jueves, 26 de febrero de 2015

TORMENTA Y TORMENTO.

         Una noche sin sueños me parece un desperdicio a no ser que la pase despierta contigo. La mayoría no los recuerdo, pero si la satisfacción de no dejar de vivir ni dormida.

          Hoy, sin embargo, me desperté con pena, porque la noche me ha dejado el sabor agridulce de la injusticia, de la impotencia.

           Para nuestra primera cita, me esperabas puntual, como siempre, en la barra de aquel bar de las sillas blancas. Estabas guapo con tu abrigo y aquella bufanda, con esa media barba que tanto me gusta.

            Yo contaba las horas, preparando los besos, deseando que te gustara el vestido nuevo que busqué sólo para tí.

            Camino de tus brazos, aparecieron las nubes y el viento. Ya sabes cómo odio el viento....Oscurece antes de tiempo y huele a tierra podrida. El maldito coche no arranca, no encuentro un taxi y llueve a  cántaros. Tormenta y tormento. El autobús tampoco llega y el frio atenaza mis pies mientras corrocamino contra la marabunta que me corta el paso, ciegos, sin ver mis prisas.
Intento avisarte, pero no hay cobertura en esta sinrazón. Me come la angustia de saber que esperas, y la rabia de mi vestido mojado, mis tacones rotos y mi despeinado.

             Insisto en mi camino, contando con tu paciencia, cuando, de pronto, la pantalla que suele regalarme tus sonrisas, me abofetea: " ya no te espero".

             Los sueños deberían tener un botón de pausa, un tiempo muerto para los temporales, para los imprevistos colaterales. Para que no me sepan a quemado las tostadas.

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