sábado, 19 de abril de 2014

BEN-HUR. PENDIENTE DE CALIFICACIÓN

               Ayer, Viernes Santo,  me dio un ataque de  tradición.  Leve, no llegué a ver cofradías. Pero si que me zampé mi plato de  garbanzos con bacalao al estilo vigilia, y pasé la sobremesa viendo Ben Hur.  Ni más ni menos. 

               Recuerdo que en mi niñez, los Viernes  Santo se pasaban en casa, porque los papás habían salido de  Madrugá y no tenían cuerpo para paseitos. Así que después de  almorzar,  a unos les tocaba siesta y a otros el peliculón  de ese año.  Ben  Hur, La Biblia,  Moisés, Los Diez mandamientos, Barrabás...

               A veces le daban un  patadón al sentido común y ponían Cleopatra o Sansón y Dalila. Como había esclavos, desiertos y romanos, colaba.

               Pues ayer en casa, igual,  pero sin Madrugá previa, que mi  marido y yo nos hemos vuelto ateos practicantes. 

               La cosa es que me apetecía ver uno de esos largometrajes histórico-religioso-epopeya con mis  niños, por ver sus reacciones ante películas  de tal envergadura, y por situarlos un poco en la época en que sucede la Semana Santa, que aunque no den religión, viven en Sevilla,  y me da cosa que llamen  carrozas a los pasos, toldos a los palios y velas a los cirios.  Y que pienso que a Cristo,  como personaje real y defensor de una ética universalmente válida,  hay que conocerlo. Al margen de creencias. 

              Pues durante toda la semana no he sido capaz de encontrar ninguna de estas películas en la programación. Al menos en horario que nos viniera bien. Hasta ayer. Así que nos acomodamos en el sofá, dispuestos a explicar cada detalle de casi tres horas de peli, a unos niños que nunca vieron una de romanos y tienen escasas referencias de religión. 

               Disfruté a medias.

Resulta que la reacción que me provocó Ben Hur ayer,  no tiene nada que ver con las n veces anteriores. Pasó de ser un relato de aventuras  religiosas y de héroes, a una peli de mayores, con calificación revisable para mi gusto, porque consta como autorizada para todos los públicos, según varias páginas especializadas..  No soy tiquismiquis,  ni conservadora, ni extremista. Lo deduje de la reacción de mis hijos ante determinadas escenas, y de mi extrañeza al percatarme de que yo nunca tuve,  o no recuerdo, dichas reacciones. 



                  En Ben Hur se venden personas, se muestran tobillos sangrantes, encadenados con grilletes, se azota, se atraviesan hombres con lanzas y espadas, se ven  brazos y piernas amputados, y se deja morir abandonados a los leprosos. Se permiten carreras de cuadrigas con "llantas ilegales" que destrozan ruedas, piernas del contrario, y patas de los caballos. Se muestra como las cuadrigas arrastran los cuerpos de los atropellados. Se condena a muerte a un hombre por sus ideas, y se le condena a crucifixión tras hacerle cargar, sangrante y herido,  con la cruz en la que se le castiga. Se azota al hombre que intenta darle de beber. Se muestra el rio de sangre que parte de las manos del crucificado. Sangre, por mucho que sea del hijo de Dios, corriendo por el suelo, como en las de Tarantino. Por no hablar de las referencias gays, y el personaje de mariquita mala de Mesala, que todavía no alcanzan  a adivinar los niños. Pero les extrañó tanto hombre con el torso descubierto y sudoroso, y tanta mirada profunda....

                   Cualquier película actual que presentase escenas  tales,  no sería autorizada para menores, ni  programable en horario infantil. Y nosotros las hemos visto durante generaciones,  sin percatarnos,  al menos yo,  de la crudeza de las escenas.

                   Me sentí mal por la elección, y bien por la reacción de los niños. Son sensibles  ante la violencia y las injusticias, ante heridos,  condenados y maltratados, a pesar de ver Bob Esponja y esperpentos parecidos. Entendieron la crueldad de la vida en aquella época, el valor de la filosofía que intentó enseñar Jesús, las consecuencias de pensar distinto, y la importancia que tuvo para la Historia, aunque creas, como yo,  que fue hijo de un carpintero sin ínfulas de creador, más que de mesas y puertas. Su idea de la normalidad y la lógica no casaba con aquellas escenas, igual que no entienden que se venere  la imagen de un señor maltratado y muerto en una cruz, ni que a su madre, con el corazón partido en dos, la vistan de reina con todos los lujos imaginables.

                  Aprovechamos para hablarles de  su bisabuelo Bernardino, condenado  en la posguerra a la cárcel de La Ranilla por rojo, donde,  paradojicamente,  fué encargado de pintar, como artista que era, la imagen de la Virgen del Pópulo. Advocación muy apropiada para un defensor de la voz del pueblo. Ironías de la vida. 

                 Así que para mis hijos,Ben Hur es la historia de las vidas paralelas de dos hombres, injustamente condenados, como su bisabuelo. 

                 Qué  privilegio ser  padres y educar en tus ideas.

P.D: Asumo que este post tuerza la sonrisa de muchos, que me tacharán de extremista. Pero los que me conocen saben que no, que mi respeto por las creencias y tradiciones de los demás es bandera. Pero aunque la Macarena por Trajano emocione sin fe,  no es mi credo.

        

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