viernes, 7 de abril de 2017

QUERER PARA ADENTRO

         
           Que difícil se me antoja querer para adentro, queriendo querer para afuera.

               Ahogar los te quiero y frenar los besos, abrazar con ternura, solo con ternura, sin calentar la carne, no por falta de ganas, sino porque el gato escaldado, hasta del agua fría huye, y queman los silencios donde antes  ardía la risa. 

               Que tensa la calma tras la tempestad, esta constante improvisación del alma, en espera del veredicto, de la capitulación, mientras el sueño de que ésto sea una  pesadilla de la que me vas a despertar, como siempre, se rinde ante la conformidad de saber que todo  pasa, que todo cura, que de todo se puede partir hacia delante, y que la única forma de volver a ser, es tener una memoria espléndida y bien cuidada. 

              No siento pena ni nostalgia, sino una incertidumbre amarga, una incredulidad poco hecha, no cruda, un espasmito del yo. Un no saber que va a pasar con los ahorros de mi alma cuando liberen este corralito. 

              Que difícil se me antoja, lo de querer para adentro, acostumbrada a querer para afuera

No hay comentarios:

Publicar un comentario