miércoles, 23 de noviembre de 2016

MI BÁLSAMO DE FIERABRÁS

                              Los 13 años son la frontera de la niñez, y mi hija la cruza hoy. Entre otras cosas, deja de ser considerada niña y me sale más caro llevarla al cine o de viaje....pero da gusto verla cumplir años. Sus cambios, su  evolución y su crecer son parte de la salsa de mi vida, algo que siempre quise tener. 

                              Todo los años digo lo mismo, que parece mentira lo rápido que crecen, pero éste es especial, porque este año celebro que el cachito de carne que salió de mi cuerpo, es  ahora una protomujer, un proyecto de jovencita que ya me saca dos centímetros,  que me presta sus colgantes y sus bolsos, y que quiere ponerse mi chupa de cuero. Que se apunta a los conciertos y al entrecot al punto,  que entiende algunos chistes de adultos y al segundo me cuenta las ñoñadas de sus amigas. Que se ríe de que tenga que ponerme tacones para ser más alta que ella y me pide que le de achuchones y mimitos. 

                               No es porque sea mía, o igual si, pero no creo que os deis cuenta de la suerte que tenéis  los que la conocéis. Va a ser una mujer preciosa por dentro y por fuera. Por fuera porque su tía le dejó de herencia todo lo bonito que tenía, y por dentro porque algo habremos hecho bien su padre y yo.

                              Su sonrisa es mi bálsamo de Fierabrás, y todos los días  me recuerda el lado bueno de las cosas. Pienso que no hay forma de quererla más que hoy, y, sin embargo, tengo la certeza de que mañana la querré más.

                             
Feliz cumpleaños, Princesa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso. Pura emoción.

Anónimo dijo...

Una de las que le dice ñoñadas sin duda es mi hija Bea, me encanta que sean amigas...feliz cumpleaños, Lucia

Yo no soy sonsi dijo...

Son un caso las tres. Ya se darán cuenta de la suerte que han tenido de encontrarse. Gracias por los comentarios.

Publicar un comentario