sábado, 3 de noviembre de 2012

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE SILVIA

                         Resulta que hoy es mi santo. Yo no soy muy devota que digamos, pero si se trata de celebrar, me agarro a un clavo ardiendo, que la vida no regala las ocasiones...

                        Silvia significa natural de los bosques, un nombre latino que pusieron a  un tal Silvius, al que su madre  fue a parir al bosque, para protegerlo de no sé quién...cosas  de los romanos. Atribución dudosa, porque ya se llamaba Silvia la madre de Rómulo y Remo, que fueron  los que crearon a los romanos...Alguien  se ha liado con las fechas...Y alguna petarda estará de acuerdo con mis padres, que resulta que me pusieron  nombre de loba...

                        Se celebra hoy, 3 de Noviembre, en honor a la madre de un Papa, argumento al que se aferró el cura de la Parroquia donde me bautizaron, para permitir que me pusieran un nombre que él consideraba pagano... Eso que en Mérida, ya había tele y periódicos cuando yo nací, pero se ve que el hombre no se interesaba por esas cosas...


                         Para mí, mi nombre siempre ha sido algo importante. Hasta los 70, era  raro en España, pero se puso de moda, y hay muchas cuarentonas que lo lucimos. Recuerdo que entonces era moderno, y hasta original. Y será por costumbre, pero  me parece bonito. Suena bien para niñas, para señoras y para abuelas. La abuela Silvia...  No chirría, como la abuela Yasmín, ó el abuelo Christian...

                        Se convirtió en importante cuando supe que me libró de llamarme Mª del Monte, Teodora, y alguna lindeza más , de esas que los padres creen conveniente por homenajear a sus familiares.

                         Y es que el nombre es algo que te marca, un asunto que no debería tomarse a la ligera. Sopesamos mucho de qué color pintarle el dormitorio, que va a ser para unos años, y no pensamos que el nombre es para toda la vida. 

                         Lo comento por aquellos que se dejan llevar por  modas, arrebatos, y cantantes o telenovelas del momento. Igual  dentro de unos años, a tu hija no le parece tan fantástico llamarse Thalía González , Jeniffer de los Dolores ó Cristhiano Ronaldo García...Como aquel que le  puso a su hijo Juan Carlos , siendo los apellidos Rey España....O la familia Fina-Segura, que le puso a su hija Eva...

                        Un poquito de "por favó"....Las juergas con los amigotes, no las paguéis con la descendencia, aunque se rompiera el preservativo...

                        Tampoco me gusta la tradición de perpetuar el nombre de los padres. Aparte de que puede ser un castiguito si se llaman Alfonsa ó Celestino, crea situaciones confusas cuando llamas, nombras, riñes, etc, haciendo necesarias peregrinas aclaraciones, tipo...¿Juan padre, Juan hijo o Juan abuelo...?¿Juan, Juanito ó Juanete...?

                        Pueden darse situaciones catastróficas cuando un chico llama a casa de Eva, con intenciones morbosas, y le dice barbaridades a Eva madre, pensando que es Eva hija...

                        No hay necesidad...Entre millones de nombres que poner a tu hijo...¿sólo te gusta el tuyo? Ególatra! ¿O acaso no basta que tenga los mismos ojos, el mismo hoyuelo y tu mismo extraño humor para saber que es tuyo?

                        O poner nombres que sólo aparecen en el DNI, porque todo el mundo te llama de otra forma...(Francisco, que se queda Paco, Dolores que se queda Lola, o el indignante Manolo para sustituir a Manuel.)

                        Tampoco me gustan los cortes: Ale no es Alejandro, ni Luci es Lucía, ni Ali es Alicia. 

                        Es más....si no resulta malsonante u ofensivo, ¡te lo puedes inventar! Ya admiten de todo en el Registro. Tenemos todas las facilidades.

                        Los mandinkas africanos le daban una importancia excepcional al nombre. Esto lo sabe todo el que, como yo, se haya leído la historia de Kunta Kinte.  El padre de la criatura, se llevaba toda la semana posparto concentrado exclusivamente en pensar el nombre (una excusa como otra cualquiera para quitarse de en medio...),  y una vez decidido, la primera vez que lo pronunciaba era en el oído del bebé, para que fuera el primero en saber cómo se llamaba. Parece lógico. Solía ser el nombre de algún antepasado importante, por la creencia de que con el nombre se trasmitía alguna de las cualidades del difunto. ¡¡Esto es un filón para Mariló Montero!!

                      También hay que tener en cuenta el significado. Yo, por ejemplo, no estuve fina con mi hijo, que le puse Daniel y  significa Justicia de Dios. Me cuadraba algo más pagano, pero es que es muy bonito. Y que mi marido descartó Jon, Bon  y Jovi.


       Es curioso el negocio montado alrededor de los rasgos de personalidad que se atribuyen al nombre que llevamos. Merchandising nominativo. A todos nos han regalado un cuadrito con nuestro nombre, su significado y los rasgos del carácter. Y  todos encontramos algo que coincide...! Generalmente, lo positivo. 


                       Sirva de ejemplo el mío. Silvia: naturaleza  vehemente (cierto). Se manifiesta en la expresión artística, y las del humor (vale...). Ama el color, las proporciones y el ánimo alegre (ciertísimo, me aburren los tristes...). Le gusta sentirse complementado (a quién no?)  Es consecuente. Gustoso se prestará a mejorar la vida urbana y la familiar (vamos, que me gusta mangonear...). Ama el acompañar y ser acompañado (repito, ¿a quién no?...bueno, a los tristes...)Es mente de pensamiento desbordado (culpa de las endorfinas). Se expresa como pensador inspirado que eleva las ideas y hace de cada idealización una realización (pssssch. ...)  Labores más bien cerebrales que manuales (vamos, torpe....cierto). Podría destacar en profesiones como médico, enfermera, filántropa, abogada, escritora, pintora, bailarína o en labor comunitaria, sirviendo al público.


                        Son evidentes  los aciertos, así que, soy como soy, no por genética ni educación, sino porque me llamo Silvia. La única pega es que conozco al menos  cinco personas que cuadran con la descripción, incluso mejor que yo.... y se llaman Jose, Ana, Fede, Miguel y Chari.


                       En fin, que lo de los nombres tiene su enjundia, y si tus padres acertaron con el tuyo, como los míos, será motivo de  fiesta. Brindaré por ti, que me has regalado un cachito de tu atención y tu tiempo leyendo este capricho.  

Un beso.


4 comentarios:

womann dijo...

Pues tienes toda la razón. Yo también soy una de las afortunadas en llamarme Silvia, y me encanta mi nombre. Lo encuentro fresco, simpático, corto y con pocas posibilidades de diminutivos ridiculos. Acierta bastante en mi forma de ser y en mi amor por la Naturaleza.

Silvia dijo...

Hola! sincronías de la vida.también me llamo Silvia, soy cuarentona y nacida en mérida.
un Saludo, ahora desde Galicia. Mi madre dice que siempre quiso tener una niña y llamarla Silvia, mi hija por cierto se llama Cynthia, que es casualmente Kintia la isla en dónde nacieron Rómulo y Remo. .. me enteré años más tarde..y me pareció alucinante la coincidencia. un saludo!

Silvia dijo...

Hola! sincronías de la vida.también me llamo Silvia, soy cuarentona y nacida en mérida.
un Saludo, ahora desde Galicia. Mi madre dice que siempre quiso tener una niña y llamarla Silvia, mi hija por cierto se llama Cynthia, que es casualmente Kintia la isla en dónde nacieron Rómulo y Remo. .. me enteré años más tarde..y me pareció alucinante la coincidencia. un saludo!

Yo no soy sonsi dijo...

Gracias, Silvias. Y felicidades hoy.

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