miércoles, 4 de noviembre de 2015

ENTUSIASMO CONTROLADO

                    Soy de ese tipo de mujer a la que le costaba controlar el entusiasmo. Disfruto de un vivir impetuoso, que no aventurero,  intenso, y a veces,  hasta excesivo.  Pero tengo arrinconados los planes. 


                    Los vientos,  que no acaban de soplar a mi favor.

                     Me gusta  la música alta,  la playa con olas,  la cerveza fría,  las montañas rusas,  las tormentas,  los volcanes... Los abrazos fuertes,  los besos largos,  los bocados y los revolcones imprevistos.  El pan crujiente, las naranjas ácidas, los helados de chocolate, grandes, y los hombres guapos, que sepan mirar. Los regalos con mensaje, las conversaciones con doble sentido, pero del bueno,  del  bonito. Las bodas  con orquesta y la Feria vestida de flamenca,  los zapatos de tacón alto y los vaqueros ajustados,  las pestañas con rimmel y los labios en crudo,  para sentir más.. Los aviones al despegar, las camas con  muchos almohadones,  y los besos todo el día. El café con mucho azúcar,  las tostadas sin quemar,  y Tú...con muchas ganas.

                   Suele ser fantástico,  porque gozar en superlativo es genial,  pero tiene su lado oscuro: del mismo modo se sufre,  intensamente.   El dolor se nos atraganta entre la boca y el corazón, y nos agarrota las puntas de los dedos. Y nos sentimos solas,  abandonadas e incomprendidas  al pretender contagiar nuestras ganas de todo,  nuestra forma de ver las cosas.

                  A veces deseo encarcelar mis pulsiones,  enconsetarlas con templanza,  vestirlas de tibieza y  serenidad. Encajar,  no distorsionar.  Pero me salen granos,  me da dolor de cabeza,  acidez y se me secan los ojos, y no puedo llorar,  que es tan malo como no poder reír,  y dejo de ser Yo,  porque estoy enganchada a las endorfinas.

                 Me consta que soy difícil,  pero si de algo estoy segura es de que merezco la pena,  que la falsa modestia es pecado,  y que cuando he intentado frenarme, no me he reconocido en el espejo.

                 Quiero dejar atrás el miedo a desbocarme, no seguir midiendo mis palabras,  dejar de censurarme, de corregirme.

                 Y cuando lo  consiga, quien me quiera,  que me acompañe. Si quiere.

2 comentarios:

amalita dijo...

La puta ama

Manuel dijo...

Pues claro que si!!!!. Y que sigas así por muchos años!!!!

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