jueves, 18 de abril de 2013

PRIMAVERA CON MAYÚSCULAS

                      A Sevilla no llega la Primavera como a todas partes, mire usted...En el resto del orbe, la primavera, en minúsculas,  se instala, va abriéndose paso, casi se intuye antes de verla. 

                     En Sevilla entra de golpe, como una manada de elefantes que aplasta los grises, los olores a moho y las escarchas del invierno. Y el sol, que se inventó una luz especial para Sevilla, ilumina paredes, macetas, flores y las caras de la gente. Y aunque sólo dura dos días, y luego se torna verano con flores, la Primavera atropella los malos humores y encala los ánimos. 

                    Escamonda de malaje las intenciones, y se te cae la casa encima, porque hay que salir a beberse la esencia de las calles, a embriagarse con el aroma. Que los naranjos de Sevilla, en Primavera, dejan de fabricar oxígeno y solo desprenden concentrados de azahar. Que supone la ambrosía, para el sevillano que vive fuera.

                    Este año se ha despistado la Primavera. Se ve que se ha liado, y no llegó para saludar a su Macarena. Cosa rara. Pero se le está llenando la boca con los olés de la Feria, y se ha subido a la Portada para contar los farolillos, y reparte abanicos, paseando entre los volantes de las flamencas. 

                   Y a mí se me está metiendo por los pies, que se me van para la puerta mientras le pongo la flor a mi niña en el pelo. ¡La gitana más guapa que va a pisar este año el Real!... con permiso de la Primavera. Ya es mayorcita, y se da cuenta de que algo pasa. Que se le mueven solas las manos y sonríe cuando le da el sol. Ya se está haciendo sevillana, mi niña. ¡Que suerte tiene!

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