Esta frase genial me ha llegado a través de un wassap, que contenía un archivo de e-mail compartiendo un retwiteo en el que alguien comentaba una foto de Facebook.

Pues bien. La sarta de comentarios a favor y en contra, de buen tono y ofensivos, oportunos e inoportunos (siempre según mi criterio, claro) que acompañan al primero, dan mucho que pensar, pero me quedan claras dos cosas:
- que la libertad de expresión es un privilegio que tenemos la suerte de disfrutar y la obligación de defender, aunque a veces nos den ganas de cortar lenguas...
- que la frase que encabeza este texto es una verdad como un templo de grande.
El debate es jugoso. Si nos ponemos serios, un vídeo en el que un individuo, que por mucho que queramos no es ningún enfermo mental, ni ningún payaso, amenaza con matar a los nuestros, incluidos tus hijos y los míos, y probablemente cuenta con medios para jodernos la vida a muchos, resulta un suceso espeluznante. Nos amenaza de muerte, señores. Y no sabemos a quién le va a tocar, ni cuando.

Entiendo que la prensa extranjera alucine con que respondamos con humor a una amenaza tan seria, pero es que a los ingleses, alemanes y el resto de hermanos europeos, no les da el sol de Al-Andalus, y se les atrofia la risa, que yo creo que es como la vitamina D, que necesita del sol para activarse.
Lo que no puedo entender es que la gente de aquí, los que debemos ser piña porque estamos en el mismo bando, el de los amenazados, busquemos la mala intención, la falta de respeto al dolor ajeno y la confrontación, en algo tan fundamental como ver el vaso, no medio, sino casi lleno. Que cuando se va a un entierro, "hay que beber vino, que si no el tuyo va de camino"...y yo lo bebo, porque me lo decían mis abuelos, y porque me sirve para cambiar el paso. Que la procesión va por dentro, y estamos acojonados, pero somos tan capaces de reírnos ahora para coger fuerzas, como de llorar luego a nuestros muertos, que probablemente llegarán, porque los malos son muchos.
Sugiero que nos relajemos un poco, que dejemos el estreñimiento y las malas babas, y si de paso desconcertamos a los monstruos (porque cabrearlos más es imposible), pues eso que nos llevamos. Al fin y al cabo, nosotros también querríamos recuperar Al-Andalus...
¡Que se j....fastidien! (Risas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario