ojos de ver, para mirar con los de quererse.

            Yo recibo  sus besos con cariño, y me los guardo en mi cajita de tesoros. Pero sueño con el improbable día en que vuelva a besarme.

            Ojalá  ocurra cuando todavía me importe.

lunes, 6 de enero de 2014

LA PRÓXIMA NAVIDAD...

             Pasaron ya los días de tener que ser felices, y buenos, y de querernos todos. 

             No sé si será porque las Navidades siempre me caen en invierno....pero cada vez las aguanto menos. Me acabo de poner una alarma en el calendario de móvil que me trajo mi marido  Noel, para que me avise el 10 de diciembre de 2014, y me recuerde leer este post, en el que me recordaré a mí misma lo que no quiero repetir. Algo así como mi fantasma de las Navidades pasadas...

             Para las futuras sólo pido unos días libres, para  viajar o pasear con mi marido y mis hijos, y los amigos que se apunten a mi plan. Las risas y  el tiempo con  ellos ha sido, sin duda, lo mejor de estos días. Y las cenas para dos en casa, los días que trabajábamos, y ellos dormían con las abuelas. 

             No quiero cena de Nochebuena con los  padres de uno, y de Nochevieja con los de otro, con entrantes,  dos platos y postre. Prefiero cenar en mi casa, y que se apunte  el que quiera, y que cada cual ponga lo que le parezca, que para eso somos familia o amigos. Si es que me pilla cerca de casa, porque me encantaría comerme las uvas en otro idioma. 

              No quiero comidas de empresa, sino de amigos, ni compras interminables, ni regalos para los adultos: los regalos son para los niños, porque no saben  que las Navidades son un invento orquestado por todos, para que durante unos días vivan en un teatro colectivo. Son para los niños, porque su fantasía, su ilusión y su sonrisa, son regalo de sobra para los mayores. Y el que no tenga niños cerca, pues no tiene Navidad. Se siente.

             No quiero telemaratones, ni colectas, que nos hagan sentir menos culpables por gastar euros en espumillón y turrones.

             No quiero ser más buena, ni más amable. No quiero espíritu navideño. Solo quiero vacaciones, como en verano, pero en diciembre. 

             No pido tanto, ¿no?...Pues que alguien se lo pida de mi parte a  Papá Noel, y a los Reyes, por favor...