viernes, 18 de marzo de 2016

METAFÓRICAMENTE

                    El inventor de la metáfora es el auténtico artífice de la magia de la literatura . Los enamorados, sobre todo los que viven de espaldas al mundo, deberían celebrar su nacimiento como fiesta de guardar.

                    Sus caminos son infinitos, dotando  al lenguaje de capacidad para sortear cualquier tipo de regla semántica o morfosintáctica, para subjetivizar el significado de una frase, dotándola de una paleta infinita de tonos, visibles, a veces,  solo para algunos. Alcanza cotas de genialidad si se mezcla con escuetas dosis de ironía. 

                    Grande la metáfora, que confunde, camufla, matiza, disfraza. Que nos sirve para besar sin besos, declarar sin obviedades y apuñalar sin testigos. 

                    Cuando el amor es lluvia y  las mareas destinos,  las metáforas construyen un mundo paralelo donde algunos mensajes son puñaladas,  hay suspiros que se contestan con una bofetada, y  hoy puede ser el último tropiezo con la piedra de siempre. Metafóricamente hablando.




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