
Verla nacer me costó una lesión en la mano, pero mereció la pena el privilegio de verle tan pronto la carita.
Siempre ha sido mi princesa morena, que las niñas de mi casa son todas princesas, pero de las que no necesitan príncipe, sino que se construyen el castillo solas. Tiene un corazón que se le desparrama, y con su cerebro y su tesón, llegará donde quiera. Y para colmo, sabe cantar, que es uno de los dones que más he envidiado siempre.
Ya va para mujercita, que el tiempo corre como loco, y va a ser una delicia seguir viéndola crecer.
Te quiero mucho, tesoro, aunque no te lo diga tanto como debiera. Feliz cumpleaños y mil besos.
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