
No teme quedarse sol@, sino que la pena no le deje seguir caminando por las mismas calles. Teme sentir rencor, no querer porque le falten razones.
Cuando la realidad te sorprende, te regala tiempo, y resulta que ese amor que fue todo lo grande que pudiste imaginar, no está herido de muerte, que se salva si lo mimas, sufres por todo el llanto en vano, y por la cantidad de puentes que has quemado pensando que no volverías a cruzarlos.
Es rara la sensación. Es difícil aceptar la esperanza, la buena nueva, retomar el camino desechando el miedo y la desconfianza en que las cosas saldrán bien. Salvar la casa, no solo los muebles. El gato escaldado del agua fría huye, y se siente como un niño que anduvo perdido y ahora teme perder de vista las faldas de su madre por tan siquiera un momento.
Las heridas sangraron, y confiar es lo único que puede hacer para volver a pegar los pedazos. Quieren darse alas para volar y razones para quedarse, pero da mucho miedo apostarlo todo y poner de garantía el corazón. No hace falta mostrar las cartas en esta partida, pero si alguno hace trampas, terminarán rompiendo la baraja. Y eso no sería un buen final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario