viernes, 6 de junio de 2014

EL BECARIO AVENTAJADO

              Después de nosecuantos años de becario aventajado (aventajado por el sueldo, que incluye casa y  dietas...), Felipe de Borbón, el preparao, toma posesión de su plaza. 

              Tiene algo de entrañable, en tanto que el traspaso se hace como los artesanos antiguos, y el hijo ocupa la plaza del padre, después de su periodo de aprendizaje. Entrañable, ilusionante, juventud, cambio, casi huele a revolución...si no fuera tan anacrónico que chirría. 

              Como para todo, los españoles somos muy dados a exagerar, y a los dos minutos de  anunciarse la abdicación, ya queremos la república. Es trending topic  ser republicano y de Pablo Iglesias (el del apellido sarcástico...).  Que por cierto, si todo el que dice haberle votado lo hubiera hecho, tenían mayoría absoluta hasta en los consejos escolares y las comunidades de vecinos...

             Yo, que soy muy de opinar, creo que debiéramos tomarnos unas valerianas y pensar las cosas. De pequeña, estaba bien eso de tener reyes y princesas, como en los cuentos, y  debía ser bueno, porque a los mayores les gustaba aquello. Cuando vas madurando, empiezas a ver la situación algo casposa, y no te cuadra que haya privilegios hereditarios, cuando la Constitución dice que  somos todos iguales. Y ya de canosilla, con los filtros de la experiencia,  y la perspectiva que da saber algo de historia contemporánea, pienso que la Monarquía que tenemos es un mal menor, que cataliza las malas pasiones de algunos grupos sociales, y que tranquiliza a otros, que tuvo su razón de ser...pero que está abocada a desaparecer. O al menos, eso espero. 

             Si, me declaro antimonárquica, pero tampoco necesito la república para mañana sábado.

            Era lógico que Juan Carlos I abdicase, porque como las grandes folclóricas, hay que saber retirarse a tiempo, para no hacer el ridículo. Y este señor, reconociendo todos los méritos que la historia le acabe otorgando,  no hace más que empañar la  imagen de la institución que representa, desde hace años. Es momento de modernizarla para intentar salvar los muebles (renovarse o morir..), con unos reyes jóvenes, competentes por su formación, guapos (frivolizando,no es lo mismo decir que tus reyes son Felipe y Letizia, que Carlos y Camila...), y pensando en amortizar el pastón que ha costado formar al mejor relaciones públicas de España. Felipe VI.

            El problema es que muchos no le vemos otra función, porque  si los poderes del Estado pertenecen al pueblo, y el rey no tiene tutela sobre ellos, su figura se me antoja innecesaria. En una Democracia sólida,  no debe hacer falta otro símbolo de unidad que la Constitución y el Parlamento. Y no hay necesidad de mantener una institución que no emerge de la voluntad del pueblo. Los privilegios heredados, deberían consistir en unos bonitos ojos azules, o una inteligencia brillante. Nada más. Leonor no debe tener privilegios  respecto a mis hijos, en un país en que se nos supone iguales.

             Por eso,  pienso que lo lógico sería que los nuevos reyes se dedicaran a ser algo así como los jefes del cuerpo diplomático español, los jefes de los embajadores, aprovechando los contactos y capacidades que obviamente tienen, para ser los mejores relaciones públicas de España. Hablar bien de España en el extranjero, como ha pedido Juan Carlos I a los becarios obligados a autoexiliarse (manda bemoles...).

            Eso, y  allanar el camino para que su reinado sea el último, facilitando una hoja de ruta entre la actual Monarquía Constitucional y la República. Aprovechar una necesaria e inminente reforma constitucional, para sentar las bases de una futura Constitución verdaderamente democrática. Que se le recuerde como el Rey republicano, o algo así, que se le honre por devolver  al pueblo lo que es del pueblo, por renunciar a lo que no es suyo, a favor de España. Sería un buen papel en la película de la Historia.

           Pero claro, es una opinión mía...







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