domingo, 25 de agosto de 2024

DE LA EDAD MEDIA

            Hoy me han preguntado cuántos años hay que llevar divorciada para considerarse soltera. Me ha dado que pensar. 

            Yo me sentí soltera la primera vez que dormí sin mis hijos, fuera de la casa familiar donde hacemos los turnos de custodia compartida. Pero porque  el duelo de mi divorcio ya lo llevaba hecho. Cuando nos separamos hacía tiempo que la relación estaba rota, pero había una especie de barrera mental, algo relacionado con la maternidad, más que con la pareja. Viviendo con mis hijos, no podía sentirme soltera del todo, porque son el vínculo que me unía con su padre. Afortunadamente, luego lo disocias.

           Esta forma de ver el matrimonio, como un compromiso personal, primario, entre dos personas que se aman fue precisamente lo que nos llevó a separarnos después de casi toda la vida juntos(desde los 16 a los 45). Por eso creo en el matrimonio, aunque no crea en las bodas. Puedes sentirte casado con tu novia, con tu amante o con esa amiga que te vuelve loco, aunque no lo sepa, porque quieres compartir sus penas y alegrías, su salud y su enfermedad, cada sitio donde vas, cada risa, cada emoción...no son reales si no lo sabe o lo comparte contigo. Nada existe si no lo compartes con el otro. 

            Pero mi experiencia es que pasa pocas veces. No hay tantas personas con las que puedas conectar al punto de decidir compartir tu vida hasta el final de los días. O del amor. Y eso le da más valor a esas relaciones, las hace exquisitas e imprescindibles.

           Hace poco he leído una reflexión  de P. Mairal, al que le subscribo tantas cosas,  que dice que el matrimonio  es una institución pensada para la edad media, cuando la esperanza de vida no llegaba a los 50, y era factible que te separase la muerte antes que el hastío, pero ahora que pasamos los 80, es más difícil. Fue gratificante leerlo, porque en estos años de estreno de soltería (serlo antes de los 16, en mi caso, no cuenta), he llegado a la conclusión de que para las personas que creen, como yo, en las relaciones largas con vocación de eternas lo ideal es tener dos amores importantes en su vida, dos matrimonios de los de verdad: uno con el que aprender, crecer, descubrir la vida y establecer los valores, y si se tercia y ambos quieren, tener hijos. Algunos son capaces, incluso, de envejecer bien. El otro  es el amor que llega cuando ya tienes la vida aprendida, que viene a compartir los sueños nuevos, que se queda contigo porque es lo que siempre has buscado sin saberlo, y rejuvenece todo, por dentro y por fuera para echar el resto sabiendo lo que quieres. Hasta el final. 

             He de decir que de los primeros conozco pocos, aunque muchos lo aparenten, pero los hay. De los segundos, estoy esperando el mío, tropezando por el camino, pero mis requisitos o los suyos debes ser excesivos, porque ni lo encuentro, ni me busca. Tampoco hay prisa, que esto de ser cincuentona con sueños, me saca la sonrisa casi a diario y amores de los otros entretienen la espera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Manuel

Anónimo dijo...

❤️ muy lúcido

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