jueves, 26 de junio de 2014

MÁRMOL

                Qué triste recurso, hablarle a  su estatua... Le ruego que me cuente sus silencios, que me están volviendo  loca...pero son todo noes para mí. Vuelvo a sentirme pequeña, prescindible, ingenua... deshecho.

               El príncipe platónico creado en mis ensoñaciones, me despertó de un dormir sereno, para abandonarme en este insomnio de realidades, desesperos, intenciones incumplidas y excusas cobardes. 

               Entiendo el desamor, el equívoco, la desidia. Lo que no entiendo es la frialdad de mármol  que esquiva  las súplicas con las que sigo humillándome. Se han helado  su mirada y sus manos. Sus ojos, que tan tiernamente me hablaban, ya son piedra blanca.


              Triste sino, esperar calor de una roca ciega.

                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario