martes, 22 de marzo de 2016

TARDE FRENTE AL ESPEJO

                         Si aquel espejo pudiera, relataría una tórrida escena de carne sensual de a dos. La luz del atardecer tamizada por las cortinas cómplices, revelaba todos los detalles de sus cueros cuarentones. En demasía, quizás,  pero se conocen tan bien los defectos, que aprendieron a sortearlos.


                         Hace tanto que se aman y disfrutan de sus cuerpos, que podrían dibujarse con la memoria de sus manos, y sin embargo,  ver su reflejo mientras se tocan, se acarician, se entregan, enriquece el erotismo que les envuelve en esa tarde cualquiera.

                         Justo es decir que ella, no muy convencida de sus dones, esquiva de cuando en cuando la imagen, porque le escuece no verse como hace años....pero aprecia lo excitante del juego, de alcanzar a ver rincones de sí misma que normalmente no ve, y contemplar paisajes de él que le suelen estar vetados por la física.

                         Lo provoca con su descaro,  se recrea inventando escenas,  como presentándole una película erótica en 4D,  exclusiva, sin guión, filmada en una sola toma, y permitiendo al espectador  que dirija de cuando en cuando. Se deleita con cada vaivén, mostrando sus nalgas desde ángulos imposibles, sus piernas, su espalda. Se calienta y se humedece recorriendo  con los ojos, las manos y la boca cada uno de sus miembros.

                         Él no puede apartar la mirada del espejo cuando ella cabalga sus caderas, y se le escapan los gemidos, alargando el final hasta que ambos parecen saciados del otro.

                          Parecen. 

                          Un rato más tarde,  es evidente que son un pozo sin fondo, y afortunadamente, no se cansan de intentar llenarlo.

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