viernes, 15 de enero de 2016

ESCRITURA TERAPÉUTICA

                           Nada existe  hasta que alguien  lo piensa, o lo sueña. Verbalizar las ideas las torna reales,  bien sea en forma oral o escrita.

                           La ventaja de escribir es que dotar de entidad  a un sentimiento,  al plasmarlo negro sobre blanco, es menos arriesgado que hacerlo sonar. Hablarlo no es efectivo si nadie escucha,  porque no hay reverberación,  ni respuesta que pruebe su existencia, y a su vez,  dicha respuesta puede ser indeseable. Pero al escribirlo, el efecto se materializa sobre el papel,  su realidad se hace palpable y visible, con la ventaja de poder destruir el soporte a conveniencia nuestra, o del entorno,  y con él, el mensaje. Algo así como tirar la piedra,  esconder la mano, y fallar el blanco: ya no te pesa la piedra,  pero no le has dado a nadie, y no hay testigo que te acuse.

                           Esta técnica de  autovaciado del alma y las pulsiones, también es válida para los buenos pensamientos y sus intenciones. Es por ello que los que nos atrevemos a escribir, con más o menos acierto,  defendamos el poder terapéutico de la escritura, y la aconsejamos como  técnica ansiolítica y sanadora de duelos.  Es por eso que abundan los  libros sobre cosas que no sirven  para comer, ni vender, ni usar, libros de historias,  fantasías, sentimientos,  filosofías e irrealidades,  que alguien, algún dia, pensó.

                           Así que, papel y tinta,  y que ustedes se desahoguen bien.


                           P.D: Nunca destruyan algo escrito si no están seguros de querer olvidarlo. A veces es reciclable. Ni lo tiren a la papelera si no la van a vaciar ustedes mismos...

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