
Voy a desnudarme despacito, destapando cada palmo de mi piel, para que veas como se transforma mi cuerpo cuando lo miras tú, y mi alma cuando me besas, para que decidas no irte, que no me gustan los escapularios...
Me confieso y reconozco torpe, visceral, irritante y terca. Cometo errores de los muy grandes. He puesto mis necesidades por encima de las tuyas, y me he equivocado. Mucho. Pero estoy segura de que quererte no es un error.
No puedo arreglarlo ya, pero te pido que no me sueltes la mano, para seguir paseando juntos.
Dame un rato más para recordarte por qué me quieres. Un rato, o toda la vida. Tú decides.
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