domingo, 10 de agosto de 2014

A VER CÓMO LE EXPLICO...

               No suelo dejar que mis hijos vean los telediarios, porque sus imágenes a veces son más duras que las películas de mayores, pero tampoco  les puedo tener en una burbuja, y de vez en cuando, ven alguno. 

              Hace días, mi hija, de casi once años,  quedó impresionada con un reportaje sobre la guerra en Palestina, referido a la muerte de muchos niños. No entendía que en las guerras mueran aquellos que no son soldados.

             Me hizo un montón de preguntas, con muchos porqués,  y me di cuenta de lo poco que sé sobre el conflicto entre Palestina e Israel. Leer noticias no me sirvió para aclararme, así que me puse manos a la obra tirando de historia...y en eso ando, escribiendo lo que he entendido, para sacar  conclusiones que explicarle.

            Había una vez un territorio, que hoy se disputan Israel y Palestina, localizado entre Asia y Africa, entre el Mediterraneo y el río Jordan. Estratégicamente es un premio gordo, pero  en la práctica es poco más que  algunas regiones medio  fértiles y desiertos. Vamos que la Tierra Prometida no es precisamente un vergel...y menos como la están dejando.

            Se sabe que los primeros que la habitaron llegaron hace 90.000 años desde  África, pero no fue hasta hace 40.000 que se estableció una población permanente.  Hacia el 4.000 a.c., existían ya ciudades grandes, como Gezar y Jericó,  y en torno al  2.000 a.c., la habitaban pueblos de lenguas semíticas, que dieron lugar a  fenicios, hebreos y cananeos. Más tarde, los filisteos se asentaron en la costa. 

            Total, que en torno al 1.000 a.c,  por la zona pululaban  fenicios, dedicados al comercio en el Mediterráneo, los filisteos en la costa, los cananeos en  las ciudades del interior, y los hebreos, que eran tribus de campesinos y pastores.  Esa es la época en la que, según la Biblia, Egipto esclavizó a los hebreos, y cuando fueron liberados por Moisés, agruparon sus tribus en un reino que llegó a conquistar Jerusalén, haciéndose fuerte bajo el mando del rey Saúl, y posteriormente David y Salomón. 
 
             Todos ellos os suenan  de las pelis.

             Una parte de aquel  reino  fue conquistada por los Babilonios, que en el 587 a.c. deportaron a los judíos en  lo que fue la primera Diáspora (que es cuando un grupo de población con características definidas, es expulsada de su territorio hacia otro, en el que coexisten  con la población indígena,  pero conservando su cultura, religión y rasgos).  Luego, los Persas conquistan Babilonia en el 579 a.c. y permiten a los  judíos volver a su región, entrando en conflicto con los residentes,  hasta afianzarse como autoridad en Jerusalén. 

              Pues todavía dura el mosqueo...

             Que yo entiendo que si a los judíos les prometieron una tierra, la pidan. Pero que después de tantos siglos, podrían haber llegado a un acuerdo,  ¿no? Que nosotros, a otra escala, pero también nos tragamos los recortes...

            Pues la cosa sigue, porque luego llegó  Alejandro Magno, y se sucedieron guerras varias, hasta que en el  63 a.c., Pompeyo de Roma conquista Jerusalén, dejando que durante un tiempo la gobierne Herodes y luego la hace provincia romana (esto os suena de las pelis esas en las que nace un niño que luego se hace melenas de izquierdas, como Pablo Iglesias, y  que lo matan en una cruz....Pablito, atento...que te llamas Iglesias, pero....).
 

            Los judíos, mosqueados por la ocupación romana, se revelan en el 70 y el 135 d.c, dando lugar a sendas  diásporas y a la fusión de Judea con  otras provincias romanas, formando Syria Palestina, que cuando los romanos dividen el Imperio, queda en el lado de oriente, hasta el 636 d.c., en que la conquistan los árabes y comienza el periodo en que Jerusalén es  musulmana. 

            Y empiezan entonces las Cruzadas, porque los  cristianos también se tenían que meter en todo, y del 1099 al 1187, Jerusalén es Cristiana, hasta que la reconquista el sultán Saladino (el malo de "El reino de los cielos"), y posteriormente  los Mamelucos egipcios y los turcos Otomanos en 1516. Estos se quedaron Palestina durante cuatro siglos, en los que fue habitada por cristianos y  musulmanes, y una pequeña proporción de judíos, muy influyente, a pesar de minoritarios. Al final de este periodo aparecen las corrientes del pensamiento sionista,  que defendían el derecho de Israel a formar una nación con territorio propio.

            Hasta aquí, es fácil. Lo complicado empieza con la Primera Guerra Mundial. En 1914, el imperio Otomano decide meterse en la guerra. Gran Bretaña, de vocación lianta, ve entonces en el movimiento sionista un aliado contra los Otomanos y se declara abiertamente afín a la causa del pueblo judío. Así que, cuando vencen a los  Otomanos,  se quedan gobernando  la región, en forma de Mandato de  la Sociedad de Naciones, durante 30 años, en los cuales se permitió la inmigración judía hacia Palestina de forma masiva, que a través de sociedades prosionistas, compraron tierras para construir  viviendas, escuelas y hospitales para los judíos recién llegados, en el afán de formar  una nación judía. Pero en Palestina.

            Los árabes, mucho menos organizados, y sin un plan ambicioso como el judío,  fueron perdiendo terreno e influencia, y la región fue ganando en enfrentamientos y hostilidad. Por aquello de  que "de la calle vendrá,  y de mi casa me echará"....


            En 1929, la matanza de Hebrón fue el colmo de los enfrentamientos previos, provocando que los británicos  reconsiderasen la situación, y decidieran limitar el numero de judíos que podían volver a Palestina, mosqueándolos, claro. Pero la cosa quedó en eso, hasta que  llegó Hitler. El que faltaba. 

            El antisemitismo declarado  en Alemania y Rumanía incrementó exponencialmente la llegada de judíos a Palestina, provocando la Revuelta Árabe  del 1936, que se intentó resolver por una Comisión internacional que dedujo, listos ellos, que judíos y musulmanes no podían convivir, y que habría que dividir la zona en dos estados. Pero igual que le pasó a Salomón,  las partes no estaban de acuerdo,  y las dos querían el niño entero...

            Los británicos, viendo la que iba a liar Hitler, pensaron que sería bueno llevarse bien con los  musulmanes, así que, semanas antes de la Segunda Guerra Mundial,  firmaron el Libro Blanco, que determinaba que en el plazo de diez años, Palestina se convertiría en una nación  independiente de la Sociedad de Naciones, gobernada en común por árabes y judíos, pero limitando la inmigración judía a 75.000 anuales, previa autorización árabe, lo que en la práctica suponía cerrar la fronteras a los que huían desde Europa. 

           Cuando, además,  el líder árabe palestino se alió con Hitler, mandando incluso tropas  para que se unieran a las SS, la causa palestina quedó obviamente relacionada con el régimen nazi. 

           El impedimento por parte de las autoridades palestinas, con ayuda de los británicos, para que los judíos se refugiaran allí, huyendo del holocausto,  confirmó la creencia de   los judíos de que solo estarían a salvo en  un estado propio, que comenzaron a fraguar comprando y fabricando armas, con las que se enfrentaron durante años, a palestinos y  británicos, hasta que, en 1947, Naciones Unidas aprobó en Plan de Partición de Palestina  en dos estados, uno árabe y otro judío, de distribución absurda y desorganizada, con territorios del mismo bando incomunicados entre sí, y con Jerusalén separada de las dos, en un reducto bajo el mandato de Naciones Unidas. 

            Los judíos aceptaron, pero los árabes no. Así que, al día siguiente de irse los británicos, cuando Israel  se declara, en 1948, estado independiente, los países árabes circundantes (Libano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto) se unen a Palestina y declaran la guerra a Israel. 

           Lo que sigue ya es una maraña indescifrable para mí, un enredo de intereses de diferentes países que  implican alianzas económicas y  estratégicas de lo más enrevesado, con guerras, atentados, resoluciones de la ONU, conquistas y desconquistas, con ejércitos desiguales, unas veces de un bando y otras de otro, complicadas con disidencias dentro de las propias alianzas. En fin, todo lo que el hombre es capaz de hacer mal, en el mismo embrollo.

          Tanto palestinos como judíos han sido ofendidos y atacados durante siglos. Ambos bandos han cometido atrocidades, y han ideado formas de guerra y terror fuera de toda lógica. Han rechazado una tras otra las soluciones  de paz surgidas de las inútiles y torpes intervenciones internacionales, que no han solucionado el conflicto, porque nunca les ha convenido a todos.

          Personalmente pienso que esto no tendrá fin hasta que uno de los dos aniquile hasta el ultimo de los habitantes del otro, demostrando lo irracional de nuestra especie; dejamos que dos de nuestros hermanos se devoren, porque igual  nos quedamos un trozo de la herencia, sin ver que el que gane nos puede llevar por delante a los demás. 

          A todo esto, la razón esgrimida por radicales de ambos bandos es el mandato divino de dos libros, el Corán y la Torah, que siguen las leyes de dos dioses,  y que, perdonen la blasfemia, pero se parecen demasiado a la Biblia de los cristianos, que también han masacrado lo suyo en nombre de Dios.

          El mundo se sigue moviendo al son de  religiones monoteístas, regidas por libros sagrados, que a mí cada vez se me parecen más, sobre todo en sus errores.

           A ver si soy capaz de explicarle tooooodo esto a mi niña, y de paso la convenzo de que siga viviendo atea... 

           Obviamente también le diré que lo que hace  ahora Israel con los palestinos es una masacre, que una guerra lo es cuando se enfrentan dos ejércitos,  y Palestina no lo tiene. Que matar niños, como ella vio en la tele,  es un holocausto asimilable al que sufrieron ellos. Que no tengo noción de ningún pueblo  cuyas víctimas, hayan sido tan reconocidas, lloradas y sentidas como las suyas, y que ninguno ha visto tan respetado su dolor, como el judío por las víctimas del holocausto. Pero lo que hacen ahora los desmerece. Deshonran a sus muertos.

          A ver si soy capaz de  explicárselo.

















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