miércoles, 7 de enero de 2015

A LOS QUE NO TIENEN MIEDO

                 Han entrado en la redacción de un periódico  y han ejecutado a  doce periodistas. Así, sin más. ¿Qué puede hacer nadie para prevenir semejante salvajada? No sé a ustedes, pero a mí me da mucho miedo. 

                Las víctimas eran gente como tú o como yo, que eligieron ser periodistas en lugar de médico o  dependiente de un supermercado,  porque  querían contar cómo es el mundo, cómo lo  veían ellos, dar su opinión, sin esperar que  el resto esté de acuerdo. Y cualquier religión o pensamiento son  tributarios de crítica y opinión. Como he leído hoy,  blasfemar es un derecho,  no un delito.

                Y por blasfemar, por criticar una religión, por opinar, acabaron en el punto de mira de unos que no compartían su punto de vista.

                No me gustan las religiones, en general. Nada nuevo, ni original. Quizás sea porque no he encontrado ninguna que  encaje en mi forma de pensar, aunque no lo descarto. Las religiones no son más que formas de vida, filosofías que dirigen el comportamiento de sus adeptos, de sus creyentes. Y esto no tiene por qué ser malo, que la mayoría se basan en ideales nobles y en el amor al prójimo, pero siempre que se entienda desde el respeto. Y qué difícil le resulta al hombre eso de respetar. Si bien el entendimiento, la razón, son la cualidad que supuestamente nos diferencia del resto de animales, algunos de nosotros se obsesionan con corrientes de pensamiento, con la posesión de una verdad excluyente,  y llegan a cometer barbaries como el asesinato de hoy, en nombre de sus ideas, ya sean religiosas o políticas. Realmente, las ideas políticas son como la religión, filosofías de vida, que  sólo se diferencian de cualquier fe,  en que su líder espiritual es humano. Algunos sólo  en apariencia. 

                 Lo que quiero  decir, es que ahora nos toca una de pánico anti-islamista, totalmente justificado por la evidencia, del que no nos hemos querido enterar hasta hace poco. Pero no perdamos en norte, que ni estos asesinos en nombre de Alá , ni los lobos solitarios que esperan para atentar contra cualquiera que, según ellos, blasfeme,  ni los líderes  yijaidistas que intentan imponer sus dictaduras,  representan al musulmán de a pie.  No empecemos a ver demonios. 

                 No todos los alemanes son nazis,  ni todos los comunistas queman iglesias,  ni todos los curas  violan niños. Y no todos los musulmanes son terroristas que intentan apoderarse de Al-Andalus y ponernos burkas. 

                 Estamos en guerra contra los terroristas islámicos,  no contra el Islam. Pero es una religión tan extendida, con tantos matices y tantos grados de  práctica, que da mucho, mucho miedo. De hecho, si este blog tuviera seguimiento más allá de mis amigos y algún despistado al que agradezco su atención, tendría que pensarme si rendir homenaje a los periodistas vilmente asesinados,  y maldecir a sus matarifes, como intento manifestar. 

                 Somos los únicos animales que matan a los de su propia especie por el sólo hecho de pertenecer a otra manada que se dirige en otra dirección. Y da, repito,  mucho miedo.

                 Mi más sentido pésame a las familias de los asesinados,  y a las que lo serán. Y mi  admiración rotunda a los que no tienen miedo. 

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