martes, 28 de abril de 2015

TU PATATA FRITA

                      Cariño, la primavera la sangre altera, y a mí me altera la que corre por mis rincones y la del cerebro. Te explico: quiero ser tu patata frita. 

                      He descubierto que una relación satisfactoria tipo primavera consiste en ser la patata frita del otro: apetitosa, sabrosa y nunca te cansas de comerlas. Es más,  una vez que empiezas, no puedes parar. Por eso gustan tanto las patatas fritas, porque  hay mucho romántico suelto...

                       En los bares no las ponen para compensar el alcohol de las copas, ni para abrirte el apetito y que consumas más...las ponen para crear ambiente. En las bodas, el aperitivo romántico no es el corazoncito de queso con dulce de membrillo, sino el cuenco de patatas fritas.  Y en los hoteles con encanto, en lugar de un reguero de pétalos de rosa en la cama, deberían colocar bolsas de patatas fritas. Con cava, eso si, que todavía el punto tierno de la cerveza no lo pillo. Y son ambivalentes, da igual el sexo, porque están buenas con carne o con pescado.

                       Tú llevas tiempo siendo la mía: me apeteces siempre, a cualquier hora, hueles genial, estás crujiente, acompañas con todo y una  vez que empiezo a hablar contigo, mandarnos mensajitos o comerte...no puedo parar. Nunca tengo bastante. Una cervecita contigo, mi patata frita, en la playita...y soy la más feliz del mundo. Te lo juro por Matutano.

                       Y eso quiero ser yo para ti: tu patata frita. Ondulada, por aquello de las curvas, casera, que yo soy muy sencilla y no voy de marcas,  frita en aceite de oliva, por el sentimiento andaluz y sin sabor a jamón,  ni ajo,  ni barbacoa. La cirugía y la silicona para otras. Y si estoy un poquito rota por los golpes que le han dado al paquete, es lo que hay, no se puede ser perfecta.

                       Pues nada, cariño, que si ves que compro cantidades ingentes de patatas fritas, o me he cargado el coche, o es nuestro aniversario. Muak!

lunes, 27 de abril de 2015

GRACIAS



                 Gracias por el beso de buenos días que imaginas. Por la sonrisa con que me piensas. Por la caricia que me guardas. Por contestar a mis llamadas y escribirme un mensaje inesperado, que nunca inoportuno.

                 Te agradezco  el placer y  las risas,  los mimos y las horas robadas. Lo especial que me siento cuando me miras o me abrazas. Lo que dices y  lo que callas. Por lo que hiciste y por lo que haremos.

                Gracias por alegrarme el día, por sacarme los colores, por cuidarme de lejos y por quererme cerca. Por el pensamiento,  por la intención. Por las respuestas. Por los emoticonos y los suspiros. Por los silencios. Por el enganche y por la razón. Por el secreto.

                Por meterte en mi vida. Por no tener prisa. Por tenerla.
Por saber quien eres, gracias.

PUNTO Y COMA

             Últimamente sueño finales. Solía soñar principios, evocaba escenas en las que me encontrabas y,  a veces,  hasta me buscabas, y tejíamos universos paralelos, paraísos...
   

             Ahora sueño finales. A veces son pesadillas, angustias,  silencios, portazo, rabia, pena. Otras son puntos  finales que pongo en un texto holográfico, por consolarme del hartazgo de esperarte, aunque  yo misma le pongo  luego la coma. 

             Anoche fue un baile. Una suerte de bolero en el que tu mano quemaba  mi cintura, mientras sentía tu mejilla helada junto a la mía, sin poder girar la cara para  mirarte. En la penúltima nota, solté  tu presencia,  di media vuelta, y me fui sin mirar atrás. 

             Nunca sabré si me llamaste. Nunca sabrás si me importó.

             Punto y coma.

domingo, 26 de abril de 2015

EL DERECHO A INDIGNARSE

                  Hablan los que entienden de que nos enfrentamos a una de la mayores crisis humanitarias conocidas: la inmigración africana.

                  Desde el principio de los tiempos, la humanidad ha migrado a favor de la supervivencia, hacia lugares donde poder salir adelante, que hasta hace poco  significaba no morir de hambre, ni de frío. Poco hemos evolucionado. Somos tan zopencos, que a pesar de explorar el espacio, volar como los pájaros,  producir sandías en enero, y  depurar el agua de las alcantarillas hasta hacerla potable,  no compartimos esos bienes con quien los necesita en los confines de la tierra, en las regiones desfavorecidas donde intentan sobrevivir gentes como tú y como yo, que no tuvieron la suerte de que la cigüeña les dejara en el continente bueno. Queremos llegar a Marte,  y no llegamos a África,  y a pesar de eso, pensamos que hay vida inteligente en la Tierra. 

                   Hace años que muere gente  intentando cruzar el mar. No son negros,  ni moros, ni terroristas. Son miles de personas muertas sin tumba ni lápida, pero presentes en la memoria de sus madres, padres,  hij@s y espos@s.

                  Hace falta que mueran cientos de golpe para asustarnos. El goteo de cadáveres no nos espanta. Es como la carcoma, que va minando por dentro la silla sin que lo notemos hasta que se nos parte. En cambio,  si nos la rompen de un hachazo,  nos conmocionamos. 

                 Los que seguimos siendo  meros espectadores, tenemos además el tremendo descaro de indignarnos ante la indolencia de las autoridades que nosotros mismos elegimos, y la enorme necedad de suponer que somos los afectados por la inmigración,  los damnificados,  los que tenemos un problema. 

                 Despertemos. 

                 El problema no lo tenemos los europeos porque se nos llene la casa de africanos que carecen de agua, pan y techo. El problema lo tienen  ellos:  esos a los que se les mueren sus niños sin saber de qué,  y siendo conscientes,  o no,  de que no habrían muerto en otro sitio. Los perseguidos por no pensar como el de la metralleta, por no rezar al mismo dios, o por no amar al sexo contrario. Los niños soldados y las niñas casadas o mutiladas. Los vendidos al mejor postor. Los parias que sueñan con la vida digna que el azar les negó al nacer. 

                 El problema es de esos que no ven ahogarse a los que les preceden en la travesía suicida  hacia la supuesta salvación,  que sólo  quieren salir del infierno en el que purgan los pecados de otros, sin haber muerto todavía, ni vivido tampoco.

                 Vamos a llevarles parte de lo que tenemos, para que no arriesguen su vida intentando llegar a donde estorban por pedir lo suyo. No cerremos puertas.  Tendamos puentes, carreteras, vías, pantanos,  agua y pan. Devolvamos parte de lo que robamos en África. Vamos a llevarles la vida, aunque sólo sea para que no nos traigan a casa esta muerte que nos molesta tanto. 

                Indignémonos con ellos, con los que tienen el problema, la crisis, y el derecho legítimo a indignarse.

jueves, 23 de abril de 2015

TARDE DE FERIA

                    Igual no te acuerdas de aquella tarde de Feria... 

                    Nos citamos en la Portada, como dos catetos. Para no faltar a mi costumbre, yo llegaba tarde,  y tú esperabas, tan guapo como siempre, pero más, asomado al paseo de caballos, con sonrisa seria, como si entendieras de enganches y carruajes. 

                   Me acercaba por Gitanillo de Triana cuando te vi de lejos,  y no sé cómo me adivinaste, pero de repente, giraste la cabeza y me miraste como si no hubiera nadie alrededor, ni en la Feria, ni en el mundo. 

                   Tu cara era un poema. Nunca me habías visto de flamenca,  y años después me dirías  que el único sitio donde me veías más guapa que en la Feria era entre  tus sábanas. Ciertamente,  una mujer de flamenca  se mueve y mira distinto,  se luce distinta,  y el marco de casetas, farolillos y volantes, favorece hasta a los palos de escoba.



                  Si guapo te veías de lejos, más guapo de cerca. Tu beso bajo la Portada no me supo todavía a manzanilla,  sino  a requiebro puro y deleite. De paseo por el Real,  me cogiste de la cintura,  que de la mano era muy lejos. Tu cara se peleaba con  las flores de mi pelo cuando me besabas,  y perdí  peinecillos en alguno de tus abrazos.

                  No dejaste de mirarme en toda la noche, incluso cuando no me mirabas. Confesaste luego que te  encandilaron el cimbreo de mi talle y el roneo  de mis manos al bailar, y que  las palmas se te iban de compás si  no bailaba yo con ellas.

                  Cuando por fin se te puso cuerpo de Feria y me sacaste a bailar, se me subieron los colores y  se me alegró hasta el traje. Qué bonito es bailar sevillanas con ese al que quieres, cuando levantas las manos al son de la guitarra, pero queriendo enredarlas con las suyas. cuando taconeas con ganas de acercarte a él, y tus caderas mueven los volantes, queriendo bailar con las suyas. Su mano en tu cintura te parece la más sensual de las caricias, sus ojos te regalan el piropo más descarado,  y cada cruce es bienvenida y adiós al mismo tiempo,  una promesa de obligado cumplimiento. 

                  Y así fue. 

                 Cuando llevaba horas encendido el alumbrao, me cogiste de la mano y me  robaste de la caseta. Colocaste el mantón sobre mis hombros, rozando el escote con tus dedos,  y me besaste tan dulce, que hasta nos jalearon los que pasaban.

                 Ya en la habitación, entre besos y susurros,  me fuimos quitando los avíos,  y cuando apenas quedaban unas horquillas en mi pelo,  no esperaste más, y bajaste lentamente la cremallera de mi vestido. Detrás de la cremallera bajaban tus manos, hartas de acariciar por fuera, de contar los lunares del vestido, queriendo contar los míos, cansadas de batir palmas, en vez de recorrer mis piernas.  Nos quisimos  por sevillanas lentas, de las que sólo bailan los que saben, porque hay que acompasar el movimiento de las manos y las cinturas a los caprichos del deseo....de la música....del compás...Parecía que llevábamos bailando toda la vida, y hasta el Pali,  de habernos visto,  nos habría sacado una sevillana.

                  Que arte más grande, quererte por seguidillas. Que suerte que me quieras tanto, también en la Feria,  y que lo sepa Sevilla.

                  Tú,  igual no te acuerda de aquella tarde....porque  todavía no nos ha pasado....

                  Todavía. 

martes, 21 de abril de 2015

CONFUNDES

                          Lo que a ti te pasa es que confundes días con horas, y horas con minutos, y por eso me abandonas a mi suerte,  con el reloj desacompasado, y así mis horas son para ti minutos, y sumando, sumando,  las tuyas para mí son días, y tus días, mis semanas. 

                          Confundes  mis reclamos de corazón deshilachado  con pucheros de juguete roto, y los posibles ratos de un futuro cierto,  con una ilusión botarate, con cuentos de hadas y de bodas de  novieta antigua. 

                          Confundes mis puntos finales y mis cartas sobre la mesa con berrinches de niña boba.


                         Confundes, iluso,  tu vida con la realidad. Crees que vives más cuando no sueñas, cuando no me piensas, y estás suicidando cachitos de tu alma y  sacrificando los míos.

                          Estás confundido, que no confuso, y me enredas, y termino escribiendo alucinaciones sobre este amor que me tienes, con principio de Alzheimer.

martes, 14 de abril de 2015

PRESIDENTA DE LA III REPÚBLICA

                          Esta mañana, desayunando,  fui consciente de la fecha por la foto que me envió un  buen amigo, y que acompaña esta entrada. Es de estos amigos que no felicita los cumpleaños, ni las  Navidades,  y mucho menos, el día de la madre, o de los besos, pero éste día si. Hoy, si. (Gracias, Rafa.)

                          Es un tema muy trillado, pero creo que merece su consideración para que nos vayamos posicionando  respecto a la III República...

                          Actualmente, desde mi punto de vista, y si alguien me pregunta, yo aconsejaría ir pensando en quitar el capítulo de la monarquía de la Constitución, que se hace muy pesado,  suena a antiguo, y es el que más suspende la gente en las oposiciones. En su lugar, ponemos uno cortito,  que hable de los derechos y obligaciones del Presidente de la República. 

                          Yo entiendo que antes hubiera reyes, porque los humanos somos muy difíciles, y si ahora cuesta trabajo ponernos de acuerdo para convivir, imaginen cuando no había ni teléfono,  ni tele, ni redes sociales. El más fuerte, se montaba un ejército con sus colegas, se hacían dueños de todo a mamporrazo limpio, y luego se lo repartían para seguir viviendo del pueblo. Y así, a lo largo de los siglos. De vez en cuando se mosqueaban entre ellos, se peleaban y se arrejuntaban unos para quitarles las tierras a otros...en fin, como en los patios del cole, con sus pandillas, sus abusones y sus mirones sometidos. 

                           Pero ya no pega. Ya  nos hemos convencido de que los griegos llevaban razón con aquello de la Democracia,  y si los yijaidistas,  los fascistas, o cualquier extremista de cualesquier ideología o religión nos lo permiten, deberíamos practicarla, que es una de las grandes costumbres griegas...como el yogur. 

                           Yo no digo que Felipe no mande, no. Porque además me parece un señor inteligente, bien formado (intelectualmente también), que goza de contactos y relaciones internacionales que, aunque nos pese,  nos convienen a los españoles en muchos aspectos, aunque a los espeleólogos de Marruecos no le sirvieran de nada. Por ello y por su aparente cercanía al pueblo, con los pies más en la tierra que su padre, y con la ventaja de que en su casa mande una plebeya de armas tomar, Felipe debería constituir un partido político propio, exponer sus planes para España, explicar el modelo de país que defiende, y presentarse a las elecciones a Presidente de la República, convirtiéndose, si las gana,  en el primer rey republicano. Igual sorprende más que Podemos, porque, teóricamente, gran parte de los españoles que defienden a día de hoy la monarquía, debieran votar a su baluarte. 

                          Porque si nos miramos desnudos al espejo, nos vamos a dar cuenta de que se nos caen las carnes con el paso del tiempo,  es decir, que vamos presumiendo de una Constitución en la que  se reconoce la igualdad de todos los españoles, pero hacemos la excepción del rey, y eso es como  ir presumiendo de delgadez, cuando lo que llevamos es una faja. 

                          Que si Leonor es una niña con los mismos derechos que todos los niños españoles,  no entiendo que mi hija no pueda ser reina, simplemente porque su madre se casó con un Borbón y yo con uno con otro apellido. Y cuando digo que pueda ser reina,  la intención no es que mi hija lo sea, sino que ninguna niña española tenga privilegios infundados respecto a ella. Si mi hija quiere mandar, que se  presente a Presidenta de la III República. (Seguro que se saca el título,  porque mi niña vale mucho....)

                          Resumiendo; con los tiempos que corren, me declaro republicana,  porque no veo necesidad de que exista la monarquía en España, salvo futuro golpe de estado promonárquico, en cuyo caso seré totalmente monárquica, ante la evidencia de que ello me pueda salvar la vida. 

                           Pues eso,  que a ver si Felipe se anima, y vemos gente guapa en los carteles electorales, que me parece que a Pedro también se lo van a cargar....

                           ¡SALUD, CAMARADAS!

P.D; Mi reconocimiento a los héroes republicanos. Yo no sabría morir por defender mis ideas.

martes, 7 de abril de 2015

POR SEGUNDA INTENCIÓN

                         Cada día,  el silencio al que me sometes termina siendo una doble victoria. Tuya, porque puedes, y mía, porque lo soporto. 


                         No es cierto que lo que no te mata te hace más fuerte. Lo que no te mata, te hiere, y la herida se encostra, se encalla, la metaplasia termina siendo córnea, y la confundimos con armadura, pero al final, bajo la cota de malla, subyace la tara, la llaga  abierta. 

                         Yo ya he aprendido a curarme por segunda intención. Cada vez que me dañas,  reviso la herida a diario,  elimino los esfacelos con mi amor propio,  rasco el fondo con pundonor hasta que sangre y cuando  el tejido de mi alma me demuestra que sigue vivo,  lo cubro con otros besos, otras miradas y otras caricias diferentes a las tuyas. Y ahí voy, sanando desde dentro. 

                        Soy de buen cicatrizar,  no me vas a ver queloides,  ni tatuajes.  Y no voy a curar en falso. Tu forma de dañarme, no es tan virulenta  como eficaz mi medicina. 

                        Me darás la razón cuando vuelvas a verme desnuda, pero
no puedas tocarme. Cuando nos crucemos porque no te de tiempo a cambiar de acera, que este mundo es demasiado pequeño para que me quieras tan lejos.