domingo, 2 de febrero de 2014

CARICIAS OBSOLETAS

            ¿Recuerdas la última vez que la piropeaste? Fue al salir del hotel. Esperabas fuera, mientras telefoneabas  a tus anclajes, haciendo tiempo para ir a cenar. Llevaba un vestido sencillo, de estampados azules, que estrenaba para ti. Nunca te lo dijo, claro, pero no lo ha vuelto a usar. 

           La miraste sorprendido, y dijiste: "Qué guapa!". Casi le dolió la sorpresa de tu cara.

           Se aferró al piropo, y a tu mano, tratando de ignorar la indiferencia que a ratos le regalaste aquellos días, el principio del  fin.

            No hubo otra oportunidad para aquel vestido, ni para aquellos labios, ni para las caricias que guardó,  que se van quedando obsoletas, como las cassettes que guardamos en el cajón de la nostalgia. No volviste a cogerla de la mano.

            Seguro que no  recuerdas nada. Ni el paseo, ni las estrellas del puente con la cabeza en su regazo.

            Ella recuerda aquel último requiebro. Y todos los silencios de esa noche.

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