martes, 20 de mayo de 2014

AQUÍ NO HAY PLAYA...NI PUERTO.

                    Dice Antonio Gala, que lo malo no es que los sevillanos crean que Sevilla es la ciudad más bonita del mundo, sino que  puede que lleven razón. Habrá sonreído al conocer las palabras de nuestro alcalde, el ínclito Zoido.

                    Enardecido ante la multitud de  PPerianos, como sólo saben enardecerse ellos en sus circunstancias, intentó emular a Cañete, el machote intelectual, en resbalón de campaña...y casi lo logra. Pero Cañete, es mucho Cañete...

                   No se le ocurre  otra que afirmar que  las naves que salieron a descubrir  América, lo hicieron de Sevilla. Le faltó decir "del Puerto de Palos, barrio de Sevilla"...Igual se refiere a naves extraterrestres, que salieran de Hispalis rumbo USA, para salir en las pelis...Porque lo que son las Carabelas, las de Colón....pa mí que no.

                   Desde mi humilde blog, pido disculpas a los onubenses que se hayan molestado. Pero no sé si avergonzada por la pedantería, o por la ignorancia del alcalde que votaron mis vecinos. Torpeza digna de Belén Esteban, pardiez!

                   Puede parecer una exageración, una tontería más de  los periodistas en campaña electoral...pero para entenderlo, hay que  conocer la  eterna discordia, lógica entre vecinos, que suele enfrentar a Huelva con Sevilla. Y a Sevilla con Cádiz, con Málaga, con Córdoba, con Granada....Se ve que Sevilla es como la hermana mayor, que no se lleva bien con ninguno de los demás, porque asume que todo lo que hay en la casa es suyo. Y las hermanas se molestan, no sin razón, porque  piensan que goza privilegios, y los ejerce. Pero se quieren una jartá. 

                  Y usted, alcaldesito, se ha pasado tres pueblos, de la Roda payá..

                  Los encantos de Sevilla son indiscutibles: situación geográfica privilegiada, el Guadalquivir,  históricamente mimada por el paso de importantes culturas. La Giralda, Triana, La Feria cuando era en abril, el Barrio de Santa Cruz, Sevilla Este, el Alcazar y la Catedral... la calle Sierpes, Cuna, El Rinconcillo, la cervecita en el Salvador,  la Esperanza Macarena, las barquitas de la Plaza de España, los arbejones de las palomas del Parque de Maria Luisa....los hippies pijos de la Alameda, el Corteiglés del Duque...El Metro, el Metrocentro, las farolas fernandinas....  la Expo, La Cartuja, Isla Mágica, la Se-30....Hasta las setas de la Encarnación, si no las  hubieran encajonao y se vieran....El puente de Triana, el del Alamillo y el radar del Quinto Centenario. 

                   Por no hablar de la provincia...El Parador de Carmona, los cohetes de Cantillana, el Barquero de Coria, el aguardiente de Cazalla. Los mostachones de Utrera, las corraleras de Lebrija, el Faraón de Camas, las Torres de Écija, las tostás de la venta del cruce de las Cabezas... los garbanzos del Coronil, el mosto de Umbrete, las tortas de aceite de Ines Rosales de Castilleja, los chaleres de Espartinas, los mantecaos de Estepa, la rivera de San Nicolás, el alcalde de Marinaleda...el pan de Alcalá...

                  To eso, y lo que  se me olvida o no sé. Pero como  no sé,  me callo, alcaldesito. No chincho, no pico a nadie...Que por muy chicos que sean los carteles de límite de provincia, Sevilla,  a mi pesar, no tiene las playas de Isla Cristina, las gambas de Huelva, la peña de Alájar..., los chocos y los choqueros, los vinos del condado,  las fresas, el fandango de Alosno, el Castillo de Cortegana, la Gruta de las Maravillas, el jamón de Jabugo, los chistes de Lepe, ni los botos de Valverde, por mucho que llenemos de miarmas los caminos del Rocío y los kilómetros de la A-49.

                  Igualmente carecemos de Carnavales como los de Cádiz, los caballos de Jerez, las olas de Bolonia y Tarifa, el atún de Barbate, Vejer...las almadrabas, el faro de Chipiona...el vaporcito del Puerto, la manzanilla de Sanlúcar y el Fino.... Romerijo      y el levantito y la Bahía.

                  Por muy capital del mundo que sea Sevilla, que lo es, la casa  de los vecinos, hay que respetarla, sin soberbia ni superioridad. Sobre todo si, como yo, se siente agusto entre sus gentes. Que aunque los sevillanos, en verano, nos mudemos a las playas de Cádiz y Huelva, con Giralda y todo, la sal y la arena, son suyas.

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