jueves, 24 de abril de 2014

AMOR DIFERIDO

            Estás convencida de que no se pueden diferir las pasiones. Creo que por eso no eres vengativa, porque la venganza se sirve fría,  y no tienes tesón para diferir los sentimientos. 


            No puedes entender que se presencie un maltrato sin sentir odio al momento, que se pueda dejar para más tarde. Mirarás para otro lado, subirás el volumen  de la radio para no oír a la víctima, pero si eres consciente de un abuso, se te revuelven las tripas sin tolerar espera. 

            No concibes que se pueda aplazar una pena. ¿En qué cabeza cabe que cuando la muerte te arrebata un trozo del alma, puedas terminar tus tareas para llorar más tarde? 

            Ignoras la forma de posponer el deseo, a pesar de ser la más carnal de las pasiones. Puedes saciarlo o atiborrarte de chocolate, pero no planear la pulsión.

           Por eso no entiendes el amor diferido. Conoces el oculto, el secreto, el compartido, el no correspondido. Cientos de formas de amor pasado, presente y con futuro. Pero desde un amor vivo. Apartar los sentimientos hasta que las circunstancias sean propicias, se me antoja consuelo inocente, párvulo, absurdo. Quizás nunca lo  serán, y, en todo caso, el dolor de perder lo vivido, amargaría los tiempos nuevos. Eso si, la idea es tentadora, porque ensoñar una historia lejana, puede consolar el ahogo de las entrañas.

           No se pueden diferir las pasiones. Estás convencida. Pero él no.


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