sábado, 20 de diciembre de 2014

MAYCA

                    ¡Ay, Mayca, qué impropio de ti, marcharte sin despedirte...! Obviamente, te llevaron a traición. 

                     No tuvimos ocasión de ser amigas con mayúsculas, pero si  lo suficiente  como para extrañar tu presencia, que me falten tus sonrisas y tus gestos de cariño.

                     Pienso que el éxito en la vida  es que los que te rodean se alegren de verte, y  que les moleste tu ausencia. Tú triunfaste conmigo, y con muchos otros.

                     Hoy no estaré en tu funeral, a mi pesar, porque mis hijos me reclaman sonrisas. Sé que es una razón válida para ti, que presumías de los tuyos con aquel brillo en los ojos. Pero he guardado un rato largo para honrar tu recuerdo, y soltar algunas lágrimas por el cariño con que me trataste siempre, y las risas que compartimos. 

                     Gracias, Mayca, por los momentos. Merecías mucho más tiempo. 

                     
                     Descansa en paz.

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