martes, 6 de diciembre de 2016

JESÚS ERA ROJO.

               

             Buenos días. 

             
             La Navidad es  un producto escatológico de alto standing que consumimos en masa desde hace 2016 años como si fuéramos borregos del portal. Una mezcla de heces y basura envuelta en espumillón dorado para que nos la traguemos agradeciendo nuestra suerte.

             Obviamente todavía no he sacado el árbol, ni el turrón.

           ¿Se dan cuenta de la que montamos a nivel mundial, para celebrar el cumpleaños de un judío humilde y revolucionario, que probablemente resucitaría de verdad si viera el derroche que hacemos en su nombre, mientras dejamos morir de hambre, guerra y miseria  a millones de los desamparados que él defendía? No se equivoquen: aquel hombre, que de divino no tenía más que  sus ideas, la mayoría irrefutables, no murió por nuestros pecados, sino por defender a los desfavorecidos en una sociedad en la que no valían nada. Murió condenado por el orden imperante, por contradecirles, por defender  los derechos civiles, por ser de izquierdas. Jesús, señores, era rojo. Hoy sería un podemita, y le celebramos el cumpleaños poniendo en práctica todos los  pecados capitalistas. Porque somos animales racionales. 


             Este cumpleaños debiera ser UN día de homenaje que celebrasen los cristianos, practicando la doctrina de Jesús, de amor al prójimo, no un MES Y MEDIO de alarde de gula, dorados y ostentación. Nadie  se une al ayuno de los musulmanes, ni a las asambleas de los Testigos de Jehová. Es que son menos divertidos, claro. Pero el aniversario de aquel niño,  lo celebramos  con fastos que le harían rasgar sus vestiduras.

             Toca, como todos los años,  ser buenos, caritativos, hacer donaciones, comprar regalos,   quedar con los cuñados, los suegros, los padres, los primos, los del trabajo, los del gimnasio, los del colegio, los del instituto, los amigos de él, los de ella, repartir los festivos equitativamente para que nadie se enfade, cuadrar las agendas de todos los  hermanos, para coincidir en Nochebuena,  aunque no los veas desde la anterior. Los manteles de hilo, las vajillas y las copas buenas. Mandar mensajes en masa, en cadena, personalizados y por catorce redes sociales,  compartir imágenes de bondad y buenos deseos. Hay que ser más falsos y artificiales que de costumbre, porque los siesos desentonamos en Navidad. 

               Y si por lo menos fuera verano...¡pero con el frío que hace, por favor...!

               Más valdría repartir los donativos, los regalos, la generosidad y los propósitos de enmienda celebrando, por ejemplo, un fin de semana cada  dos meses, en plan "Fin de semana pro Humanidad", y así, repartidas la felicidad y los derroches, no nos empachamos de la dulzura y alegría que nos falta el resto del año.  Eso sí que sería magia.

                Tal y como tenemos el mundo, patas arriba, no deberíamos celebrar de este modo la memoria de quien  vivió para defender a los hambrientos, los refugiados, los condenados...

                No pretendo ser conciencia de nadie, ni aguafiestas. Simplemente derramo mi pensamiento como mejor me sale, porque me inquieta perder el norte. En los próximos días,  mis niños montarán el árbol, tendrán  vacaciones, fiestas y regalos, y yo, a título personal, me propongo  este año ceder un poco menos ante tanto convencionalismo social, pero sin quitarles la ilusión a la que tienen derecho  mientras sean niños. Ardua tarea. 

              Mi rayito de esperanza  está precisamente en ellos, que en lugar de pedir juguetes o regalos para almacenar en sus cuartos, han pedido viajar en familia. Lo de que  pidan  salir al extranjero y hoteles de cuatro estrellas, es algo que todavía tenemos que pulir, pero hay tiempo, que son pequeños aún. Me quedo con que aprecien más el tiempo con sus padres que con una videoconsola. 

              No obstante, y respetando el sentir de cada cual, felices fiestas a todos. 

              Y feliz día de la Constitución reformable. 

miércoles, 23 de noviembre de 2016

MI BÁLSAMO DE FIERABRÁS

                              Los 13 años son la frontera de la niñez, y mi hija la cruza hoy. Entre otras cosas, deja de ser considerada niña y me sale más caro llevarla al cine o de viaje....pero da gusto verla cumplir años. Sus cambios, su  evolución y su crecer son parte de la salsa de mi vida, algo que siempre quise tener. 

                              Todo los años digo lo mismo, que parece mentira lo rápido que crecen, pero éste es especial, porque este año celebro que el cachito de carne que salió de mi cuerpo, es  ahora una protomujer, un proyecto de jovencita que ya me saca dos centímetros,  que me presta sus colgantes y sus bolsos, y que quiere ponerse mi chupa de cuero. Que se apunta a los conciertos y al entrecot al punto,  que entiende algunos chistes de adultos y al segundo me cuenta las ñoñadas de sus amigas. Que se ríe de que tenga que ponerme tacones para ser más alta que ella y me pide que le de achuchones y mimitos. 

                               No es porque sea mía, o igual si, pero no creo que os deis cuenta de la suerte que tenéis  los que la conocéis. Va a ser una mujer preciosa por dentro y por fuera. Por fuera porque su tía le dejó de herencia todo lo bonito que tenía, y por dentro porque algo habremos hecho bien su padre y yo.

                              Su sonrisa es mi bálsamo de Fierabrás, y todos los días  me recuerda el lado bueno de las cosas. Pienso que no hay forma de quererla más que hoy, y, sin embargo, tengo la certeza de que mañana la querré más.

                             
Feliz cumpleaños, Princesa.

domingo, 13 de noviembre de 2016

CUATRO AÑOS SIN VELAS

                            La vida nunca es suficientemente larga. Lo sé, porque lucho a diario contra la muerte, y las únicas personas que la buscan son las que sufren tanto, que no les compensa pelear por los sueños que les quedan. Pero al que no sufre, nunca le resulta suficiente. Siempre les parece corta la vida. 
                            
                            La tuya fue cortísima. Hoy habrías cumplido 38, pero llevas cuatro sin soplar las velas. 

                            Sigues siendo el mejor ejemplo de vida, de fortaleza, y  de bien hacer del que puedo hablarle a mis niños, tus sobrinos, y tu sonrisa, el recuerdo al que invocar en tantas ocasiones. 

                            La puñetera casualidad ha querido que hoy llegase a mí la noticia de que los médicos que te trataron están avanzando en la lucha contra el cáncer que te llevó, y que tu caso, maldita sea, fue uno de los de su cohorte de estudio,  que probablemente ayude a  salvar la vida, entre otros, de tu madre, alguna de tus primas, y quien sabe de cuantas más.

                            No nos sirve de consuelo, porque no vas a volver, pero seguro que su avance te habría gustado como regalo de cumpleaños.

                            Hoy, como todos los 13 de noviembre, y todos los demás días del año, te echamos de menos. Pero eso seguro que lo sabes. 

                            Besos mil, Pandora.

martes, 8 de noviembre de 2016

CONCILIALECHES

                       Lo de hoy va a ser una pataleta, en nombre de todos los padres y madres que trabajan, y en desahogo de mi propia impotencia. 


                       Señores, la conciliación familiar es un concepto creado para dar nombre engañósamente positivo a un problema mayor que la cuadratura del círculo: a día de hoy, no es posible atender como es debido al trabajo  y a la familia. Hay que sacrificar uno de ellos, o todo lo que no son ellos. Y ni así. 

                       Los horarios no son compatibles con las entradas y salidas al colegio,  con lo que, o pagas a alguien, o te aprovechas de la buena fe de los abuelos para que se encarguen de levantarlos y llevarlos al cole, y luego, recogerlos y darles de comer, esclavizando su jubilación, su artrosis y su descanso. La otra opción, sin duda más descarnada, impersonal e impopular para padres e hijos, son el aula matinal y el comedor, haciendo que duerman menos y coman peor, y minando nuestras conciencias porque no les damos lo mejor. Y no sirve de consuelo pensar que tienen la suerte de tener padres con trabajo, y que ese es el precio a pagar... No sirve en absoluto. 

                     Cuando llegas a casa,  extraescolares o deberes, y tú tienes que compatibilizar idas y venidas con las tareas del hogar y las compras. Llegamos a la noche rendidos, apenas con fuerzas para cenar de buen humor, y volver a empezar. 


                     Eso a diario....pero ¿qué pasa si por la mañana uno de los niños está enfermo? Porque si se te avería el coche, o pillas un atasco, hay inundaciones, o te pilla una manifestación, son desastres incontrolables, de los que no tienes culpa. Pero si se te pone  el niño malito,  eres responsable de haberlo tenido. Así de duro. Y me consta que no soy la única que lo siente así, sabiendo a ciencia cierta que no tiene sentido. 

                     En mi caso, el malestar que sientes al coger el teléfono para informar a tu jefe de que no puedes ir, sabiendo que tiene que repartir tus pacientes  al resto de compañeros, y reorganizar  las urgencias, o, en algún caso , buscar quien se haga cargo de tu guardia, con un cuarto de hora de margen, es, cuanto menos, angustiante, porque una tiene pundonor y gusta de ser responsable en su trabajo, amén de  haber comprobado la alegría que da que le sumen a tu agenda los pacientes de otro compañero que haya faltado. Pero yo, pese al mal rato, soy una privilegiada. ¿Qué hacen esas madres (y muchos padres) cuyo trabajo es ineludible, o del que dependen cientos de personas, o quienes tienen una reunión  crucial que ha costado  semanas organizar....? ¿Y los autónomos? O peor aún... ese enorme porcentaje que sabe que si falta al trabajo va a ser represaliado o despedido?


                      Hay diputados que pueden llevarse su niño al Congreso, o empleados de empresas con guardería. Pero yo no me lo puedo llevar a la consulta, ni el frutero a su tienda, ni la cajera al supermercado, o el taxista a su  coche. 

                       Los padres y madres trabajadores  no podemos permitirnos desayunar y comer en familia, ni enfermar, ni que nuestros  hijos enfermen, porque faltar al trabajo por necesidad de tu familia sigue siendo un pecado, en lugar de un valor a tener en cuenta en una sociedad sana que considera que la familia, en cualquiera de sus variedades,  es  su unidad  fundamental, su célula.

                      Esta mañana, yo tuve que hacer esa llamada. Nada serio,  por fortuna, pero me dio rabia sorprenderme a mí misma tratando de encontrar las palabras adecuadas para contarle a mi nueva jefa la faena que le iba a hacer...No por tener que contarle MI problema y mi angustia por mi hijo, sino por la faena que le iba a hacer A ELLA, por mi culpa y la de mi marido, que hemos decidido ser padres, teniendo que trabajar para mantenernos. 

                       
¿Conciliación familiar...? ¡CONCILIALECHES, OIGA!


lunes, 31 de octubre de 2016

TODAVÍA NO LO SABE

           Hoy cumple 9 años el Príncipe. El de verdad, el de mi casa, el que me arregla el mundo con un abrazo. Sus cumpleaños son la medida en que a mi familia se nos aleja la infancia,  y a la satisfacción de verlo crecer, se le une una mijita de nostalgia. Cosas de la vida. 

            Es un niño esencialmente bueno. Inteligente, cariñoso, tirando a muy guapo, y divertido,  muy divertido cuando supera su timidez. Esta última y una sensibilidad a veces excesiva, le hacen vulnerable en el mundo loco que nos ha tocado vivir. Pero aquí estamos su padre y yo,  y su hermana,  para comernos vivo al que ose pensar en hacerle daño, y para ayudarle a usar sus armas,  siempre en defensa, porque lo de ofender no le sale. Solo le hace falta creerse lo grande que es. 

             Este año ha sido duro para él, y por ende, durísimo para nosotros. Jamás estuvo malito, y por estadística,  tocaba. Ya ha pasado el terror de que algo malo pudiera pasarle, y lo único que puedo decir es que no le deseo a nadie  semejante situación. Qué fuerte  es mi niño...

             Esta mañana se ha metido en mi cama a las siete y media, cantándose cumpleaños feliz, intentando abarcar a papá y mamá con la misma fuerza. El calorcito de su cuerpo, su piel excepcionalmente suave y todavía oliendo a niño, convalidan doscientas horas de spa.

             Es  adorable y va a ser un gran hombre. Él todavía no lo sabe, pero yo sí.

             Feliz cumpleaños, cariño.

lunes, 10 de octubre de 2016

SUSPENSA

                   La inteligencia emocional es un concepto definido por Mayer como una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual.   


                    
                         Si en la vida hay alguna reválida con examen de  de Inteligencia Emocional, lo suspendo seguro, porque recientemente he llegado a la conclusión, yo solita, de que mis emociones no son inteligentes. En esa asignatura, soy analfabeta. 

                       Cuando atraviesas momentos  malos o regulares,  empiezas a  escuchar consejos, a leer libros mas o menos filosóficos,  con mensaje, artículos de autoayuda de gente  formada....y a pensar. 

                       Mi conclusión es que soy medio ingenua, medio obsoleta y medio salvaje.  Socioemocionalmente torpe, y frágil de espíritu. Resulta que soy de las pocas personas que no se dan cuenta de que ser feliz tiene solo un secreto: no dejarte llevar por las emociones intensas. O las reprimes, o las suavizas, para que no te hagan daño. 

                       Todas las instrucciones y consejos llevan a lo mismo: controla la ira,  no comentes tus sentimientos a nadie, para que no te hagan daño, no esperes nada de nadie, para que no te defrauden, aparta de ti a la gente tóxica(¿humanos tóxicos?), quédate con la única cosa buena del día, aunque el resto haya sido un desastre, come ligero, no cometas excesos,  duerme, no te obsesiones con el trabajo, las cosas buenas no cuestan dinero,  disfruta del amanecer, si tu amor se va, no sería el tuyo, si tu amigo te traiciona, no era tan amigo, si tu jefe es insoportable, no le eches cuenta, que tendrá hemorroides, el pobre.....

                         Vamos, que para ser feliz hay que meterse en una burbuja, interaccionar poco, y centrarse en el mundo interior de cada cual, que debe ser algo fantástico. Y si interaccionas, que sea emocionalmente  anestesiado, para no sufrir. 

                         Pues suspendo en todo. Soy de contar lo que me pasa (tengo un blog para eso, no digo más), y mis amigos están al tanto de cómo y donde estoy por las fotos del Facebook. Incluso los tóxicos, que son esos que tienen más problemas que tú, y vienen y te los cuentan, y te involucran todo lo que pueden en sus  marrones, porque a lo mejor  no tienen ni idea de como  gestionarlos (no habrán leído a Paulo  Coelho).

                         Cuando me fastidian, me mosqueo, y chillo, y soy desagradable contestando, por lo que recibo respuestas igual de desagradables o más. Así que mi agresión, me es devuelta, como  explican todas las guías de karma, budismo y similares. Aquello de donde las dan, las toman, pero en filosófico.

                        Si un amigo me deja tirada, me duele, mucho, porque resulta que si doy cariño y lealtad,  espero lo mismo, y si no me lo dan, me decepciono. Pero no puedo evitar esperar cosas de los demás. No soy Teresa de Calcuta. La frustración no hay que evitarla, hay que aprender a superarla.

                        Y si el amor se fuera o fuese, sería como si me arrancaran o arrancasen un trozo del alma. La que yo le doy,  a cambio de un trozo de la suya. Es que no sé querer de otra forma. 

                        No puedo, pero sobre todo, no quiero, dejar de ser una salvaje que se deja dominar por las emociones. Las bajadas en la montaña rusa  dan más vértigo cuanto más alto has llegado. Y aunque soy muy de llorar cuando pierdo,  también sonrío a destajo cuando gano. 

                        Así que, a menos que alguien me inspire, seguiré suspendiendo inteligencia emocional. 


jueves, 29 de septiembre de 2016

MORIR CON LAS BOTAS PUESTAS

             Pedro, estás nominado. Te han nominado para salir de la casa de Ferraz. Y tú pides que en lugar de los jueces del programa, la salida o no,  la decida el público, los  militantes, para los que se supone que se hace el reality, y que deben, legítimamente, decidir quien sale. 

             Pues mi voto lo tienes. Y el de los socialistas de izquierdas, que  manda bemoles que los haya de derechas. 

              Yo defiendo que el no es no. Un partido de izquierdas no debe apoyar, ni de forma pasiva, un gobierno de derechas, y menos uno que ningunea  a los ciudadanos con la impunidad por bandera. 

               Te acusan de aferrarte al cargo. Lo dudo. Si quisieras el sillón por encima de todo, habrías doblegado tu voluntad a las directrices de González, Susana, Bono y el resto de momias, habrías seguido como líder marioneta de la oposición, y lo hubieras vuelto a intentar. 

                  Pero has hecho lo contrario. Has apostado a todo o nada. Defender tus ideas te puede llevar a ganar el apoyo de la militancia para intentar un pacto de investidura con la izquierdísima,  que puede fracasar en su intento de gobernar, pero que  sienta la base de una oposición a la derecha en el socialismo. O sea, coherencia con tu ideología. Ésto puede producir un desgaste enorme en tu posición política, y el fracaso te apartaría de las primeras  filas para siempre. O suponer una bocanada de aire para la unión de izquierdas y que éstas se asienten como  gobierno de una España que, votándoles mayoritariamente, lleva años gobernada por la derecha. 

                  Como mínimo se podrían aprobar leyes fundamentales que  eliminen las reglas injustas del juego electoral, democratizando el sistema.

                 Y si no logras la investidura, igualmente habrás arruinado tu carrera política. Así que, que alguien me explique como pueden juzgar tu negativa a dimitir ahora como una maniobra para aferrarse al cargo, porque la probabilidad no está precisamente de tu parte. 

                 Yo sí. En este juego de tronos en el que cada cual cambia de chaqueta y de mensaje según sople el viento,  un dirigente socialista que,  siendo maquiavélico,  podría tener un gran futuro por delante, arriesga sus posibilidades de acumular poder en pos de defender unas ideas, en pos de la coherencia. 

                 El giro a la derecha disfrazado de centrismo que venía  practicando el PSOE me hizo cambiar mis últimos votos más a la izquierda, y a dejar de identificarme con el socialismo practicante,  que no con el ideológico. Pero puedo asegurarte que no soy la única que volvería a votaros si tu plan sale adelante. 

                 Así que espero, de corazón, que no te rindas al asedio, el acoso y la traición. Aunque mueras con las botas puestas. 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

MADROS Y PADRAS

                     Ayer, mientras cocinaba, cosa que me deprime, por mucho que esté de moda,   procastinaba zapeando entre los canales mañaneros y me topé con la conversación de unas señoras de talento y criterio,  digo yo,  porque si no, no estarían opinando en la tele...aunque sean guapas. 

                     Hablaban  de algo interesante, para variar: del tabú que supone hoy en día que una madre confiese que se arrepiente de serlo. ¿Cierto, no?. Ya es de ser "muy mala" carecer de instinto maternal, ni reloj biológico que te recaliente el útero hasta pedir a gritos esperma, aunque sea de bote. Pero si has cumplido con el canon social de parir hijos, y luego te arrepientes....eso es de bruja de las que arden eternamente en el fuego infernal. Contra natura, como mínimo.

                      Una de las debatientes, ni se planteaba la posibilidad real de que una mujer normal, sana, sin perturbación de sus facultades mentales, pudiera sentir ese arrepentimiento. No le entraba en la cabeza. Pero es que el resto, supuestas mujeres maduras, modernas, realizadísimas y profesionalísimas de lo que sea, únicamente se centraban  la posibilidad de que  se arrepienta de serlo por el  menoscabo profesional y personal que  supone el tiempo y el esfuerzo empleado en cuidar a los hijos, a costa de su carrera, sus aficiones y sus relaciones,  volviendo a culpar a la desgraciada realidad de que falta mucho para que  la dedicación a los hijos sea paritaria (aunque terminemos diciendo madres y madros, seguirán siendo las primeras las que apechuguen...). Y yo creo que hay más.

                     Del mismo modo que hace tiempo  me puse del lado de las que no echan de menos el instinto maternal, me inclino ahora a pensar que sí hay mujeres con  motivos para arrepentirse de su maternidad, y con derecho a expresarlo.

                     Yo soy madre vocacional y encantada de la tarea, porque  tengo la suerte de tener dos hijos sanos,  sin problemas de comportamiento, inteligentes, cariñosos y para colmo, guapos y del mismo padre (ésto facilita algunas cosas, pero no es fundamental). Aún así  hay veces en que suponen una losa, porque la responsabilidad que tenemos sobre esas vidas anula tus prioridades. Ellos  lo son. Siempre. Cada día. Para siempre. Para siempre, siempre. Aunque tengas la suerte de contar, como yo, con un padre que ejerce de tal,  a la par conmigo.

                     Y debo ser muy rara, pero entiendo que hay mujeres que fueron madres demasiado jóvenes, sin criterio para decidir, o fruto de la violencia,  del mal uso de anticonceptivos, ignorancia, costumbres, religión, o yo que sé.... y que con el paso de los años se dan cuenta del sacrificio que ha supuesto criar a un hijo no deseado, o no planificado, y sienten que han derrochado sus mejores años dedicadas a una persona que aunque sea tan suya, y la quieran tanto como se quiere a un hijo, no les compensa el negocio. Deben sentirse estafadas.

                     Por no hablar de las madres que sí lo soñaron, y su sueño se vuelve pesadilla en forma de hijo enfermo, en cualquiera de sus variantes, esclavizándolas durante años o décadas en su cuidado, o martirizándolas en el peor de los duelos imaginables, el de un hijo, si llega a fallecer. O las madres de hijos descarriados, que terminan delinquiendo,  labrando dramas y guerras domésticas, que las llevan a rendirse sin condiciones, o perecer. 

                   ¿Cómo pretendemos que esas madres no se arrepientan de serlo? Lo que pasa es que  no las dejamos decirlo, porque es  moralmente inaceptable. Porque la abnegación maternal sigue siendo un pilar  social al que los no madres se niegan a renunciar.

                    Arrepentirse de ser madres no tiene nada que ver con la maldad, que también hay madres que no merecen el título, ni con ser una desalmada sin principios, ni sangre en las venas, sino con que no todas las mujeres tenemos que ser madres, porque queramos ser otras cosas, o porque no estemos hechas para ello. Se necesita un talento especial para ser madre o padre, y no todas las mujeres lo tenemos. Y se necesita  valentía para reconocer  honestamente que no quieres dedicar tu vida a otro ser, porque quieres dedicarte a ti. Y punto. 

                   El hombre que lo hace, es legítimamente ambicioso, pero la mujer que lo decide, es cruelmente egoísta.

                   Igualmente nos extrañamos del hombre que decide dejar su trabajo para criar a sus niños. Sigue siendo una  figura exótica en nuestro organigrama social, y no ponemos fácil la adopción a hombres solteros u homosexuales con instinto  paternal, ni les facilitamos la maternidad subrogada.

                   Hasta que no igualemos el punto de partida, estas mujeres serán malditas. Y como  me tira el lado oscuro, me pongo del lado de los malditos, hasta que haya madres y madros y padres y padras, y nos repartamos los papeles según el instinto, no según el sexo, y sólo entre los que se presenten al casting. 

                   Hala, ya me he despachado. Me voy a recoger a mis niños

martes, 6 de septiembre de 2016

45

            Hoy cumplo 45. Desde hoy, estoy más cerca de los 50 que de los 40. Y eso está bien. Esto de vivir, aún con sus malos ratos, engancha.

            Lo único que asusta es darte cuenta de que, a pesar de que muchos piensan que es el ecuador, que a partir de ahora es la cuenta atrás y todas esas chorradas (quién sabe si la cuenta se acaba mañana...), todavía no soy lo suficientemente sabia, ni serena, como para  seguir sin equivocarme. Queda por aprender mucho más de lo que sé. Eso es lo que nos diferencia a los jóvenes de los viejos de 45 años,  que de los dos tipos somos.

             Yo sé ya algunas cosas: que cada día merece la pena por algo,  que dios no existe, que el amor no mueve montañas, pero si las sube, el valor de la salud, que el sexo es bueno en cualquier variedad consentida por los partícipes, y que no es tan banal como muchos piensan, que hay arrugas buenas y malas, según el gesto que las origine, y que ninguna me gusta,  pero me acostumbraré, que los padres somos responsables de crear buenas personas y enseñarles, sobre todo, a ser felices, pero no  de que lo consigan, que no hay que hacerlo todo bien,  y que nadie es menos que yo, pero más tampoco. Sé querer con todo el alma y sé que para que me quieran, tengo que quererme yo.

               Me queda mucho por aprender, claro. No sé distinguir a los mentirosos,  ni tolerar la mala intención. No conozco los paisajes, ni los sabores del mundo. No sé italiano. No sé decir adiós,  aprendo, poco a poco, a decir lo siento. No sé frenar mi entusiasmo cuando lo tengo, ni encontrarlo cuando se va. No entiendo la gracia de Woody Allen. No sé soportar el dolor de mis hijos, ni ser inmune a sus sonrisas cuando quieren conseguir algo. Tampoco puedo evitar presumir de ellos.

               Solo espero tener tiempo de aprender la mitad de lo que sé que no sé.

               Brindo por ello.

domingo, 1 de mayo de 2016

DÍA INCASABLE

               Curioso día el de hoy. Celebramos al mismo tiempo dos cosas incasables: el Día de la Madre y el del Trabajo.  Cuando consigamos que las madres que trabajamos podamos hacerlo sin renunciar a alguna de las dos facetas,  podríamos instaurar el día de la Conciliación  Familiar, que, a priori, me parece bastante utópico.

               Felicitando de antemano a todas las madres y a los trabajadores de ambos sexos, sobre todo a los que disfrutan de un trabajo digno y vocacional, que eso debe ser la repanocha,  no puedo dejar de reivindicar algo de lo que se habla mucho, pero se soluciona poco.

               Mi maternidad ha sido tan vocacional como mi trabajo, y ambas  empezaron casi al unísono. He disfrutado mucho  de la primera, y no cambiaría ni uno de los minutos que he pasado con mis niños, porque fui yo la que los eligió a ellos en detrimento de mi carrera. Pero ahí está la cuestión,  en tener que elegir,  en la renuncia. En haber rechazado numerosos contratos y  ocasiones de formación y de mejora profesional, porque  los horarios no me permitían atender las necesidades de mis niños. 

               A consecuencia de ésto, mi carrera profesional dista mucho de la de mis compañeros varones de la misma promoción. Y como yo, muchas otras mujeres, que nos vemos obligadas a elegir entre nuestras vocaciones.  

               No culpo a los  hombres, que algunos hay que también intentan conciliar...pero la realidad es que son minoría. Tenemos marcado a fuego en el ADN de nuestra sociedad la maternidad sacrificada, y las propias mujeres  vemos lógico ser nosotras las que  hagamos malabares con nuestro tiempo .¡ Que bien que nos hayamos liberado, y ya no seamos amas de casa por obligación! (con todo mi respeto a las que eligen serlo). Ahora podemos ser  madres, trabajadoras, amas de casa, amantes sin complejos,  tener cuerpos perfectos, vidas interesantes y aficiones  a las que dedicarles toooooodo nuestro tiempo libre. Que tontas, ¿no?  Y encima, ni  no lo conciliamos todo  en una especie de supermujer, nos sentimos culpables. El colmo de la estupidez. 

            Las mujeres no conciliamos: las mujeres renunciamos, sacrificamos.  Y mientras eso sea una realidad tan patente, es absurdo celebrar el mismo día la Maternidad y el Trabajo. 

            Yo hoy voy a celebrar la primera,  que me va mucho mejor, y me da satisfacciones infinitas. 

            Felicidades a tod@s, celebren lo que celebren.

martes, 12 de abril de 2016

LO QUE EL VIENTO SE PUEDE LLEVAR

                     A veces somos injustos, y cargamos a quien no debemos con nuestras cruces. Hay una frase muy manida dando vueltas por las pantallas, que dice que el único responsable de tu felicidad eres tú. Cada vez me la creo más.

                    Para ser feliz necesitas  tener cubiertas tus necesidades básicas, y la mayor parte de tus apetencias. Es genial tener al lado alguien cuyas necesidades coincidan con las tuyas, porque se trabaja a medias  para un beneficio común. Para todo lo demás...es diferente.

                    Si tus apetencias o tus objetivos  entran en conflicto, o difieren  demasiado de los de tu compañero de vida, existen varias opciones: que cada cual se responsabilice de su felicidad, intentando no fastidiar la del otro,  que cada uno ceda una parte, o que uno arrastre al otro. Son las tres formas de seguir juntos, pero ninguna me parece justa. 

                    Si tu pareja es feliz, tiene claras sus prioridades y sus metas, y está en buen camino para conseguirlas, lo valiente es respetarle,  darle su espacio, y permitirle ser dichos@.  El problema aparece cuando necesitas ayuda para rellenar  tus vacíos,  y la única vía que  encuentras es acapararl@.  En las parejas consolidadas, se asume que el primer recurso es siempre el otro, que si uno cae, el otro tira,  si tiene frío, le abriga,  si tiene miedo , le abraza, y si siente soledad, le acompaña. Va en el "contrato".

                     Pero si caes demasiado y el otro  no alcanza, por mucho que estire el brazo...¿tiene que arriesgar su posición a salvo para bajar al pozo? Y si pierde cosas por el camino, ¿podrá perdonarse el de abajo por reclamarle? ¿Acaso si uno tiene frío, el otro debe cederle la manta y congelarse? ¿Se permitiría el segundo entrar en calor a costa del frío del primero? ¿Es lícito exigir el abrazo en cada pesadilla,  o hay aprender a afrontar los miedos? ¿Es justo, acaso, exigir su compañía, apartándole de quien al otro le apetece?

                     Opino que cuando esto pasa, el cariño no basta. Puedes querer con locura a tu pareja, necesitarla  en tu diario, que sea la persona más importante en tu vida, y  aún así,  no ilusionarte.

                    En estas circunstancias, además de cariño, son necesarias las ganas por el otro, por compartirte con él, aventurarse. Y eso,  ni se aprende, ni se fabrica, se siente o no.  En caso contrario, las posturas se alejan, los hábitos y los ámbitos cambian, y el espacio entre ambos se hace vasto, árido, enorme. Es posible que la convivencia sea idílica, hagan un trabajo excelente como padres y esposos, compartan algunos amigos, familia, e incluso la cama, con plenitud para ambos, y aún así, estar separados.  No se trata de ser medias naranjas, pero tampoco de vivir en distintas ramas.

                    Cuando el que pide ayuda, pierde el norte, la perspectiva le hace caer en el error de responsabilizar al otro de sus males, de agobiarlo, de frustrarle en su intento  de sacarle a flote. Pero de igual modo, si el otro se enroca, y en lugar de abrir puertas, las blinda, se ahonda la brecha entre ambos. Lo fundamental es no hacer daño, y si se hace, que no sea intencionado, que el que no sabe, es como el que no ve...

                    A veces dejas de ser prioridad, de tener acceso a todas las puertas, y hay demasiadas áreas restringidas para tu gusto. Entonces tienes que buscar tus propias habitaciones cerradas, o dejar la casa. No hay más. La vida es muy corta para vivirla a medias, y en la zona de confort,  te pierdes la chispa. No hay derecho a cambiar al otro, aunque duela.

                   ¿Pero qué haces cuando  no sabes conciliar cabeza y corazón, y te va en ello la sonrisa? La vida es una apuesta continua, y no siempre se gana, sobre todo si se apuesta a un solo caballo.

                    Pero como dijo Forrest Gump..."Yo no sé mucho de casi nada".


"Wild Is The Wind" (BON JOVI)

I tried to make you happy 
You know I tried so hard to be 
What you hoped that I would be 
I gave you what wanted 
God couldn't give you what you need 
You wanted more from me 
Than I could ever be 
You wanted heart and soul 
But you didn't know, baby 

Wild, wild is the wind 
That takes me away from you 
Cold is the night without your love 
To see me through 
Wild, wild is the wind 
That blows through my heart 

Wild is the wind, 
Wild is the wind 
You got to understand, baby 
Wild is the wind 

You need someone to hold you 
Somebody to be there night and day 
Someone to kiss your fears away 
I just went on pretending 
Too weak, too proud, too tough to say 
I couldn't be the one 
To make your dreams come true 
That's why I had to run 
Though I needed you, baby 

Wild, wild is the wind 
That takes me away from you 
Cold is the night without your love 
To see me through, baby 
Wild, wild is the wind 
That blows through my heart tonight 
That tears us apart 

Wild is the wind, 
Wild is the wind 
You got to understand, baby 
Wild is the wind 

[Solo]

Maybe a better man 
Would live and die for you 
Baby, a better man would 
Never say goodbye to you 

Wild, wild is the wind 
That takes me away from you 
Cold is the night without your love 
To see me through, baby 
Wild, wild is the wind 
That blows through my heart tonight 
That tears us apart 

Wild is the wind, 
Wild is the wind 
You got to understand, baby 
Wild is the wind


martes, 5 de abril de 2016

LA MENTIRA

                    Tema interesante, la mentira. Dudo que haya muchos que den tanto juego al pensamiento y la literatura. ¿Qué es mentir?  ¿Quién lo inventó? Una Eva, seguro, aunque la mentira con más repercusión de la historia  haya sido  la supremacía de Adán.... 

                    La mentira es uno de los productos más tóxicos e indeseables del cerebro humano, como la envidia, la soberbia o la venganza. Se necesita ser humano para  mentir. Los animales no mienten; si acaso, alguna conducta evitativa para  protegerse, como el camuflaje...pero en la racionalidad (dudosa  a día de hoy) del humano, radica la capacidad de mentir.

                   El mentiroso siempre busca su beneficio. Protege un secreto, pretende dañar a otro, obtener un placer, esquivar una obligación...A veces incluso se justifica, calificando la mentira de piadosa, adjudicándose el papel de benefactor al mentir.

                  Todos mentimos. Yo, la primera. Paradójicamente, esa es una de las pocas verdades absolutas de la vida. Y es que es lógico, porque la verdad, lejos de solucionar conflictos,  los suele generar, ya que todos defendemos la nuestra, y la oposición de dos verdades, origina el conflicto. Hubo y habrá mentiras que cambien la Historia, pero las verdades se descubren siempre a toro pasado. Los mártires, los héroes,  dan su vida  y obra por defender  la verdad, pero no se muere para defender una mentira. En todo caso, como consecuencia de que se descubra que lo es. Por eso la verdad  duele, y mata, y es más práctico mentir.

                  El equilibrio entre verdades y mentiras no descubiertas, forma el magma que mueve el mundo. Cuanto mayor sea la mentira, más poder tiene para cambiar las cosas. En este sentido,  las verdades son menos eficientes, porque se venden crudas,  al natural, y no podemos manipularlas ni decorarlas, para hacerlas más atractivas, porque eso las convierte en mentira. Pero a éstas si que podemos  moldearlas a nuestro antojo, y venderlas como, cuando y a quien queramos.


                Curiosamente, hay grandes verdades, frases lapidarias, sentencias filosóficas, acerca de las mentiras, como que si la repites mil veces, termina pareciendo verdad, que cuanto más grande sea,  más creíble,  que sólo se necesita una mentira para poner en duda todas las verdades, y que las pequeñas mentiras sin importancia, acumuladas, son las que más daño hacen,  como las termitas, porque una mentira grande tumba tus paredes, pero muchas pequeñas, minan los cimientos.

                 Ocultando verdades, también mentimos. De hecho,  el estímulo infalible para que alguien  busque una verdad, es esconderla. Y hay un innegable placer morboso en escuchar una mentira, cuando ya sabes la verdad...Pero a veces, la curiosidad mata al gato. Nueva evidencia del peligro de las verdades...

                 Esto, verdaderamente, no son más que  divagaciones mías, aunque sean muchos los que opinen que  son mentiras mis verdades. Lo dicho, un tema interesante....


lunes, 4 de abril de 2016

SE SALVA

                   Lleva  tiempo temiendo  la herida, el daño. Hace una eternidad que viene asumiendo la muerte anunciada de su historia, y  se va protegiendo, fabricando una coraza, aislándose en una suerte de bunker artificioso, que sabe que no sirve para nada, porque prever, anticipar el dolor, no es evitarlo. Es sentirlo dos veces.


                   No teme quedarse sol@,  sino que la pena no le deje seguir caminando por las mismas calles. Teme sentir rencor, no querer porque le falten razones. 

                   Cuando la realidad te sorprende, te regala tiempo, y resulta que ese amor que fue todo lo grande que pudiste imaginar, no está herido de muerte, que se salva si lo mimas, sufres por todo el llanto en vano, y por la cantidad de puentes que has quemado pensando que no volverías a cruzarlos.

                   Es rara la sensación. Es difícil aceptar la esperanza, la buena nueva,  retomar el camino desechando el miedo y la desconfianza en que las cosas saldrán bien. Salvar la casa, no solo los muebles. El gato escaldado del agua fría huye, y se siente como un niño que anduvo perdido y ahora teme perder de vista las faldas de su madre por tan siquiera un momento.

                   Las heridas sangraron,  y  confiar es lo único que puede hacer para volver a pegar los pedazos. Quieren darse alas para volar y razones para quedarse, pero da mucho miedo apostarlo todo y poner de garantía el corazón. No hace falta mostrar las cartas en esta partida, pero si alguno hace trampas, terminarán rompiendo la baraja. Y eso no sería un buen final.

               

miércoles, 30 de marzo de 2016

DE AMIGA A AMIGO

           ¿Qué te está haciendo?

             En su desesperación por no hundirse en las arenas movedizas, en las que se  ha ido metiendo por su torpeza en el vivir, insiste en que te apartes de tu lugar seguro para  sacarla,  sin ver que no tiene derecho a pedir que te hundas con ella.

            Ese tramo, entre tu muralla y sus tierras, la linde entre vosotros, siempre existió, estamos de acuerdo. Pero la fuiste reforzando  desde hace años, y ahora no hay ladrillos sueltos, ni tiene puertas por las que ocasionalmente ella pueda entrar, y el espacio entre vosotros es más grande, porque ninguno pensó en los movimientos de las placas tectónicas.

            Y esa perspectiva suya, con la arena ya por la cintura, hace que tu muralla se vea más alta, y hasta con espinos, y la angustia por no poder ponerse a salvo le ciega, se siente estafada, y la tristeza por no haberse dado cuenta de que se quedaba sin asideros, y que los que tenía no eran de roble, como ella pensaba, sino cañas de bambú, la tienen rota. 

            Tú, desde tu torre, refugiado en tu hermético espacio, insistes en que todo es como antes. Y probablemente sea verdad, al menos para ti. Y sea ella la que tergiversa, la que distorsiona la realidad, la que exagera todo. Pero jamás había sido consciente de que hubiera espacios tan vetados, ni sentido la exclusión. Hasta ahora no tuvo conciencia de las fronteras. Supongo que nunca necesitó entrar, que nunca, como tú dices, se vio sola. Y porque nada provoca tantas ganas de entrar como una puerta cerrada, que mientras las creyó abiertas, jamás tuvo tentación de cruzarlas. Que no se dio cuenta de que todos cambiamos, y que no estaba tan en el mundo como tú. Siempre anduvo un poco en las nubes.

             Odia perder el control de sus emociones, hablar a destiempo,  sentir tanto y sin motivo. Pero es un bicho sin coraza,  que perdió la concha al nacer, y es evidente que le hace falta una.  Y una cremallera en la boca. No quiere ser lo que es hoy, porque se sabe mucho mejor. Tiene la sensación de que no le responden las piernas, y a cada paso que da, se equivoca, y te golpea en sus propias caídas. Y el pánico a que te canses de los arañazos, le desespera tanto como  la sensación de depender de tu ayuda, y  su impotencia para hacerte ver que también tú te equivocas. Que después de tanto tiempo y tantas verdades, es normal que haya tabiques, pero no muros, que si uno sigue subiendo y el otro bajando, os perderéis de vista.

             No permitas que te lo siga haciendo. Cada cual es responsable de su felicidad,  y ella sabe que se equivoca pensando que la suya depende de ti. Lo de las medias naranjas es un cuento, y tú tienes claro cómo quieres vivir y tus prioridades. Si tienes que cambiarlas, o pensar cómo y cuando  contárselas por temor a su reacción, algo estáis haciendo muy mal. Callar y ocultar no soluciona nada, genera desconfianza y es el comienzo de un círculo vicioso que terminaría con lo que sois.  Es ella la que debe  arreglar su vida, sin quitarte ladrillos, ni atacar tus defensas. No permitas que lo haga, porque no se lo perdonaría cuando se diera cuenta. 

            Ha tenido la toalla en la mano varias veces, pero no la tira. Se seca con ella las lágrimas y se duerme...ya lo pensará mañana. Tú no sueles equivocarte con la gente, y si sigues apostando por ella, es porque es más mujer de lo que se cree. Pero  sabes que no  aguanta el dolor, ni que las cosas  no salgan según sus planes.  

           Ojalá algún día os riáis juntos de estas letras...y yo que lo vea.

martes, 22 de marzo de 2016

TARDE FRENTE AL ESPEJO

                         Si aquel espejo pudiera, relataría una tórrida escena de carne sensual de a dos. La luz del atardecer tamizada por las cortinas cómplices, revelaba todos los detalles de sus cueros cuarentones. En demasía, quizás,  pero se conocen tan bien los defectos, que aprendieron a sortearlos.


                         Hace tanto que se aman y disfrutan de sus cuerpos, que podrían dibujarse con la memoria de sus manos, y sin embargo,  ver su reflejo mientras se tocan, se acarician, se entregan, enriquece el erotismo que les envuelve en esa tarde cualquiera.

                         Justo es decir que ella, no muy convencida de sus dones, esquiva de cuando en cuando la imagen, porque le escuece no verse como hace años....pero aprecia lo excitante del juego, de alcanzar a ver rincones de sí misma que normalmente no ve, y contemplar paisajes de él que le suelen estar vetados por la física.

                         Lo provoca con su descaro,  se recrea inventando escenas,  como presentándole una película erótica en 4D,  exclusiva, sin guión, filmada en una sola toma, y permitiendo al espectador  que dirija de cuando en cuando. Se deleita con cada vaivén, mostrando sus nalgas desde ángulos imposibles, sus piernas, su espalda. Se calienta y se humedece recorriendo  con los ojos, las manos y la boca cada uno de sus miembros.

                         Él no puede apartar la mirada del espejo cuando ella cabalga sus caderas, y se le escapan los gemidos, alargando el final hasta que ambos parecen saciados del otro.

                          Parecen. 

                          Un rato más tarde,  es evidente que son un pozo sin fondo, y afortunadamente, no se cansan de intentar llenarlo.

sábado, 19 de marzo de 2016

RITUAL DE BUENAS NOCHES

                       Sentir tus piernas  cálidas, recias, enredadas con las mías, que hace años que se acuestan desnudas por lo que pueda pasar, sigue siendo una de las sensaciones que cambian el color del día.  Si además te pegas a mi espalda, y empiezas a acariciar, casi sin intención, mi cintura, recorriendo con el índice el borde del tanga,  como quien busca por dónde colarse,  y el resto de  tu mano se deja arrastrar por el dedo alfa...el placer está servido. 

                      Rara es la noche que fallamos ese ritual de acercamiento, que no pierde interés porque nunca garantiza el desenlace. La magia del momento está en cumplirlo,  en esa primera caricia que dice tanto de nosotros, y que puede terminar en maraña de cuerpos, o en un par de susurros y besos tiernos antes de dormir. 

                      Las noches en que tus sugerencias provocan el  suave bamboleo de mis caderas,  ese que te invita a sacarme del sueño en el que iba entrando, sin que me importe el despertador, terminamos comprendiendo el porqué de la vida, de los años y del querer contigo y migo. 

                      Otras noches en que me doy la vuelta, y mi cara no busca tu boca, sino tu cuello y el abrigo de tus hombros, que siguen siendo la fortaleza que me protege de mis miedos,  sabes que sólo necesito tu abrazo y tu ternura. O eres tú el que llega a esa hora tan rendido de tu día, que tu dedo alfa se acomoda en algún centímetro de mi ropa interior ,y allí se quedan él y tu intención, atrapados por  el sueño. Y nos regalamos el silencio.

                      Hay  noches en las que son mis nalgas y mis piernas las que buscan las tuyas, que normalmente se encienden como la yesca,  para dar y recibir piel con piel, y terminar en una fiesta para las sábanas.

                      Y escasas las noches en que la vida nos araña el día, nos machaca la tarde, y nos agría la existencia, y ni uno ni otro es capaz de flotar, ahogándonos las ganas de dar más. Esos días la distancia hace enorme, y a pesar de dormir juntos, la cama no lo nota.

                       Y en verdad te digo, cariño, que repasando las noches que hemos dormido juntos,  resulta que llevamos unos cuantos años de placentera horizontalidad, y que ese acercamiento que puede parecer rutinario de nuestras buenas noches, forma parte de mi, como mi risa, mi forma de caminar, mi tono de voz o mi caligrafía. 

                     
Mientras sigamos con ganas de darnos las buenas noches, el resto de historias  puede esperar. 

viernes, 18 de marzo de 2016

EL TRATADO DE LA VERGÜENZA

                      Intento, en un ejercicio de empatía masoquista, ponerme en la piel de una médico siria de 44 años, con  dos hijos y un marido,  con una vida acomodada y un futuro por delante, que ahora busca refugio ( ¿refugio? ¡qué sarcasmo!...) en la frontera del viejo  y  civilizado continente, junto a cientos de miles de almas sin techo,  ni comida, ni las más elementales necesidades cubiertas.

                      Imagino a sus hijos, acostumbrados a  bien vivir desde la cuna,  y que ahora duermen sobre una esterilla mugrienta en el suelo mojado, entre barro, frío, hambre y miseria. 

                       No alcanzo, seguro, a imaginar la impotencia  que les embarga a su marido y a ella, la desesperación por sacar a sus hijos del infierno al que los llevaron, huyendo de otro supuestamente mayor.

                       La única diferencia entre esa mujer y yo,  es que  nací en el lado afortunado de esa linea divisoria artificial, injusta, arbitraria y cruel, creada por unos cuantos para mantener a salvo nuestros privilegios de  Europa elitista,  de europeos elegidos a dedo, de ciudadanos de clase A. 

                      Imagino el terror, incredulidad y desesperanza de esa y tantas familias, al ver que les cerramos las  puertas, que les condenamos sin culpa. 

                      El tratado que se firma hoy es el de la Vergüenza, y con ese nombre debería pasar a la  Historia. Ubicar cual si fueran ganado a los refugiados en Turquía,  un país que no garantiza los Derechos Humanos ni de los propios turcos, creando así un gueto-nación de parias expuestos a la ley del más fuerte, es la salida más baja, sucia e injusta que  Europa podría elegir.  Y a cambio de dios sabe qué.

                     Hagamos cuentas, por misericordia,  en vez de darnos golpes de pecho. Si cada municipio europeo acogiese a una familia de refugiados,  volveríamos a poder llamarnos humanos. Ahora no podemos.

                     Y espero de corazón que se les pudran las entrañas a los firmantes del tratado, si algún día osan manifestarse a favor de los Derechos Humanos,  enarbolar la bandera de la libertad, o rendir homenaje a las víctimas del Holocausto. De aquel, o de éste que estamos propiciando.

                    Hoy, me avergüenzo de ser europea. Y lo más vergonzante es que agradezco al azar que me pusiera en este lado de la frontera. Así de ruines somos las personas privilegiadas.

METAFÓRICAMENTE

                    El inventor de la metáfora es el auténtico artífice de la magia de la literatura . Los enamorados, sobre todo los que viven de espaldas al mundo, deberían celebrar su nacimiento como fiesta de guardar.

                    Sus caminos son infinitos, dotando  al lenguaje de capacidad para sortear cualquier tipo de regla semántica o morfosintáctica, para subjetivizar el significado de una frase, dotándola de una paleta infinita de tonos, visibles, a veces,  solo para algunos. Alcanza cotas de genialidad si se mezcla con escuetas dosis de ironía. 

                    Grande la metáfora, que confunde, camufla, matiza, disfraza. Que nos sirve para besar sin besos, declarar sin obviedades y apuñalar sin testigos. 

                    Cuando el amor es lluvia y  las mareas destinos,  las metáforas construyen un mundo paralelo donde algunos mensajes son puñaladas,  hay suspiros que se contestan con una bofetada, y  hoy puede ser el último tropiezo con la piedra de siempre. Metafóricamente hablando.




martes, 8 de marzo de 2016

METAMORFOSIS

                     Reconozco mi desafecto por las metamorfosis. Me dan vértigo. Un rasgo neurótico más, supongo.

                     No es que  considere negativo que del tránsito entre dos formas de vida del mismo individuo, surjan alas generosas y colores nuevos, pero los grandes cambios nunca fueron lo mio. Tardé 15 años en decidir cortarme la melena, y lo más transgresor que hice luego fue ponerme mechas. Siempre tuve el mismo novio, y me gusta la música del mismo dios.

                     Ciertamente, no se acaba el mundo porque cambie el tuyo, porque se alteren las reglas del juego tras el cataclismo. Pero uno no elije metamorfosear. Es algo que viene impuesto por el tiempo y las circunstancias, como la adolescencia, o la senectud. Y lo desconocido provoca temores. 

                 Con las relaciones de pareja pasa igual. A veces las prioridades, las normas y los objetivos de cada cual, empiezan a divergir, a funcionar distinto, sin llegar por ello a romper vínculos. Al fin y al cabo, la mariposa es el mismo bicho que  antes fue oruga. Dicha metamorfosis  sentimental puede ser suave, rodada, fácil, o como le ha pasado a una amiga mía, a la que le cuesta horrores salir de esa zona de confort en la que se siente la princesa del castillo. El vuelco del corazón previo a la catalepsia que aún sufre, cursó con crisis de histeria, ansiedad, insomnio, conductas paranoides,  distimia, anhedonia, bulimia y despersonalizacion... Un desastre, vamos. 

                     Cuando su  metamorfosis termine, será invencible, irremplazable, indispensable,  inolvidable. Quien pueda, que le siga el vuelo. 

                     Pero ahora sufre temiendo que su mariposo, que ya luce alas, no la espere, que se canse y agote su paciencia, porque ninguna crisálida es bella, y alguna, incluso tóxica. 

lunes, 29 de febrero de 2016

COPIA Nº 98

                     Hay quien piensa que la mejor parte de la vida es la infancia, esa en la que las decisiones las toman por ti, los miedos se resuelven encendiendo la luz, y de los peligros y los problemas se encargan papá y mamá.

                     Yo nunca pensé así. Creo francamente que cada edad tiene algo fascinante, y que el paso entre una y otra consiste en dejar  cosas para empezar más. Las etapas. La madurez. 

                     De hecho, pensé que lo estaba haciendo bien, y me gusta la vida que he llevado, en su mayoría. Pero ha sido ahora cuando he descubierto una de las claves. Para que la vida no pierda brillo,  para que no se vaya decolorando , hay que salir de la burbuja. Hay que arrancarse las pieles para mudar de fase, como las serpientes. Desprenderse de lo que envejece, de lo que ya no funciona, para levantarse todos los días con ganas de más. Practicar el desapego, que no es lo mismo que el olvido o la falta de amor. Hay que ser conscientes de que venimos al mundo sin nada, y nada nos vamos a llevar, salvo los momentos vividos. Nada...ni nadie nos pertenece.

                      Pero claro, eso duele. Salir a la calle con la piel recién desenvuelta, duele, pica, quema. Hay que dejar atrás sitios, personas, afectos, amigos, costumbres y hábitos, y salir de la tan moderna zona de confort.  Nadie es imprescindible, nadie se muere por nadie, ni por ti, y no hay que hundirse con el barco. 

                      La sonrisa  no es la consecuencia de la buena vida, sino el instrumento para disfrutarla. Si extravías la tuya, te buscas otra, o te la pintas. Que resulta que aquel que siempre te la devolvía deja de hacerlo, pues sonríes hacia otro lado.  Alguien se encandilará con ella.

                      Y si escribir algo bueno hace que te lo creas, pues lo copias  cien veces, a ver si el hábito hace al monje. Yo ésto ya lo he escrito 98....y me lo creo casi del todo.

SOLEDAD

                               
                La Soledad sentida, es una asesina del alma, cruel, intensa, envolvente y alevosa. Y no me vengan con patrañas sobre las excelencias de la soledad elegida, porque esa situación tendrá otro nombre, pero no Soledad. 

                A esa mala arpía nadie la elige,  que los humanos necesitamos de la compañía de nuestros semejantes para  no volvernos locos, vacíos y podridos por dentro. La interacción y la empatía van impresas en nuestros cromosomas,  porque somos un bicho social.

                Duele mucho sentirse solo, sobre todo rodeado de gente que te quiere, pero que no está,  que ni adivina el vacío que, irónicamente, te llena.

                La Soledad es precipitarte en un pozo oscuro hacia tu propia destrucción, sin ver alrededor más que paredes  lisas, negras, resbaladizas, y tener la certeza de que nada frenará tu caída. 

                Es, además, una pésima consejera,  porque culpa a todos los felices de la ignominia de tu vacío, y crea tensiones, fantasmas y guerras contra quien no busca ofenderte. Te enrocas. Te guardas. Te escondes.  

               La puñetera Soledad, la ausencia de calor cercano, es el sendero más directo hacia la depresión, y de esa casilla del  tablero es muy difícil salir. Mucho. Pero es lo arriesgado de la vida, que si apuestas fuerte a una sola ficha, puedes perderlo todo. Y esa tempestad en el alma del que lo ha perdido todo, arrasa vidas

              Así que no me vengan con patrañas. La Soledad, la de verdad,  nunca es una elección, porque duele y mata, y elegirla sería un suicidio, no un refugio ni una solución.