No es que considere negativo que del tránsito entre dos formas de vida del mismo individuo, surjan alas generosas y colores nuevos, pero los grandes cambios nunca fueron lo mio. Tardé 15 años en decidir cortarme la melena, y lo más transgresor que hice luego fue ponerme mechas. Siempre tuve el mismo novio, y me gusta la música del mismo dios.
Ciertamente, no se acaba el mundo porque cambie el tuyo, porque se alteren las reglas del juego tras el cataclismo. Pero uno no elije metamorfosear. Es algo que viene impuesto por el tiempo y las circunstancias, como la adolescencia, o la senectud. Y lo desconocido provoca temores.

Cuando su metamorfosis termine, será invencible, irremplazable, indispensable, inolvidable. Quien pueda, que le siga el vuelo.
Pero ahora sufre temiendo que su mariposo, que ya luce alas, no la espere, que se canse y agote su paciencia, porque ninguna crisálida es bella, y alguna, incluso tóxica.
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