sábado, 21 de mayo de 2022

DISFRUTAR POR PODERES

           A veces salgo sin salir, trabajo sin trabajar y viajo sin viajar. Lo mismo voy de playa, que a la sierra, escucho música que no busqué y leo libros que no tengo.  Conozco vinos que no bebí y brindé por haber estado sin estar.  Hasta siento besos que no me dan. Es una especie de disfrute por poderes, experiencias virtuales  de la mano, los ojos y las ganas de alguien que me quiere más cerca de lo que puede reconocer.  Esa frase casi manida  que dice que dónde va tu pensamiento, ahí es...pues eso. Pero poco. 

           La extensión de mi mano en la que se ha convertido mi móvil, facilita la cercanía y la inmediatez, y me retransmite lo que ven sus ojos, disfrutan sus sentidos y  provoca su sonrisa, mediante fotos y mensajes que me envía, a modo de corresponsal on line de esa parte de su vida que querría compartir conmigo. Casi podría asegurar, asumiendo la presunción que me embarga, que me echa de menos. Hay días que mucho. 

           Todas las vidas son puzzles, que a veces se descomponen, y tenemos que buscar piezas alrededor, para disminuir la entropía, el caos de las almas y los cuerpos, que nos hace menos felices, menos satisfechos. Mis fichas están descubiertas, y muchas seguro que encajan con el suyo, pero debe tenerlo completo. O casi.

           El caso es que estas escapadas virtuales, suplentes de nuestros escasos momentos reales,  acarician mis adentros y mi ego, y su función no es otra que mejorar mis días, y espero que los suyos, hasta que encuentre piezas que me roben el corazón. Y aunque sé que se guarda muchas, me temo que tendré que encontrarlas en otro lado. Y no quiero.

          Mientras el universo decide, me mantengo al pairo, disfrutando de sus olas.

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