
La tuya fue cortísima. Hoy habrías cumplido 38, pero llevas cuatro sin soplar las velas.
Sigues siendo el mejor ejemplo de vida, de fortaleza, y de bien hacer del que puedo hablarle a mis niños, tus sobrinos, y tu sonrisa, el recuerdo al que invocar en tantas ocasiones.
La puñetera casualidad ha querido que hoy llegase a mí la noticia de que los médicos que te trataron están avanzando en la lucha contra el cáncer que te llevó, y que tu caso, maldita sea, fue uno de los de su cohorte de estudio, que probablemente ayude a salvar la vida, entre otros, de tu madre, alguna de tus primas, y quien sabe de cuantas más.
No nos sirve de consuelo, porque no vas a volver, pero seguro que su avance te habría gustado como regalo de cumpleaños.
Hoy, como todos los 13 de noviembre, y todos los demás días del año, te echamos de menos. Pero eso seguro que lo sabes.
Besos mil, Pandora.
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