Felicitando de antemano a todas las madres y a los trabajadores de ambos sexos, sobre todo a los que disfrutan de un trabajo digno y vocacional, que eso debe ser la repanocha, no puedo dejar de reivindicar algo de lo que se habla mucho, pero se soluciona poco.
Mi maternidad ha sido tan vocacional como mi trabajo, y ambas empezaron casi al unísono. He disfrutado mucho de la primera, y no cambiaría ni uno de los minutos que he pasado con mis niños, porque fui yo la que los eligió a ellos en detrimento de mi carrera. Pero ahí está la cuestión, en tener que elegir, en la renuncia. En haber rechazado numerosos contratos y ocasiones de formación y de mejora profesional, porque los horarios no me permitían atender las necesidades de mis niños.
A consecuencia de ésto, mi carrera profesional dista mucho de la de mis compañeros varones de la misma promoción. Y como yo, muchas otras mujeres, que nos vemos obligadas a elegir entre nuestras vocaciones.

Las mujeres no conciliamos: las mujeres renunciamos, sacrificamos. Y mientras eso sea una realidad tan patente, es absurdo celebrar el mismo día la Maternidad y el Trabajo.
Yo hoy voy a celebrar la primera, que me va mucho mejor, y me da satisfacciones infinitas.
Felicidades a tod@s, celebren lo que celebren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario