miércoles, 20 de marzo de 2013

MATÁNDOTE

              Hoy hace un mes que decidí matarte. Acabar contigo ha sido la única forma de sacarte de mi cabeza. Al menos, la única coherente...
Por eso notas esa distancia entre nosotros, porque ya no estás dentro de mí.

             Pero no te maté entero, ni fue doloroso, no. No me sale hacerte daño.

             Te fuí liquidando por partes, y a besos. Arranqué de cada porción tuya, lo malo, lo pernicioso para mi alma, las virtudes, que por serlo, fueron dagas para mis costados.

            A tus ojos les arranqué dos miradas. La que buscaba cruzarse con la mía, para besarme sin labios a la vista ciega de todos, y la que una vez, sólo una, se acompañó de un te quiero que pareció sincero.

            Tus labios sufrieron lapidación. Su suavidad imposible camuflaba sus mentiras, cada vez más burdas, porque ya no te importa que las descubra. Por no hablar de la sonrisa con que abriste mis ilusiones desde el marco de aquella puerta.

            Tus manos fueron quemadas, que quien a fuego mata, a fuego muere, y sus caricias no hacían sino abrasarme. ¿O acaso es su ausencia lo que me quema?

           Y por fin, no dudé en despellejarte entero, desterrar de mi  mundo el aroma de tus cueros, origen de todas  mis malditas ganas.

           
           Así, una vez eliminado todo lo que te amé, me limitaré a vivir el duelo, a despedirme de tus despojos, ya sin vida, sin peligro...Porque el amante eterno que imaginé, no existió jamás, fuiste mentira. Acabaste con la magia y no me quedó más remedio que matarte. 

          Sólo espero no enamorarme de tu fantasma... 

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