sábado, 26 de noviembre de 2022

CARPE 0.01% DIEM

           En la era de la felicidad por decreto, a veces hay que pararse a pensar para adentro, y aprender qué estamos viviendo, qué esperamos de lo que nos pueda quedar de vida y qué tiene sentido.

          Estar sano, tener techo, cuenta corriente con tarjeta de crédito y vacaciones pagadas es una buena base material. Pero para ser felices como está mandao, hay que vivirlo, y ahí es donde entra el patrimonio inmaterial: la familia, los amigos y el amor, como fondo de armario, para combinarlos con abrazos, aventuras, puestas de sol, noches locas, fiestas de guardar, aventuras, viajes, sorpresas, conversaciones, sofá y manta,  desayunos de besos, caricias, sexo, regalos, paseos...vida. 

          Cuando ya tienes todo eso, o parte, empiezas a valorarlo, a disfrutarlo, y a querer más y siempre, y te das cuenta de que la vida es corta, o muy corta...y vienen las crisis personales, familiares, de pareja, personales otra vez...y así hasta que averiguamos cómo queremos vivir. Si lo que quieres es lo que tienes, eres el rey del mundo. Afortunados, que hay muchos, y a algunos les pasa durante mucho tiempo. 

          Pero la mayoría de los mortales vivimos alternando rachas de felicidad...y lo otro. Y cuando estás en lo otro te prometes que cuando cambie el viento y sople a tu favor, vas a llevar el timón, te vas a querer y tu lema será el carpe diem. 

          Algunos lo hacen, o lo intentan. Otros a medias, o a ratos, y a veces nos conformamos con vivir un porcentaje del carpe diem, viviendo de las sobras de otro, y dando a cambio vida de sobra, que se derrama sin que nadie la aproveche. Que no es lo mismo vivir de las sobras que vivir de sobra.

          Y entonces el otoño se hace tan largo....¿de verdad hay que esperar a que el tiempo decida nuestras quimeras? ¿O hay que elegir a qué ficha apostar ?

          Por lo visto se esperan nieves....

martes, 22 de noviembre de 2022

19ª DECLARACIÓN DE AMOR

           Cuando decidimos tener hijos, la mayoría somos conscientes de que son para toda la vida. Cuando nacen, esa consciencia se hace real, y a la par que crecen te vas dando cuenta de la grandeza de esa verdad. 

           La primera de mis dos sempiternas realidades cumple hoy 19 años: 228 meses, más nueve dentro de mí, y no cambiaría  por nada del mundo ni uno solo de sus besos.

           Se está convirtiendo en una mujer tan guapa como su carácter, una protoingeniera que presume de su protoprofesión, de la que, si el trabajo constante y la inteligencia le cunden, va a disfrutar mucho.  Anda enamorada de un alma de artes y letras y criando un gato negro que la está embrujando. Ejerce de hija y de hermana, y a veces pretende ser  madre de todos, y le pone tanto corazón a la vida, que se le desboca.

          Este año, como todos, su compañía ha sido un don para mí, con el añadido de nuestro momento especial, nuestro viaje de chicas, cuatro días para las dos en  Florencia, durmiendo en el paraíso, literalmente, y viviendo uno de sus sueños en las calles de una ciudad cuya belleza estaba a la altura de su cara. Y todavía pensará, ingenua, que el regalo fue para ella.

          Te quiero, mi niña, para toda la vida, sin posibilidad de divorcio y a pesar de todo lo que pueda pasarnos. Dalo por hecho.

          Espero escribir muchos renglones  con tus cumpleaños y que seas feliz, como yo de tener el título de madre tuya.

          Besos y achuchones apretaos.

domingo, 6 de noviembre de 2022

CRISTALES

             Hoy me levanté sin ánimo de hablar, cariño. Soñé contigo y la realidad me hizo daño en los ojos al despertar, a modo de aperitivo del bofetón vespertino del azar.

             Rio cual Joker recordando a esos que dicen que no se puede tener nostalgia de lo que no pasó. Claro que se puede. Saudade de ti, de lo que no ha pasado y de lo que no pasará.

             Menos mal que hay sol y rosas, y que ayer compré pensamientos de colores para mi arriate, y los guiños y los achuchones de quienes me abrazan a pecho descubierto. Y que la Tierra sólo tarda 24 horas en girar, lo que tardo  en vestir mi vida de limpio, y volver a sonreír con la sola idea de un beso tuyo. 

             
             Pero hoy piso cristales.


                                                                                (Boceto)

viernes, 4 de noviembre de 2022

VIAJAR CON PALO-SELFIE


            Hace unos años planeaba una escapada con dos amigas a Milán, y los astros se alinearon en su contra, pero no en la mía, así decidí dar el paso y viajar sola por primera vez en mi vida. Con 47 años, los vuelos y los hoteles reservados y asegurados por si cancelación, móvil, localizador, tarjeta sanitaria europea, y dos de crédito por lo que pudiera pasar.  A lo loco....

            El caso es que aquello cambió muchas cosas. La aventura no consistía en actividades de riesgo,  lugares exóticos, ni compañía difícil o desconocida, sino en viajar sola durante 5 días sin saber italiano y farfullando un muy básico inglés. La ventaja era que nadie conocido podía atestiguar mis cagadas, pero tampoco podían hacerme fotos para presumir de mis aciertos. Ahí entra mi primer palo selfie y mis descubrimientos acerca de ese formato de viaje, que he repetido dos veces más y no dudo seguir haciendo.

            En el último he constatado que hay pocas personas que viajen así: la palo-selfie-viajera es una mujer de cuarenta y muchos para adelante que viaja sola, con algunas excepciones. Y esto es así porque quien no viaja solo, tiene quien le haga fotos, y los más jóvenes, saben hacerse selfies sin palo. El factor de género  no lo tengo todavía justificado pero me inclino por el menor sentido del ridículo de las mujeres de esa edad.

            Mi primer palo selfie me enseñó muchas cosas. Después he roto dos más, pero  imitar mi torpeza no es obligatorio... Aprendí que aunque sigo siendo antifotogénica, haciendo 50 fotos, alguna sale bien, sin necesidad de darle indicaciones absurdas a nadie sobre cómo y desde dónde hacérmela, para que, igualmente, después no me guste ninguna. Y si se da el caso, no me molesta pedirme a mí  misma repetirla. Puedo ensayar posturas y caritas, porque nadie alrededor me conoce, y eso extermina el pudor. Y se liga más, porque de entrada, ya saben que vienes sola. Me han dicho...

            Chanzas aparte, recomiendo fervientemente la experiencia periódica de viajar sola, de perderte por las calles de una ciudad, pensando y disfrutando lo que ves  sin necesidad de comentar con nadie, pararte cuando y donde quieras, cambiar de plan, de hábitos, hablar con extraños, o intentar entenderte cuando no conoces el idioma, solucionar imprevistos sin ayuda ni opinión ajena. Descubrir luces, paisajes, olores, sonidos, con la libertad de elegir cuándo, dónde y cómo. La experiencia sin filtros.

            Y no hace falta irse lejos. Un par de provincias entre tu casa y tu destino, también deben servir.

            Estás tan sola, en el buen sentido, que llegado el momento te das cuenta de que tu cara es realmente el espejo de tu alma. Te vas conquistando a ti misma, poniéndote a prueba, riéndote de ti y perdonándote los fallos. Localizas tus puntos débiles y tus fortalezas. Te alejas del caos y hasta tomas decisiones o estableces fronteras.

             Igual no es para tanto, y estas líneas son  producto de la cercanía de mi última escapada, pero me ha sentado genial, como las otras. 

                     P.D: recomiendo intercalar un viaje palo selfie cada 2-3 familiares y/o 6-7 con "esa" persona....

           

lunes, 31 de octubre de 2022

DESDE HOY, TIENE 15

           El hombre de mi vida es cabeza y pico más alto que yo, guapo, el que más para mis ojos, con una melena asalvajada, que  parece que me lo hicieron a medida, y su cara, cuando no es un misterio, regala cariño,  sonrisas, y paz.  

           Su sentido del humor tiene el sarcasmo contenido de la gente inteligente, y desde pequeño le sirve para robar corazones. De los demás, porque los de su hermana, su padre y el mío son suyos desde antes de nacer. Tiene una fortaleza de la que todavía no se da cuenta,  que le hará comerse el mundo cuando llegue el momento.

           Desde hoy tiene  quince años, y aunque siempre será mi niño, ya no es mi bebé, por eso el alma me rebosa  de amor cuando me cuida, me abraza protector, intenta consolar alguna tristeza, o se ríe conmigo a carcajadas por alguna tontada de mamá. Sus brazos son uno de mis refugios favoritos. 

           Está aprendiendo a tocar la guitarra eléctrica y de vez en cuando ensaya acordes de mis canciones, derritiéndome. Le gusta la buena música y algunas inexplicables de su época...pero es que yo soy muy mayor para entender eso... Va encaminado a ser buena persona, honesto, empático e inteligente. Tiene muy claras cosas que yo a su edad ni me planteaba y las defiende con coherencia, aunque a veces no lleve razón...pero es que yo soy muy mayor para entender eso...A veces, muy pocas para ser adolescente, me saca de quicio, y no encajo sus humores, buenos o malos, y me cuesta asumir que no esté de acuerdo con mis ideas , mis normas, mis formas...pero es que yo soy muy mayor para entender eso.

            Es y será la única persona capaz de hacer lo mismo que su hermana: que mi mundo se pare y lo demás no importe cuando los tengo cerca.

            Vino al mundo mejorando nuestras vidas y completando una familia, que será como todas, pero distinta, y de la que espero que esté tan orgulloso como nosotros de él.

             

            Feliz cumpleaños, cariño. Te queremos millones.

jueves, 11 de agosto de 2022

MODO ESPORA

          

            - ¿?

            - Bueno, sabes que estaba mucho mejor cuando me llovía salado. Ahora toca modo espora: guardar dentro lo importante,  medio diluirse en la tierra, y esperar que termine el verano, por si vuelve la lluvia. Pero es tiempo de sequía, y los vientos del noroeste son muy fuertes. A ver qué pasa. Igual nos ponen en barbecho. Es lo que tiene ser flor asilvestrada y colarse en los jardines.

miércoles, 3 de agosto de 2022

SIN DAR LECCIONES

           
            Empezaré dejando claro que no soy quién para dar lecciones de vida a nadie, pero algo sé ya de como funciona, y no debo hacerlo mal, porque en la cuenta me salen más días  buenos que malos. Muchos más. Y conservo la sonrisa como carta de presentación.

            Alguien a quien quiero mucho más de lo que cree, está, por lo poco que me deja ver, en un momento complicado, de esos en los que pasas del blanco al negro  en cerocomadós, y lo que un día es certeza, al otro es el gato de Schrödinger. Se pasa mal en fase crisálida, y se hace larga.

            La mía fue casi inesperada, porque a mis cuarenta y tantos creía tener mi vida encauzada y el rumbo se ajustaba al horizonte previsto. Pero se me rompió el corazón y empecé a plantearme las verdades. Las mías, que cada cual cultiva las suyas... Todos sufrimos varias crisis vitales. En las primeras te planteas quién eres, qué quieres hacer, qué sueñas... vas tomando decisiones. En las últimas, rondando la ancianidad, te pones menos plazos, y vas decidiendo, si te deja el cuerpo y las circunstancias, sucesivos finales de diferentes cosas. Pero la crisis a la que me refiero es especial porque, como dice mi amigo Paco, has tocado la pared. Suele coincidir  con una razonable mitad  de la esperanza de vida, con cierta estabilidad emocional y vital, cuando ya has disfrutado etapas (has tenido una o varias relaciones serias, tienes una manera de ganarte la vida, sabes con qué afectos cuentas, o al menos eso crees, y muchos, hasta tenemos hijos),  y de repente tomas conciencia de que sólo tienes una vida, y te inundan las dudas de si la estás aprovechando, artefactadas por la relatividad del tiempo. Tiene sentido, pero a veces  te hace perder el norte.

            De mi maraña de incertidumbres sólo saqué tres en claro, y sobre esos pilares me  construyo: cómo y con quién me gustaría envejecer, incluyendo aquí la relación con mis hijos, mis metas profesionales y económicas, y mi idea sobre el amor. Las dos primeras no me interesa contarlas hoy.

            Tengo claro que cada cual tiene su motor, y el mío es híbrido: funciona con planes y amor. Y no necesariamente van en el mismo saco. Tengo que  tener algún proyecto ilusionante para levantarme con ganas y un amor, en la cabeza o en la cama, que a veces coincide, pero a cierta edad, esto se complica. En mi caso fue que el amor, tal y como yo lo entiendo, se  acabó, y nunca dudé si conformarme con menos. Nuestra prórroga fueron intentos de volver a lo que fue. Y no volvió, claro, porque habíamos crecido en direcciones casi opuestas. Por eso, por respeto a nuestra idea de lo que debe ser una relación, aquello terminó.

            Toda esta parrafada es para concluir que la única función del amor es hacerte feliz, y que si no, no vale. Y que no se trata de encontrar  o mantener el amor verdadero, ni el eterno, que tanto la verdad como la eternidad son relativas. Se trata de tener al lado alguien que te dé sonrisas, piel, cariño, que te busque y que te encuentre, que te ilusione compartir momentos, porque los disfruta contigo, que te arrugue la cara  a base de risas y te den agujetas de tanto amar. Que te haga el amor con o sin sexo, y el sexo con o sin amor. Que a veces es llama, otras chispa y si ocasionalmente, se apaga, vuelve. Si tuviste eso con quien tienes al lado, y ya no os pasa, hay que intentar recuperarlo, pero la reanimación tiene un tiempo máximo. Después es encarnizamiento terapéutico.

            Debe ser maravilloso recuperar una relación que parecía enferma, con las mismas bases o nuevas, que para eso somos distintos que al empezar. A mí no me pasó, pero conozco a quienes sí. Y también es genial volver a enamorarse, que eso sí lo he vivido, y ver que ya no te sirven los modelos de antaño, y saber lo que quieres porque no imaginas estar en oro lado.  Crear tus límites y desapegarte de lo que te hunde. Tener claro que bajarte de un barco no es hundirlo, ni abandonarlo a su suerte, como hacen algunos.

             El único consejo que puedo dar es evitar la inercia. No esperar a que el tren se pare o se choque, sino tomar los mandos, o bajarse  tiempo. Conformarse es morir por dentro, y de paso, matar al otro.

              La vida es una. Y corta, por muchos años que dure. 

              A ver si lo hablamos un día...

domingo, 10 de julio de 2022

FALACIAS Y MOLINOS

           Llevo semanas  pensando cuan fácil resulta abrazar dogmas de fe y admitir falacias como certidumbres, con tal de no afrontar dolorosas realidades, que endurecen la vida si se asumen. Cada cual tiene sus molinos de viento.

           La Filosofía, que reflexiona sobre las razones y consecuencias del hombre y el universo, tratando de sacar conclusiones que guíen nuestra conducta, sería un arma útil en este mundo de globalización mal entendida, para intentar consensuar medidas que eviten  la autoaniquilación de la especie. Prueba de ello es que cuanto menos se estudian, peor va el mundo. También las religiones,  como  formas de filosofía argumentadas con historias de seres superiores, que facilitan la alineación. Pero son tan excluyentes que causan el efecto contrario, o sea, guerras. Imagino a Orwell y a los que  compendiaron la Biblia, dando vueltas a al asunto...

          Tengo al respecto una suerte de envidia hacia los creyentes de alguna fe, sustentada en cualquier teología, porque todo dios que sea creador, juez y dueño de nuestros destinos, sirve de consuelo y explicación a cada circunstancia o misterio aún no resuelto por la ciencia, lo que resulta un salvavidas impagable para afrontar duelos, catástrofes e incertidumbres. Los ateos carecemos de  esa herramienta.  A cambio, abrazamos otras creencias u opiniones para dar sentido a la vida. 

          Yo sigo buscándolo. Pero es que soy muy descreída. Aparte de atea, tampoco creo en el destino, ni en el karma, ni en el amor verdadero. El destino implicaría la existencia de un ser o una fuerza superior que lo dirigiera. No me lo creo, sobre todo por lo malo del resultado, inadmisible en un ser superior.

          Lo de creer en el amor verdadero es una tentación, porque sería realmente bonito. Admiro  a las personas que aseguran haberlo encontrado, porque en mi cabeza es algo así como el cofre del final del arcoiris. Y si estoy equivocada, el mio debe andar  despistado, o en otra dimensión, o alguien lo retiene y le ha convencido de que no existo. Afortunadamente, los amores menos verdaderos también tienen su encanto y le ponen sal a la vida. Y azúcar.  Y como hay más de uno, y de dos, la probabilidad de que te encuentre es mayor. Aunque a veces vengan ocupados, como los taxis.

          El karma fue lo que más me costó decidir: defiende, según el hinduismo y la religión budista,  que cada acto tiene una fuerza dinámica que influye en  las sucesivas  existencias del individuo...Que el concepto sea uno de los preceptos de una religión, ya es un dato en contra. Es cierto que admito la existencia de algo parecido a un  alma, que para mí reside en toda  la capacidad neuronal que no sabemos usar, pero también soy consciente  de que es mi forma de consolarme ante la desoladora idea de que  todas mis vivencias y mi  mundo interior desaparezcan cuando muera. Tanta energía  desperdiciada no tiene mucho sentido. Pero si esas energías existen y se influencian de esa manera...¿a cuento de qué esperar a otra reencarnación ? ¿por qué no actúan  sobre la misma existencia, ejerciendo  justicia universal? De ese modo, las personas buenas  serían bien tratadas,  encontrarían a sus amores casi verdaderos, los villanos serían castigados...No me cuadra. 

           Cualquiera  que lea ésto podría pensar  que soy una pesimista, o una amargada de la vida. Nada más lejos. Desconozco la credibilidad de  aquello de  la verdad os hará libres, pero el tiempo que llevo afrontando mis verdades, si me hizo libre para equivocarme o acertar, y asumir ambos resultado con valentía y optimismo. 

           
Siempre sale el sol...¿o es mentira?

martes, 21 de junio de 2022

POCO EFICIENTES, ME TEMO

           
          Que complicados somos para lo poco que vivimos. En años, digo. Nuestro cerebro será prodigioso, pero somos poco eficientes. Para empezar, no hemos sido capaces, en milenios de evolución, de poner de acuerdo la parte racional con el alma, que no es sino la base intuitiva que somos incapaces de manejar. Algo así como el software de un sistema operativo diferente al que tenemos instalado. y claro, tomamos decisiones...raras. Abstractas. Incompatibles con la cordura, la felicidad, las ganas o las convicciones de cada cual. Y responsabilizamos a la vida.

           Me refiero, obviamente al amor en todas sus variantes. El sentimiento teóricamente más loable y puro, indispensable para la supervivencia de la especie (no por la procreación, eso es culpa del instinto, sino porque nos hace cuidar de la proles y los semejantes). Y sin embargo, cuánto se miente, se mata, se roba, se pervierte, se finge, se obedece y desobedece, se sueña y se maldice, se condena, se perdona...en nombre del amor. 

            Para terminar de rizar el rizo, cada cual tiene su idiosincrasia, y va cambiando su forma de amar con la experiencia... y así no hay quien conforme un protocolo para tratar de las razones y sin razones del amor. Nos enredamos en  parejas para siempre y para nunca, amores sin sentido y sin acuerdo, pero candentes e inevitables, triángulos nunca equiláteros, amores sucesivos o superpuestos. Necesarios, elegidos, pactados, sobreseídos, sobrevalorados, absurdos, inevitables...

            Una amiga cercana, quizás la que más, con la que me identifico mucho, anda medio boba por alguien especial, y es lo que me ha hecho reflexionar y repensar un tema que creía controlar. Ilusa. Yo, no ella. Ella sólo enganchada a un cuerpo que es su imán, relleno de un alma y un cerebro que activan los suyos, a pesar de la distancia (de esa que no se mide en metros, sino en circunstancias).

            Tendrías que verlos juntos. Sonríen con los ojos, en secreto, sin hacer ruido y se dan los buenos días y las noches y buscan huecos para romper sillas, camas...y acariciarse los miocitos y los cueros a escondidas, Pero no los ve nadie, porque lo suyo es una entelequia, una quimera asimétrica en la que los dos sueñan momentos compartidos, pero sólo ella quiere que sean recuerdos.

            Ojalá no duela, y la boba y el procesante hagan algo bonito con lo que tienen, sin prisa pero sin  pausa, distrayendo al reloj de la vida. 

             
            Ya te  contaré cuando lo hable con ella. 

domingo, 22 de mayo de 2022

TORPEVIVIENTE

           

           Nunca fue un chica guapa, sólo resultona, de esas que se arreglan y ganan por fuera. Lucía, eso si, unas piernas bonitas, un pecho bien puesto y una sonrisa sentida que nunca maquillaba. Con eso bastaba. Sin embargo por dentro era preciosa, y algo se le notaba en los ojos: alegre, inteligente, aunque no muy lista, porque era buena. Cariñosa,  amable, sabía escuchar. Lidiaba como podía con una serie de absurdos complejos que la obligaban a parapetarse tras esa especie de mal genio, que le duraba los minutos que tardaba en desavergonzarse, porque nunca supo manejar sus taras.

            Ha mejorado con los años y la vida, que no la trataron  demasiado mal, y a esa edad en que las mujeres empiezan a caerse por partes, está contenta con su armazón y con la mayoría de sus cubiertas. Y tiene su público.

           Aprendió lo justo para sobrevivir, pero sigue siendo torpeviviente. Ha pasado por  lo que el común de los mortales: su primer amor, los siguientes, la huella que dejaron en su carácter en forma de recuerdo, cariño, dolor o decepción, el bachillerato, la universidad, los primeros trabajos...la boda, la hipoteca, los niños, alguna decepción, la pena de varias muertes, la traicionaron y engañó, y tropezó varias veces con la misma piedra, como un hombre cualquiera. París, Londres, Roma...Le cogió el gusto viajar sola, tanto como en buena compañía. Se enamoró profundamente de sus hijos, y si alguna vez rezase, sería por su bienestar. Aprendió a tener amigas, y se apuntó a la sororidad, el feminismo, los podemitas bien, el 4 de marzo y el 1 de mayo, las redes sociales, los desayunos de tres platos, los amantes de década inferior, y talla superior. Se tiñe las canas y ya nunca se duerme sin la cara limpia. Ni con pijama. Después de varias pensadas, se queda con sus arrugas, que la mayoría son de reírse y las estima por su origen, así que el dinero del botox se lo gasta en billetes de avión, para seguir acumulando patas de gallo y activos para su yo. Ha vuelto a leer, pero ya no le importa dejar a medias  el libro que no le convence, está en algunas redes sociales y tiene tres playlist en el Spotify: la de canciones que le gustan, sus favoritos de rock y las que le mandan los elegidos (léase varones de buen ver, oír, tocar o comer). Le gusta su trabajo, pero no todos los días, y, aunque podría ganar más dinero, para gastar en vivir...le costaría dejar de hacerlo como ahora. No compensa. Ha aprendido el valor del tiempo, del buen comer y beber, de la conversación, de las ilusiones como motor y de los abrazos largos. Del dolor de una relación muerta y del derecho a vivir con quien recompone tu alegría y tus ganas, de lo efímero de la vida.  De saber querer, aunque no te quieran, y del error de la inercia.

            Ahora practica el equilibrio. Hace malabares con su encéfalo  en una mano y su miocardio en la otra, pero el jefe de pista no está por la labor de incluirla en su cartel. Igual su número no es para ese circo. Qué sabrá ella.

sábado, 21 de mayo de 2022

DISFRUTAR POR PODERES

           A veces salgo sin salir, trabajo sin trabajar y viajo sin viajar. Lo mismo voy de playa, que a la sierra, escucho música que no busqué y leo libros que no tengo.  Conozco vinos que no bebí y brindé por haber estado sin estar.  Hasta siento besos que no me dan. Es una especie de disfrute por poderes, experiencias virtuales  de la mano, los ojos y las ganas de alguien que me quiere más cerca de lo que puede reconocer.  Esa frase casi manida  que dice que dónde va tu pensamiento, ahí es...pues eso. Pero poco. 

           La extensión de mi mano en la que se ha convertido mi móvil, facilita la cercanía y la inmediatez, y me retransmite lo que ven sus ojos, disfrutan sus sentidos y  provoca su sonrisa, mediante fotos y mensajes que me envía, a modo de corresponsal on line de esa parte de su vida que querría compartir conmigo. Casi podría asegurar, asumiendo la presunción que me embarga, que me echa de menos. Hay días que mucho. 

           Todas las vidas son puzzles, que a veces se descomponen, y tenemos que buscar piezas alrededor, para disminuir la entropía, el caos de las almas y los cuerpos, que nos hace menos felices, menos satisfechos. Mis fichas están descubiertas, y muchas seguro que encajan con el suyo, pero debe tenerlo completo. O casi.

           El caso es que estas escapadas virtuales, suplentes de nuestros escasos momentos reales,  acarician mis adentros y mi ego, y su función no es otra que mejorar mis días, y espero que los suyos, hasta que encuentre piezas que me roben el corazón. Y aunque sé que se guarda muchas, me temo que tendré que encontrarlas en otro lado. Y no quiero.

          Mientras el universo decide, me mantengo al pairo, disfrutando de sus olas.

domingo, 15 de mayo de 2022

APOSTAR EN LA VIDA

           

          Hace un par de días fui al teatro con una de mis mejores amigas. Compré las entradas hace semanas, sin saber de qué iba la obra, como una groopie cualquiera, sólo porque la protagonista es María Galiana. Tengo a gala no haber visto  ni un capítulo entero de la serie que todos saben (me pareció una idea fantástica en su momento, que rebajó calidad en pos de alargar la gallina de los huevos de oro...soy rarita para la tele), pero para mí, María es La Galiana, aquella profesora peculiar que nos enseñaba Historia en el Carande, mi instituto, que un día se confesó actriz aficionada de teatro, y que me cautivó en su papel de  Poncia en mi obra  favorita de Lorca. Y tantos años después, lo ha vuelto a hacer. Borda su papel entrañable y personalísimo en El Abrazo, reivindicando la valentía de elegir en la vida apostando por los sentimientos. y las consecuencias de no hacerlo. Totalmente recomendable la obra, y,  de postre, da para pensar...

           Nuestro primer sentimiento fue de sorpresa, porque el argumento calcaba una conversación que mi amiga y yo hemos tenido varias veces, la última hace poco, y aunque parezca absurdo, escuece llevar razón.

           Aparte de ser cincuentonas divorciadas, encantadas de sí mismas y convencidas de que para atrás, ni pa coger impulso, compartimos  el boceto general de lo que debe ser una relación de pareja: amor, sexo, sonrisa basal, ilusiones, cariño, lealtad y ganas. Despertar contenta de ver al otro en tu cama, y tener planes que le incluyen. No todos, pero sí los mejores. Sonreír cuando piensas en él y pensarlo cuando no piensas en nada. Querer su compañía si estás mal, y ansiarla cuando te diviertes. Sentir que los buenos momentos  serían mejores si estuviera contigo. y desear que la vida nos dé tiempo. 

           También compartimos parecida idea de lo que no  debe ser: obviamente la pasión  inicial tiene caducidad, y menos mal, porque no habría cuerpo que aguantase, pero se transforma en amor del bueno mientras se mantiene la ilusión de estar con el otro y su compañía genera ganas de seguir. Nada que ver con el cariño verdadero de compañero de vida, con la costumbre, la culpa, la conciliación social, la zona de confort y todas esas excusas que no son más que la inercia de la vida, y que es la energía  no renovable que mantiene unidas a tantas parejas.

          Cabe pensar que  dos divorciadas cincuentonas tienen esa opinión porque ha sido desilusionadas o están amargadas, o sus matrimonios han sido un desastre. Nada más lejos de la realidad. Casualmente las dos venimos de relaciones estupendas de más de 20 años, que fueron muy disfrutadas, pero que se acabaron por dentro, y no quisimos mantener para afuera. Ambas creemos en el  amor con mayúsculas y en la vida con mayúsculas, en negrita y subrayada. y apostamos por compañeros que difieran del protagonista de El abrazo, que aprecien y elijan lo que el universo, el azar o las fuerzas infames del supuesto destino les ponga por delante. 

          Mientras tanto, mejor solas que mal acompañadas, aprovechando  los amores que pasan y sin privar de nada a nuestro cuerpo serrano y nuestro corazón.

sábado, 30 de abril de 2022

BINAURAL

           Muy veinteañero lo de meterse mano en el coche. Lo escribo con una sonrisa binaural.

           Supongo que acuciaba el hambre, porque el apetito lo saciamos en la previa de tapita y cerveza discretas, en uno de esos rincones dónde creernos que somos algo, haciendo el paripé de algún plan del universo paralelo que ensueño a veces. Y tú, creo.

           Ya caminar con tu mano en la cintura, apenas 50 metros, valió para bocetar 100 paseos que te daría. Y que irte te costase tres despedidas, fue como un achuchón largo para mis adentros.

           El vecino que nos vio desde fuera del coche besarnos por dentro del cuerpo, debió intuirnos las ganas, y por eso nos dejó encerrados. Me costó maniobrar con tus manos por debajo de mi cintura y demasiado fuera de mis vaqueros y entre cambios de marcha, tu boca era un poquito mía.

           Puedo acostumbrarme a tus sorpresas. He aprendido a disfrutarlas y a medir lo que son.

           A ver si hay más. 16...



domingo, 17 de abril de 2022

ILUSIONANTE

           Ser la alegría de sus caderas, la intención de sus ojos y la caricia para sus manos es una posibilidad a tener en cuenta, si aceptamos que la vida son cuatro días y tres ya pasaron, como dijo Pau Donés. Por la misma razón, si se alarga, hay que plantearse con quien envejecer.

           En esta era de  desechables, caducidades y obsolescencias, las relaciones largas son complicadas, y las larguísimas, rara avis. Sé lo que me digo: me enamoré "para siempre" a los 16,  sin saber que significaba "29 años y pico, 2 hijos y la hipoteca a medias". Pero se van las nubes, la vida sigue y recuperas ilusiones y planes, sólo que la persona con la que envejecer resulta ser otra...o ninguna.

           Esta situación merece todo tipo de  juicios según el punto de vista de cada cual, desde la lógica constructiva de las personas que terminan la relación que ya no les funciona...a los que piensan que es una frivolidad, que ahora no se aguanta nada y no se le da valor a intentar arreglar las cosas. Todas me merecen respeto, hasta la mía.

           Sigo creyendo en las relaciones a largo plazo y con planes de para siempre, porque valoro mucho el compromiso de vida común de las parejas, pero llegué a la convicción de que el límite es la ilusión por amar al otro, más vinculante, incluso, que el amor, en cualquiera de sus acepciones y matices. Porque aguantar a ver que pasa, te mata por dentro y te envejece. 

           No disertaré sobre lo que dura la pasión, ni acerca de los valores incontestables del amor maduro, porque son obviedades. Pero pienso que para que merezca la pena y la alegría mantener una relación cuando la duda es devastadora, hay que preguntarse si quieres envejecer con tu pareja. Cuando llegamos a ciertas décadas, la compañía para el futuro tiene que ser apetecible e ilusionante. Cada cual sabe sus motivos.

           Hace unos días leí la frase que me hizo meditar sobre  todo esto. Decía que si el futuro no te entusiasma, vives el presente equivocado, y tu lugar, probablemente, esté donde vas cuando sueñas despierto. Yo lo subscribo. Y algunos de vosotros sabéis por qué lo digo.

DIETA Y SEQUÍA


           Tras un periodo de dieta restrictiva considerable, volver a la pastelería es osadía incontestable, que rara vez reprime una trasgresión en forma de palmera de chocolate, torrija o dulce de leche, a gusto del consumidor.

           Del mismo modo, la sequía de caricias por causa de fuerza mayor, provoca una desazón cutaneoglandular, que genera, a partir de un cauto abrazo escondido de los amantes, y  de unos labios incendiando mi nuca, que las manos y las bocas y las piernas, las nalgas, los besos, el sudor, los botones, tu pecho y el mío, tus dedos, mi lengua y la duda en los ojos sobre a dónde llegar y dónde parar...terminase con tus manos en mi pelo y el armario, y las mías donde pude, intentando ambos ahogar la banda sonora con la que acompañamos nuestros momentos.

          Me vuelve  loca tu sonrisa de después, casi más que  la previa.

         El día que nos dé tiempo...

domingo, 3 de abril de 2022

TRES PROPÓSITOS

           Después de darle vueltas, no muchas, la verdad, no fue necesario, tengo la certeza de haber llegado al punto de la vida en el que no merece la pena quedarme con las ganas por miedo al devenir o las consecuencias. Ya aprendí a asumirlas y a sobrellevar los pequeños arrepentimientos, sin arrugarme demasiado por dentro ni por fuera.

           Las decisiones a largo plazo ya son sólo relativas, y un día ordinario puede ser de los buenos por pasarlo con la gente adecuada, esos que te quieren  de siempre, y que en un ratito te resetean el alma abriendo los corazones. Como ayer.

           Mis propósitos vitales los he reducido a tres: cuidar y disfrutar de mis hijos, esperando que me quieran en su vida mucho tiempo, porque la viceversa es indiscutible, dormir cada noche con la sonrisa como pijama por lo vivido por dentro, y prolongar los dos anteriores todo el tiempo posible.

           Renunciar a lo que me hace sonreír es un error de fábrica que ya subsané. Las averías que vengan a partir de ahora, serán por uso de la vida y el corazón,  pero todavía estoy en garantía, así que si nos vemos por el camino, me paras y nos regalamos un cachito de algo.


jueves, 31 de marzo de 2022

VIAS DE AGUA

              Ambos sabían que el azar los cruzó a destiempo, pero él pensaba que  demasiado tarde, porque  andaba entonces embarcado con rumbo fijo, y ella sabía que demasiado pronto, porque había reconocido las brechas  del barco, iguales a las del que ella había tenido que abandonar para no ahogarse.

              Todo dependía de que él decidiera si quería mantener su destino, confiando en que las mareas y las tormentas no  terminasen de abrir vías de agua lejos de ningún puerto, o cambiar de barco y de rumbo. 

             
             Ella desconocía con qué calafates contaba él, así que siguió en su barquita, deseando de corazón que el barco no se hundiera,  pero con el secreto anhelo de que él se bajara en el mismo puerto que ella. 

sábado, 26 de marzo de 2022

10 AÑOS

           Hace 10 años de uno de los peores días de mi vida, porque te fuiste sin avisar.

           Una década después, nos sigues faltando. Me he despertado pensando en ti, probablemente porque me acosté pensando en ti. No puedo sacar de mi cabeza tus últimos minutos, ni quiero, por mucho que duelan, porque acompañarte cuando te ibas me facilitó el duelo, aunque parezca enrevesado.

          Hoy nos hemos reunido tus hermanos, tu madre y tus sobrinos. No se ha hablado de cuánto te recordamos, ya sabes como son...pero estabas. 

          Tienes cuatro sobrinos que serían diferentemente mejores si te hubieran tenido, de eso estoy segura, por mucho que sus padres nos esforcemos en hacerles saber cómo eras, y han pasado muchas cosas en estos 10 años, que habrían sido más fáciles contigo.  Aunque hayamos resuelto la pena, unos mejor que otros, y el show deba continuar, sigues estando  en nosotros. No  lo dudes.

          Besos a tu recuerdo, como y por siempre.

sábado, 19 de marzo de 2022

DÍA DE SUERTE

           Hay días, como hoy, en los que una se siente especialmente afortunada. 

           Celebramos el Día del Padre, y yo, con 50 tacos, todavía tengo al mío y a mi madre, y todavía me cuidan ellos a mí, y no al revés, y se les ilumina la cara al verme, se alegran y se preocupan conmigo, me abrazan como sólo hacen los padres y creen que quieren a sus nietos más que yo.

           Cuando miro alrededor, a gran parte de mis contemporáneos, y más jóvenes, les falta padre o madre, o los cuidan porque están enfermos, o su relación con ellos es fría y distante, porque nunca supieron entender la paternidad. Sigo defendiendo que no hay que pasarlo mal para apreciar la felicidad, pero es cierto que hoy me siento con una fortuna que otros no tienen. Por ejemplo, las fiambreras de croquetas que me traeré hoy de vuelta, o el vinito compartido con mi padre, sea el día que sea, porque vernos es suficiente razón para brindar. También celebro tener dos hermanos a mi medida, mis dos hijos y todo lo que son,  su  padre,  que ejerce a la par conmigo aunque ya no seamos pareja, y mi suegra, que viene con la custodia compartida.

           Tengo achaques, pero menores, una casa medio pagada, una profesión que me gusta, un arriate con flores, que precisamente hoy me regala el primer lirio de la temporada, respiro azahar, me alumbra el sol sevillano, y como el bicho no me quitó el olfato,  saboreo cada bocado, porque aprendí lo corta que puede ser la vida, y lo fácilmente que un virus, un terremoto o un loco pueden jodértela, con perdón de la mesa...

           Me quieren  mucho varios amigos y bastantes conocidos, y cuento con más de tres personas muy mías. Tengo una sonrisa de vuelta, y quien sigue pensando de esa manera en mí, a pesar de la vida. Disfruto los besos, las miradas y las caricias. Y me levanto casi todas las mañanas con muchas ganas de más.

           Hoy celebramos el Día del Padre (gracias, Papá, por la parte de mí que me diste), pero mañana será otra cosa. Y así, hasta que podamos. 

domingo, 13 de marzo de 2022

SUSPENSA

            Marilyn Monroe fue una mujer muy inteligente, con un coeficiente intelectual de 165, o sea, 5 puntos por encima de  Einstein(*), tan infravalorada en su momento como tantas otras(**), por ser bella, diferente, única y...libre. Nada convencional, pues.

            La imagen que le dejaron dar fue el prototipo de rubia tonta, a pesar de que, doy fe, teñirte de rubia  o tener curvas no te fríe el cerebro. Se enamoró de hombres peculiares, bien por su físico, carácter o ideales, buscando quién sabe qué tipo de afecto o necesidad, y todos la decepcionaron, la hirieron y la fueron matando de a poquito.

           Si se suicidó o la suicidaron, dudo que lo sepamos nunca, pero cuando ambas opciones  parecen tan verosímiles, lo único evidente es que fue una mujer desgraciada, y su fin, previsible.

           Parece que eligió como mantra, aunque se le dio mal, su frase de que los mejores amantes eran los hombres casados, porque no le pedirían matrimonio. Frase audaz en su época, aunque no fuera más que sacar a la palestra una realidad  vivida desde que inventamos el matrimonio, por hombres y mujeres que gustaban del sexo sin complicaciones. Basta tirar de literatura clásica, repleta de historias de amores ilegítimos, de amantes, de cortesanas y queridos, casi todos trágicos cuando alguien se enamoraba.

           La de Norma Jean fue una historia más de desamor y sexo ilícito recidivante. Tuvo todas las armas que teóricamente sirven para triunfar en la vida, pero se saltó la clase  en la que explicaban  a qué y a quién no debía engancharse, y suspendió en inteligencia artificial.

           Personalmente, pienso que a mí me la aprobaron con un 4.9 para no estropearme el expediente, así que  me la estoy repasando, porque me he quedado en blanco algunas veces, y no quiero que vuelva a pasar. Mal de muchos, consuelo de tontos, pero si ella suspendió con ese coeficiente y ese cuerpo...lo mío no parece tan grave. Espero.




(*)Se cuenta que  Marilyn le dijo a Einstein: "Usted y yo podríamos tener un hijo: saldría  con mi belleza y tu inteligencia". Si el genio hubiera sabido del potencial de aquella mujer escultural, no habría contestado: "Desafortunadamente, me temo que el experimento salga a la inversa, y terminemos con un hijo con mi belleza y su inteligencia". Tan erudito...y tan grosero a la vez.

(**)Recomiendo  curiosear el curriculum y los coeficientes de mujeres como  Natalie  Portman, Shakira, Hedy Lamarr, Sharon Stone, Geena Davis o Meryl Strep,  triunfadoras indiscutibles, pero por otros motivos.  Mi humilde reverencia a todas.

sábado, 12 de marzo de 2022

DISCREPO

           Discrepo de memeces como que lo que no te mata te hace más fuerte, no hay mal que por bien no venga, que para apreciar la felicidad hay que sufrir primero o que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Memeces.


          Soy primogénita, mujer, cincuentañera, estudié una carrera de las largas, médico de la sanidad pública en pandemia, casada muchos años, tengo dos hijos, y sigo yendo a la misma peluquería desde hace 20 abriles, aunque se empeñen en ponerme rubia (love, David). Por todo ello soy experta en responsabilidad, renuncia, compromiso y lealtad, y convencida de que son una puñetera necesidad para el equilibrio de la tribu...pero no para la dicha personal.

          Estas mordazas ciñen nuestra conducta, siendo una herramienta indispensable para conservar la salud mental y educarnos en tolerar las frustraciones, pero castran al individuo, pisotean el ello freudiano en beneficio del superyo, generando yoes que repiten mantras intragables, pero calmantes, como jarabes amargos: detrás de la tormenta llega la calma, la vida te devuelve lo que das, siempre hay un roto para un descosido...memeces. 

          Miente Sabina cuando dice que hasta los huesos sólo calan los besos que no has dado, y Platón con su idea del amor perfecto. Ninguno besó en condiciones.

          Así que discrepo. Yo habría sido igual de feliz sin las piedras en el camino y los disgustos. La vida es muy corta y la supervivencia dura. Si le quitamos la ilusión, la abaratamos.

          Así que una vez pataleado mi sentir...sigo peleándome con la suerte, y pagando el precio de la vida.

jueves, 10 de marzo de 2022

RITUAL

          Escribir cartas se me da bien, modestia aparte. Lo practico desde pequeña. Tengo esa edad en la que de adolescentes nos comunicábamos por carta con los amigos o amores lejanos (Matalascañas, Sevilla este, Figueras...)porque el teléfono tenía el precio que ahora tienen la luz o la gasolina. Pero con sellos del emérito, no del dictador.

          Hace años que sólo escribo como aprendiz de literatura básica, y para situaciones trascendentales. Mi especialidad son las cartas de amor o desamor y los agradecimientos. 

         La última que he escrito me ha devuelto al recuerdo de las anteriores y al ritual de qué hacer con ellas. Es fácil con las que no entregas, esas que escribes como terapia para  vaciar el corazón  o las que publico en mi blog, porque son casi inventadas. La duda es  con las entregadas a su destinatario.

         Lo sensato sería guardar como tesoro las que devuelven besos con el acuse de recibo, y destruir las otras. No es tan sencillo.

         He investigado, pero no existe  conjuro ni forma científica ni negacionista que las destruya devolviéndote al momento justo de antes de escribirla. No lo hay. Y es una pena, porque desde que el destinatario la lee, los pensamientos que te pertenecían trascienden tu alma y dejan de ser tuyos. Puede salirte cara, puede salirte cruz.

         Pero como la autosugestión es una herramienta fantástica, y una mentira repetida mil veces asemeja una verdad piadosa, yo utilizo un ritual que no falla.

         Guardo mi copia  de la misiva un tiempo prudencial(si, hago copia por si necesito ritual), durante el cual la llevo cerca, en el bolso, el coche, un libro, o el bolsillo del culo...de vez en cuando la leo, entera o por trozos, y le rompo una esquina, un cachito, o le tacho algo. Alguna vez he dibujado corazoncitos, o un monigote al que le hago budú con alfileres, y si se me escapa alguna lágrima, me la quito con el dedo corazón y emborrono algunas palabras, dándole un toque melodramático que me hace rebelarme ante mi propia blandurriez, acercándome al objetivo del plan. 

         Cuando pasan unos días, a veces ni eso, de repente saco el que ya es un papelucho cargado con  mis lastres de turno y asumo que es el momento: me pongo de banda sonora "bad name", un bolero o una copla, según maride el contexto, y la rompo  despacio en trocitos, escuchando rasgarse el papel. Los pongo en un tiesto y les añado pimienta blanca, clavo, pimentón y finas hierbas. Y una cerilla encendida. Si el humo sale hacia la izquierda, seguiremos siendo amigos, y si a la derecha, ni loca. Derecha, nunca.

          El resultado suele ser que mejora mi rosácea  y vuelvo a sonreír sin motivo.

          Con la última carta todavía no sé qué hacer, pero por ahora me ha devuelto las ganas de escribir. No me equivoqué con él.


P.d: las especias escogidas son las que no uso, como mensaje implícito.