viernes, 23 de noviembre de 2018

QUINCE AÑOS TIENE MI AMOR

   

        Quince años, tiene mi amor...Quince.


             Si fuese cubana, hoy le celebraríamos una especie de puesta de largo, de presentación en sociedad. Si hubiese nacido unos siglos antes, ya estaría en edad de casarse. Pensarlo da mucho miedo, y me siento muy afortunada de vivir sus quince en este sitio y época, porque  puedo seguir engañándome, pensando que  todavía  es mi pequeña. 

             Vana ilusión, porque tenemos la fortuna de haber criado a una niña maravillosa, pero ese tiempo  caducó. Ahora disfrutamos la suerte de  acompañarla en su adolescencia, y de que nos deje hacerlo. Porque a pesar de que la suya es difícil como todas, de las  malditas hormonas del infierno, de las rarezas, los días en que no hay forma de entenderla, ni de que nos entienda, todavía cuenta con sus padres  para lo importante, y para muchas cosas menos importantes, y  asumo que eso es un lujo, porque va a ser una mujer digna de conocer, y ver cómo se va transformando, como se va cocinando su persona, es una de las cosas bonitas de mi vida. 

             Cierto que siento un pellizquito de nostalgia, recordando la que fue mi niña, pero me lo quita el orgullo y el amor que se me salen por los ojos cuando veo la mujer en la que se va convirtiendo. Inteligente, íntegra, leal y valiente. Bella por fuera, pero mucho más por dentro. Y con esas  herramientas, raro será que no se coma el mundo. De mi corazón ya lleva un buen bocado. 

             Papá, Daniel y yo, te queremos, princesa. Siempre. Toda. Pase lo que pase. 

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