lunes, 4 de abril de 2016

SE SALVA

                   Lleva  tiempo temiendo  la herida, el daño. Hace una eternidad que viene asumiendo la muerte anunciada de su historia, y  se va protegiendo, fabricando una coraza, aislándose en una suerte de bunker artificioso, que sabe que no sirve para nada, porque prever, anticipar el dolor, no es evitarlo. Es sentirlo dos veces.


                   No teme quedarse sol@,  sino que la pena no le deje seguir caminando por las mismas calles. Teme sentir rencor, no querer porque le falten razones. 

                   Cuando la realidad te sorprende, te regala tiempo, y resulta que ese amor que fue todo lo grande que pudiste imaginar, no está herido de muerte, que se salva si lo mimas, sufres por todo el llanto en vano, y por la cantidad de puentes que has quemado pensando que no volverías a cruzarlos.

                   Es rara la sensación. Es difícil aceptar la esperanza, la buena nueva,  retomar el camino desechando el miedo y la desconfianza en que las cosas saldrán bien. Salvar la casa, no solo los muebles. El gato escaldado del agua fría huye, y se siente como un niño que anduvo perdido y ahora teme perder de vista las faldas de su madre por tan siquiera un momento.

                   Las heridas sangraron,  y  confiar es lo único que puede hacer para volver a pegar los pedazos. Quieren darse alas para volar y razones para quedarse, pero da mucho miedo apostarlo todo y poner de garantía el corazón. No hace falta mostrar las cartas en esta partida, pero si alguno hace trampas, terminarán rompiendo la baraja. Y eso no sería un buen final.

               

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