sábado, 30 de abril de 2022

BINAURAL

           Muy veinteañero lo de meterse mano en el coche. Lo escribo con una sonrisa binaural.

           Supongo que acuciaba el hambre, porque el apetito lo saciamos en la previa de tapita y cerveza discretas, en uno de esos rincones dónde creernos que somos algo, haciendo el paripé de algún plan del universo paralelo que ensueño a veces. Y tú, creo.

           Ya caminar con tu mano en la cintura, apenas 50 metros, valió para bocetar 100 paseos que te daría. Y que irte te costase tres despedidas, fue como un achuchón largo para mis adentros.

           El vecino que nos vio desde fuera del coche besarnos por dentro del cuerpo, debió intuirnos las ganas, y por eso nos dejó encerrados. Me costó maniobrar con tus manos por debajo de mi cintura y demasiado fuera de mis vaqueros y entre cambios de marcha, tu boca era un poquito mía.

           Puedo acostumbrarme a tus sorpresas. He aprendido a disfrutarlas y a medir lo que son.

           A ver si hay más. 16...



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